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Google sabe todo de ti

February 8, 2016 By Irizarry

Hoy día el sistema panóptico se ha reforzado con una particularidad nueva en relación con las anteriores sociedades de control que confinaban a las personas consideradas antisociales, marginales, rebeldes o enemigas en lugares de privación de libertad cerrados: prisiones, reformatorios, manicomios, asilos, campos de concentración… Sin embargo, nuestras sociedades contemporáneas de control dejan en libertad aparente a los sospechosos (o sea, a todos los ciudadanos), aunque los mantienen bajo vigilancia electrónica permanente. La contención digital ha sucedido a la contención física.

Todo cierto y bien planetado, pero no basta con hablar de la vigilancia, de lo policíaco, o del control como forma de sociedad. La vigilancia no es sino parte de un ensamblaje mucho más amplio y endurecido que sale a flote como aspecto principal y reinante desde el 11S estadounidense, con al aval de las leyes de emergencias permanentes inauguradas por el Acta Patriótica. Hay que hablar de la proliferación agresiva y en primera persona de un nacionalismo militarista, de la movilización permanente de las masas mediante los temas de la llamada seguridad nacional y las supuestas amenazas que justifican las guerras permanentes en contra de lo denominado terrorista (guerras tradicionales y de espectro amplio, o de cuarta generación, oportunidades en las geopolíticas de las crisis imperiales). Hay que plantear un proceso de aceptación de esos autoritarismos que los ven como protección deseada. Eso es el aspecto dominante que abre las puertas a la normalización de las excepciones en contra de derechos civiles y constituconales, que permite la promoción y aceptación de la vigilancia, del panóptico extendido con las tecnologías actuales que se siguen desarrollando bajo el amparo de las alianzas empresariales con lo Estatal. En ese contexto hay que hablar de fascistización neoliberal (es lo actualizado). Tiene todo esto además desarrollos extremistas con apoyo de masas que recuperan los discursos estridentes de los fascismos históricos: racismo explícito renovado, exclusiones étnicas y religiosas, la misoginia como planteamiento político acetable, la xenofobia, los reclamos de la tortura como método necesario contra los enemigos posibles (y eso es lo retroactivo que persiste). Todo ello se ha hecho posible por los senderos autoritarios que nos definen desde al menos el 11S.

No basta tampoco hablar -como ahora parece estar de moda- de un Estado “profundo” (deep state) como eje de los procesos políticos (1) que concentra el control del poder en unas pocas manos fuera del alcance de la ciudadanía. Ese proceso viene desde hace rato, pero es ahora que se hace obvio, en el régimen de las excepciones normalizadas. La crítica jurídica ya se ha hecho en contra de la vigilancia y de las expropiaciones políticas que persisten (que se vea lo hecho por la Unión Americana de Libertades Civiles, ACLU por sus siglas en inglés). Es proceso entrampado por los aparatos judiciales. Hay que buscar abrir otras puertas que incluyan la confrontación de los controles corporativos y las jerarquías políticas que permiten y avalan lo que sigue sucediendo. Se vive actualmente una crisis de representación en la cual lo que en otro momento fungía como centro se deshace y se vacía en polos opuestos. Esto es crisis política. El sistema panóptico ha de vigilar más. Hay que ver qué se hace con eso, cómo se sale de ello.

(1) vean por ejemplo los comentarios de Bill Moyers, entre otros: http://billmoyers.com/2014/02/21/anatomy-of-the-deep-state/

http://www.jornada.unam.mx/2016/02/06/opinion/018a1mun

Google sabe todo de ti

Ignacio Ramonet *

En nuestra vida cotidiana dejamos constantemente rastros que entregan nuestra identidad, dejan ver nuestras relaciones, reconstruyen nuestros desplazamientos, identifican nuestras ideas, desvelan nuestros gustos, nuestras elecciones y nuestras pasiones. Incluso, las más secretas. A lo largo del planeta múltiples redes de control masivo no paran de vigilarnos. En todas partes, alguien nos observa a través de nuevas cerraduras digitales. El desarrollo del Internet de las cosas (Internet of things) y la proliferación de aparatos conectados multiplican la cantidad de chivatos de todo tipo que nos cercan. En Estados Unidos, por ejemplo, la empresa de electrónica Vizio, instalada en Irvine, California, principal fabricante de televisores inteligentes conectados a Internet, ha revelado recientemente que sus televisores espiaban a los usuarios por medio de tecnologías incorporadas en el aparato.

Los televisores graban todo lo que los espectadores consumen en materia de programas audiovisuales, tanto los programas de las cadenas por cable como DVD, paquetes de acceso a Internet o consolas de videojuegos. Por tanto, Vizio puede saber todo sobre las selecciones que sus clientes prefieren en materia de ocio audiovisual. Y, consecuentemente, puede vender esa información a empresas publicitarias que, gracias al análisis de los datos acopiados, conocerán con precisión los gustos de los usuarios y estarán en mejor situación para tenerlos en el punto de mira.

Esta no es, en sí misma, una estrategia diferente de la que, por ejemplo, Facebook y Google utilizan habitualmente para conocer a los internautas y ofrecerles publicidad adaptada a sus supuestos gustos. Recordemos que en la novela de Orwell, 1984, los televisores –obligatorios en cada domicilio– ven a través de la pantalla lo que hace la gente (“¡Ahora podemos veros!”). Y la pregunta que plantea hoy la existencia de aparatos tipo Vizio es saber si estamos dispuestos a aceptar que nuestro televisor nos espíe.

Si lo juzgamos por la denuncia interpuesta en agosto de 2015 por el diputado californiano Mike Gatto contra la empresa sudcoreana Samsung, parece que no. La compañía era acusada de equipar sus nuevos televisores con un micro oculto, capaz de grabar las conversaciones de los telespectadores sin que éstos lo supieran y transmitirlas a terceros… Mike Gatto, quien preside la Comisión de Protección del Consumidor y de la Vida Privada del Congreso de California, presentó incluso una iniciativa de ley para prohibir que los televisores pudieran espiar a la gente.

Por el contrario, Jim Dempsey, director del centro Derecho y Tecnologías, de la Universidad de California en Berkeley, piensa que los televisores chivatos van a proliferar: “La tecnología permitirá analizar los comportamientos de la gente. Y esto no sólo interesará a los anunciantes. También podría permitir la realización de evaluaciones sicológicas o culturales que, por ejemplo, interesarán también a las compañías de seguros”. Sobre todo teniendo en cuenta que las empresas de recursos humanos y de trabajo temporal ya utilizan sistemas de análisis de voz para establecer un diagnóstico sicológico inmediato de las personas que les llaman por teléfono en busca de empleo.

Repartidos un poco por todas partes, los detectores de nuestros actos y gestos abundan alrededor de nosotros; incluso, como acabamos de ver, en nuestro televisor: sensores que registran la velocidad de nuestros desplazamientos o itinerarios; tecnologías de reconocimiento facial que memorizan la impronta de nuestro rostro y crean, sin que lo sepamos, bases de datos biométricos de cada uno de nosotros. Por no hablar de los nuevos chips de identificación por radiofrecuencia (Rfid), que descubren automáticamente nuestro perfil de consumidor, como hacen ya las “tarjetas de fidelidad” que generosamente ofrecen la mayoría de los grandes supermercados (Carrefour, Alcampo, Erozki) y marcas (FNAC, Corte Inglés).

Ya no estamos solos frente a la pantalla de nuestro ordenador. ¿Quién ignora a estas alturas que son examinados y filtrados los mensajes electrónicos, las consultas en la red, los intercambios en las redes sociales? Cada clic, cada uso del teléfono, cada utilización de la tarjeta de crédito y cada navegación en Internet suministra excelentes informaciones sobre cada uno de nosotros, que se apresura a analizar un imperio en la sombra al servicio de corporaciones comerciales, empresas publicitarias, entidades financieras, partidos políticos y autoridades gubernamentales.

El necesario equilibrio entre libertad y seguridad corre, por tanto, el peligro de romperse. En la película de Michael Radford, 1984, basada en la novela de George Orwell, el presidente supremo, llamado Big Brother, define así su doctrina: “La guerra no tiene por objetivo ser ganada, su objetivo es continuar”, y “la guerra la hacen los dirigentes contra sus propios ciudadanos y tiene por objeto mantener intacta la estructura misma de la sociedad”. Dos principios que, extrañamente, hoy están a la orden del día en nuestras sociedades contemporáneas. Con el pretexto de tratar de proteger al conjunto de la sociedad, las autoridades ven en cada ciudadano un potencial delincuente. La guerra permanente (y necesaria) contra el terrorismo les proporciona una coartada moral impecable y favorece la acumulación de un impresionante arsenal de leyes para proceder al control social integral.

Y más teniendo en cuenta que la crisis económica aviva el descontento social que, aquí o allí, podría adoptar la forma de motines ciudadanos, levantamientos campesinos o revueltas en los suburbios. Más sofisticadas que las porras y las mangueras de las fuerzas del orden, las nuevas armas de vigilancia permiten identificar mejor a los líderes y ponerlos anticipadamente fuera de juego.

“Habrá menos intimidad, menos respeto a la vida privada, pero más seguridad”, nos dicen las autoridades. En nombre de ese imperativo se instala así, a hurtadillas, un régimen securitario al que podemos calificar de “sociedad de control”. En la actualidad el principio del panóptico·se aplica a toda la sociedad. En su libro Surveiller et punir, el filósofo Michel Foucault explica cómo el panopticon (“el ojo que todo lo ve”) es un dispositivo arquitectónico que crea una “sensación de omnisciencia invisible” y permite a los guardianes ver sin ser vistos dentro de una prisión. Los detenidos, expuestos permanentemente a la mirada oculta de los vigilantes, viven con el temor de ser pillados en falta, lo cual les lleva a autodisciplinarse… De ahí podemos deducir que el principio organizador de una sociedad disciplinaria es el siguiente: bajo la presión de una vigilancia ininterrumpida, la gente acaba por modificar su comportamiento. Como afirma Glenn Greenwald: “Las experiencias históricas demuestran que la simple existencia de un sistema de vigilancia a gran escala, sea cual fuere la manera en que se utilice, es suficiente por sí misma para reprimir a los disidentes. Una sociedad consciente de estar permanentemente vigilada se vuelve enseguida dócil y timorata”.

Hoy día el sistema panóptico se ha reforzado con una particularidad nueva en relación con las anteriores sociedades de control que confinaban a las personas consideradas antisociales, marginales, rebeldes o enemigas en lugares de privación de libertad cerrados: prisiones, reformatorios, manicomios, asilos, campos de concentración… Sin embargo, nuestras sociedades contemporáneas de control dejan en libertad aparente a los sospechosos (o sea, a todos los ciudadanos), aunque los mantienen bajo vigilancia electrónica permanente. La contención digital ha sucedido a la contención física.

A veces, esta vigilancia constante también se lleva a cabo con ayuda de chivatos tecnológicos que la gente adquiere libremente: ordenadores, teléfonos móviles, tabletas, abonos de transporte, tarjetas bancarias inteligentes, tarjetas comerciales de fidelidad, localizadores GPS, etcétera. Por ejemplo, el portal Yahoo!, que consultan regular y voluntariamente unos 800 millones de personas, captura una media de 2 mil 500 rutinas al mes de cada uno de sus usuarios. En cuanto a Google, cuyo número de usuarios sobrepasa los mil millones, dispone de un impresionante número de sensores para espiar el comportamiento de cada usuario: el motor Google Search, por ejemplo, permite saber dónde se encuentra el internauta, lo que busca y en qué momento. El navegador Google Chrome, megachivato, envía directamente a Alphabet (empresa matriz de Google) todo lo que hace el usuario en materia de navegación. Google Analytics elabora estadísticas muy precisas de las consultas de los internautas en la red. Google Plus recoge información complementaria y la mezcla. Gmail analiza la correspondencia intercambiada, lo cual revela mucho sobre el emisor y sus contactos. El servicio DNS (Domain Name System, o Sistema de Nombres de Dominio), de Google, analiza los sitios visitados. YouTube, el servicio de videos más consultado del mundo, que pertenece también a Google y, por tanto, a Alphabet, registra todo lo que hacemos en él. Google Maps identifica el lugar en que nos encontramos, adónde vamos, cuándo y por qué itinerario… AdWords sabe lo que queremos vender o promocionar. Y desde el momento en que encendemos un smartphone con Android, Google sabe inmediatamente dónde estamos y qué estamos haciendo. Nadie nos obliga a recurrir a Google, pero cuando lo hacemos la empresa sabe todo de nosotros. Y, según Julian Assange, inmediatamente informa de ello a las autoridades estadunidenses…

En otras ocasiones, los que espían y rastrean nuestros movimientos son sistemas disimulados o camuflados, semejantes a los radares de carretera, los drones o las cámaras de vigilancia (llamadas también de videoprotección). Este tipo de cámaras ha proliferado tanto que, por ejemplo, en Reino Unido, donde hay más de 4 millones de ellas (una por cada 15 habitantes), un peatón puede ser filmado en Londres hasta 300 veces cada día. Y las cámaras de última generación, como la Gigapan, de altísima definición –más de mil millones de pixeles–, permiten obtener, con una sola fotografía y mediante un vertiginoso zoom dentro de la propia imagen, la ficha biométrica del rostro de cada una de las miles de personas presentes en un estadio, una manifestación o un mitin político .

A pesar de que hay estudios serios que han demostrado la débil eficacia de la videovigilancia en materia de seguridad, esta técnica sigue siendo refrendada por los grandes medios de comunicación. Incluso parte de la opinión pública ha terminado por aceptar la restricción de sus libertades: 63 por ciento de franceses se declaran dispuestos a una “limitación de las libertades individuales en Internet en razón de la lucha contra el terrorismo”.

Ello demuestra que el margen de progreso en materia de sumisión es todavía considerable…
* Ignacio Ramonet acaba de publicar El imperio de la vigilancia, editorial Clave Intelectual, Madrid, 2016.

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US has counterterrorism fatigue

July 25, 2014 By Irizarry

A decade after issuing the official account of the Sept. 11, 2001, attacks on New York and Washington, the former members of the bipartisan 9/11 Commission issued a new report warning that, while the world has changed dramatically, the threat from terrorism remains and has “entered a new and dangerous phase.”

“Many Americans think that the terrorist threat is waning — that, as a country, we can begin turning back to other concerns. They are wrong,” the report said. “The threat remains grave, and the trend lines in many parts of the world are pointing in the wrong direction.”

Una década después del recuento oficial, preocupa que la percepción de la amenaza disminuya y que se desgaste el miedo. Pues entonces hace falta renovar y confirmar la fe a lo católico, con una bofetada en la cara, ¿no? Acto sacramental. Para eso hay al menos dos estrategias en presencia, variaciones del mismo tema. Una es agudizar el traslado del discurso de la vieja guerra fría a la llamada guerra en contra del terror, con nuevas e impensables amenazas indefinidas e infinitas que hacen de la vieja guerra fría  un cuento de niños, pues la nueva guerra justifica abiertamente la normalización de las excepciones estatalistas fascistizadas (controles y vigilancias disparadas) ante un enemigo absoluto e impredecible (pero que conocemos y anticipamos), que trasciende límites nacionales y estatales. Eso irrumpe y se desarrolla descabellado desde el 11S estadounidense, y los libretos reiterados y redundantes han sido magistrales. Eso ya se ha hecho, y ahora hay que hacerlo todo de nuevo, mucho más grave y urgente.

La otra estrategia inmediata y actual es la renovación y relanzamiento de una guerra fría resucitada bajo la sombra del recuerdo de un viejo enemigo actualizado (Rusia) en el contexto de las muy agresivas expansiones neoliberales en Europa oriental, Asia y Latinoamerica (todas esas zonas geopolíticas en las cuales Rusia busca mantener o establecer presencia, y eso es competencia intolerable, fuera de la esfera de lo aceptable). Se añaden ahí los tonos oportunistas de acusaciones hitlerianas. Aunque ya no existe el llamado socialismo real soviético, la referencia al nazismo nos hace sentir bien por aquello de volver a salvar el mundo y los “valores occidentales”. Es el recurso al excepcionalismo estadounidense como discurso ideológico político: son los mejores entre los buenos, incomparables, por lo cual se justifica cualquier barbaridad siempre y cuando sea para salvar esa hegemonía indispensable sin la cual el mundo se deshace. Hay que ver el coro mediático de ahora, pues es lo que se canta a plena voz.

Para eso hay que aumentar la temperatura de lo que ya está caliente. No importan los riesgos bélicos muy reales de ese expansionismo que busca desplazar  y reabsorber las crisis financieras, ni importan los riesgos e inestabilidades de las expropiaciones intolerables. Para eso están la guerra que no acaba y la fascistización del Estado de Seguridad Nacional que se proyecta internacional. Se busca extender y profundizar la aceptación de los miedos que sostienen este simulacro que se hincha, y el espectáculo delirante correspondiente. Lo sorprendente es que se acepta, pero eso es parte de la fascistización.

Y todo este discurso del riesgo viene de los expertos que ya acaparan la mediación mediática de poder. Entonces debe ser verdad. Agitprop le llamaba a todo esto Orwell en su 1984. La pregunta tenebrosa es cual bofetada hace falta ahora para esa confirmación de fe, en esta exasperación neoliberal de lo que a todas luces se vive como amenaza de crisis hegemónica.

La guerra es la paz, la esclavitud es libertad, y la ignorancia es fuerza, decretaba el Hermano Mayor …Y ahora hasta se recomienda en los EUA la militarización directa de cualquier respuesta a las amenazas posibles. ¿Golpe de Estado militar en cámara lenta …? Hay quien habla de una situación post-constitucional en ese país. Hace rato viene, y ya está. Excepciones normalizadas. Fascistización neoliberal.

Y todo esto es entrampamiento. Habría que estar en contra de todo expansionismo neoliberal y en contra de todo juego de dominaciones geopolíticas, por minoritaria y marginada que sea esa posición en estos tiempos de patriotismos extremos. En eso puede que tal vez se llegue a ser anticapitalista (digna y necesaria consigna sería esa) … Pero el problema es que en esta coyuntura ahora -y desde hace rato- se revuelcan demasiados fantasmas que no se han resuelto … Andan todos mezclados y no descansan. La serpiente oscura se muerde la cola y sigue rodando al borde del abismo …

http://america.aljazeera.com/articles/2014/7/22/us-counter-terrorismfatigue.html

US has counterterrorism fatigue
Panel that investigated 9/11 attacks warns of complacency, saying threat has ‘entered a new and dangerous phase’
July 22, 2014 1:02AM ET
After 13 years of struggle, Americans are showing a growing fatigue and waning sense of urgency over terrorism — an attitude that threatens U.S. security, members of the panel that investigated the Sept. 11 attacks said in a report on Tuesday.

A decade after issuing the official account of the Sept. 11, 2001, attacks on New York and Washington, the former members of the bipartisan 9/11 Commission issued a new report warning that, while the world has changed dramatically, the threat from terrorism remains and has “entered a new and dangerous phase.”

“Many Americans think that the terrorist threat is waning — that, as a country, we can begin turning back to other concerns. They are wrong,” the report said. “The threat remains grave, and the trend lines in many parts of the world are pointing in the wrong direction.”

“Al Qaeda-affiliated groups are gaining strength throughout the greater Middle East,” it added. “While the various Al-Qaeda spinoffs are primarily focused on regional conflicts, they hate the United States and will not forgo opportunities to strike at the U.S. homeland.”

The panel, headed by former Republican New Jersey Gov. Thomas Kean and former Democratic Rep. Lee Hamilton, said foreign fighters returning to Europe from Syria and Iraq pose a “grave threat” to the United States and Western Europe.

Of the 10,000 foreign fighters who have traveled to Syria, more than 1,000 hold European passports, which in most cases would enable them to enter the United States without a visa, the panel said. More than 100 U.S. citizens also fought in Syria.

“When these battle-hardened, radicalized fighters return to their home countries, they will pose a serious terrorist threat to both the United States and Europe,” the report said. The group also noted that the 9/11 Commission Report, issued a decade ago, called for reducing the fragmented oversight that resulted in having the Department of Homeland Security report to 88 committees and subcommittees of Congress.

“Incredibly, it has increased to 92,” the report said, noting that “Congress has proved resistant to needed reforms.”

The report said U.S. counterterrorism capabilities have improved significantly since the Sept. 11 attacks and people in government are tracking the evolving threat, “thinking one step ahead in order to prevent the next attack.”

“Our serious concern now is that public fatigue and waning urgency will undermine these accomplishments. We cannot afford that,” the report said. It issued a series of recommendations, including calling on U.S. leaders to give the public detailed information about evolving threats and asking Congress to update its 2001 authorization for the use of military force to improve the administration’s response to threats.

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El viejo vientre inmundo

October 20, 2013 By Irizarry

La xenofobia, el racismo, el antisemitismo, el chauvinismo, la demagogia, el liberalismo extremo, el rechazo a la solidaridad social, a la justicia social, al socialismo, caracterizan a estos movimientos que dicen combatir al gran capital aunque lo sirven y, como Hitler cuando bautizaba “socialista” a su nacionalismo y adoptaba una bandera roja o Mussolini con su República Social, intentan agitar tradicionales banderas de la izquierda para lograr popularidad y practicar una política reaccionaria. […] Estos movimientos reaparecen y prosperan en los momentos de crisis económica y de necesidad de redefiniciones políticas: los años 20 después de la Primera Guerra, enItalia; poco después en la Alemania en crisis […]

Hay que decir más. Lo que reaparece ahora (como eco de las movilizaciones agresivas iniciales de las fascistizaciones históricas) son los brotes y las tendencias actuales de las fascistizaciones retroactivas. Son retroactivas porque en su presencia inmediata retoman los aspectos más obvios de los inicios de aquellas fascistizaciones. Puede que sean un problema para cualquier intento de política institucional de paliativos posibles y pasajeros que busquen hacer del salvajismo neoliberal algo un tanto menos agrio e inaceptable aún desde el mismo neoliberalismo (y eso depende de las resistencias y rechazos que vengan desde abajo, y si acaso de la izquierda). Pero hay que ver su otro efecto: refuerzan la fascistización dominante en proceso, actualizada y acelerada a partir del 11S estadounidense, la que promueve y establece la vigilancia y el control extendidos de la población entera … en nombre de la estabilidad del Estado (en un mundo imaginado repleto de tanto peligro – menos el peligro de la existencia misma de esa forma y proceso Estatal).

Lo interesante y sintomático en todo esto es que el Estado oficialista sigue promoviendo la aceptación mediada de la xenofobia, de los racismos aceptables, de los chauvinismos y demagogias, del liberalismo económico extremo sostenido, del rechazo a las solidaridades sociales (especialmente si irrumpen desde abajo), y todo ello en el contexto de la renovación del los planteamientos de una Guerra Fría (con los enemigos de turno). Es cosa de escuchar, ver  y leer con calma para percibirlo en las mediaciones mediáticas de esos poderes. Habría que añadir el nacionalismo militarista, la militarización de la policía y el encarcelamiento masivo y selectivo como modo y manera de correccion social, todo como trasfondo de tendencias largas que sostienen los brotes de los extremismos retroactivos. Sí, hay revuelta pequeño-burguesa, pero lo más importante es el empuje del gran capital transnacional y la ausencia de resistencias suficientes, sostenidas y viables que tengan como norte un anticapitalismmo y un gobierno en contra del Estado.

La fascistización dominante actual no requiere de íconos reconocidos con la facilidad inmediata de las sedimentaciones de las nociones maestras de la verdad que sostienen a este Estado de Seguridad Nacional. En todo caso usa esos íconos para fortalecerse. ¿Dónde estamos en todo esto? La tendencia actual es internacional, nueva forma de Estado … ¿Quién se opone y lo detiene?

 

 http://www.jornada.unam.mx/2013/10/20/opinion/020a2pol

El viejo vientre inmundo

Guillermo Almeyra

El viejo vientre inmundo de la extrema derecha puede seguir pariendo monstruos, advertía Bertolt Brecht. Ahí están, para probarlo, los neonazis italianos que homenajean al nazi Priebke, quien asesinó a 335 italianos en las Fosas Ardeatinas en Roma; los neonazis griegos de Aurora Dorada; el crecimiento de la extrema derecha en los países nórdicos y en Francia, detrás del Frente Nacional (FN) de Jean-Marie y Marine Le Pen, e incluso el tea party estadunidense. La xenofobia, el racismo, el antisemitismo, el chauvinismo, la demagogia, el liberalismo extremo, el rechazo a la solidaridad social, a la justicia social, al socialismo, caracterizan a estos movimientos que dicen combatir al gran capital aunque lo sirven y, como Hitler cuando bautizaba “socialista” a su nacionalismo y adoptaba una bandera roja o Mussolini con su República Social, intentan agitar tradicionales banderas de la izquierda para lograr popularidad y practicar una política reaccionaria.

Son movimientos con base en las clases medias bajas, conservadoras, aplastadas y condenadas por la política del gran capital financiero, pero que –estimulados por los grandes medios de comunicación– desvían su odio contra el movimiento obrero, los sectores más pobres de la población, como los inmigrantes, los otros (musulmanes, judíos, gitanos) y los “políticos”, no contra sus verdugos.

Estos movimientos reaparecen y prosperan en los momentos de crisis económica y de necesidad de redefiniciones políticas: los años 20 después de la Primera Guerra, enItalia; poco después en la Alemania en crisis; en Francia, España e Inglaterra, Hungría, Rumania, Polonia en los 30; nuevamente en Italia con el Uomo Qualunque de Guglielmo Giannini en 1944-1946, en la inmediata postguerra y cuando había que definir si el país sería monárquico o republicano, de nuevo en Francia con Pierre Poujade en 1953.

Este último, pequeño comerciante (tenía una librería-papelería) formado entre los fascistas franceses de Jacques Doriot y ex militante del régimen racista y fascista de Vichy, colaboracionista con los alemanes hasta que éstos ocuparon toda Francia, llegó a hacer mitines con 200 mil personas y a obtener 11.6 por ciento de los votos y 52 diputados, uno de los cuales fue Jean-Marie Le Pen, ex combatiente en África contra la independencia de las colonias francesas. Poujade soñaba un capitalismo de pequeños y medios comerciantes e industriales, sin extranjeros ni sindicatos ni grandes capitalistas y financistas (para él todos judíos y masones), con un Estado de “orden”. A diferencia del Frente Nacional de Le Pen, que tiene hoy el apoyo de más obreros que todos los partidos “de izquierda” juntos, su movimiento semifascista de masa, antecesor del Frente Nacional lepenista, terminó por disolverse apretado por un lado entre la fuerte resistencia de los trabajadores y la intelectualidad izquierdista y, por el otro, el veloz crecimiento del capitalismo francés en esos años, que le quitó la base de masas.

Marine Le Pen y su FN acaban de derrotar a la alianza de todos los demás partidos de centroderecha y de centroizquierda, en las cantonales en Brignoles en el departamento de Var, una zona conservadora del sur de Francia. Las abstenciones llegaron a 60 por ciento, demostrando que la mayoría no apoyaba a nadie ni creía en ninguno, entre los que votaron el FN sacó el 53 por ciento de los votos (o sea 20 por ciento del electorado potencial). Parte del centroderecha evolucionó hacia el neofascismo, disfrazado para la ocasión de derecha nacionalista “responsable”.

¿Cómo se fabrica el caldo de cultivo de estos movimientos? Gracias al centro y a la seudoizquierda. En los 20, por ejemplo, los conservadores italianos optaron por el fascismo para enfrentar a los obreros y los sindicatos socialistas reformistas se sometieron al gobierno de Mussolini; ya asentado éste, los comunistas dirigidos por Josef Stalin-Palmiro Togliatti creyeron en los 30 que era posible un frente con los “hermanos de camisa negra” contra el gran capital y, unos años después, Stalin hizo el pacto Molotov-Ribbentrop que reforzó a Hitler y a Mussolini. Igualmente el partido comunista alemán había hecho acuerdos con los nazis contra la socialdemocracia que gobernaba Berlín, a la que consideraba el enemigo principal y legitimó así a Hitler.

Al comienzo los comunistas franceses apoyaron a Poujade creyendo poder manipularlo. Además, en el plano ideológico, el nacionalismo y el chauvinismo de los grandes partidos comunistas italiano y francés (el primero con sus reivindicaciones territoriales contra Yugoslavia en Triestre e Istria, el segundo con su huelga contra “el acero alemán” en apoyo de la siderurgia francesa y con la expulsión de trabajadores negros en algunas alcaldías parisinas que controlaban), se unió al racismo de los socialistas franceses en la defensa a cualquier costo del colonialismo en Indochina y de la Argelia “francesa”.

No es de extrañar que ex votantes y miembros del partido comunista francés apoyen hoy al Frente Nacional ni que el chauvinismo de éste aumente cuando el ministro del Interior de Hollande, el “socialista” Valls, declara que los roms o gitanos deben ser expulsados porque tienen características genéticas inasimilables. Si los socialistas hacen la política de la derecha en Grecia, en Francia, en Escandinavia y el gran capital necesita eliminar totalmente la resistencia obrera y, sobre todo, alejar el temor al estallido social como consecuencia de sus políticas de ajuste, ¿cómo no se va a deslizar el centroderecha hacia la extrema derecha, cómo no va a crecer ésta abriendo el camino a gobiernos “duros”?

El antídoto contra la derecha es, antes que nada, una campaña de educación y una política anticapitalista, un gobierno de los trabajadores de todo tipo, pluralista, democrático, internacionalista. Si hay que enterrar la vieja república capitalista, debe ser para dar origen a una república social y solidaria de todos los trabajadores nativos o inmigrados.

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Los disidentes

August 8, 2013 By Irizarry

 

Siete de ellos han sido o están acusados por el gobierno de Barack Obama según la Ley de Espionaje y otros por divulgar “secretos oficiales” vía los medios de comunicación, más del doble de los casos que todos los presidentes anteriores combinados. El gobierno afirma que todos estos casos son estrictamente asuntos legales y no políticos, y rechaza que los acusados sean “denunciantes” o “disidentes”. Afirma que son simples criminales que violaron no sólo las leyes, sino la “confianza pública”, en efecto, traidores.

Lo interesante de esta cronología es que indica en parte el proceso de una genealogía, la del desarrollo hipertrofiado del aparato de la llamada seguridad nacional. Hizo crisis con Nixon luego de haberse desgraciado inicialmente con el macartismo. Lo que se siguió estableciendo a pesar de todo como Estado paralelo y oculto sale a flote como Estado de Seguridad Nacional reforzado y reinante (fascistizado) bajo Bush II a partir del 11 de septiembre estadounidense, y se sostiene, mantiene y extiende bajo Obama, nacional e internacionalmente.  Lo que sigue su curso es la normalización de las excepciones (muy bien dispuestas en lo jurídico y formalmente legales, aunque sean inconstitucionales) que criminalizan las disidencias.

http://www.jornada.unam.mx/2013/08/05/mundo/027o1mun

American Curios
Los disidentes
David Brooks

Casi todos hablan de cómo creían en la retórica oficial de su país, en la misión de Estados Unidos como guardián mundial de la democracia, como faro de esperanza libertador, como ejemplo para la humanidad.

Casi todos recuerdan que por eso se sumaron a las filas de agencias de inteligencia, a las fuerzas armadas, al Departamento de Estado o a la FBI. Y recuerdan cuando, con esa noble dedicación, denunciaron y revelaron algo que parecía abuso, corrupción o violación de los ideales tan repetidos por los representantes y líderes del país, y fueron expulsados de sus mundos y algunos condenados por “traidores”.

Siete de ellos han sido o están acusados por el gobierno de Barack Obama según la Ley de Espionaje y otros por divulgar “secretos oficiales” vía los medios de comunicación, más del doble de los casos que todos los presidentes anteriores combinados. El gobierno afirma que todos estos casos son estrictamente asuntos legales y no políticos, y rechaza que los acusados sean “denunciantes” o “disidentes”. Afirma que son simples criminales que violaron no sólo las leyes, sino la “confianza pública”, en efecto, traidores.

Dos de ellos están en los titulares mundiales de la noticia: el soldado Bradley Manning, cuyo consejo de guerra está por determinar su condena penal por varios cargos, incluidos cinco según la Ley de Espionaje; el otro, Edward Snowden, a quien se acaba de otorgar asilo político en Rusia, por ahora ha logrado escapar de las autoridades estadunidenses y de cargos por esa misma ley.

Entre los otros cinco denunciantes está Thomas Drake, analista de alto rango de la NSA, quien expresó preocupaciones a sus superiores por violaciones a la privacidad de estadunidenses por parte de la agencia, y más tarde platicó con un reportero sobre abusos y prácticas de mala administración en la NSA. A pesar de que el caso criminal en su contra, de acuerdo con la Ley de Espionaje, se desestimó, sigue en la lista negra, como todos los denunciantes que trabajan en inteligencia o defensa, y con ello su carrera. El ex integrante de la fuerza aérea y analista de la CIA ahora trabaja en una tienda de Apple.

John Kiriakou, ex agente de la CIA, fue condenado a dos años y medio de cárcel por dar a periodistas, incluido uno del New York Times, los nombres de dos ex colegas que habían empleado tácticas de tortura en interrogatorios. Stephen Jin-Woo Kim, contratista del Departamento de Estado, enfrentó cargos por filtrar información al periodista James Rosen, de Fox News (quien después, se reveló, fue espiado por la FBI). Shamai Leibowitz, ex traductor de la FBI, filtró a un bloguero que promueve la paz entre Israel y Palestina transcripciones de intervenciones telefónicas de la embajada de Israel en Washington sobre esfuerzos para influir en la opinión pública estadunidens. Jeffrey Sterling, ex agente de la CIA, se declaró no culpable de filtrar información sobre planes estadunidenses de sabotaje de planta nucleares de Irán a James Risen, del New York Times. Risen ha rehusado identificar su fuente, y el gobierno de Obama ha logrado que un tribunal le ordene hacerlo o enfrentará la cárcel.

Otros denunciantes a lo largo de las últimas décadas han enfrentado graves consecuencias, sobre todo el fin de su carrera, aun en casos donde las acusaciones legales en su contra fueron desestimadas. El más famoso entre ellos, Daniel Ellsberg, quien filtró los Papeles del Pentágono en 1971, afirma que la persecución de quien se atreva a revelar secretos oficiales a la opinión pública es peor con Obama que en tiempos de Richard Nixon.

Aunque las autoridades insisten en que sólo están aplicando la ley, los críticos sospechan que más bien se trata de suprimir las libertades de expresión y de prensa, y sobre todo la disidencia dentro de las filas oficiales.

Muchos recuerdan que esta Ley de Espionaje fue empleada inicialmente como arma política contra disidentes cuando fue promulgada en 1917, cuando Estados Unidos entró a la Primera Guerra Mundial. Fue usada contra socialistas, anarquistas y pacifistas que se oponían a la guerra, entre ellos el líder y candidato presidencial socialista Eugene Debs (quien pasó cinco años en la cárcel), líderes anarcosindicalistas del gremio IWW, así como para deportar a Emma Goldman y cientos de extranjeros más que criticaban la política bélica en ese tiempo.

Tal vez para algunos en el gobierno lo que más preocupa es que se multipliquen expresiones como éstas, resultado de los “secretos” revelados: “He servido en el complejo militar industrial durante 10 años, primero como soldado en Bagdad, y ahora como contratista de defensa. Cuando ingresé, creía en la causa. Era ignorante, ingenuo y estaba engañado. Se ha comprobado que la narrativa profesada por el Estado, de la que hacen eco los medios establecidos, es falsa y criminal. Nos hemos convertido en lo que pensaba que combatíamos. Recientes revelaciones de valientes periodistas sobre crímenes de guerra, incluidas las guerras sucias de contrainsurgencia, terrorismo por drones, la suspensión del proceso debido, tortura, vigilancia masiva… han arrojado luz sobre la verdadera naturaleza del gobierno estadunidense… Algunos dirán que estoy haciendo algo irresponsable, impráctico e irracional. Otros dirán que estoy loco. He llegado a creer que la verdadera locura es no hacer nada. Mientras estemos sentados en la comodidad, ciegos ante las injusticias del mundo, nada cambiará… Yo sólo era un soldado, y ahora soy un administrador de bajo rango. Sin embargo, siempre he creído que si cada soldado arrojara su rifle al suelo, se acabaría la guerra. Por lo tanto, hoy arrojo el mío…” Esta es la carta de renuncia de Brandon Toy, administrador de un proyecto de vehículos de combate artillados de una división de General Dynamics, una de las principales contratistas del Pentágono.

“Aquellos que pueden ceder una libertad esencial para obtener un poco de seguridad temporal no merecen ni libertad ni seguridad”: Benjamin Franklin.

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Estado paranoico

July 3, 2013 By Irizarry

En el ámbito interno, la FBI instaló en 1997 un software conocido como Carnivore (DCS1000) para monitorear los intercambios de correo electrónico en territorio estadunidense. Tres años más tarde la Electronic Frontier Foundation presentó un documento al Congreso, en el que señalaba los peligros del sistema y la respuesta de la FBI fue que no había motivos de preocupación, porque el programa permitía a las autoridades distinguir “entre las comunicaciones que pueden ser legalmente interceptadas de las que no”. Durante el gobierno de George W. Bush, Carnivore fue remplazado por NarusInsight, software desarrollado por una subsidiaria de Boeing de origen israelí.

 

Resulta que la Electronic Frontier Foundation (EFF) tiene una demanda en proceso para que se libere información sobre nuevos programas de vigilancia del FBI relacionados con la colección y centralización masiva de material de reconocimiento facial (facial recognition), huellas digitales, ADN y otros identificadores biométricos, y ello de la población en general. Solicitudes previas de información presentadas por la EFF ante el Departamento de Justicia se han ignorado (1). Esto es ahora, en 2013. Ya sabemos que tales esfuerzos de colección y clasificación -que empatan directamente con los más recientes– datan al menos desde finales de la década de los 90 del siglo pasado. Pero esa historia es larga y oscura, y si hurgamos un tanto por lo menos hasta la época de Nixon, vemos cómo el programa de Cointelpro ya mezclaba la vigilancia con el hostigamiento y sabotaje de los movimientos potencialmente anticapitalistas y antigubernamentales del momento (2). Eso nunca desapareció por completo a pesar de investigaciones en el congreso (en varios aspectos ha continuado). Cabe recordar que a partir del 11 de septiembre estadounidense, desde 2001, se acelera y consolida la vigilancia que ya ocurría. Desde 2001 aflora como vigilancia extendida y profundizada, legitimada con el ensamblaje legal del Patriot Act (ampliado varias veces desde entonces). A partir de esa oportunidad el Estado paralelo y oculto que se venía gestando desde los albores de la Guerra Fría asume presencia explícita y dominante, abiertamente como Estado de Seguridad Nacional (ya se le conocía como tal, desde Truman, cuando se instalan sus primeros aparatos). Está en su proceso actualmente acelerado de fascistización neoliberal. Ese umbral del 2001 marca el establecimiento sistemático de la normalización de las excepciones, y abre lo que podría reconocerse como una crisis constitucional de largo plazo  en los Estados Unidos.

No hay que dudar que los designios de la llamada seguridad nacional incluye la previsión de los descontentos y desestabilizaciones inevitables propias del neoliberalismo y sus crisis.  No hay que dudar tampoco que los objetivos de las recolecciones y clasificaciones de los “datos” de la nueva demografía política, y de las vigilancias, así como los de las acciones policíacas que las acompañan, se concentran en las poblaciones nacionales, incluida la estadounidense (de lo contrario, ¿por qué hacerlo?), pues el Estado nacional sigue siendo el espacio privilegiado y principal donde se intenta regular la lucha de clases. Su paranoia, su despliegue obsesivo de vigilancias, supervisiones y restricciones, no se puede concebir fuera de la tendencia larga que irrumpe acelerada -desde 2001- en sus consolidaciones autoritarias como fascistización neoliberal actualizada del Estado de Seguridad Nacional. Los delirios de ese Leviatán no son sino la lógica profunda de la razón de ese Estado que marca nuestra época.

 

http://www.jornada.unam.mx/2013/06/25/opinion/026a1mun

 

Estado paranoico

Pedro Miguel

 

Uno no querría describirlo así porque suena desorbitado, pero ahí están las pruebas: entre las administraciones de George W. Bush y las de Barack Obama, Estados Unidos se ha vuelto el gobierno más paranoico del mundo y hoy lo es mucho más que en los tiempos del macartismo y de la guerra fría, cuando poseía, al menos, argumentos verosímiles –aunque no necesariamente verdaderos– para mantener a millones de personas, estadunidenses o no, bajo un régimen de vigilancia estrecha y secreta: en aquellos tiempos la confrontación entre las superpotencias tenía entre sus perspectivas la del cataclismo nuclear o destrucción mutua asegurada (MAD, por sus siglas en inglés) y era propagandísticamente fácil dividir al mundo en buenos y malos. Ese telón de fondo dio a Washington pretextos para espiar y hostigar a individuos tan ajenos a una bomba atómica como Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes, por ejemplo.

En los años 90 del siglo pasado tuvieron lugar dos fenómenos que habrían debido reorientar en forma radical la política exterior y la estrategia de seguridad estadunidenses: la desaparición del bloque soviético y el inicio de la masificación de Internet. El primero hacía obsoleta tanto la fuerza armada como la enorme infraestructura mundial de vigilancia y espionaje montada por Washington y la segunda conllevaba dos reglas de signo contrapuesto: si por un lado la proliferación de nodos de Internet facilitaba la tarea de espiar a los usuarios, por otro colocaba en un nivel de gran vulnerabilidad una gran cantidad de secretos de Estado, toda vez que éstos, de una forma u otra, irían a parar a contenedores (servidores) conectados a la red mundial.

Pero, en vez de redimensionar a la baja sus fuerzas ofensivas y de vigilancia, la Casa Blanca, entonces a cargo de George Bush padre, optó por proyectar a Estados Unidos como superpotencia única, autoerigida en promotora de un “nuevo orden mundial” de matriz neoliberal. Esta decisión se tradujo, en el ámbito del espionaje electrónico, en la reorientación de los sistemas de “inteligencia de señales” (Signint) hasta entonces usados para espiar a la URSS y sus aliados, cuyo conjunto se conoce popularmente como Echelon. Operado por los integrantes del Acuerdo Ukusa (EU, Inglaterra, Canadá, Australia y Nueva Zelanda), actualmente es empleado para monitorear señales satelitales, telefónicas, celulares y de microondas, lo que pone a sus operadores en posibilidad de espiar el contenido de toda suerte de mensajes. En diversas ocasiones se ha señalado que Echelon es usado por sus socios como mecanismo de espionaje industrial y comercial que ha sido aplicado contra la Unión Europea. Ya en 2001 un informe del Parlamento Europeo recomendaba a ciudadanos y corporaciones del viejo continente que usaran sistemas de encriptación en sus telecomunicaciones, a fin de evadir la vigilancia ilegal por medio de Echelon (http://goo.gl/BVwRn).

En el ámbito interno, la FBI instaló en 1997 un software conocido como Carnivore (DCS1000) para monitorear los intercambios de correo electrónico en territorio estadunidense. Tres años más tarde la Electronic Frontier Foundation presentó un documento al Congreso, en el que señalaba los peligros del sistema y la respuesta de la FBI fue que no había motivos de preocupación, porque el programa permitía a las autoridades distinguir “entre las comunicaciones que pueden ser legalmente interceptadas de las que no”. Durante el gobierno de George W. Bush, Carnivore fue remplazado por NarusInsight, software desarrollado por una subsidiaria de Boeing de origen israelí.

Los programas de espionaje masivo dados a conocer el mes pasado por Edward Snowden se refieren a llamadas telefónicas dentro y fuera del territorio estadunidense (Verizon, Sprint y At&t), así como la intromisión mundial en correos electrónicos, chats, videos, fotos, videoconferencias y transferencias de archivos, e involucra a las compañías Microsoft, Yahoo, Google, Facebook, Paltalk, Youtube, Skype, Aol y Apple. De acuerdo con lo revelado por Snowden, el gobierno de Washington ha espiado por igual a estadistas, universidades, empresas y ciudadanos privados de un sinnúmero de países.

Uno de los problemas obvios de esa red de espionaje es que su operación requiere de grandes cantidades de personas. Hoy, casi 5 millones de personas –tanto empleados públicos como personal de empresas contratistas– tienen acceso a información “confidencial y secreta” del gobierno de Washington, en tanto que un millón 400 mil empleados gubernamentales tienen acceso a información clasificada como “ultrasecreta”. La debilidad estructural del sistema es evidente.

En cuanto a su debilidad política y moral, nada la ilustra mejor que el hecho de que el gobierno de Obama haya presentado contra Snowden cargos por… espionaje.

1) Vean: http://rt.com/usa/disclose-facial-program-recognition-387/

Además: https://www.eff.org/press/releases/eff-sues-fbi-access-facial-recognition-records

2)  Buena reseña y conjunto de referencias sobre Cointelpro: http://www.counterpunch.org/2013/01/21/the-return-of-cointelpro/ Es recordatorio de lo que persiste en este juego permanente de regreso al futuro …

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El 11-S se habría evitado con los programas de espionaje de hoy, dice el jefe de la FBI

June 15, 2013 By Irizarry

La libertad depende de un estado de vigilancia secreto […] Indicó que estos programas son vitales para la protección del país, y sugirió que si hubieran existido antes, podrían haber evitado el 11 de septiembre de 2001, y que incluso podrían evitar “otro Boston”, en referencia a los atentados recientes en el maratón de esa ciudad.

 

Ambas afirmaciones sobre los atentados son falsas. En ambos casos se sabía de antemano quiénes estaban involucrados, y se tenían advertencias, y no se hizo gran cosa si acaso es que algo se hizo para evitar los ataques. Pero la manía del poder actual es la vigilancia, y hay que justificar su necesidad con toda clase de falsedades que reiteran las nociones maestras del poder. La otra cara de ese proceso es el miedo, y el efecto del afecto y del deseo de protección que coincide con la vigilancia en las imaginaciones infantiles de un paternalismo protector y preventivo. Para eso se necesita un sentido absoluto de peligro y amenaza que se pueda producir y manejar por el Estado a condición de que se garantice una protección ficticia que otorga entonces todo autoritarismo. Se le concede esa autoridad al Leviatán, y así se duerme tranquilo. Papá Estado nos cuida y debemos someternos a sus designios.

¿Pero entonces quién vigila a los terroristas del Estado? Esa posibilidad sería y es inaceptable, y por eso hay tanta saña en contra de todos lo que se han atrevido a revelar secretos (secretos que, sin embargo, se conocían: no se ha descubierto algo nuevo, sino el grado de su extensión y profundidad). Ahora lo que se hace es usar ese revés de lo manifiesto para fortalecer la legitimidad de la fascistización del Estado de Seguridad Nacional: mira el daño que se nos hace con las revelaciones imprudentes, si el secreto nuestro que pone todo lo de ustedes al descubierto bajo nuestras vigilancias encubiertas es lo que nos (los) protege. Juego de espejos en el cual lo único que no se puede saber es lo mucho que el Estado sabe –o se inventa- de nosotros, y en el cual se supone que la protección del Estado es también la nuestra, pues somos eso mismo (la nación, el pueblo, equivalentes al Estado). Este teatro totalitario lo hemos visto antes, tanto de este lado americano del océano como del lado europeo. Se llama fascistización, y anda de la mano con el militarismo desenfrenado que permea tantos aspectos de la subjetividad contemporánea.

 

http://www.jornada.unam.mx/2013/06/14/mundo/027n1mun

Insisten funcionarios de EU en que todo es legal y las filtraciones ponen en riesgo al país
El 11-S se habría evitado con los programas de espionaje de hoy, dice el jefe de la FBI
Senadores piden evidencias de las decenas de “actos terroristas” que se han frustrado

David Brooks
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 14 de junio de 2013, p. 27
Nueva York, 13 de junio.

La libertad depende de un estado de vigilancia secreto, fue la esencia del mensaje oficial hoy cuando el director de la FBI y su contraparte de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) aseguraron que la recaudación de todos los registros de llamadas telefónicas, así como el acceso al contenido de miles de millones de comunicaciones cibernéticas, son vitales para defender este país de la amenaza terrorista, y que la divulgación pública de estos programas secretos –justo hace una semana– ha causado daño a la seguridad de los estadunidenses.

 

Robert Mueller, director de la FBI, declaró hoy ante el Congreso que la filtración de información sobre programas de vigilancia masivos divulgados la semana pasada “ha causado un daño significativo a nuestro país y nuestra seguridad”. Insistió en que los programas son “legales”, supervisados por los poderes Judicial y Legislativo, y conducidos acorde con la Constitución y las leyes federales.

 

Indicó que estos programas son vitales para la protección del país, y sugirió que si hubieran existido antes, podrían haber evitado el 11 de septiembre de 2001, y que incluso podrían evitar “otro Boston”, en referencia a los atentados recientes en el maratón de esa ciudad.

 

Confirmó que la FBI lleva a cabo una investigación criminal para proceder contra Edward Snowden, quien filtró la información sobre los programas secretos de la NSA y asumió la responsabilidad de su proceder.

 

Mueller repudió demandas, tanto de legisladores, defensores de libertades civiles y hasta de las empresas de tecnología, por revelar más información sobre las dimensiones y procesos de estos programas, ya que la prioridad es “proteger al país” y la “protección de esa información” es lo que permite detener atentados y operaciones terroristas. De hecho, indicó que con cada filtración los adversarios de la nación buscan maneras de evadir el espionaje, y si “perdemos nuestra capacidad de obtener sus comunicaciones quedaremos excepcionalmente vulnerables”.

 

Por su parte, el general Keith Alexander, director de la NSA, informó hoy que divulgará más información sobre los dos programas secretos masivos que recaudan datos sobre las comunicaciones telefónicas y cibernéticas de millones de personas en este país y en el extranjero. Pero aunque dijo que están comprometidos con ser “tan transparentes como sea posible”, enfatizó que se tenía que buscar el equilibrio entre el derecho del público a saber acerca de estos programas con consideraciones de seguridad nacional. “Creo que es importante que tengan esa información, pero no queremos arriesgar vidas estadunidenses al hacer eso. Entonces, lo que estamos haciendo es muy deliberado para que no acabemos causando un ataque terrorista por divulgar demasiada información”.

 

Indicó que con la información que se presentará, la opinión pública se dará cuenta de que está desinformada si cree que el gobierno está escuchando cada llamada telefónica, entre otras cosas.

 

En audiencias públicas y sesiones cerradas con legisladores de ambos partidos, Mueller y Alexander, con otros altos funcionarios, continuaron la batalla para controlar el debate sobre las revelaciones del ex empleado de la NSA, Snowden, publicadas por The Guardian y el Washington Post la semana pasada.

 

Algunos legisladores continuaron apoyando la línea oficial de que estos programas han sido efectivos para prevenir atentados y complots terroristas, pero otros siguen cuestionando sus dimensiones y su legalidad. Hoy, estos altos funcionarios mantuvieron una sesión a puerta cerrada con casi la mitad de los legisladores del Senado, después de haber hecho lo mismo con representantes hace un par de días. No obstante, muchos siguen señalando una falta de información y múltiples discrepancias entre las versiones oficiales sobre estos programas.
Más aún, dos senadores –Ron Wyden y Mark Udall– emitieron hoy un comunicado en el que cuestionan las afirmaciones del general Alexander de que estos programas de vigilancia habían prevenido decenas de “actos terroristas”, considerando que “aún no hemos visto ninguna evidencia” que demuestre eso.

 

A la vez, mientras los altos funcionarios, como lo repitió hoy Mueller, argumentan que el programa secreto recauda sólo los registros de llamadas telefónicas (el hecho de marcar, la duración, y a qué número se comunicaron), y no el contenido de éstas, y por lo tanto no son invasivas de la privacidad –o sea, que sólo generan lo que llaman “meta-datos”– expertos disputan esta aseveración.

 

Jane Mayer, de The New Yorker, entrevistó a Susan Landau, matemática y ex ingeniera de una empresa de comunicación cibernética, quien le informó que los meta-datos “son mucho más intrusivos que el contenido”, y explicó que el gobierno puede obtener información privada inmensa al examinar “a quién llamas, y a quién llaman ellos, si puedes rastrear eso, puedes saber exactamente qué está ocurriendo, no necesitas el contenido”. Agregó que eso puede incluso revelar información política delicada, por ejemplo, reuniones de líderes de oposición, quién participa, dónde se reúnen y por cuánto tiempo, como también puede revelar relaciones románticas íntimas, sólo rastreando las ubicaciones de teléfonos celulares en las noches.

 

Ecos en juicio de Manning
Estos argumentos de los funcionarios encargados de inteligencia y vigilancia de que toda revelación de información oficial secreta, aun cuando revela posibles violaciones o abusos, ayuda al “enemigo”, se expresaron en otro foro cerca de Washington hoy: en la corte marcial de Bradley Manning en el Fuerte Meade que ya está en su segunda semana.

 

El famoso video de un ataque contra civiles desde un helicóptero estadunidense Apache filtrado (entre cientos de miles de otros documentos clasificados) por Manning a Wikileaks, reveló información que podría ayudar a “enemigos” de Estados Unidos, sostuvo un experto en helicópteros del Pentágono, en una declaración contra el acusado. “Enemigos pueden anticipar operaciones de Estados Unidos y planear ataques más efectivos como resultado” de la información sobre cómo opera este tipo de helicóptero, dijo el oficial Jon LaRue. El ataque mató, entre otros, a un fotógrafo de la agencia Reuters y su chofer y algunos críticos lo señalan como evidencia de crímenes de guerra cometidos por fuerzas estadunidenses contra civiles. Los fiscales militares buscan condenar a Manning por 21 cargos, incluido “ayudar al enemigo”.

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Seguridad

May 27, 2013 By Irizarry

 

Ante este ambiente de amenaza permanente –algo que se nutre a diario por los políticos, las autoridades, los medios, los “expertos” y toda una industria de relaciones públicas dedicadas a esto–, la sensación es de un país bajo sitio. […]

Y quien se oponga públicamente también es sospechoso y tiene que ser castigado. Hace unas semanas, Megan Rice, una monja de 83 años, fue condenada penalmente, junto a Michael Walli, de 64, y Greg Boertje-Obed, de 56, por “invasión de una instalación nuclear”, con lo que enfrentan una posible sentencia hasta de 20 años de cárcel. Su delito: el ingreso de los tres activistas de paz a la única instalación del país donde se almacenan armas convencionales radiactivas, donde rociaron sangre humana como símbolo de la sangre que corre en las guerras (nunca llegaron cerca del material nuclear). Rice comentó al jurado, poco antes de ser condenada, que sólo se arrepiente de no haber realizado más acciones directas en sus primeros 70 años de vida.

¿Por qué será que uno se siente tan inseguro con tanta seguridad?

 

A esto hay que seguirlo llamando por su nombre: fascistización neoliberal del Estado de Seguridad Nacional. Se nutre de la instauración y administración del miedo, y eso justifica la expansión de las vigilancias y la normalización de las excepciones, al punto en que ya nos acostumbramos al equivalente de un estado de sitio cotidianizado. Todo es o puede llegar a ser emergencia que con facilidad puede justificar intervenciones militarizadas o de ortopedias policíacas extremas en territorio nacional. Lo que asusta es que en muchas ocasiones se aplauden, y se asumen como lo inevitable y lo patriótico. Ese nacionalismo fatal, duro e intolerante, siempre ha ido de la mano de las fascistizaciones. Eso es lo que vivimos.

 

http://www.jornada.unam.mx/2013/05/27/opinion/026o1mun

American Curios
Seguridad
David Brooks

 

La CIA se ha convertido en un “servicio paramilitar”, donde más de la mitad de los agentes que ingresaron después de 2001 se dedican exclusivamente a operaciones militares de la “guerra contra el terror”, reporta el New York Times. La agencia de inteligencia se ha encargado de realizar cientos de ataques con drones, las aeronaves a control remoto que se han vuelto el arma moderna más destacada de la política bélica del gobierno de Barack Obama. Además, la CIA tiene ahora estaciones grandes en Kabul y Bagdad, con cientos de agentes clandestinos en lo que se sigue considerando “zonas de guerra”.

A la vez, las agencias de seguridad nacional, en el contexto de la guerra contra el terror, también contemplan a Estados Unidos como posible terreno de operaciones “enemigas”, y halcones de esta guerra señalan que, a pesar de sucesos trágicos como los de Boston, varios complots han sido frenados dentro de este país gracias, dicen, a las operaciones clandestinas para rastrear, vigilar y atacar a posibles “terroristas”. No por nada se ha multiplicado el uso de cámaras de vigilancia por todas partes: metros, bancos, calles, edificios importantes y más. De hecho, hace unos años, la empresa de moda Kenneth Cole usó este hecho para su campaña de publicidad, al recordar que un ciudadano es fotografiado en promedio 75 veces durante un día, y sugiere que uno por lo menos “se vea bien” ante esta situación.

En tanto, la vigilancia oficial de comunicaciones personales –teléfono, correo electrónico redes sociales y más– continúa ampliándose. El escándalo que estalló recientemente con la revelación de que el Departamento de Justicia, al investigar posibles filtraciones de información “secreta” por funcionarios oficiales, obtuvo de manera clandestina los registros de comunicaciones telefónicas de unos 100 periodistas y editores de la principal agencia de noticias del país, la Associated Press, es sólo un ejemplo de la nueva “vigilancia” cuyo alcance y dimensiones son secretos.

Todo esto se justifica por una “amenaza” constante que proviene de afuera, pero que ya está aquí dentro: la creación de una fuerza paramilitar, los ataques con drones que en esencia son misiones de asesinatos internacionales a control remoto, el espionaje en todos los rincones del mundo y dentro de Estados Unidos. Aun los errores de inteligencia (incluidas miles y miles de vidas en “daños colaterales”) son interpretados con esta justificación de que Estados Unidos hace lo necesario para su “autodefensa”, como dijo Obama la semana pasada, ante ese enemigo que quiere hacer daño a todo estadunidense. Todo para defender la “libertad” mundial y al mismo guardián autoproclamado de ese mundo: Estados Unidos.

Ante este ambiente de amenaza permanente –algo que se nutre a diario por los políticos, las autoridades, los medios, los “expertos” y toda una industria de relaciones públicas dedicadas a esto–, la sensación es de un país bajo sitio.

Eso favorece todo tipo de intereses aquí, como, por ejemplo, a los defensores del “derecho” sagrado a las armas. Wayne LaPierre, principal vocero de la Asociación Nacional del Rifle, insiste en que si todos los ciudadanos estuvieran armados se podrían detener actos como los que ocurrieron en el maratón Boston, y que el intento de controlar ese derecho es nada menos que una amenaza a la libertad. En la lucha contra el control de armas, insistió recientemente en la convención de esa poderosa agrupación, “tenemos una oportunidad de asegurar nuestra libertad por una generación, o perderla para siempre”.

Mientras tanto, hace días se dio la noticia de que un niño de 5 años había disparado y matado a su hermana de 2 años de edad. Peor aún, había utilizado su propio rifle, uno de calibre .22 manufacturado justo para niños, que le habían regalado por su cumpleaños, y que se comercializa con el lema “mi primer rifle”. El sector de menores de edad ha sido uno de los de mayor crecimiento en la industria de armas de fuego, se reporta, ya que en muchos estados no hay leyes que impongan un límite de edad para los usuarios.

Pero ante las amenazas, aun las representadas por los que realizan matanzas de estudiantes y maestros en escuelas, como en Connecticut, Colorado, Oregón y tantos lugares más, todo intento por reducir o limitar las armas, y por supuesto, las guerras, es considerado no sólo antipatriótico, sino hasta de traición.

En la investigación y acción penal contra cualquiera que se atreva a poner ante la luz los secretos oficiales necesarios para llevar a cabo estas guerras de sombras resalta, por supuesto, el caso de Wikileaks, con el juicio del soldado Bradley Manning programado para principios de junio, acusado de, entre otros cargos, “ayudar al enemigo” al hacer públicos secretos sobre las guerras de Estados Unidos. Varios funcionarios y periodistas más están bajo investigación por filtrar información “oficial” secreta al público, con las mismas acusaciones; de hecho, ningún otro gobierno en la historia moderna del país ha realizado tantas investigaciones en este rubro que el de Obama.

Y quien se oponga públicamente también es sospechoso y tiene que ser castigado. Hace unas semanas, Megan Rice, una monja de 83 años, fue condenada penalmente, junto a Michael Walli, de 64, y Greg Boertje-Obed, de 56, por “invasión de una instalación nuclear”, con lo que enfrentan una posible sentencia hasta de 20 años de cárcel. Su delito: el ingreso de los tres activistas de paz a la única instalación del país donde se almacenan armas convencionales radiactivas, donde rociaron sangre humana como símbolo de la sangre que corre en las guerras (nunca llegaron cerca del material nuclear). Rice comentó al jurado, poco antes de ser condenada, que sólo se arrepiente de no haber realizado más acciones directas en sus primeros 70 años de vida.

¿Por qué será que uno se siente tan inseguro con tanta seguridad?

Filed Under: Delirios del Leviatán Tagged With: alternativas, autonomías, Comunidades, crisis del clima, crisis ecológica, desde abajo, desempleo, despidos, ecología, economía, espionaje, estudiantes Chile, fascismo, fascismo neoliberal, fascistización neoliberal, finanzas Puerto Rico, horizontalidad, huelga general, imperialismo, Imperio, indignados, luchas, movimiento estudiantil, Obama, persecuciones, policía, policiaco, protesta, resistencia, resistencias, vigilancia

Los indignados

December 26, 2011 By Irizarry

Cuatro factores han sido claves en esta expansión de los indignados. El desempleo juvenil. La insultante desigualdad entre un puñado de muy ricos y amplias masas en condiciones de pobreza. La revolución de las telecomunicaciones. La mediocridad y corrupción de las clases políticas.

Aceptemos esas causas como inmediatas, aparentes y obvias. Pero entonces hay que plantear varias otras cosas.

Una es que la mediocridad y la corrupción de las clases políticas no se pueden entender al margen del aparato de Estado y gobierno que las requiere, cobija y reproduce, pues son Estado y gobierno impermeables en manos de las cúpulas del capital financiero transnacional, cada vez más represivos en sus funciones e intransigencias. Otra es que la insultante desigualdad no es consecuencia de la avaricia individual, condición subjetiva que se puede corregir, sino efecto y proceso estructural de la acumulación capitalista actual. Sin duda se exacerba en este periodo de inestabilidades y extremos especulativos inevitables (que los gobiernos permiten y provocan) pero no es algo que sea nuevo. El desempleo juvenil, por otra parte, es parte de la reestructuración de los ejércitos de reserva de mano de obra que ocurre a escala global. Eso es capitalismo funcionando como funciona el capitalismo. Las precariedades y despojos redistribuidos trascienden a los sectores más jóvenes, aunque puede que se sientan más agudos ahí, en la medida en que se sigue reorganizando la división internacional del trabajo, y se reiteran y actualizan las expropiaciones de siempre. Se reiteran esas expropiaciones, y se inventan y refuerzan otras: vean lo que sucede con la agricultura en manos de las transnacionales de los cultivos transgénicos (expropiación radical, genética, de las semillas).

Estamos desde hace rato en otra ronda de acumulaciones originarias renovadas, necesarias para la reproducción ampliada de los capitales en sus crisis: expropiar para acumular y controlar como se pueda, a pesar de todo y sin que importen las consecuencias para todos nosotros los otros, y eso incluye la reorganización de la fuerza de trabajo. Es es el mismo proceso de expropiaciones reiteradas que se repite en lo económico y en lo político en medio de todas las variaciones ideológicas (incluyendo la formalidad actualizada de la democracia neoliberal y la de los consumos aceptados en sus procesos políticos y económicos, que son las dos caras de la misma moneda que seguimos intercambiando).

Ni hablar de las maniobras que se siguen imponiendo a favor de las austeridades presupuestarias en contra de las redes de apoyo social que apenas subsisten, bonito negocio que sigue expropiando lo poco que queda en manos de los muchos para aumentar lo mucho que se concentra en manos de los pocos, con el Estado como negociante unilateral y mediador de las transacciones de ese saqueo, en los espacios nacionales e internacionales, ligados en sus redes de exigencias transnacionales desde arriba. La deuda que se quiere resolver desde arriba es expropiación, a través de los cobros de los intereses y de las imposiciones de reorganizaciones productivas y políticas, y eso no es nuevo, y permite la apropiación de bienes y recursos desde arriba – todo es deuda, sí, pero para nosotros que sguimos perdiendo el fruto del esfuerzo de trabajo. Vean además lo que a todas luces se sigue desarrollando como una escolarización de la exclusión mediante la privatización de esa escolarización y las alzas en los costos de acceso a lo que queda de una escolarización pública. ¿Cuál fuerza de trabajo se impone en todo esto, y quiénes somos entonces la “clase obrera”? En ciertos sentidos muy concretos y reales las fronteras de esa clase se exienden y diluyen al mismo tiempo que se universalizan y se hacen precarias. Al mismo tiempo, las condiciones del trabajo asalariado son tales que no solo se borra la distinción entre vida “privada” y tiempo de trabajo, sino que se llega al punto en el cual no hacen falta máquinas ni líneas de ensamblaje encajonadas en edificios para definir una condición fabril. Nuestros cuerpos son las máquinas, en un contexto en el cual las redes de producción y reproducción del capital, y de la fuerza de trabajo, son multinacionales. La fragilidad de las condiciones de existencia asalariada se confunde con las múltiples capas de las economías informales, y a eso se añade la dificultad creciente de entrar en el mercado de trabajo. Ni hablar de los desplazamientos forzados que se encubren en los flujos de las migraciones, legales e ilegales. En todo esto se multiplican así las poblaciones chatarra de precariedad extrema, así como las poblaciones desechables y de maniobra, y se extienden las fronteras sociales de la pauperización (absoluta y relativa), de la clausura de oportunidades disponibles en los mercados de trabajo, de las expropiaciones y de la negación de las conidiciones mínimas de vida. Entonces vuelvo a preguntar: ¿quiénes somos la clase obrera? Hay que pensar que es flujo, pero anudado en las confusiones, precariedades y en las expropiaciones de todos aquellos que solo pueden vender lo que tienen, que es su fuerza de trabajo Todo esto es causa y consecuencia, tácticas y estrategias, imposiciones y resistencias, de las luchas de clases que llegan desde arriba: buscan debilitar las resistencias posibles al mismo tiempo que las provocan con la apuesta de poder manejarlas (pero eso depende de las resistencias).

La revolución de las telecomunicaciones ciertamente facilita la velocidad y la consistencia posible del esparcimiento de las revueltas y resistencias, y promete (tal vez) la posibilidad de una coordinación más contundente (pero eso depende de lo que se quiere y se busca, y eso tal vez no se sabe). Tarde o temprano se llega al hecho del Estado, el hecho de que es el Estado en todas su dimensiones formales e informales (“públicas” y “privadas”, de “sociedad política” y “sociedad civil”) lo que insiste agresivamente en la reproducción de las redes de las explotaciones y expropiaciones que se hacen intolerables, y esa reproducción a través de lo político y la política dominante raya en la proliferación de gobiernos deslegitimados que persisten en su impermeabilidad inamovible. Eso plantea, se quiera o no, otro horizonte: la necesidad de otra política que conduzca a un gobierno radicalmente democrático en contra del Estado. Hay muchas indignaciones que olvidamos o que no reconocemos porque no encajan en las intenciones de mantenimiento reformista de los ajustes imaginarios. Los reformismos posibles hace ya rato que se han agotado, no tienen espacio viable. O nos planteamos un gobierno radicalmente democrático en contra del Estado que abra otros procesos de soberanía desde abajo, o nos quedamos en las mismas ruedas infernales de lo que el capital permite y quiere, y logra.

No hay que olvidar dos aspectos en todo este proceso. Lo primero es que no basta con marchas y plantones de ocupaciones que no pueden ser permanentes. Son apenas un primer paso posible de movilización y replanteamiento de lo político existente en la búsqueda de otra política, de otras formas de luchas y de actuaciones alternativas sostenidas. Lo segundo es que a escala global seríamos ingenuos si no vemos que muchas de las revueltas también pueden ser parte de un proceso de recambio de los autoritarismos, y que el Estado existente en todas partes tiene todavía la plena capacidad para reprimir, desgastar, desmantelar y deshacer las resistencias. Los autoritarismos fascistizados del Norte occidental siguen su curso acelerado. En Oriente vemos que son muchas las fuerzas que combaten en contra de los regímenes actuales: está el apoyo geoestratégico selectivo del neoliberalismo imperial en nombre de las libertades abstractas de ese mismo neoliberalismo, y están las reconstituciones pretendidas de los fundamentalismos religiosos en medio de luchas por dominio sectario, todo ello junto a las fuerzas de otra búsqueda democrátca. No hay desenlace garantizado.

Acá, en el Norte occidental, estamos lejos de una perspectiva de resistencia que enfoque claramente lo que está en juego. No basta con cambiar las clases políticas, ni las capas administrativas de las finanzas, sin desmantelar los aparatos económicos y políticos que promueven y requieren de las corrupciones y las avaricias propias del neoliberalismo, y eso es entonces plantearse un anticapitalismo como proceso actual, en un momento en el cual lo reformista bien puede amenazar con convertirse en revolucionario, y en que lo revolucionario que brota se puede seguir dejando ahogar por las ilusiones reformistas. En todo este proceso -como ha ocurrido anteriormente- todo ocurre como si los peores enemigos de la izquierda siguen legando desde la izquierda. No hay que olvidar tampoco que este capitalismo de casino va de la mano con el capitalismo de las mafias, con la narcoestatización tendencial que sirve además de pretexto para implantar desde arriba una condición de guerra civil, y de guerra abierta del Estado en contra de sus propias poblaciones, como lo excepcional normalizado en formas militarizadas (México y Centroamérica son ejemplos claros, no exclusivos, ni se limita esto al Sur). Todo anda de la mano. Si tocamos un punto de presión en el tejido de la crisis actual tarde o temprano los tocamos todos. Ya veremos.

Esto es por ahora pantano espantoso, otra manera de existencia de las implosiones infinitas en las cuales se reproduce este capitalismo a través de las desigualdades que lo constituyen y mantienen. Hueco negro es, y el colapso no está programado. Esto no se cae. Esto hay que aplastarlo ( eso no es un acto, sino un proceso). Una crisis aún más agudizada (que podemos prever, pues ya sugiere su perfil), sin resistencias capaces de imponer alternativas, solo puede conducir a un autoritarismo fascisitizado endurecido. Eso es lo que vemos. Las derrotas nos siguen costando décadas, generaciones. Mientras tanto, el planeta fallece paso a paso. No sabemos cuál es la vida que es y debe ser nuestra. Qué lástima.

http://www.jornada.unam.mx/2011/12/24/index.php?section=economia&article=023a1eco

Los indignados
Gustavo Gordillo
“Por ser capaz de capturar y enfatizar el sentido global de una promesa incumplida, por haber inquietado a gobiernos y al sentido común, por combinar las más antiguas de las técnicas con las más modernas de las tecnologías para iluminar la dignidad humana y finalmente por canalizar al planeta hacia un curso más democrático aunque también más peligroso para el siglo XXI el indignado (el protestante sería la traducción literal) es la persona del año 2011 de la revista Time.”

Con esto esta influyente revista estadunidense constata lo que ha venido ocurriendo a lo largo del año.

El contagio de las movilizaciones ciudadanas ha seguido un itinerario sintomático. Empiezan en una de las regiones caracterizadas por dictaduras represivas y sangrientas. Con unos cuantos días de diferencia se incendian Argelia, Túnez, Egipto, Marruecos, Yemen, Libia y Siria. Los resultados han sido desiguales. El gran dilema que emerge: ¿cómo mantener el impulso de la movilización al tiempo que se construyen nuevas instituciones y cómo evitar que les escamoteen el triunfo a las masas juveniles? En Egipto un cierto desencanto lleva a un cirujano participante en las luchas a exclamar: los jóvenes hicieron que la revolución ocurriera, pero se las entregamos a los adultos mayores. No tuvimos confianza en nosotros. (Time, diciembre 26-2011)

El contagio se extiende en mayo a España, luego a Gran Bretaña y Grecia. Ahí el centro de la movilización está vinculado con el desempleo, la desigualdad y el desencanto con la democracia. De ahí el lema de democracia real. Las movilizaciones avanzan en lugares insospechados como Israel y Tíbet. En la India el activista y líder espiritual Anna Hazare anima una vasta movilización contra la corrupción; lucha que retoman después los brasileños.

Ante los signos incontrovertibles del incremento de la desigualdad hay un nuevo impulso a las luchas por la justicia social desde los estudiantes chilenos hasta los “ocupas” de Wall Street y de otras ciudades estadunidenses. China no se libra de movilizaciones que rechazan planes de infraestructura implantados sin consultar a la gente. Hace unos días otro país aparentemente silenciado (Rusia), explota en movilizaciones –como respuesta a las elecciones fraudulentas–, agrupadas alrededor del lema contra Putin y su partido: Son el partido de los truhanes y los ladrones.

¿Qué hay de común en todas estas movilizaciones? La rabia ante la impunidad y la corrupción, y la decisión de no tolerarla más. Punto.

Cuatro factores han sido claves en esta expansión de los indignados. El desempleo juvenil. La insultante desigualdad entre un puñado de muy ricos y amplias masas en condiciones de pobreza. La revolución de las telecomunicaciones. La mediocridad y corrupción de las clases políticas.

Aun con regímenes políticos tan distintos los rasgos señalados hacían previsible que por contagio creciera como marea la protesta popular. El manifiesto de Stephane Hessel (2009), un ex combatiente de la Resistencia francesa frente al nazismo, llamando a los jóvenes a indignarse causó enorme efecto en Europa y más allá justo porque resumía el estado de ánimo y una propuesta central que ha recorrido todas las movilizaciones de 2011: indignación no violenta.

Cada movilización ha tenido sus propios Hessel. Como lo resumió Regis Debray en el Nouvel Observateur (3/3/2011): Fervor poético, intransigencia moral y moderación política: bella ecuación que impacta y detona.

¿Con cuál de las tantas famosas frases concluir este año?

Nosotros no somos anti-sistema sino ustedes son anti-nosotros; o tal vez siguiendo al disidente chino Ai weiwei: El cambio vendrá del corazón de los jóvenes.

El sentido de nuestros tiempos es la indignación moral con su correlato en las acciones heróicas.

Y como dijera el gran filósofo Yogi Berra: Esto no se acaba hasta que se acaba.
http://gustavogordillo.blogspot.com/ – http://twitter.com/gusto47

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EL PASO FUNDAMENTAL DEL 15-M: ASAMBLEAS EN LOS CENTROS DE TRABAJO

September 21, 2011 By Irizarry

No nos hemos querido andar con rodeos y en el mismo título ya hemos expresado lo que planteamos: que el movimiento asambleario del 15M se extienda también a los centros de trabajo. Este planteamiento no es exclusivamente nuestro. Es un anhelo, una aspiración, que llevamos escuchando entre algunos participantes del 15M desde el inicio de las asambleas ciudadanas.

¡Ojalá que ocurra! Que se contaminen los lugares de trabajo con democracia desde abajo, todos, dejando a un lado la fantasía “obrera” fabril pesada, pues los que trabajamos somos asalariados, y los lugares que nos emplean (o que buscamos que nos empleen) son todos fábricas. Lo contrario es mucha gente cansada de tanto marchar, sin que cambie la condición de vida en peregrinación incierta.

Todo se concentra en el Estado, esa maquinaria política e ideológica que siempre busca producir y reproducir los poderes en sus sujeciones formales e informales, poderes obvios y tácitos, “públicos” y “privados”. Esa maquinaria no descansa (su idioma en su proceso es el mismo en todos sus aparatos). Eso es su tarea, de eso depende para subsistir y mantenerse y endurecerse, especialmente en los momentos de sus crisis, de las crisis que se han provocado o permitido, y que se nos imponen. ¿Aceptamos eso? ¿Cómo lo rechazamos y logramos algo distinto? Siempre busca ese Estado adaptarse y sostenerse en medio de los procesos de las resistencias, porque se sabe o sospecha que el Estado siempre está en juego.

Resulta que ese Estado es el proceso que busca mantener las explotaciones y expropiaciones que lo sostienen, y todas esas explotaciones y expropiaciones llegan siempre a ser asunto de controlar lo que nosotros hacemos para subsistir, lo que producimos nosotros. Los “debates” académicos y de gobierno actual sobre las opciones llamadas económicas en la crisis actual no son sino eso, eso de cómo mantener las dominaciones existentes, eso de la “austeridad” en contra de “estímulo” para la “recuperación”. Pregunto: ¿recuperar, qué? ¿Quién se beneficia? ¿Cómo, y para qué, y cuál es el beneficio? No hay que “recuperar”. Hay que replantear, rehacer y reconstituir gobierno, y con ello es que se recuperan las luchas que han buscado transformaciones (en contra de lo Estatal y a favor de la gente). Paradoja: necesitamos gobierno en contra del Estado, proceso de gobierno que deshaga el Estado para poder hacer otras cosas para nosotros. Ni fácil ni bonito, ni pronto, pero necesario y repleto de posibilidades, que son las posibilidades otras y nuestras en contra de las dominaciones y subordinaciones que siempre se han hecho Estado. Eso es lo que siempre ha estado, y siempre está, en juego.

La implosión calculada del presupuesto de gobierno, y las imposiciones fiscales que siguen desmantelando lo que queda de las llamadas redes de apoyo (el “welfare state” conquistado anteriormemte), son política de la clase que busca mantenerse dominante, en contra de la gente que vive de lo que hacemos a pesar de ellos. Sin nuestro trabajo no existen ellos, pero somos desechables en función de las reorganizaciones de sus ganancias y especulaciones. Ellos controlan, y nosotros no logramos prioridades ni exigencia.

Si este movimiento resistente actual no asume capacidad constituyente, alternativa y de gobierno capaz de hacer otra cosa, pasa a la historia como revuelta pasajera. Gana el neoliberalismo. Si este movimiento no estalla en los lugares del trabajo que todavía se tiene (pues el desempleo, el subempleo, la precariedad, la descalificación y la falta de trabajo son estrategias que sufrimos), y si no se logra replantear el modo y la manera del trabajo que se quiere como opción y alternativa, para que no sea beneficio de los pocos, entonces ese movimiento muere. Gana el neoliberalismo. Ya veremos.

Estamos en gran desventaja todavía, a pesar de la fuerza que se ha desplegado con tanto descontento inevitable. Hay que concentrar la perspectiva del esfuerzo en la sociedad que se quiere (no como plan sino como proceso), en la sociedad posible que irrumpe en esta sociedad actual que ya no podemos seguir aceptando, pues no se puede sostener (todas las ecologías se desbaratan, y lo que aparece no es aceptable). El capital tiene su Internacional. Son las mismas imposiciones en todas partes. ¿Y nosotros, qué? Se nos va la vida en esto. ¿Acaso nos compran la vida porque se la vendemos? La culpa es nuestra.

http://asambleasdetrabajadores.wordpress.com/
EL PASO FUNDAMENTAL DEL 15-M: ASAMBLEAS EN LOS CENTROS DE TRABAJO

Publicado el 14/09/2011 por asambleasdetrabajadores
Resumen

No nos hemos querido andar con rodeos y en el mismo título ya hemos expresado lo que planteamos: que el movimiento asambleario del 15M se extienda también a los centros de trabajo.

Este planteamiento no es exclusivamente nuestro. Es un anhelo, una aspiración, que llevamos escuchando entre algunos participantes del 15M desde el inicio de las asambleas ciudadanas. Lo hemos podido leer en algunos foros, redes y en las posturas de algunas organizaciones, se ha aprobado en asambleas del 15M de manera aislada o en alguna comisión laboral. Incluso tenemos constancia de que ya se ha puesto en marcha en algunos centros de trabajo. Es decir, este artículo/propuesta que aquí presentamos pretende ser tan sólo un vehículo transmisor e impulsor de lo que como un rumor ya anda recorriendo esta hermosa revolución democrática y está brotando de manera espontánea en algunas partes, pero que sin embargo no ha tomado la fuerza necesaria para dar el salto definitivo.

Al igual que en su debido momento el movimiento 15M apostó por la formación de asambleas en los barrios y pueblos de nuestro país, ahora ha llegado el momento de dar un paso más, el paso más importante en la auto-organización social: acompañar y ampliar el movimiento surgido en barrios y pueblos constituyendo también asambleas allá donde se trabaja y explota a la mayoría de nuestra población, en la empresa, en los centros de trabajo y en el mundo laboral en general.

¿Quiénes lo planteamos?
Este planteamiento que lanzamos a los distintos medios y redes sociales no es el de ningún colectivo organizado o asociación, ni menos aún de un partido o sindicato. Es el conjunto de ideas en el que coincidimos algunos ciudadanos que venimos participando en el movimiento 15M desde sus orígenes y por ello, hemos visto necesario “arrimar el hombro” y aportar un grano de arena transcribiendo en este documento lo que por múltiples ámbitos ya se viene reclamando. Ni más ni menos. Somos unos participantes más de este movimiento, que con humildad e ilusión queremos provocar un efecto amplificador en torno a estas ideas fundamentales para que genere debate colectivo y favorezca su puesta en marcha.

¿A quién va dirigido?
Nuestro objetivo es impulsar con fuerza esta idea/experiencia aún en pañales. Queremos darle el empujón que le hace falta, para que se extienda, se debata colectivamente y pueda empezar a florecer. Por ello dirigimos este documento a los miles de simpatizantes que de alguna u otra manera han participado o participan en las actividades y asambleas del 15M, a los sindicalistas combativos de cualquier sindicato que simpatizan con este movimiento y que estarían dispuestos a involucrarse más en él, a las asociaciones u organizaciones de todo tipo, a todos los foros y redes sociales que dan energía a nuestro movimiento, y sobre todo a los trabajadores nacionales o extranjeros de nuestro país que aún no han dado el salto a la lucha organizada.

Extendamos la epidemia democrática, también al mundo laboral.
Una bandera fundamental de nuestro movimiento es la lucha por una democracia real y participativa, donde los ciudadanos en general y los trabajadores en particular pasemos de ser objetos a sujetos, de mercancías a ciudadanos activos. No queremos una sociedad que funcione dividida en dos partes, por un lado una elite dirigente y manipuladora y por otro una gran masa social dirigida y manipulada. Buscamos una sociedad donde el protagonismo recaiga en todo el pueblo y no sólo en una casta política y/o económica. Apostamos por una sociedad donde cada cual pueda participar y aportar en el desarrollo de ésta, y en la que dejemos de ser meros espectadores tutelados para ser actores de una verdadera democracia. Y cuando hablamos de democracia y participación no sólo nos referimos a lo político, sino a todos los aspectos y ámbitos sociales, incluyendo el laboral. La democracia real y la vida participativa también deben crecer y contagiarse en el mundo laboral. Esta democracia profunda y real es uno de los objetivos que ha puesto en pie al movimiento 15M y choca frontalmente con la realidad que sufren actualmente los trabajadores en España.

La lucha obrera y sindical en nuestro país. Vaya panorama…
Detengámonos por un momento en la realidad de la afiliación sindical: en nuestro país tan sólo un 17% de la población activa es miembro de algún sindicato. No queremos menospreciar la influencia de los sindicatos, que va más allá de su porcentaje de afiliación (en Francia la afiliación es del 10% aproximadamente y eso no impide una gran capacidad de movilización y organización de huelgas). Sin embargo ese porcentaje nos indica que quienes llevan el mayor peso y representatividad (para negociaciones incluidas) de la lucha por los derechos de los trabajadores son una pequeña minoría. Además, los dos sindicatos que aglutinan a más afiliados en nuestro país están secuestrados por una jerarquía burócrata y entreguista (algo que sí nos distancia de otros sindicatos como los franceses, griegos o portugueses). Es decir, en nuestros principales sindicatos la mayoría de sus afiliados no son requeridos para cumplir un papel participativo y activista, sino para ser una cuota más, un número más en sus censos. La vida democrática, participativa y reivindicativa en estos aparatos brilla por su ausencia. El restante de la fuerza laboral, que es alrededor de un 83%, ni siquiera pertenece a ninguna organización sindical, es decir, está al margen de cualquier organización que luche por sus derechos. Esta inmensa mayoría de nuestra población permanece como simple espectador a expensas de lo que los sindicatos hagan, o mejor dicho, de lo que las cúpulas sindicales hagan o dejen de hacer.

Este panorama en el ámbito laboral es una mala caricatura de lo que pudiéramos llamar verdadera democracia. Y las condiciones laborales de paro, subempleo, trabajo en negro, precariedad, pensiones insuficientes, alargamiento de la edad de jubilación, altísimo porcentaje de muertes en el trabajo, etc, etc, etc… que se viven en nuestro país son consecuencia directa de la situación actual de falta de democracia, desorganización y domesticación de la lucha obrera.

Hagamos pedazos este detestable consenso. ¡¡ Queremos el disenso¡¡
Esta situación de control sobre la clase trabajadora no es nueva, la llevamos sufriendo varias décadas. En ella han participado y participan gobiernos, partidos, patronal, medios de comunicación y cúpulas sindicales. Con sus teatros de acercamiento y distanciamiento, beneficiándose unos y otros de intereses y prebendas, mantienen su perfecto acuerdo, su fórmula mágica, su “pactismo” continuo. Su Gran Consenso. Esto es lo que ha garantizado a los grandes capitalistas unos niveles de beneficio sin precedentes durante décadas y es lo que sostiene el modelo de explotación salvaje que sufrimos.

Lo que en este documento proponemos es romper este consenso. Romper esta telaraña de intereses, esta destructora calma pactada que tantos años hemos soportado. Proponemos construir el disenso poniendo en pie al movimiento obrero. Por muy estable e invulnerable que parezca esta maquinaria de control, nada es eterno. Y menos aún un sistema basado en una alta desigualdad e injusticia social.

El despertar del movimiento 15M ha roto esquemas y ha levantado esperanzas en millones, ha volatizado la apatía y la desilusión que pesaban como una roca, ha demostrado que la Historia no está escrita y que los pueblos en lucha pueden convertir en astillas el paradigma más sólido y transformarlo en otro totalmente distinto. No queremos pecar de triunfalismo, esto es sólo el principio, estamos comenzando a “gatear”. Pero sí hay que subrayar lo que ya nadie puede negar: las cosas están cambiando y podemos cambiarlas aún más.

¿Asambleas del 15M en el trabajo? No quieren ni oir hablar del asunto.
El capital utilizado para la especulación por la banca, los fondos de inversión o las agencias de rating, ha sido obtenido del esfuerzo del trabajador, las reservas del Estado con las que se pagan sueldos a políticos o subvenciones a sindicatos se han recaudado de la riqueza creada por el trabajo, las fortunas que esconde la gran patronal en paraísos fiscales las han producido el sudor de millones de obreros, las transacciones financieras internacionales se hacen con lo acumulado y extraído de la producción que soporta la clase trabajadora. Toda la riqueza material o inmaterial creada por el ser humano ha pasado por el proceso fundamental del trabajo. Que nadie crea que los grandes capitales acumulados, que la riqueza generada que circula planetariamente, proviene de innovadores e intangibles mecanismos macroeconómicos o de la llamada “ingeniería financiera”. La economía financiera no existe en un mundo paralelo desconectado de la economía productiva; la economía financiera necesita para funcionar de la inyección de capitales que provienen de la producción, amasados y creados por el trabajo de los asalariados. Si uno persigue el rastro y busca el origen de estas majestuosas cantidades de dinero que se mueven dentro de un mismo país o cruzando fronteras con velocidad informática en manos de los llamados “mercados”, descubrirá que éstas provienen de una actividad humana que comenzó en los albores del capitalismo hace varios siglos y que se llama trabajo. No vienen de otro sitio. No hay magia, no hay duros a cuatro pesetas, ni nuevas formas misteriosas de crear riqueza. Sólo nuevas formas de aumentar la explotación del trabajador.

El sistema capitalista no puede sostenerse sin la explotación del trabajador. Es su código genético, es la pieza sin la cual se derrumbaría. De la explotación obtiene la savia que le hace sobrevivir, crecer como la levadura y expandirse más y más sin límites, para continuar el ciclo de explotación. Por lo tanto eso es lo que lo hace fuerte y débil a la vez. Porque a la vez que crece y se expande, empobrece y hunde a la clase social que le da sentido. Es la lucha de la clase trabajadora lo que lo puede tumbar, ya que esta clase es, a la vez, la que lo sostiene.

Si realmente queremos construir una sociedad mejor, una sociedad con justicia social, entonces tenemos que pasar por el Rubicón, tenemos que dar el salto fundamental a la organización y lucha de los trabajadores.

El movimiento 15M hasta ahora ha provocado una gran sorpresa, quizá alguna inquietud en la elite política y económica de este país, hemos dado algunos arañazos al sistema, algún empujón. A la vez hemos levantado la esperanza y despertado la conciencia de cientos de miles. Pero todavía estamos muy lejos de un cambio real. Al movimiento 15M le falta la pierna que le haría avanzar grandes pasos hacia el cambio, nos referimos al movimiento obrero organizado. Esa es la gran bestia para el sistema. Que en las empresas, centros de trabajo y mundo laboral en general comiencen a germinar y extenderse asambleas de trabajadores les causaría auténtico pavor. Es el paso del que no quieren ni oír hablar la elite económica y política de nuestro país. Pueden aceptar referéndum, pueden aceptar un cambio en la ley electoral, pueden aceptar banca pública, pueden aceptar que se graven con más impuestos a los que más tienen, pueden aceptar una ley de responsabilidad política. Hay países capitalistas neoliberales que tienen todo esto desde hace años. Lo que no pueden soportar, lo que es su talón de Aquiles, es que el pueblo trabajador comience a auto-organizarse, además de en los barrios, en sus centros de trabajo, y encima sin el control de gobiernos, partidos, patronal, medios de comunicación o cúpulas sindicales. Prefieren mil veces antes ceder una parte que poner en riesgo todo. Debemos aprovechar esta coyuntura inédita, esta efervescencia popular que estamos viviendo, para dar comienzo a la ruptura democrática del dominio sobre la clase trabajadora. Esto sí supondría el principio de un cambio real.

Algunos destellos ya alumbran el camino.
Ya lo hemos comentado antes, no hemos sido los primeros en plantear la extensión del movimiento 15M al mundo del trabajo. Desde el seno del movimiento han emergido algunas experiencias que alumbran en el mismo sentido que nuestro documento. Como ejemplo podemos nombrar los acuerdos tomados en la comisión laboral de Sol o la propuesta y manifiesto de las comisiones de laboral hacia la huelga general.

Y ejemplos más importantes aún son las experiencias reales de asambleas en los centros de trabajo que han surgido al calor del movimiento, como: asamblea de investigadores del CSIC, asamblea de trabajadores de la Biblioteca Nacional de España, asambleas de parados, o la actual movilización de profesores de la Comunidad de Madrid con posibles huelgas a la vista donde la influencia del movimiento 15M se hace patente en sus asambleas.

Estos ejemplos eran desconocidos para nosotros hasta hace poco y es probable que además de éstos existan más iniciativas en este sentido. Es una labor fundamental de todos darlas a conocer dentro del movimiento para enriquecernos, tomar ejemplo, ganar experiencia y provocar una retroalimentación que nos dé fuerza en nuestro desarrollo.

Para otro capitalismo otras formas de organizarse.
Según la realidad de cada trabajo o de cada empresa así deben organizarse sus trabajadores. La variedad y la flexibilidad debe ser la filosofía de este movimiento, la fisonomía organizativa dependerá del desarrollo concreto y no se deben poner corsés al lugar o las formas en las que germinen las asambleas: una fábrica, una empresa, un supermercado, un puerto o cualquiera de las partes que forman la administración pública. Por ejemplo: una asamblea de trabajadores del Carrefour de Granada, una asamblea de pescadores de la cofradía de Carreira-Aguiño de Galicia o una asamblea de funcionarios de la Consellería d’ Educació de Les Illes Balears. Son posibilidades que ponemos como ejemplos para aquellos que tienen bien definida su vida laboral, una clara conexión con su centro de trabajo.

Sin embargo también existen otras formas. Nuestra sociedad es poliédrica, es mucho más compleja que hace 30 años y tenemos que abarcar sus distintas realidades. En nuestro país no tenemos la suerte de que todo el mundo tenga un trabajo digno ni que los que trabajan lo hagan permanentemente en la misma empresa u ocupación. Y es imprescindible contar con ese notable porcentaje de la masa trabajadora que vive en otras condiciones. El capitalismo ha ido mutando y con ello sus trabajadores. La realidad de este nuevo capitalismo neoliberal nos muestra un escenario de precariedad laboral, trabajo temporal, constante rotación de los trabajadores, idas y venidas desde el contrato al desempleo. En definitiva una nebulosa de temporalidad y paro no enraizada en una empresa determinada. ¿Cómo organizarnos en esta situación?

Ante esta pregunta tan sólo queremos apuntar dos sugerencias. Por un lado se nos presenta la realidad de los parados de larga duración o trabajadores en precario sin una profesión definida. Esta realidad requeriría de asambleas de parados/precarios (que ya han surgido en algunos lugares de nuestro país) y donde tratarían entre otros muchos temas el problema del paro y la precariedad estructural. Por otro lado tenemos la realidad de trabajadores con una ocupación concreta, una profesión concreta pero que viven en continua temporalidad, saltando de contrato temporal a contrato temporal, saltando de empresa en empresa o de chapuza en chapuza, pero siempre trabajando en su mismo oficio; o también podríamos incluir en este grupo a aquellos que están en pequeñas o medianas empresas con muy pocos trabajadores por lo que la viabilidad de organizarse en su centro de trabajo es complicada. Para esta realidad vemos conveniente el modelo mixto, que combina su enraizamiento por profesión con el de su localidad, el de su empleo con el de su zona de trabajo o residencia. Pudieran ser albañiles, jornaleros del campo, comerciales o trabajadores de hostelería. Por ejemplo: asamblea de albañiles de Utrera, asamblea de camareros de La Barceloneta o asamblea de comerciales de Vallecas.

Asambleas de trabajadores en conexión con las de barrios y pueblos.
No se debe pensar que la formación de asambleas en los centros de trabajo puede debilitar o dividir las asambleas de barrios y pueblos. Simplemente se propone apostar por la organización de los cientos de miles de asalariados de nuestro país que simpatizan con este movimiento, ampliando así los espacios de participación ciudadana para poder intervenir en los problemas que les atañen, ya sea en su barrio o en su centro de trabajo. Extender el movimiento a los centros de trabajo va a permitir la incorporación de una parte importante de los simpatizantes con el movimiento que hasta ahora no habían podido participar activamente, debido a que las asambleas de barrios son durante sus horas laborales o porque les es casi imposible acudir a las reuniones después de llegar de trabajar a su residencia lejos del lugar de trabajo y muchos contando además con responsabilidades familiares. En definitiva, siempre va a ser mucho más fácil y práctico para muchos trabajadores organizar una asamblea en el lugar de trabajo entre aquellos que ya se conocen, que tienen los mismos horarios, se ven todos los días o que comparten mismos problemas. Esto facilitaría para muchos mantener la actividad asamblearia con la regularidad necesaria.

Además apostamos por una fuerte interconexión entre los dos tipos de asambleas. Las asambleas de trabajadores no deben estar desconectadas del resto de asambleas ya sean de otros trabajadores o de zona (barrios y pueblos). Todas deben tejer conjuntamente la red que forma el movimiento, en continuo apoyo y desarrollo mutuo, dando músculo a esta gran marea de protesta y movilización que define al 15M. Será necesario para las asambleas de trabajadores contar con la colaboración de las asambleas de zona en sus luchas particulares (de conflicto laboral). De la misma manera que para impedir desahucios han colaborado en solidaridad distintas asambleas de barrios, para acciones de conflicto laboral organizadas por asambleas de trabajadores también se debe apelar a la solidaridad de otras asambleas, ya sean de trabajadores o de zonas cercanas.

¿Sindicalista y a la vez participando en una asamblea del 15M en el trabajo?
El movimiento 15M no nace en un desierto. En España ha existido y existe una gran tradición de luchas sociales y producto de éstas existen muchas organizaciones en todos los ámbitos de nuestro país. Algunas mantienen su carácter reivindicativo y transformador, otras han sido asimiladas y han pasado a tener una actitud timorata y colaboradora con el status quo económico y político. Ya sean de un tipo o de otro, no podemos cerrar los ojos a esto y hay que considerar que en gran parte de los centros de trabajo de nuestro país existe alguna presencia sindical. Esto no lo debemos ver como un obstáculo. El movimiento 15M, en actual gestación y expansión, también tiene derecho a reproducirse allá donde sea necesario, y además vemos perfectamente posible convivir y compartir espacios con las organizaciones que ya existen. De igual manera que nuestro movimiento en los barrios y pueblos convive y comparte espacios con veteranas asociaciones vecinales sin conflicto ni rivalidad alguna e incluso en algunos casos con colaboración, planteamos una situación análoga para el ámbito laboral.

Y los afiliados sindicales, ¿podrían participar en una asamblea de trabajadores del 15M?. El movimiento del 15M no es una opción partidista o sindical y debe mantener toda independencia respecto a partidos, sindicatos o asociación alguna. Esta cualidad ha sido garantía de su crecimiento y éxito. Pero esto no significa que se le deba prohibir la participación en una asamblea a una persona que a título individual se acerca al movimiento, por el simple hecho de estar afiliado a uno u otro sindicato. Lo importante es que las asambleas conserven su autonomía y sean soberanas, abiertas, con democracia horizontal y mantengan el espíritu asambleario. Manteniendo este carácter, todo el que quiera participar debe ser bienvenido. Incluso deseamos que aquellos sindicalistas honestos y combativos se animen a fortalecer este movimiento, ayuden con su valiosa experiencia y su necesario capital humano a desarrollar asambleas por todo el mapa productivo del país, dejando al margen estériles “etiquetismos” y enfrentamientos sindicales, y uniéndose con el resto de trabajadores (afiliados a otros sindicatos o a ninguno) a desarrollar la lucha trabajadora desde las bases. Vemos destacables en este sentido las posturas que sobre el 15M han mostrado algunos sindicalistas de base de CC.OO., al igual que otros guiños que han llegado desde otras organizaciones sindicales como la CGT, USTEA o la USO. Esperamos que estas simpatías se traduzcan en la voluntad sincera y honesta de potenciar el movimiento asambleario trabajador.

Funciones y alcances de una asamblea de trabajadores.
Dentro del amplio abanico de funciones y temas de las que se dotan las asambleas del 15M, las de centro de trabajo o de trabajadores tampoco deben ponerse ningún límite. Hablemos y afrontemos todo lo que sea necesario y hagamos de la política un patrimonio de los ciudadanos en general y no algo restringido a ciertas organizaciones o líderes. Sin embargo, las asambleas de centro de trabajo marcan una diferencia, por estar recorridas por un asunto existencial y central para ellas: la situación laboral. En sus temas primordiales de discusión se abarcan problemas que van desde las condiciones laborales que hay en nuestro país (reforma laboral, seguridad en el trabajo, jubilación, pensiones, etc…) hasta los problemas concretos del centro de trabajo, del sector productivo o de los trabajadores componentes de la asamblea. Y obviamente en su forma de reivindicar y de actuar se presenta también el cariz laboral.

El hecho de no ser un sindicato no nos impide organizar protestas y formas de lucha en el trabajo, incluso llegando hasta la propia huelga. También en esto tenemos que romper con corsés y moldes en el ámbito laboral y no caer en el grave error de pensar que el derecho a organizarse, discutir y luchar en tu empresa está permitido única y exclusivamente a tal o cual sindicato. No. Es un derecho ciudadano, de todos los trabajadores y debemos ejercerlo.

Incluso mirando a horizontes más lejanos, el objetivo de organizar una huelga general, tema planteado en algunos debates de nuestro movimiento, sólo podría ser exitoso partiendo de un escenario de presencia consolidada en los centros de trabajo de nuestro país. No podemos pretender informar, agitar y movilizar al mundo laboral contando únicamente con movimiento asambleario en barrios y pueblos.

¿Y si empezamos ya?
Permítenos que cambiemos el estilo de redacción y ahora te tuteemos. Sí, y nos dirigimos directamente a ti que nos lees: ¿y si hablas con tus compañeros del curro, de profesión o en paro, con aquellos que están cansados de esta situación, que sabes que simpatizan con este movimiento, con esos que han ido a alguna manifestación, que entran en los foros y redes sociales o incluso que han participado en alguna asamblea del 15M? Por ejemplo en el momento del cafelito, del cigarrito fuera, en un descanso, en un hueco… ¿y si les planteas formar una asamblea de trabajadores? ¿Te parece algo iluso? ¿crees que la gente pasa de todo, está en sus problemas y no se quiere pringar en estos asuntos? Hace pocos meses nadie daba un duro por la capacidad de respuesta y de movilización del pueblo español. Siendo el país con la tasa de paro más alta de la UE éramos a la vez el menos luchador, el más sumiso. El país de borregos, vino y pandereta. Un país donde todo el mundo iba a lo suyo y nadie era capaz de organizarse y protestar. ¡¡Pues mira lo que se ha levantado, mira lo que es capaz de hacer ese mismo pueblo¡¡. Medio mundo ha puesto los ojos en la revolución democrática comenzada. ¿Te parece entonces utópico que la gente responda y se formen asambleas en los trabajos? Creemos que ya ha llegado la hora de extender la explosión de democracia por el mundo laboral, por puertos y campos, por la administración y centros comerciales, por minas y fábricas, por bares y hoteles, por escuelas y universidades, por obras y talleres, por comisarías y cuarteles. ¿Quién dice que no se puede? Oye compañera, oye compañero, ¿y si empezamos ya?

www. asambleasdetrabajadores.wordpress.com
https://www.facebook.com/groups/104496159657923/
https://n-1.cc/pg/groups/736566/asambleas-de-trabajadores-toma-la-empresa/
Este documento está dispuesto para difundirse, debatirse, resumirse, modificarse, esquematizarse y utilizarse como se quiera para desarrollar la lucha en la que estamos inmersos. Es por ello que no lleva firmas personales ni derechos de autor alguno. Queremos que sea una herramienta de uso colectivo para el movimiento.

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Los estadounidenses hemos reescrito nuestras leyes, como lo hicieron los argentinos, para legalizar los crímenes.

August 11, 2011 By Irizarry

Los estadounidenses hemos reescrito nuestras leyes, como lo hicieron los argentinos, para legalizar los crímenes.

Por aquello de que siempre hay que intentar reconocer relaciones, coincidencias que se juntan en los devenires que se encuentran, veamos lo que sigue. Hay en este momento varias líneas duras, turbias y muy espesas, en las densidades de los intentos actuales de reconfiguración continuada del poder en sus crisis. Siguen saliendo a flote en las dominaciones que buscan acomodarse en las fascistizaciones que proliferan.

Una de estas líneas es el triunfo del chantaje que ha definido e impuesto la decisión de los recortes y límites presupuestarios (draconianos, como si acaso hicieran falta ahora más restricciones para reforzar la precariedad de la subsistencia de la gente) de los gobiernos que se siguen sometiendo a los designios y prioridades más conservadoras (muy agresivas y reaccionarias) del neoliberalismo. Esto es internacional, multinacional, muy coordinado. Lo hemos visto ahora en los Estados Unidos. Obama ha confirmado su entrega a las facciones de derecha de ambos partidos, que no son sino un solo partido. Lo vemos en Europa (sigue su curso a pesar de las protestas que sigan siendo solo protestas). Cualquier economista -y hay varios- que entienda lo frágil de la situación actual, desde el punto de vista del mantenimiento de alguna forma de capitalismo que se pueda sostener sin desorden político peligroso, defiende la necesidad de los gastos para reactivar la economía (fuente de ingresos para el gobierno), en vez de las disminuciones presupuestarias (que es fuente de oportunidades adicionales para los capitanes del neoliberalismo) (1). Las limitaciones selectivas del presupuesto son lo que quieren desde arriba las tendencias más conservadoras de todos los partidos y organizaciones, lo draconiano. Esas resoluciones institucionales son Estatales y autoritarias, convenientes para quienes no sufren las consecuencias nefastas de las depredaciones que se imponen. Son adecuadas para seguir logrando salidas de mantenimiento sistémico que sean policíacas, oportunistas (las nuevas esferas de valorización del capital en lo que hasta ahora había sido la esfera pública) y especulativas (para ellos). Hay acciones criminales en todo esto, pero no son ilegales, o no se castigan. Se confirman la capacidad de los neoconservadores para imponer sus opciones, y la eficacia del estribillo del presupuesto como asunto de exclusiva y urgente prioridad. El teatro de esa crisis se repetirá ad infinitum con variaciones y escenarios subsiguientes. La otra cara de esa moneda es que siempre hay ganancias espectaculares en estas crisis. Por si acaso olvidamos lo que ya se ha concedido con los “rescates” financieros, pensemos en las privatizaciones que se han de promover como fuente de ingresos en el mantenimiento de servicios e infraestructuras. Eso no es nuevo. Ahora es el turno de Obama, a través de sus retóricas tímidas y debilitadas. No importa lo que colapsa para la gente, mientras se puedan sostener las reorganizaciones lucrativas que mantienen a los poderes. Se aprovechan además todas las oportunidades para seguir movilizando a las masas enclaustradas en los populismos de derecha (no es toda la gente, pero es gente suficiente, y los que no son fieles comparten muchas de las mismas premisas inculcadas). En este juego de espejos no desaparece el Estado. Desaparecen los aparatos de gobierno que habían sostenido un apoyo frágil de la gente en las crisis continuadas y fabricadas, y se fortalece el aparato de seguridad Estatal (tienen que protegerse desde arriba, por la inestabilidad que provocan y que quieren manejar). Eso es intervencionismo Estatal, desde arriba para los de arriba, que es el único intervencionismo bueno para ellos. De eso no se habla, de esa curiosa manera de querer disminuir el gobierno a través del intervencionismo Estatal del neoliberalismo.

Otra linea dura es la serie de los miedos que se manipulan en torno al llamado terrorismo. El caso más reciente se fija en Noruega. La prensa institucional atribuye inmediatamente los atentados y asesinatos a los fundamentalistas islámicos, pero resultó muy pronto que el fundamentalismo en acto es cristiano, de ultraderecha y neonazi (forma retroactiva útil que funciona). Esa combinación no sorprende si acaso entendemos la naturaleza religiosa del conservadurismo reinante, y ello tiene mucha historia aunque no se reconozca siempre en sus actualizaciones. Ante lo absurdo de las primeras acusaciones mediáticas, predispuestas, se desplaza inmediatamente la propaganda hacia la necesidad de reforzar la seguridad interna y la vigilancia  de agrupaciones o individuos que puedan ser terroristas, sin que importe de dónde vengan ni dónde puedan estar, y sin que importen sus “ideologías” (2). Los enemigos de la sociedad (del Estado = sociedad, pues esa es la equivalencia subyacente) están en todas partes. Resulta que no podemos saber quiénes pueden ser, por lo cual hay que vigilar, denunciar, y anticipar los peligros posibles. Es el aspecto paranoico del poder actual que sigue buscando la integración activa de todos los ciudadanos en las tareas de la llamada seguridad nacional (que se equipara a la seguridad personal, individual). Aunque no se logre la plenitud esa integración, se siguen buscando justificaciones para ampliar las vigilancias y represiones. Esa es la tendencia.

La otra línea del poder que persiste es la militarización y el endurecimiento de las violencias que institucionalizan la tortura como método necesario para la protección de lo Estatal. Hay que despedazar a los cuepors disidentes, tienen que sufrir (eso es cierto para todos los fascismos en todas sus escalas, macroscópicas y microscópicas). Ante los peligros designados y asignados, se desatan violencias necesarias y absolutas. Esa es la la Razón de Estado (la latencia fascista que ahora es reinante en las oportunidades actualizadas que conquista). Esos son los delirios Razonables de este Leviatán. Esas violencias tienen un legado largo y triste para la gente que se han atrevido a buscar otras cosas. Esa gente han desaparecido por haberse atrevido. Acaso lo olvidamos. Eso es más de lo mismo, eso de las violencias y los olvidos. Es más de lo mismo que se quiere mantener, en diversos escenarios, con apariencias y ritmos distintos en sus consecuencias. Esa es la guerra en contra de las poblaciones que tarde o temprano se consideran desechables por ser indeseables e insoportables, las que tienen que volverse a someter (o desaparecer). De esa guerra no se habla, pero guerra es (ha sido y ha de ser guerra mientras no se cambie la situación de las dominaciones existentes). Eso se reconocía como forma abierta y agresiva de la lucha de clases en otra época. Se desacreditó esa frase -lucha de clases- y se logró asignar ese significante solo a los “subversivos”, y se han justificado así las acciones Estatales para mantener el “orden” en la guerra que busca mantener la violencia de lo ordenado cotidiano en su sitio (pero eso no se reconoce como lucha de clases).

Pero también hay resistencias, porque son inevitables. De lo contrario, los poderes no tendrían que ser tan brutales. Las mutaciones de los poderes devienen porque las resistencias existen y persisten (esa es la historia del capitalismo en todos sus aspectos y formas). Las resistencias actuales son la esperanza inmediata. Existe la esperanza que llega de Chile, de los estudiantes y su movimiento que tienden a agrupar a muchos a pesar de las trampas y las represiones. Existe la esperanza que llega de España, de los Indignados que no se detienen, pues siguen pensando y buscando cómo deshacer los lastres políticos de las derechas e izquierdas coincidentes (todas muy Estatalistas y burocráticas, repletas de recetas programáticas e institucionales que buscan una calma que ya es imposible a menos que no se imponga con los policías y ejércitos). Esas resistencias hay que reconocerlas y pensarlas en sus procesos y posibilidades (y en eso, por favor, que se vayan los burócratas del pensamiento, pues de lo contrario estamos en lo mismo de siempre, enjaulados en las cautelas partidistas y académicas formales e informales, y en lo que quieren todos ellos de retroceso para mantenerse acomodados en las redes de los poderes). Hay que lograr difundir esas resistencias, hay que promover contagio y riesgo.

No hay que olvidar lo que ha pasado, ni obviar lo que sucede, ni dejar a un lado los que confrontan las explotaciones existentes. Ya veremos. Acaso hay posibilidades alternativas. No llegan del cielo ni de los catecismos aceptados. Se conquistan y se hacen desde abajo. Nos deseo suerte, tenacidad, persistencia, indignación y rabia con lucidez. Lo otro es la normalización de las excepciones que se siguen ensamblando para mantener los poderes en sus sitios. Eso ya lo vemos en todas partes, lo vivimos y lo sufrimos. Ya basta. Que se vayan todos. Eso ya se ha dicho. A ver si se logra. Todo esto anda junto, y ya veremos lo que tiene capacidad de prevalecer. Todo esto anda junto.

(1) De Paul Krugman (entre otros): http://www.nytimes.com/2011/08/05/opinion/the-wrong-worries.html?_r=1&hp
It’s not just that the threat of a double-dip recession has become very real. It’s now impossible to deny the obvious, which is that we are not now and have never been on the road to recovery. […] These may sound like dry statistics, but they reflect a truly terrible reality. Not only are vast numbers of Americans unemployed or underemployed, for the first time since the Great Depression many American workers are facing the prospect of very-long-term — maybe permanent — unemployment. Among other things, the rise in long-term unemployment will reduce future government revenues, so we’re not even acting sensibly in purely fiscal terms. But, more important, it’s a human catastrophe. […] But the policy disaster of the past two years wasn’t just the result of G.O.P. obstructionism, which wouldn’t have been so effective if the policy elite — including at least some senior figures in the Obama administration — hadn’t agreed that deficit reduction, not job creation, should be our main priority.

(2) Una vez más se busca lanzar la institucionalización cotidiana de la vigilancia y la denuncia, proyecto que en los albores de esta fascistización actualizada se intentó bajo la designación del Total Information Awareness (por si acaso lo recuerdan los que tienen memoria que llegue al 2002, y los que no la tengan, que investiguen esa historia que sigue siendo la nuestra ahora). Vean lo siguiente, de : http://www.nytimes.com/aponline/2011/08/02/us/politics/AP-US-Violent-Extremism-Strategy.html?hp

“Communities are best placed to recognize and confront the threat because violent extremists are targeting their children, families and neighbors,” the strategy said. The unclassified draft includes broad statements about protecting civil rights, American values and the importance of partnerships with local stakeholders and the private sector. The federal government’s job is to act in a support role, it said, bringing people together and sharing information about threats and concerns and “community-based solutions.” The focus cannot be on a single ideology.

 

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=132576
Fuente: http://www.informationclearinghouse.info/article28618.htm

Los desaparecidos de EE.UU.

Chris Hedges
Thuthdig
Traducido por Silvia Arana para Rebelión

La Dra. Silvia Quintela fue “desaparecida” por los escuadrones de la muerte en Argentina en 1977 cuando estaba embarazada de cuatro meses con su primer hijo. Fue mantenida con vida en una base militar hasta que dio a luz a su hijo y luego, al igual que otras víctimas de la junta militar, fue probablemente drogada, desnudada, encadenada a otras víctimas inconscientes y apilada en un avión de carga que formaba parte de los “vuelos de la muerte” en los que se eliminó a una cifra estimada de 20.000 personas desaparecidas. Los vuelos militares con su carga humana inerte volaban sobre el Atlántico de noche y los cuerpos encadenados eran arrojados en el océano. La Dra. Quintela, que trabajaba en las villas miserias de la ciudad de Buenos Aires, tenía 28 años cuando fue asesinada.

Un médico militar, el Mayor Norberto Atilio Bianco, que fue extraditado el viernes desde Paraguay a Argentina por tráfico de bebés, está acusado de haberse apropiado del bebé de la Dra. Quintela al igual que de una docena, quizás cien, niños más. Los niños fueron entregados a familias militares en adopción. Testigos reportaron haber visto a Bianco, quien estaba a cargo de la unidad clandestina de maternidad que funcionó durante la Guerra Sucia en el hospital militar de Campo de Mayo, sacando personalmente a los bebés del hospital. También se quedó con uno de los niños. El jueves, en Argentina, se condenó al General Retirado Héctor Gamen y al Coronel Hugo Pascarelli por crímenes de lesa humanidad cometidos en el centro clandestino “El Vesubio”, adonde 2.500 personas fueron torturadas entre 1976 y 1978. Fueron condenados a cadena perpetua. Desde el 2005, con la anulación de la ley de amnistía que protegía a los militares, Argentina ha abierto juicios contra 807 personas por crímenes de lesa humanidad, de los cuales, hasta ahora sólo 212 han recibido sentencia. Ha sido, para aquellos de nosotros que vivimos en Argentina durante la dictadura militar, una marcha dolorosamente lenta hacia la justicia.

La mayoría de los desaparecidos en Argentina no fueron activistas armados sino líderes gremiales, organizadores comunitarios, intelectuales de izquierda, activistas estudiantiles y aquellos que estaban en el lugar equivocado en el momento equivocado. Pocos estaban conectados con los grupos armados de resistencia. En efecto, en el momento del golpe de estado de 1976, los grupos de guerrilla armada, como los Montoneros, habían sido diezmados. Estos grupos armados, como Al-Qaida en su lucha contra Estados Unidos, nunca significaron una amenaza a la existencia del régimen, pero la campaña nacional contra el terrorismo, tanto en Argentina como en EE.UU. se convirtió en una excusa para subvertir el sistema legal, instaurar el miedo y la pasividad en la masa popular y formar un vasto sistema de prisiones clandestinas con torturadores e interrogadores, funcionarios gubernamentales y abogados que operan más allá de la ley. La tortura, las detenciones prolongadas sin juicios, las humillaciones sexuales, las violaciones, las desapariciones, la extorsión, el saqueo, los asesinatos y abusos han devenido, como en Argentina durante la Guerra Sucia, parte de nuestro mundo subterráneo de sitios de detención y centros de tortura.

Los estadounidenses hemos reescrito nuestras leyes, como lo hicieron los argentinos, para legalizar los crímenes. John Rizzo, el ex representante legal de la CIA, aprobó los ataques con drones que mataron a cientos de personas, muchos de ellos civiles, en Pakistán, aunque EE.UU. no estaba en guerra con Pakistán. Rizzo admitió que él autorizó técnicas de interrogación severas. Le dijo a Newsweek que la CIA disponía de una lista de personas a asesinar. En la entrevista, preguntó: “¿Cuantos profesores de leyes han firmado una orden de muerte?”. Rizzo, en términos morales, no se diferencia en nada del deportado Dr. Bianco de Argentina, y es por ello que abogados de Gran Bretaña y Pakistán están pidiendo su extradición a Pakistán bajo cargo de asesinato. Esperemos que logren su objetivo.

Sabemos que al menos 100 detenidos murieron durante los interrogatorios en nuestros “sitios negros”, muchos de ellos a causa de los golpes y maltrato en manos de los interrogadores. Hay probablemente muchos, muchos más cuya suerte nunca será revelada. Decenas de miles de hombres musulmanes han pasado por los centros de detención clandestina de EE.UU. sin un proceso legal. “Hemos torturado si piedad a gente. Probablemente hemos matado a docenas de personas…, ambos las fuerzas armadas y la CIA”, admitió el General Retirado Barry McCaffrey.

Los cuerpos de muchas de esas víctimas nunca fueron entregados a sus familiares. Desaparecieron. La muerte anónima es la forma más cruel de la muerte. No hay un fin de duelo para los deudos. No hay manera de que los familiares puedan conmemorar el fin de una vida, con una fecha, un ritual y un lugar. La atrocidad se hace más compleja con la atrocidad cometida contra la memoria. Este sacrilegio es desgarrador para los familiares. Los regímenes usan los centros clandestinos de detención, los asesinatos y las muertes anónimas para poner a la población en estado de agitación, perturbación y desequilibrio. Genera una locura colectiva. La acción del estado de “desaparecer” a personas en sitios negros, manteniéndolas prisioneras por años sin juicio y torturando, asegura que pronto estas técnicas serán parte rutinaria de control doméstico.

Decenas de miles de estadounidenses están detenidos en prisiones de máxima seguridad, adonde son privados de contacto humano y destruidos sicológicamente. Los trabajadores indocumentados son detenidos en redadas, y sus familias no saben nada de ellos por semanas o meses. Las unidades de la policía militarizada rompen las puertas de unos 40.000 estadounidenses cada año y se los llevan en la oscuridad de la noche como si fueran enemigos combatientes. Ya no existe el habeas corpus. Los ciudadanos estadounidenses pueden ser asesinados “legalmente”. Los secuestros ilegales, llamados eufemísticamente “rendiciones extraordinarias” son un sello de la guerra contra el terrorismo. La evidencia secreta hace imposible que los acusados y sus abogados puedan saber qué cargos hay contra ellos. Todo esto fue experimentado por los argentinos. La violencia doméstica, ya sea en forma de movilizaciones sociales, revueltas u otro ataque terrorista catastrófico en territorio estadounidense, podrían, me temo, poner de manifiesto las herramientas brutales del imperio cimentado en la patria. En ese punto, nos embarcaríamos en nuestra propia versión de la Guerra Sucia.

Marguerite Feitlowitz se refiere en “The Lexicon of Terror” a las experiencias de un preso argentino, el físico Mario Villani. Se muestra el colapso del universo moral de los torturadores cuando, entre sesiones de tortura, los guardias llevan a Villani y a unas mujeres embarazadas a un parque de diversiones. Les hacen subir a un trencito, y luego los llevan a un café a tomar una cerveza. Uno de los guardias, Sangre, su nombre de guerra, lleva a su hija de unos 6 o 7 años al centro de detenciones para que conozca a Villani y a otros presos. Pocos años después, Villani se cruza por la calle con uno de sus principales torturadores, un sadista conocido en los campos de concentración como El Turco Julián. Julián le recomienda a Villani que vaya a ver a otro ex preso para conseguir un trabajo. La manera en la que la tortura se hizo una rutina, parte del trabajo diario, contribuyó a insensibilizar a los torturadores frente a sus propios crímenes. Visualizaban a la tortura como parte de su trabajo. Años después, esperaban incluso que sus víctimas la consideraran desde la misma lógica torcida.

Human Rights Watch en el reporte “Inmunidad ante la tortura: El gobierno de Bush y el maltrato a detenidos” declaró que hay “una cantidad extraordinaria de evidencia de tortura implementada por el gobierno de Bush”. El Presidente Barack Obama, continúa el reporte, está obligado a “ordenar una investigación de los alegatos de abuso de detenidos autorizado por el ex Presidente George W. Bush y otros funcionarios de alto rango”.

Pero Obama no tienen intenciones de restaurar la ley. No sólo se niega a investigar los flagrantes crímenes de guerra, sino que ha otorgado inmunidad a aquellos que han programado, dirigido y ejecutado torturas. Al mismo tiempo, incrementó drásticamente los crímenes de guerra, incluyendo los ataques con drones en Pakistán. Continúa presidiendo sobre cientos de colonias penales en ultramar, adonde el abuso y la tortura son moneda corriente. Es cómplice de los asesinos y torturadores.

La única manera posible de regresar a la legalidad sería revisando caso por caso, extradición por extradición, juicio por juicio. Si regresáramos a la legalidad, Bush, Dick Cheney, Donald Rumsfeld, el ex Director de la CIA George Tenet, Condoleezza Rice y John Ashcroft serían enjuiciados. Los abogados que legalizaron las acciones que bajo las leyes internacionales y nacionales son ilegales, incluyendo no sólo a Rizzo sino a Alberto González, Jay Bybee, David Addington, William J. Haynes y John Yoo, deberían perder sus matrículas y ser enjuiciados, si queremos salir de esta ciénaga. Nuestros líderes militares de mayor experiencia, incluyendo el General David Petraeus, que supervisaron escuadrones de la muerte en Irak y tortura indiscriminada de vasto alcance en las prisiones clandestinas, serían llevados al banquillo de los acusados, como los generales en Argentina, y obligados a responder por sus crímenes. Ese es el único camino. Si sucediera, sucedería sólo por la acción de unas pocas almas valientes, como la del abogado y presidente del Centro por los Derechos Constitucionales, Michael Ratner. Tomará tiempo, mucho tiempo; los crímenes cometidos por Bianco y los dos ex oficiales condenados este mes sucedieron hace cuatro décadas. Si no sucediera, entonces, continuaríamos nuestro descenso en un estado policial de terror y miseria humana en el que los guardias, en un capricho, nos sacarán de nuestras celdas para llevarnos a un parque de diversiones, para hacernos dar una vuelta en un trencito, paralizados y atónitos, antes de nuestra próxima sesión de tortura.
Fuente: http://www.informationclearinghouse.info/article28618.htm

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Epígrafe

Las agrupaciones políticas y las autoridades ejecutivas son incapaces de entender las implicaciones que tienen estos asuntos. A pesar de que recientemente han iniciado un reconocimiento parcial de los peligros más obvios que amenazan al ambiente natural de nuestras sociedades, parecen estar satisfechos con plantearse la contaminación industrial desde un punto de vista tecnocrático. Sin embargo, lo cierto es que solo un planteamiento que pueda enlazar lo ético con lo político -lo que yo llamo ecosofía- y que empate los tres registros ecológicos (el ambiente natural, las relaciones sociales, y la subjetividad humana) sería capaz de arrojar luz sobre estas cuestiones. […] Lo que está en juego es la manera en que vivimos en este planeta.

Félix Guattari (The Three Ecologies)

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