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Decisiones de final de vida

June 27, 2018 By Irizarry

(Conversación con Simón Irizarry)

“Tengo una lista de veinte palabras mudas para ti.”
Luis Ortega

– Te fijas que nos pasamos reconsiderando cómo lidiar con el final de la vida, Simón.

– Así es, Aydasara. Es tema inevitable aunque rara vez se plantea a menos que estemos frente a una situación que lo exige. Es como si se asume que somos capaces de evitar o superar la muerte, hasta que nos toca en la puerta, de sorpresa o esperando que llegue debido a enfermedad o accidente.

– Lo que empieza a suceder ahora es que rompemos los tabúes. Comenzamos la conversación con nuestros seres queridos y en nuestras comunidades, demostrando que no es solo una preocupación para los profesionales de la salud, los enfermos terminales o los ancianos, sino para todos. Y cuestionamos los enfoques institucionalizados de la muerte, luchando para reemplazarlos por modelos personalizados y humanos.

– Cierto, por ejemplo: “el 16 de abril en el Capitolio del Estado de Nueva York en Albany, representantes de Death with Dignity National Center, Compassion & Choices Nueva York, Death with Dignity-Albany y End of Life Choices New York anunciaron la formación de la Alianza de Nueva York para la Ayuda Médica al Morir. Esta nueva coalición trabajará para generar apoyo entre los legisladores y los residentes de Nueva York para la Ley de Ayuda Médica al Morir actualmente bajo consideración de la asamblea estatal.” [i]

– Es importante que se reconozca a este nivel la falta de atención que hasta ahora ha tenido el tema, y que se monten los apoyos necesarios para atender esto. La idea del tabú de la muerte es clave en esto. No se quiere hablar de ello, es idea casi maldita, repleta de miedos que se desplazan, evitan o reprimen.

– Y sin embargo la muerte es lo único certero e inevitable en la vida. Basta con pensar que cada segundo de vida es un segundo de irse muriendo, y no se trata de asignarle un peso negativo o pesimista a eso, sino de reconocer dos cosas. Una es que la muerte es inevitable, que en muchos aspectos define la vida, y otra es que lo mejor que podemos hacer es preparar un final de vida digno que respete nuestra humanidad, en comunidad de apoyo. Cuando llega sorpresivamente la situación de muerte entonces se abren otras consideraciones, como las decisiones sobre la prolongación artificial de la vida, pero todo eso tiene que ser parte de la discusión, para que no se convierta en justificación de satisfacciones prejuiciadas para los vivos sino que se vea en el contexto de comodidad y justeza para quien agoniza o quien ya no puede seguir vivo por cuenta propia.

– No obstante, el final de la vida está rodeado de mitos y medias verdades, en gran parte debido a falta de conocimiento y percepciones erróneas. Lo religioso como dogma es parte del problema. ¿Quién puede jugar a dios, se nos pregunta, cuando se decide facilitar o apoyar la muerte? Pero no se reconoce que insistir en la prolongación de la vida más allá de sus posibilidades es jugar a dios también, y en ese caso puede que sea prolongación dolorosa o insensata, castigo. ¿Acaso no hay ética del bien en eso, en apoyar un final digno, en comunidad de apoyo y familia?

– Definitivamente. Fíjate que “a pesar de los beneficios documentados de la atención paliativa y de cuidados paliativos para mejorar la calidad de vida de los pacientes, estos servicios siguen siendo subutilizados.” [ii]

– Una razón es la persistente inquietud e incomodidad que tenemos cuando pensamos y hablamos sobre la muerte. Otra razón es la indisposición de algunos profesionales de la salud para brindar información alternativa. Volvemos a las premisas o prejuicios que impiden poner el beneficio del paciente como prioridad indiscutible. Proveer información sobre opciones en estas situaciones debería ser requisito, no debe ser opcional o preferencia arbitraria.

– En el eje del problema está elegir quién tiene el control. De hecho, “la investigación muestra que las directivas anticipadas pueden marcar la diferencia, y que las personas que documentan sus preferencias de esta manera tienen más probabilidades de obtener la atención que prefieren al final de la vida que las personas que no lo hacen.” [iii] Si se establece de antemano cuales son las opciones aceptables y requeridas, como por ejemplo rehusar prolongación artificial de vida, entonces hay parámetros claros.

– Eso requiere, sin embargo, documentación y red de familia o encargados que estén informados y que lo respete. ¿Quién provee la documentación, quién orienta a la familia o la gente de la red de apoyo que acompaña al paciente en esos momentos? La decisión definitivamente debe estar en las manos de la persona afectada, o de la persona designada para ello. Esto debe estar claro y ser inquebrantable.

– Bueno, cuando muchas personas se enfrentan a un problema, se vuelve socialmente relevante, sustancial y digno de atención.

– Y hay que poner eso en frente de las discusiones, hay que iniciar, promover e insistir que eso se discuta, porque de lo contrario sigue en la penumbra o en el silencio. Está ahí el problema, pero es como si no existiera. Y hay que tomar en cuenta el hecho de que Estados Unidos tiene la generación más diversa geográfica y culturalmente en la historia, una en la que se mezclan culturas, etnias, religiones y geografías. Eso abre puertas, y al mismo tiempo las complica.

– ¿Cómo se promueve y logra algún consenso en esto? No se puede, a menos que se insista en discutir y decidir. Y no es que todos tengamos que hacer lo mismo. Eso sería igualmente inaceptable. Pero al menos hay que proveer opciones bien definidas, y accesos a la información necesaria para poder decidir con conocimiento de causa y consecuencia, sin prejuicio ni obstáculo.

– Es por eso que mientras planificamos para el final de la vida, luchamos por expandir nuestras opciones e incluso para decidir hacer una lista de ellas. [iv]

– Sí, una búsqueda de libertad y significado nos motiva. 

Queremos nuestra propia forma de decir adiós.

FUENTES

[i] Announcing the New York Alliance for Medical Aid in Dying. https://www.deathwithdignity.org/news/2018/04/announcing-new-york-alliance-for-medical-aid-in-dying Death with Dignity.

[ii] Awareness and Misperceptions of Hospice and Palliative Care: A Population-Based Survey Study. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28631493 The National Center for Biotechnology Information.

[iii] Advance Care Planning: Healthcare Directives. https://www.nia.nih.gov/health/advance-care-planning-healthcare-directives U.S. Department of Health & Human Services. NIH.

[iv] End of Life Choices NY. http://endoflifechoicesny.org

[v] Imagen de Rubén Rivera Matos. https://www.facebook.com/rubenarte

Filed Under: Ecologías Tagged With: conversacion sobre morir, death with dignity, derechos humanos, directrices anticipadas, end of life choices, human rights, medical aid in dying, muerte digna

Se puede vivir sin petróleo, pero no sin plantas

May 13, 2010 By Irizarry

El último estudio sobre la diversidad biológica exhibe con claridad el patrón del sexto mayor evento de extinción del planeta: la transformación de la Amazonia en una sabana. […]

Casi un cuarto de las especies vegetales conocidas están en riesgo de desaparecer, los corales y los anfibios declinan en forma marcada y la cantidad de ejemplares de todos los vertebrados cayó en un tercio en los últimos 30 años.

Interrogado acerca de por qué es importante la extinción de especies cuando contamos con todo tipo de tecnología, Lovejoy contestó: “Usted no se alimenta de Internet”. Tampoco se puede respirar sin las plantas que suministran oxígeno a la atmósfera.

Pero se puede vivir sin petróleo.

Pues sí, se puede vivir sin petróleo, pero no ahora, ni en un futuro inmediato. Ese es el problema. El petróleo es el eje de las producciones y de los consumos que seguimos aceptando alegremente, y mientras tanto se extienden las degradaciones ambientales, todas.

Hay que insistir: la fuga del pozo de BP del Golfo de México marca un umbral, pero se sigue manejando y presentando el asunto como problema técnico, como teatro político, y como algo pasajero que tal vez se puede resolver, a pesar de que las noticias (si acaso las buscamos y las escudriñamos), apuntan a otras consecuencias  (1) … La fuga de ese pozo es de la sociedad que lo requiere, y de su gobierno y Estado, que lo aceptan y necesitan. Y es cada vez más obvio que no saben lo que hacen … (2)

Se puede vivir sin petróleo, pero eso implica y exige una reorganización radical de prioridades y de poderes, de gobiernos y Estados, de producciones y consumos, de modos de vida, de sociedades. Pero tal vez no se quiere eso. Tal vez somos suicidas, suicidas vagos y cómodos. Entonces tal vez el planeta mejora sin nosotros. Devengamos dinosaurio, entonces, pero con pleno reconocimiento de que esta extinción que producimos ahora viene por lo que hacemos y aceptamos a diario. Participamos de esa explotación y de esa extinción nuestra. Se puede vivir sin petróleo, pero es algo que no se puede ni se quiere concebir. Pero eso depende de nosotros.

Ya basta de ajustes y negociaciones con lo existente que seguimos aceptando. Todo esto se basa en la premisa de que podemos seguir haciendo lo que hacemos a diario, y que podemos acomodarnos para seguir en lo mismo, imaginando a veces que es distinto. Desde el punto de vista de las consecuencias globales (que son muy cotidianas), y en eso estamos nosotros (todos los otros), las protestas son ínfimas, demasiadas veces son miopes, están repletas de protagonismo repetido, y son inmediatas (a pesar de la grandilocuencia y de las retóricas esperadas).

Parece que no hay voluntad ni capacidad para juntar todas las protestas, pues parece que no se sospecha que todas las luchas tienen que ser algo así como una misma lucha, sin que sea única, sino coincidente en su multiplicidad. Si en cada lucha desatada no somos capaces de trabajar todas las otras luchas posibles y actuales, entonces fracasamos (desde el inicio de cualquiera de las luchas). Es lo mismo, eso de las luchas, aunque sean diferentes y aunque se tengan que trabajar en sus diferencias, pues en las diferencias están las coincidencias y las posibilidades, pero es a su vez lucha en contra de las vanguardias de siempre (que quieren aglutinar y consolidar y suprimir)  …

Ya veremos, dijo el ciego … La salida posible es política, porque es económica y colectiva. Pero todo ocurre como si eso no se quiere escuchar ni pensar. Mientras tanto …

Hay una que otra página que vale el esfuerzo de una lectura (esfuerzo raro es eso de leer), para poder sospechar la magnitud de la crisis de la biodiversidad: http://www.jornada.unam.mx/2010/04/05/eco-c.html

Ya veremos. Aquí lo que hay no es colapso, sino implosiones infinitas que tarde o temprano llegan a su límite mientras se reiteran, y entonces ya veremos. Y me pregunto … ¿qué pasa en Brasil con eso de la transformación de la Amazonia en una sabana? Carajo … ¿Acaso no es ese un gobierno “progresista? Ay bendito … ¿Más de lo mismo, el mismo perro con otro collar?

1. Véase este artículo como ejemplo, que sugiere mayores consecuencias que en estos momentos ni se pueden medir o anticipar, aparte de que ya se admite que la fuga es mucho mayor que lo estimado inicialmente: http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2010/05/14/AR2010051404526.html Por otra parte, gran parte del daño puede que ni se note en la superficie. Vean: http://www.nytimes.com/2010/05/16/us/16oil.html?hp ¿Estamos en peligro de que zonas sustanciales del Golfo de México se conviertan en zonas muertas? ¿Y cuáles consecuencias tendría eso para los otros mares y los océanos?

2. No saben lo que hacen, y eso en muchos y demasiados sentidos … http://www.nytimes.com/2010/05/17/us/17spill.html

http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=95372

Se puede vivir sin petróleo, pero no sin plantas

Por Stephen Leahy

UXBRIDGE, Canadá, 10 may (Tierramérica) – El último estudio sobre la diversidad biológica exhibe con claridad el patrón del sexto mayor evento de extinción del planeta: la transformación de la Amazonia en una sabana.

Negocios y políticas como las que condujeron al actual derrame de crudo en el Golfo de México están minando la arquitectura vital del planeta, según la Perspectiva Mundial sobre la Diversidad Biológica 3, publicada este lunes.

El derrame de unos 5.000 barriles diarios de crudo, causado por la rotura el 20 de abril de una plataforma petrolera de la empresa British Petroleum (BP) en el Golfo de México, tendrá efectos devastadores en los ecosistemas marinos y costeros que durarán décadas, según expertos.

Este tipo de negocios y políticas, multiplicados miles de veces en los últimos 100 años, han puesto en peligro los pilares de la vida terrestre, según el informe Perspectiva Mundial sobre la Diversidad Biológica 3 (GBO3 por sus siglas inglesas), que publica este lunes 10 la Organización de las Naciones Unidas.

Se trata del registro más reciente del estado de la diversidad de especies de flora y fauna, los organismos vivos que nos suministran salud, riqueza, alimentos, combustible y otros servicios esenciales.

En ese estudio “se distingue con claridad el perfil de lo que puede ser el sexto mayor evento de extinción de la vida en la Tierra”, afirmó el científico Thomas Lovejoy, jefe de biodiversidad del Heinz Center for Science, Economics and the Environment, con sede en Washington, y consejero jefe de la presidencia del Banco Mundial.

Las tendencias son casi todas negativas: declinaciones exponenciales y sombríos puntos de inflexión, dijo a Tierramérica el destacado estudioso de biología tropical que dirigió el comité de revisión y está encargado de presentarlo este lunes en Nairobi, en la apertura de la reunión científica del Convenio sobre la Diversidad Biológica.

Uno de esos puntos de inflexión es el colapso irreversible de la selva amazónica, afirmó. Una reciente investigación reveló que la posible combinación de tres factores podría desatar una incontenible transformación de la Amazonia en una sabana.

Esos factores son el aumento de dos grados centígrados de la temperatura media global, una pérdida de entre tres y cuatro por ciento más de la cobertura selvática original y los incendios forestales.

Así se desataría una enorme pérdida de especies y abundantes emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera, recalentando el clima. Los impactos en millones de habitantes de la región “serían asombrosos”, dijo Lovejoy.

“Debemos tomar el GBO3 como un gran llamado a despertar”, agregó.

Este es el Año Internacional de la Biodiversidad, pero las campanas de alarma llevan bastante tiempo sonando.

En 2002, 123 países miembros del Convenio se comprometieron a acciones urgentes para frenar el ritmo de pérdida de especies. Ocho años después, con los datos proporcionados por esas mismas naciones, el GBO3 registra que las promesas no se cumplieron.

Casi un cuarto de las especies vegetales conocidas están en riesgo de desaparecer, los corales y los anfibios declinan en forma marcada y la cantidad de ejemplares de todos los vertebrados cayó en un tercio en los últimos 30 años.

Interrogado acerca de por qué es importante la extinción de especies cuando contamos con todo tipo de tecnología, Lovejoy contestó: “Usted no se alimenta de Internet”. Tampoco se puede respirar sin las plantas que suministran oxígeno a la atmósfera.

Pero se puede vivir sin petróleo.

Sin embargo, la preocupación por los ecosistemas siempre está en segundo lugar cuando se decide explorar en busca de crudo, minerales o madera, apuntó Kierán Suckling, director ejecutivo del no gubernamental Centro para la Diversidad Biológica de Estados Unidos.

“Si los ecologistas consultados al final son lo bastante agresivos tal vez puedan conseguir que el proyecto se reduzca en cinco por ciento”, dijo Suckling a Tierramérica. “El poder reside siempre en aquellos que impulsan el desarrollo”, insistió.

La petrolera británica BP fue eximida de controles ambientales para operar en el Golfo de México, añadió. Y no había planes para lidiar con un derrame importante de crudo. “Era un desastre anunciado, pero la empresa y el gobierno hicieron de cuenta que no pasaría”.

Pese al enorme valor de los ecosistemas, es difícil calcularlo en términos monetarios, señaló Suckling. El Golfo de México es un enorme recurso alimentario estimado en 2.000 millones de dólares anuales solamente para el sureño estado estadounidense de Lousiana.

Pero eso ni siquiera se acerca al valor real de esa región. “¿Cómo poner precio a sus vastos humedales que existen desde hace cientos de miles de años?”.

“Durante millones de años, las tortugas marinas han desovado en las playas arenosas del golfo. ¿Quiénes somos para llegar y en apenas unas décadas condenarlas a la extinción?”, cuestionó.

Proteger la diversidad es un imperativo ético para Suckling. “Su pérdida es un empobrecimiento para los seres humanos, pues evolucionamos para interactuar con todas esas especies”, dijo.

Si se asignara valor económico a los ecosistemas, se podría lograr una más inteligente administración de riesgos, dijo Lovejoy.

En lugar de explotar crudo en el mar, la sociedad podría decidir elevar su eficiencia en consumo de combustible.

Por ejemplo, si los automóviles y camiones recorren 18 kilómetros por litro de gasolina ahorrarían millones de barriles de crudo por año y miles de millones de dólares en gastos de combustible, según un análisis de la no gubernamental Union of Concerned Scientists (Unión de Científicos Comprometidos).

“Hay que elevar la importancia de la biología en la agenda de preocupaciones humanas”, afirmó Lovejoy. La cuestión es “cómo lograrlo antes de que ocurran terribles desastres”.

“La infraestructura biológica del planeta peligra y es de nuestro mayor interés hacer algo para salvarla”, concluyó.

(FIN/2010)

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Fracasa por problemas técnicos operativo para terminar con la fuga de petróleo

May 9, 2010 By Irizarry

Los trabajadores de la trasnacional han volcado diluyentes sobre la superficie del mar y desplegado cientos de miles de barreras flotantes para contener el crudo. Pero los ambientalistas han advertido que éstos también son nefastos para la vida marina.

“Esos productos no hacen que el petróleo se vaya”, indicó Joe Griffitt, biólogo marino del Gulf Coast Research Laboratory. “Simplemente van al fondo marino. Allí es donde se encuentran los sedimentos y las larvas (de mucha de la fauna marina). Por lo que el efecto tóxico es doble”.

O sea, que el remedio es peor que la enfermedad …

Mientras tanto, los medios de las altas finanzas analizan lo que ellos entienden como las lecciones del desastre, pero no es para buscar alternativas de producción y consumo de energía, sino para ver qué hay que hacer para rebotar, para recuperar su imagen y nuevas posibilidades de ganancias (1). Se siguen reduciendo las consecuencias de la situación a las zonas inmediatas de la fuga, se sigue haciendo teatro político y se insiste en que la prioridad es persistir en más de lo mismo … Vemos además las tramas de las grandes corporaciones multinacionales, que se apoyan entre todas … Para ellos el problema es cómo rebotan, cómo se recuperan (ellos, nosotros no, ni el ambiente, ni el planeta, sino sus ganancias y su predominio).

Hay que insistir: este desastre marca umbral, y reitera la urgente necesidad de desarrollar otras opciones energéticas. Las tecnologias alternativas existen, pero las políticas que las harían viables y prioritarias están sustancialmente bloqueadas. La búsqueda persistente de la explotación de los mismos combustibles dominantes es suicida, pero para cambiar eso habría que lograr la voluntad política de otro cálculo, el cálculo del beneficio del planeta, el beneficio de todos (nosotros) en vez de la salud de las ganancias de los capitales de la energía.

Un cambio posible, algún otro cálculo de prioridades, pasa por lo político, por otro proceso de gobierno y de Estado, y de sociedad. Tiene que lucharse y conquistarse, y entonces defenderse para que pueda sostenerse.

Mientras tanto, nadie sabe ahora realmente cuánto daño llega de este derrame, y cómo enlaza con tantos otros daños ambientales (y sociales, y políticos y económicos) persistentes.

Ya veremos …

A ver si podemos ver que, en última instancia, eso que llamamos “la naturaleza” es indiferente, que no somos indispensables como especie ni como sociedades, que la responsablidad de establecer procesos de equilibrios de subsistencias viables es responsabilidad nuestra, y que todo esto pasa por lo político porque las ecologías llamadas “naturales” hace rato que están mediadas por lo social, por nuestra existencia social que es actualmente la existencia de las depredaciones neoliberales.

Y a ver si podemos ver que esa responsabilidad es colectiva, social, que no basta con ponerse un tantito “verde” en los consumos individuales y cotidianos, sino que hay que reconstituir las producciones y los consumos, y que eso es político porque es económico y social …

http://www.jornada.unam.mx/2010/05/09/index.php?section=mundo&article=026n1mun

Los diluyentes utilizados tienen doble efecto tóxico, advierte el biólogo marino Joe Griffitt

Fracasa por problemas técnicos operativo para terminar con la fuga de petróleo

La British Petroleum retira la cúpula de acero tras encontrar cristales que obstaculizan la aspiración

Era considerada la última esperanza para evitar el que puede ser el mayor desastre ambiental en EU

Afp, Dpa y ReutersPeriódico La Jornada
Domingo 9 de mayo de 2010, p. 26
Nueva Orleáns, 8 de mayo.

La British Petroleum (BP) fracasó hoy en sus planes de colocar una gigantesca cúpula de acero sobre el punto de fuga de crudo en el Golfo de México al toparse con problemas técnicos debido al hallazgo de cristales que obstaculizan la aspiración de petróleo, por lo que se vio obligada a retirar la estructura de alrededor de 100 toneladas.

La cúpula destinada a contener la fuga de petróleo se tuvo que retirar luego que se detectaron hidratos de gas inflamables cuando la estaban colocando, informó Doug Suttles, uno de los ejecutivos de la trasnacional. “No diría que ya fracasó” aunque se buscan otras opciones, agregó, al referirse a los problemas por los hidratos de metano o hielo inflamable.

Los hidratos de gas, similares a cristales de hielo, se formaron en el interior de la monumental estructura cuando estaba por llegar al fondo marino, a unos mil 500 metros de profundidad, obstruyendo la apertura por la cual la BP esperaba extraer el crudo, explicó a periodistas Suttles, director de explotación del gigante petrolero.

Los trabajadores movieron la caja de acero y concreto unos 200 metros a un lado en el fondo marino, mientras evalúan opciones. Se estima que su instalación quedará interrumpida al menos dos días, cuya maniobra era vista como una de las últimas esperanzas para evitar el que sería el mayor desastre medioambiental en Estados Unidos desde el derrame del buque Exxon Valdez en 1989 en Alaska.

“No diría que fracasamos”, insistió Suttles. “Lo que diría es que lo que intentamos hacer anoche no funcionó”. Añadió que la BP está analizando otros métodos para absorber el crudo. Entre estas opciones está tapar el agujero inyectando un material especial.

“Hay varios desafíos y riesgos en eso, por ello hasta ahora no hemos avanzado en ese punto. Pero seguimos viendo si es una opción viable”, dijo Suttles. “Todo tiene que ver con que estamos trabajando a mil 500 metros de profundidad en un entorno muy difícil”.

La estructura de cuatro pisos, única alternativa de corto plazo de la petrolera británica por controlar la fuga, debía redirigir el flujo liberado de crudo casi mil 500 metros bajo el agua y, una vez conectado, bombearía el crudo a un tanque en la superficie. La BP esperaba que la cúpula estuviera lista el lunes y recolectara aproximadamente 85 por ciento del petróleo derramado en la zona.

Ahora, según los informes, si el plan del domo fracasa, la trasnacional enfrenta la perspectiva de perforar un pozo de alivio para reducir la fuga en el pozo petrolero dañado, lo cual podría tomar dos a tres meses.

Una gigantesca mancha negra provocada por el derrame amenaza con crear un desastre ambiental y económico en cuatro estados en la costa estadunidense del Golfo de México que son Luisiana, Misisipi, Alabama y Florida, tras el accidente del 22 de abril en una plataforma marina provocado por una explosión, que dejó un saldo de 11 operarios muertos.

Los hidratos de metano, un raspado congelado de hidrocarburos y agua que se forma por la profundidad y condiciones frías del sitio de la fuga, comenzó a bloquear la apertura del domo. Ante esto, entre las soluciones están el uso de agua caliente para calentar los hidratos en el fondo marino, o la utilización de hidrocarburos como metanol para hacerlos menos espesos, dijo Suttles.

El funcionario señaló que la firma estaba evaluando otras dos soluciones de corto plazo, incluyendo la instalación de un nuevo contenedor en el sitio del derrame e intentar colocar el contenedor actual con una inyección de caucho y otros sólidos.

Los hidratos son altamente inflamables y presentan un peligro para los trabajadores de la BP en los buques ubicados encima del derrame. Si éstos se derriten de manera descontrolada, pueden enviar una gran cantidad de gas natural a la superficie marina y potencialmente incendiarse.

Irónicamente, los hidratos de metano son una prometedora fuente de energía futura, aunque investigadores están aún buscando formas para usarlos con seguridad.

Los trabajadores de la trasnacional han volcado diluyentes sobre la superficie del mar y desplegado cientos de miles de barreras flotantes para contener el crudo. Pero los ambientalistas han advertido que éstos también son nefastos para la vida marina.

“Esos productos no hacen que el petróleo se vaya”, indicó Joe Griffitt, biólogo marino del Gulf Coast Research Laboratory. “Simplemente van al fondo marino. Allí es donde se encuentran los sedimentos y las larvas (de mucha de la fauna marina). Por lo que el efecto tóxico es doble”.

1. Véase el análisis en Business Week: http://www.businessweek.com/magazine/content/10_20/b4178048176411.htm Entre otros datos, nos recuerdan que el consumo de crudo de los Estados Unidos es 3 mil millones de barriles cada seis meses … ¿Otro tema? No, es el mismo, ese es el síntoma del problema …

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British Petroleum: la sombra de Chernobyl

May 5, 2010 By Irizarry

En realidad, ni BP, ni el gobierno de Estados Unidos podrán cubrir el costo de esta tragedia que muchos comparan equivocadamente con el derrame del Exxon Valdez en Alaska en 1989. Desgraciadamente, por sus alcances y duración, el parámetro de comparación más adecuado es Chernobyl. […] Por cierto, BP deberá recoger la factura del costo de las operaciones, pero ¿quién pagará el daño de los ecosistemas dañados? […] La autonomía energética de Estados Unidos no va a venir de abrir nuevos campos al desastre ambiental.

Muy atinado el comentario es. El Valdez de la Exxon del 1989 fue un solo buque, un solo derrame, de cantidad limitada. No se sabe realmente cuánto petróleo queda por salir de esa brecha en el Golfo de México. Si andaban taladrando ahí es porque son miles de millones de barriles, y no hay manera hasta ahora de detener la fuga. Las consecuencias … eso es un tema que no se toca …

Hay que insistir: la búsqueda persistente de la explotación de los mismos combustibles dominantes es suicida. Hacen falta otras opciones, y esas no llegan a partir de una lógica sencilla de alguna racionalidad científica abstracta, imaginada y deseada (desde arriba). Eso no existe. Las tecnologías y las investigaciones que las producen siempre se imponen, tarde o temprano, a través de las prioridades de producción y consumo de los capitales. Las fuerzas de producción no existen fuera de los procesos de explotación que las ponen en juego.

Es la hora de otro cálculo que no sea el de las ganancias de las grandes corporaciones, sino el de los beneficios de todos los otros (nosotros) afectados por las políticas persistentes que tienden con mayor frecuencia a producir desastres ambientales que nos tocan en lo cotidiano, y mucho más inmediatamente. Y hay que insistir: no es posible separar una crisis ecológica de todas las otras crisis ecológicas. El clima y su crisis es algo así como una síntesis, y todo apunta a los modos de producción y consumo de las energías que nos imponen los grandes capitales de la energía (y sus gobiernos y sus Estados), y ello a su vez es parte de las producciones y consumos que seguimos aceptando …

Un cambio posible, algún otro cálculo de prioridades, pasa por lo político. Tiene que conquistarse, y entonces defenderse para que pueda sostenerse.

Mientras tanto, vemos cómo las cadenas de noticias principales comparan la situación actual con el incidente del Valdez de la Exxon, insistiendo en que todo aquello se ha (más o menos) restaurado y reparado en Alaska. Eso habría que verlo … (1). El Valdez de la Exxon del 1989 fue un buque, un derrame, de cantidad limitada.

Esto, lo del Golfo de México ahora, es otra cosa. Marca un umbral que hay que tomar muy en serio.

Mientras tanto, nos entretienen con las tragicomedias de los terrorismos hechos a la medida de los poderes …

http://www.jornada.unam.mx/2010/05/05/index.php?section=opinion&article=028a1eco

British Petroleum: la sombra de Chernobyl

Alejandro Nadal

British Petroleum asegura que pagará los costos del desastre en el Golfo de México. Pero el pozo sigue sin control, expulsando diariamente miles de barriles de petróleo y generando el peor desastre petrolero en la sucia historia de esa industria. En realidad, ni BP, ni el gobierno de Estados Unidos podrán cubrir el costo de esta tragedia que muchos comparan equivocadamente con el derrame del Exxon Valdez en Alaska en 1989. Desgraciadamente, por sus alcances y duración, el parámetro de comparación más adecuado es Chernobyl.

Cuando un buque tanque encalla y comienza a derramar su carga, por lo menos se sabe cuántos miles de barriles transporta. Pero en el caso del desastre de la plataforma Deepwater Horizon se ignora la cantidad que será derramada. Todo va a depender de las operaciones para cerrar el pozo que, según datos de BP, emite unos 5 mil barriles diarios. Otras estimaciones quizás más realistas sitúan esta cifra en unos 25 mil barriles diarios. Los esfuerzos por controlar la catástrofe han sido inútiles hasta hoy y dominar el pozo puede tardar semanas. Aún con el dato conservador de la petrolera, el derrame del Golfo de México se encamina velozmente a superar el del Exxon Valdez (250 mil barriles).

La plataforma Deepwater Horizon fue construida en los astilleros de Hyundai en Ulsan, Corea en 2001. Esta estructura flotante con pontones y tanques de balasto en sus gigantescas columnas fue diseñada para perforar en aguas ultra-profundas. Estaba dotada de un sistema de geo-posicionamiento dinámico que le permitía permanecer fija con respecto a un punto en el fondo del mar. Esta tecnología utiliza sensores de corrientes y vientos para activar los motores que permiten a la plataforma permanecer fija en el mar. La geo-referencia es proporcionada por uno o más giroscopios y todo el sistema es coordinado por computadora. En septiembre de 2009, la Deepwater Horizon perforó el pozo submarino más profundo del mundo, con unos 10 mil 700 metros (de los cuales mil 260 metros corresponden a la columna de agua). En pocas palabras ésta es la tecnología más avanzada en materia de perforaciones en aguas ultra-profundas.

Las empresas que operan plataformas en la zona económica exclusiva de Estados Unidos en el Golfo de México siempre han alardeado sobre su capacidad tecnológica y sobre las muy bajas probabilidades de accidentes con derrames. Por eso siempre insistieron en que aun en el caso de producirse un derrame los efectos ambientales y sobre otras actividades económicas (pesca, turismo) serían menores, temporales y fáciles de reparar.

Al ocurrir la explosión y el incendio, la plataforma operaba a unos 80 kilómetros al sudeste de la culminación del delta del río Misisipi. Su trabajo consistía en dar los toques finales al pozo, preparando el revestimiento de cemento que debía permitir su explotación comercial. Los orígenes de la explosión siguen siendo desconocidos, pero al igual que en Chernobyl, el reflejo inicial de los responsables (BP y entidades regulatorias) fue minimizar las consecuencias del accidente.

Apenas el 31 de marzo Obama anunció que su administración abriría millones de kilómetros cuadrados a la exploración y perforación submarina en el Golfo de México, el litoral del Atlántico de Estados Unidos y en el norte de Alaska. No se sabe cuánto petróleo crudo puede haber en los yacimientos submarinos en las zonas abiertas a la exploración, pero los datos geológicos indican que en el mejor de los casos apenas alcanzarían para cubrir el consumo estadunidense durante un año. Estamos hablando de una cantidad ridícula a cambio de un daño ambiental extraordinario.

En el litoral estadunidense del Golfo de México operan 3 mil 858 plataformas de perforación submarina. Pero todas esas plataformas petroleras apenas contribuyen con 1.6 millones de barriles diarios al consumo de Estados Unidos que rebasa los 19.5 millones de barriles diarios. La autonomía energética de Estados Unidos no va a venir de abrir nuevos campos al desastre ambiental.

El paralelismo con la industria nuclear tiene otro componente: la limitación de la responsabilidad de los responsables de un desastre. La legislación federal en Estados Unidos establece que BP deberá pagar los costos de la reparación, pero limita su responsabilidad por daños económicos a sólo 75 millones de dólares, una migaja. Por cierto, BP deberá recoger la factura del costo de las operaciones, pero ¿quién pagará el daño de los ecosistemas dañados?

El Torrey Canyon, el primer buque tanque que encalló y derramó su cargamento en 1967 frente a las costas de Inglaterra transportaba 120 mil toneladas de crudo. El barco partido a la mitad hasta fue bombardeado con 3 mil galones de napalm en un intento por quemar el petróleo y evitar el derrame. Todo inútil, por supuesto, pero un bonito ejercicio de tiro al blanco para la Royal Navy. Un edificante ejemplo de cómo siempre se pueden resolver los problemas que nos plantea la tecnología moderna.

http://nadal.com.mx

1. http://www.nytimes.com/2010/05/06/us/06alaska.html?hpw

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Crisis climática: ya tiene cascabel el gato

May 2, 2010 By Irizarry

La convocatoria a esta cumbre rebasó todas las expectativas, tanto en número como en contenido, convirtiéndose en un hito histórico en el debate internacional sobre la crisis climática. Ante las maniobras de los gobiernos poderosos en Copenhague, Bolivia convocó a las bases de las sociedades del mundo a manifestar sus posiciones y plantearlas a los gobiernos. Ambas cosas sucedieron en forma contudente. También se afirmaron las redes e interacciones entre los movimientos, con una sana distancia de las propuestas de crear nuevas redes globales, ahora sobre crisis climática. Esto quedó para discutir entre los movimientos: la mayoría no considera que se necesita una nueva estructura, sino más interacción y complementación.

Sí, la cumbre rebasó las expectativas, tal y como se siguen rebasando los límites de lo que se anticipa de las catástrofes ambientales. Véase el derrame actual de petróleo en el Golfo de México, que ya para el 2 de mayo se estimaba del tamaño de la isla de Puerto Rico, y sigue creciendo. El daño no es solo inmedato, en la zona aledaña (aunque no hay tal cosa como zona aledaña en los océanos), ni es de corto plazo el daño. Ya se habla de un desastre sin antecedentes que ha de tener repercusiones regionales, al menos, y de seguro hemisféricas. Son muchos los ecosistemas que se afectan, algunos irremediablemente, y que nos tocan directamente, pues se afectan las cadenas alimenticias que repercuten en los ciclos del consumo económico. Pero de eso no se habla a fondo, pues los medios siguen desplazando las dimensiones de la situación. Hay que tener cuidado con los poderes, no se pueden ofender mucho ni demasiado … Entonces, todo esto se convierte en teatro politico.

¿Dónde están  las grandes soluciones técnicas en situaciones de tanto riesgo? La búsqueda y explotación de ese combustible (y de otros similares) ahora es de alto riesgo, de alto costo ambiental y, por lo tanto, de alto costo económico (para nosotros). Se insiste en lo insostenble, sin que importe el riesgo, sin que se midan las consecuencias. Más cotidiano que eso no se puede poner.

A ver si somos capaces de imponer opciones energéticas y de manejo de los recursos que sean compatibles con la subsistencia de las especies (somos especie) y con la existencia del planeta (no somos indispensables para el planeta, pero el planeta es indispensable para nosotros). Pero eso hay que entenderlo como modo de vida, como modos de asociaciones, de participaciones, de prioridades de producciones y de consumos, de educaciones posibles, y de formas y procesos de gobiernos que lo sostengan … Si acaso hay que hablar de tecnologías es en función de las prioridades que las exigen y las permiten, y eso es social, es político. Las tecnologías alternativas existen, pero no se implantan, pues alborotan las jerarquías del lucro, de los beneficios y ganancias de los capitales de la energía. Más cotidiano que eso no se puede poner …

Sí, ya está el planteamiento entre los movimientos sociales del mundo, pero hay que ver qué hacen con eso, hay que ver qué hacemos. No basta con los movimientos, aunque sean indispensables. Esto es lucha, y tiene que ser lucha desde abajo, abierta. Lo contrario es la imposición, desde arriba, de soluciones de mantenimiento para los capitales y sus gobiernos (y Estados), que van a ser muy estrechas y autoritarias.

El cascabel anda sonando desde hace rato. Lo que hay que ver es qué se hace con el gato. Hay que insistir: no es crisis climática, sino crisis de las ecologías. En ese sentido preciso es crisis de las políticas que sostienen las crisis de las ecologías.

http://www.jornada.unam.mx/2010/04/24/index.php?section=opinion&article=024a1eco

Crisis climática: ya tiene cascabel el gato

Silvia Ribeiro
La Jornada

Más de 35 mil personas respondieron a la convocatoria que lanzó Bolivia a la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y Derechos de la Madre Tierra (CMPCC), en Cochabamba, del 19 al 22 de abril. La tercera parte vino de 142 países en cinco continentes. La mayoría de los participantes fueron movimientos sociales, campesinos, indígenas, organizaciones de mujeres, ambientalistas, pescadores. También acudieron representantes de gobierno de 47 naciones, académicos, intelectuales, activistas, artistas, músicos. Se debatió intensamente en 17 grupos de trabajo convocados por los organizadores y 127 talleres autorganizados.

Además, una de las grandes federaciones indígenas de Bolivia: el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (Conamaq), llamó con otras agrupaciones a la “Mesa 18” para tratar temas que no veían reflejados en la agenda de la conferencia, como la crítica a proyectos mineros, de gas y petróleo.

La convocatoria a esta cumbre rebasó todas las expectativas, tanto en número como en contenido, convirtiéndose en un hito histórico en el debate internacional sobre la crisis climática. Ante las maniobras de los gobiernos poderosos en Copenhague, Bolivia convocó a las bases de las sociedades del mundo a manifestar sus posiciones y plantearlas a los gobiernos. Ambas cosas sucedieron en forma contudente. También se afirmaron las redes e interacciones entre los movimientos, con una sana distancia de las propuestas de crear nuevas redes globales, ahora sobre crisis climática. Esto quedó para discutir entre los movimientos: la mayoría no considera que se necesita una nueva estructura, sino más interacción y complementación.

Se creó sí, una base común para la compresión, el análisis crítico y las estrategias frente a la crisis climática, enriquecida por diversas perspectivas desde muchas culturas, pueblos, organizaciones temáticas y sectoriales del continente y el mundo. El Acuerdo de los Pueblos en Cochabamba refleja esto (www.cmpcc.org).

Hubo rechazo enérgico y repetido al “Entendimiento de Copenhague” que quiso imponer una veintena de países –los mayores responsables de la crisis climática– en diciembre pasado. Los cínicos “compromisos” que allí se firman significarían un aumento de la temperatura hasta de cuatro grados, una catástrofe anunciada para los pueblos del Sur. La CMPCC exige detener el calentamiento “descolonizando la atmósfera”, con una reducción de 50 por ciento de las emisiones de gases de los países industrializados en su fuente, no mediante mecanismos de mercados de carbono, a los cuales se opone en todas sus variantes. Rechaza también los mecanismos llamados REDD, que bajo el título de reducir la deforestación, en realidad la aumentarán y provocarán la alienación del manejo de los bosques por las comunidades y pueblos, además de promover los monocultivos de árboles, que no son bosques, sino agravantes de las crisis.

Enmarcando todo esto, se plantea una denuncia de las causas reales de la crisis climática planetaria. “Confrontamos la crisis terminal del modelo civilizatorio patriarcal basado en el sometimiento y destrucción de seres humanos y naturaleza, que se aceleró con la revolución industrial. El sistema capitalista nos ha impuesto una lógica de competencia, progreso y crecimiento ilimitado. Este régimen de producción y consumo busca la ganancia sin límites, separando al ser humano de la naturaleza, estableciendo una lógica de dominación sobre ésta, convirtiendo todo en mercancía: el agua, la tierra, el genoma humano, las culturas ancestrales, la biodiversidad, la justicia, la ética, los derechos de los pueblos, la muerte y la vida misma”, expresa el Acuerdo de los Pueblos.

Condena la agricultura industrial y las corporaciones de los agronegocios –directamente responsables de cerca de la mitad de las emisiones que causan la crisis climática–, así como los mecanismos y propuestas que apoyan el avance de las trasnacionales y la devastación de la Madre Tierra, como los tratados de libre comercio y la introducción de nuevas y riesgosas tecnologías, como transgénicos, tecnología terminator, nanotecnología, geoingeniería y agrocombustibles.

“Denunciamos cómo el modelo capitalista impone megaproyectos de infraestructura, invade territorios con proyectos extractivistas, privatiza y mercantiliza el agua y militariza los territorios, expulsando a los pueblos indígenas y campesinos de sus tierras, impidiendo la soberanía alimentaria y profundizando la crisis socioambiental”, continúa el Acuerdo de los Pueblos.

La declaración de la “Mesa 18“ enfatiza estos mismos aspectos, criticando políticas extractivistas y proyectos de explotación de hidrocarburos y mineros del gobierno boliviano. Aclara que su iniciativa no fue “una tribuna para desacreditar al gobierno ni para socavar la legitimidad de un cónclave del que nos sentimos parte… (se trata de) formular propuestas que ayuden a enderezar el rumbo del proceso de cambio, asumiendo la responsabilidad de defenderlo y protegerlo, porque ha sido concebido por el movimiento popular boliviano en muchos años de lucha”.

La CMPCC plantea también estrategias y propuestas, como el reclamo de la deuda ambiental, la creación de un tribunal internacional de justicia climática, la Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra. La de más largo alcance sigue siendo implementar la soberanía alimentaria, basada en formas de vida y producción campesinas, indígenas y locales, que es el principal factor que enfría el planeta y el que puede volverlo al equilibrio, además de promover la justicia social y la biodiversidad.

Todo esto y más llegará a Cancún, donde las negociaciones oficiales sobre el clima sesionarán en diciembre. Pero sobre todo, ya está entre los movimientos sociales de todo el mundo.

Silvia Ribeiro. Investigadora del Grupo ETC
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2010/04/24/index.php?section=opinion&article=024a1eco

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Bolivia: un nuevo movimiento sobre el cambio climático

April 28, 2010 By Irizarry

Esto porque luego de la debacle de Copenhague un tema de discusión tremendamente peligroso se volvió viral: la verdadera culpable del fracaso era la democracia en sí. El proceso de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que da votos con el mismo peso a 192 países, simplemente era demasiado difícil de manejar. Era mejor encontrar soluciones en grupos pequeños. Hasta las voces ambientales de confianza, como James Lovelock, cayeron en la trampa: “Tengo la sensación de que el cambio climático puede ser un tema tan severo como la guerra”, le dijo a The Guardian recientemente. “Quizá sea necesario poner a la democracia en pausa durante un tiempo”. Pero en realidad son estos pequeños grupos, como el club privado que forzó el Acuerdo de Copenhague, los que han ocasionado que perdamos terreno y debilitado los acuerdos existentes, que de por sí son inadecuados. En cambio, la política de cambio climático llevada a Copenhague por Bolivia fue redactada por los movimientos sociales mediante un proceso participativo y el resultado final fue, hasta el momento, la visión más transformadora y radical.

Fácil sería, en el autoritarismo neoliberal que actualmente se sigue desarrollando, echarle la culpa a la llamada democracia. Es algo así  como culpar a los revoltosos porque resisten las opresiones.

Es todo lo contrario: estamos como estamos por la falta de democracia, por la falta de procesos de participaciones viables desde abajo (que hay que conquistar), que no se dejen atrapar en los consumos políticos, económicos e ideológicos neoliberales. El miedo a la democracia supone que la llamada democracia es la ilusión de consumos que ni siquiera son equitativos. Esa democracia neoliberal no es la democracia de los que sufren las consecuencias cotidianas desde abajo. Tarde o temprano se sospecha que esa democracia de los consumos disponibles no es democracia. Y entonces …

Lo que indica la falacia de demasiada democracia es un peligro inmediato: o logramos la apertura de resoluciones posibles en las crisis de las ecologías mediante un proceso amplio y participativo, o nos imponen salidas autoritarias que solo satisfacen las necesidades de permanencia de los capitales (y de sus gobiernos y Estados que los mantienen), que han encauzado la crisis. Pretenden seguir viviendo de las crisis que han alentado. Entonces, aceptamos o no aceptamos eso.

Hay que insistir: cualquier apertura no es ni puede ser “técnica” ni unilateral, sino social, y por lo tanto es política, pero tiene que ser política nueva, política que abra espacios de democracia que sea democracia de las “participaciones” que hasta ahora siguen coartadas y mediadas desde arriba, a través de todos los consumos (políticos, económicos e ideológicos) del neoliberalismo.

Con el encuentro en Bolivia se abre una posibilidad de luchar por vías alternas, pero ello no conlleva garantías, pues los organismos multinacionales, transnacionales y supraestatales del capitalismo neoliberal andan muy atentos. No se admiten ni se permiten amenazas al régimen reinante. Se permiten ajustes dentro de los parámetros de ese régimen. Por ello siguen promoviendo e implantando la fascistización que les corresponde y que necesitan, amparados en las guerras en contra de un terrorismo hecho a la medida. Ahora la situación de las crisis ecológicas tienden a promoverse como situación de terror. Su proyecto, el de ellos, sigue siendo la intención de socavar las soberanías posibles de los pueblos y de la gente, e imponer la suya, muy autoritaria. No es entonces asunto de demasiada democracia, sino de carencia de las democracias posibles y necesarias. Esto es lucha.

También, y por desgracia inevitable (porque la hemos heredado), hay que lidiar con muchas persistencias que confunden y entrampan las ansias de las libertades latentes con reformulaciones políticas fracasadas, repletas de los fantasmas (muy vivos) del catecismo de lo que en otro momento llamamos el “socialismo real”, aquel embeleco burocrático de Estado muy pesado que tanto reprimió opciones e iniciativas, fantasmas que siguen difundiendo sus ideologías y sus políticas a pesar de que las insurrecciones de la gente buscan implantar otra cosa y otro proceso. Esto es lucha.

Es una lucha, entonces, al menos en dos frentes que tienen que confrontar las múltiples variaciones de lo mismo, variaciones que se repiten, hasta que se quiebren sus premisas y sustentos, si acaso se logra. Ahí se confunden las distribuciones usuales entre la llamada “derecha” y la llamada “izquierda” (“izquierda” que demasiadas veces aparece desde la derecha). ¿Quiénes son los “reaccionarios”? Ya veremos …

Esto, ahora, abre una posibilidad de lucha, pero es solo una posibilidad. Ya veremos. Se nos va la vida en todo esto …

http://www.jornada.unam.mx/2010/04/24/index.php?section=mundo&article=022a1mun


Bolivia: un nuevo movimiento sobre el cambio climático

Naomi Klein

Cochabamba, Bolivia. Eran las 11 de la mañana y Evo Morales había transformado el estadio de futbol en un gigantesco salón de clases, y había reunido una variedad de objetos de utilería: platos de cartón, vasos de plástico, impermeables desechables, jícaras hechas a mano, platos de madera y coloridos ponchos. Todos jugaron un papel para demostrar un punto principal: para luchar contra el cambio climático “necesitamos recuperar los valores de los indígenas”.

Sin embargo, los países ricos tienen poco interés en aprender estas lecciones y, al contrario, promueven un plan que, en el mejor de los casos, incrementaría la temperatura global promedio en dos centígrados. “Eso implicaría que se derritieran los glaciares de los Andes y los Himalaya”, le dijo Morales a las miles de personas reunidas en el estadio, como parte de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra. Lo que no necesitaba decir es que no importa cuán sustentablemente elija vivir el pueblo boliviano, pues no tiene el poder para salvar sus glaciares.

La cumbre climática en Bolivia ha tenido sus momentos de alegría, levedad y absurdos. Sin embargo, en el fondo, se siente la emoción que provocó este encuentro: rabia contra la impotencia.

No hay por qué sorprenderse. Bolivia está en medio de una dramática transformación política, una que nacionalizó las industrias clave y elevó como nunca antes las voces de los indígenas. Pero en lo que se refiere a su crisis existencial más apremiante –el hecho de que sus glaciares se derriten a un ritmo alarmante, lo cual amenaza el suministro de agua en dos de las principales ciudades–, los bolivianos no pueden cambiar su destino por sí solos.

Eso se debe a que las acciones que provocan el derretimiento no se realizan en Bolivia, sino en las autopistas y las zonas industriales de los países fuertemente industrializados. En Copenhague, los dirigentes de las naciones en peligro, como Bolivia y Tuvalu, argumentaron apasionadamente en favor del tipo de reducciones a las emisiones de gases que podrían evitar una catástrofe. Amablemente les dijeron que la voluntad política en el Norte simplemente no existía. Y más: Estados Unidos dejó claro que no necesitaba que países pequeños como Bolivia fueran parte de una solución climática. Negociaría un acuerdo con otros emisores pesados a puerta cerrada y el resto del mundo sería informado de los resultados e invitado a firmar, lo cual es precisamente lo que ocurrió con el Acuerdo de Copenhague. Cuando Bolivia y Ecuador rehusaron aprobarlo en automático, el gobierno estadunidense recortó su ayuda climática en 3 millones y 2.5 millones de dólares, respectivamente. “No es un proceso de a gratis”, explicó Jonathan Pershing, negociador climático estadunidense. (Aquí está la respuesta para cualquiera que se pregunte por qué los activistas del Sur rechazan la idea del “apoyo climático” y, en cambio, demandan el pago de “deudas climáticas”.) El mensaje de Pershing era escalofriante: si eres pobre, no tienes derecho a priorizar tu propio supervivencia.

Cuando Morales invitó a “los movimientos sociales y los defensores de la madre tierra, científicos, académicos, abogados y gobiernos”, a venir a Cochabamba a un nuevo tipo de cumbre climática, fue una revuelta contra esta sensación de impotencia, fue un intento por construir una base de poder en torno al derecho a sobrevivir.

El gobierno boliviano arrancó las discusiones proponiendo cuatro grandes ideas: que se debería otorgar derechos a la naturaleza, que protejan de la aniquilación a los ecosistemas (una “declaración universal de los derechos de la madre tierra”); que aquellos que violen esos derechos y otros acuerdos ambientales internacionales deberían enfrentar consecuencias legales (un “tribunal de justicia climática”); que los países pobres deberían recibir varios tipos de compensación por una crisis que ellos enfrentan pero tuvieron poco que ver en crear (“deuda climática”), y que debería haber un mecanismo para que la gente en el mundo exprese sus puntos de vista sobre estos temas (un “referéndum mundial de los pueblos sobre cambio climático”).

La siguiente etapa fue invitar a la sociedad civil global a ir discutiendo los detalles. Se instalaron 17 grupos de trabajo y después de semanas de discusión en línea se reunieron durante una semana en Cochabamba, con el fin de presentar sus recomendaciones finales al término de la cumbre. El proceso es fascinante pero lejos de ser perfecto (por ejemplo, como señaló Jim Shultz de Democracy Center, al parecer, el grupo de trabajo sobre el referendo invirtió más tiempo discutiendo si añadir una pregunta sobre abolir el capitalismo que discutiendo cómo se le hace para llevar a cabo una consulta global). Sin embargo, el entusiasta compromiso de Bolivia con la democracia participativa podría ser la contribución más importante de la cumbre.

Esto porque luego de la debacle de Copenhague un tema de discusión tremendamente peligroso se volvió viral: la verdadera culpable del fracaso era la democracia en sí. El proceso de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que da votos con el mismo peso a 192 países, simplemente era demasiado difícil de manejar. Era mejor encontrar soluciones en grupos pequeños. Hasta las voces ambientales de confianza, como James Lovelock, cayeron en la trampa: “Tengo la sensación de que el cambio climático puede ser un tema tan severo como la guerra”, le dijo a The Guardian recientemente. “Quizá sea necesario poner a la democracia en pausa durante un tiempo”. Pero en realidad son estos pequeños grupos, como el club privado que forzó el Acuerdo de Copenhague, los que han ocasionado que perdamos terreno y debilitado los acuerdos existentes, que de por sí son inadecuados. En cambio, la política de cambio climático llevada a Copenhague por Bolivia fue redactada por los movimientos sociales mediante un proceso participativo y el resultado final fue, hasta el momento, la visión más transformadora y radical.

Con la cumbre de Cochabamba, Bolivia intenta globalizar lo que logró a escala nacional e invitar al mundo a participar en redactar una agenda climática conjunta, antes del próximo encuentro sobre cambio climático de la ONU, en Cancún. En palabras del embajador de Bolivia ante Naciones Unidas, Pablo Solón, “la única cosa que puede salvar a la humanidad de una tragedia es el ejercicio de la democracia global”.

Si está en lo correcto, el proceso boliviano podría no sólo salvar a nuestro planeta que está calentándose, sino también a nuestras democracias en vías del fracaso. No está mal el trato.

El texto fue publicado en The Nation. Traducción: Tania Molina Ramírez
http://www.naomiklein.org.

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Acuerdo de los Pueblos – Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra

April 23, 2010 By Irizarry

Para enfrentar el cambio climático debemos reconocer a la Madre Tierra como la fuente de la vida y forjar un nuevo sistema basado en los principios de:

  • armonía y equilibrio entre todos y con todo
  • complementariedad, solidaridad, y equidad
  • bienestar colectivo y satisfacción de las necesidades fundamentales de todos en armonía con la Madre Tierra
  • respeto a los Derechos de la Madre Tierra y a los Derechos Humanos
  • reconocimiento del ser humano por lo que es y no por lo que tiene
  • eliminación de toda forma de colonialismo, imperialismo e intervencionismo
  • paz entre los pueblos y con la Madre Tierra.

A ver si somos capaces de actuar a la altura de tales principios y propósitos. Para ello hará falta una nueva manera de hacer política y gobierno. Lo otro, lo contrario, es resignarse a la destrucción de lo que queda del planeta, y de nosotros mismos. Mientras tanto, y como parte del proceso, hay cosas que discutir, debatir, y hacer. Ante todo, hay espacios de luhas que tienen que conquistarse y establecerse, a partir del reconocimientso de que nosotros también somos la Madre Tierra, pues aquí estamos, y hay que ver lo que ello implica. ¡Suerte nos deseo! Esto es lucha. Ya veremos si somos capaces de dejar a un lado todos los dogmatismos que siguen reapareciendo (porque nunca se han ido), y superar todas las formas y maneras que el capital tiene para reaparecer y fortalecerse, y seguir con sus rapiñas. …

http://cmpcc.org/2010/04/23/acuerdo-de-los-pueblos/

Acuerdo de los Pueblos
Jueves 22 de abril de 2010

Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra

22 de Abril Cochabamba, Bolivia

ACUERDO DE LOS PUEBLOS

Hoy, nuestra Madre Tierra está herida y el futuro de la humanidad está en peligro.

De incrementarse el calentamiento global en más de 2º C, a lo que nos conduciría el llamado “Entendimiento de Copenhague”, existe el 50% de probabilidades de que los daños provocados a nuestra Madre Tierra sean totalmente irreversibles. Entre un 20% y un 30% de las especies estaría en peligro de desaparecer. Grandes extensiones de bosques serían afectadas, las sequías e inundaciones afectarían diferentes regiones del planeta, se extenderían los desiertos y se agravaría el derretimiento de los polos y los glaciares en los Andes y los Himalayas. Muchos Estados insulares desaparecerían y el África sufriría un incremento de la temperatura de más de 3º C. Así mismo, se reduciría la producción de alimentos en el mundo con efectos catastróficos para la supervivencia de los habitantes de vastas regiones del planeta, y se incrementaría de forma dramática el número de hambrientos en el mundo, que ya sobrepasa la cifra de 1.020 millones de personas.

Las corporaciones y los gobiernos de los países denominados “más desarrollados”, en complicidad con un segmento de la comunidad científica, nos ponen a discutir el cambio climático como un problema reducido a la elevación de la temperatura sin cuestionar la causa, que es el sistema capitalista.

Confrontamos la crisis terminal del modelo civilizatorio patriarcal basado en el sometimiento y destrucción de seres humanos y naturaleza que se aceleró con la revolución industrial.

El sistema capitalista nos ha impuesto una lógica de competencia, progreso y crecimiento ilimitado. Este régimen de producción y consumo busca la ganancia sin límites, separando al ser humano de la naturaleza, estableciendo una lógica de dominación sobre ésta, convirtiendo todo en mercancía: el agua, la tierra, el genoma humano, las culturas ancestrales, la biodiversidad, la justicia, la ética, los derechos de los pueblos, la muerte y la vida misma.

Bajo el capitalismo, la Madre Tierra se convierte en fuente sólo de materias primas y los seres humanos en medios de producción y consumidores, en personas que valen por lo que tienen y no por lo que son.

El capitalismo requiere una potente industria militar para su proceso de acumulación y el control de territorios y recursos naturales, reprimiendo la resistencia de los pueblos. Se trata de un sistema imperialista de colonización del planeta.

La humanidad está frente a una gran disyuntiva: continuar por el camino del capitalismo, la depredación y la muerte, o emprender el camino de la armonía con la naturaleza y el respeto a la vida.

Requerimos forjar un nuevo sistema que restablezca la armonía con la naturaleza y entre los seres humanos. Sólo puede haber equilibrio con la naturaleza si hay equidad entre los seres humanos.

Planteamos a los pueblos del mundo la recuperación, revalorización y fortalecimiento de los conocimientos, sabidurías y prácticas ancestrales de los Pueblos Indígenas, afirmados en la vivencia y propuesta de “Vivir Bien”, reconociendo a la Madre Tierra como un ser vivo, con el cual tenemos una relación indivisible, interdependiente, complementaria y espiritual.

Para enfrentar el cambio climático debemos reconocer a la Madre Tierra como la fuente de la vida y forjar un nuevo sistema basado en los principios de:

  • armonía y equilibrio entre todos y con todo
  • complementariedad, solidaridad, y equidad
  • bienestar colectivo y satisfacción de las necesidades fundamentales de todos en armonía con la Madre Tierra
  • respeto a los Derechos de la Madre Tierra y a los Derechos Humanos
  • reconocimiento del ser humano por lo que es y no por lo que tiene
  • eliminación de toda forma de colonialismo, imperialismo e intervencionismo
  • paz entre los pueblos y con la Madre Tierra.

El modelo que propugnamos no es de desarrollo destructivo ni ilimitado. Los países necesitan producir bienes y servicios para satisfacer las necesidades fundamentales de su población, pero de ninguna manera pueden continuar por este camino de desarrollo en el cual los países más ricos tienen una huella ecológica 5 veces más grande de lo que el planeta es capaz de soportar. En la actualidad ya se ha excedido en más de un 30% la capacidad del planeta para regenerarse. A este ritmo de sobreexplotación de nuestra Madre Tierra se necesitarían 2 planetas para el 2030.

En un sistema interdependiente del cual los seres humanos somos uno de sus componentes, no es posible reconocer derechos solamente a la parte humana sin provocar un desequilibrio en todo el sistema. Para garantizar los derechos humanos y restablecer la armonía con la naturaleza es necesario reconocer y aplicar efectivamente los derechos de la Madre Tierra.

Para ello proponemos el proyecto adjunto de Declaración Universal de Derechos de la Madre Tierra en el cual se consignan: Derecho a la vida y a existir;

  • Derecho a ser respetada;
  • Derecho a la continuación de sus ciclos y procesos vitales libre de alteraciones humanas
  • Derecho a mantener su identidad e integridad como seres diferenciados, auto-regulados e interrelacionados
  • Derecho al agua como fuente de vida
  • Derecho al aire limpio; Derecho a la salud integral
  • Derecho a estar libre de la contaminación y polución, de desechos tóxicos y radioactivos
  • Derecho a no ser alterada genéticamente y modificada en su estructura amenazando su integridad o funcionamiento vital y saludable
  • Derecho a una restauración plena y pronta por las violaciones a los derechos reconocidos en esta Declaración causados por las actividades humanas

La visión compartida es estabilizar las concentraciones de gases de efecto invernadero para hacer efectivo el Artículo 2 de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático que determina “la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que impida interferencias antropogénicas peligrosas para el sistema climático”. Nuestra visión es, sobre la base del principio de las responsabilidades históricas comunes pero diferenciadas, exigir que los países desarrollados se comprometan con metas cuantificadas de reducción de emisiones que permitan retornar las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a 300 ppm y así, limitar el incremento de la temperatura media global a un nivel máximo de 1°C.

Enfatizando la necesidad de acción urgente para lograr esta visión, y con el apoyo de los pueblos, movimientos y países, los países desarrollados deberán comprometerse con metas ambiciosas de reducción de emisiones que permitan alcanzar objetivos a corto plazo, manteniendo nuestra visión a favor del equilibrio del sistema climático de la Tierra, de acuerdo al objetivo último de la Convención.

La “visión compartida” para la “Acción Cooperativa a Largo Plazo” no debe reducirse en la negociación de cambio climático a definir el límite en el incremento de la temperatura y la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, sino que debe comprender de manera integral y equilibrada un conjunto de medidas financieras, tecnológicas, de adaptación, de desarrollo de capacidades, de patrones de producción, consumo y otras esenciales como el reconocimiento de los derechos de la Madre Tierra para restablecer la armonía con la naturaleza.

Los países desarrollados, principales causantes del cambio climático, asumiendo su responsabilidad histórica y actual, deben reconocer y honrar su deuda climática en todas sus dimensiones, como base para una solución justa, efectiva y científica al cambio climático. En este marco exigimos a los países desarrollados que:

  • Restablezcan a los países en desarrollo el espacio atmosférico que está ocupado por sus emisiones de gases de efecto invernadero. Esto implica la descolonización de la atmósfera mediante la reducción y absorción de sus emisiones.
  • Asuman los costos y las necesidades de transferencia de tecnología de los países en desarrollo por la pérdida de oportunidades de desarrollo por vivir en un espacio atmosférico restringido.
  • Se hagan responsables por los cientos de millones que tendrán que migrar por el cambio climático que han provocado y que eliminen sus políticas restrictivas de migración y ofrezcan a los migrantes una vida digna y con todos los derechos en sus países.
  • Asuman la deuda de adaptación relacionadas a los impactos del cambio climático en los países en desarrollo proveyendo los medios para prevenir, minimizar y atender los daños que surgen de sus excesivas emisiones.
  • Honren estas deudas como parte de una deuda mayor con la Madre Tierra adoptando y aplicando la Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra en las Naciones Unidas.

El enfoque debe ser no solamente de compensación económica, sino principalmente de justicia restaurativa – es decir restituyendo la integridad a las personas y a los miembros que forman una comunidad de vida en la Tierra.

Deploramos el intento de un grupo de países de anular el Protocolo de Kioto, el único instrumento legalmente vinculante específico para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de los países desarrollados.

Advertimos al mundo que, no obstante estar obligados legalmente las emisiones de los países desarrollados, en lugar de reducir crecieron en un 11,2% entre 1990 y 2007.

Estados Unidos, a causa del consumo ilimitado, aumentó sus emisiones de GEI en 16,8% durante el periodo 1990 al 2007, emitiendo como promedio entre 20 y 23 toneladas anuales de CO2 por habitante, lo que representa más de 9 veces las emisiones correspondientes a un habitante promedio del Tercer Mundo, y más de 20 veces las emisiones de un habitante de África Subsahariana.

Rechazamos de manera absoluta el ilegitimo “Entendimiento de Copenhague”, que permite a estos países desarrollados ofertar reducciones insuficientes de gases de efecto invernadero, basadas en compromisos voluntarios e individuales, que violan la integridad ambiental de la Madre Tierra conduciéndonos a un aumento de alrededor de 4ºC.

La próxima Conferencia sobre Cambio Climático a realizarse a fines de año en México debe aprobar la enmienda al Protocolo de Kioto, para el segundo período de compromisos, a iniciarse en 2013 a 2017, en el cual los países desarrollados deben comprometer reducciones domésticas significativas de al menos el 50% respecto al año base de 1990, sin incluir mercados de carbono u otros sistemas de desviación que enmascaran el incumplimiento de las reducciones reales de emisiones de gases de efecto invernadero. Requerimos establecer primero una meta para el conjunto de los países desarrollados, para luego realizar la asignación individual para cada país desarrollado en el marco de una comparación de esfuerzos entre cada uno de ellos, manteniendo así el sistema del Protocolo de Kioto para las reducciones de las emisiones. Los Estados Unidos de América, en su carácter de único país de la Tierra del Anexo 1 que no ratificó el Protocolo de Kioto, tiene una responsabilidad significativa ante todos los pueblos del mundo, por cuanto debe ratificar el Protocolo de Kioto y comprometerse a respetar y dar cumplimiento a los objetivos de reducción de emisiones a escala de toda su economía.

Los pueblos tenemos los mismos derechos de protección ante los impactos del cambio climático, y rechazamos la noción de adaptación al cambio climático entendida como la resignación a los impactos  provocados por las emisiones históricas de los países desarrollados, quienes deben adaptar sus estilos de vida y de consumo ante esta emergencia planetaria. Nos vemos forzados a enfrentar los impactos del cambio climático, considerando la adaptación como un proceso y no como una imposición, y además como herramienta que sirva para contrarrestarlos, demostrando que es posible vivir en armonía bajo un modelo de vida distinto.

Es necesario construir un Fondo de Adaptación, como un fondo exclusivo para enfrentar el cambio climático como parte de un mecanismo financiero manejado y conducido de manera soberana, transparente y equitativa, por nuestros Estados.  Bajo este Fondo se debe  valorar: los impactos y sus costos en países en desarrollo y las necesidades que estos impactos deriven, y registrar y monitorear el apoyo por parte de países desarrollados. Éste debe manejar además un mecanismo para el resarcimiento por daños por impactos ocurridos y futuros, por pérdida de oportunidades y la reposición por eventos climáticos extremos y graduales, y costos adicionales que podrían presentarse si nuestro planeta sobrepasa los umbrales ecológicos  así como aquellos impactos que están frenando el derecho a Vivir Bien.

El “Entendimiento de Copenhague” impuesto sobre los países en desarrollo por algunos Estados, más allá de ofertar recursos insuficientes, pretende en sí mismo dividir y enfrentar a los pueblos, y pretende extorsionar a los países en desarrollo condicionando el acceso a recursos de adaptación a cambio de medidas de mitigación. Adicionalmente se establece como inaceptable que en los procesos de negociación internacional se intente categorizar a los países en desarrollo por su vulnerabilidad al cambio climático, generando disputas, desigualdades y segregaciones entre ellos.

El inmenso desafío que enfrentamos como humanidad para detener el calentamiento global y enfriar el planeta sólo se logrará llevando adelante una profunda transformación en la agricultura hacia un modelo sustentable de producción agrícola campesino e indígena/originario, y otros modelos y prácticas ancestrales ecológicas que contribuyan a solucionar el problema del cambio climático y que aseguren la Soberanía Alimentaria, entendida como el derecho de los pueblos a controlar sus propias semillas, tierras, agua y la producción de alimentos, garantizando, a través de una producción en armonía con la Madre Tierra, local y culturalmente apropiada, el acceso de los pueblos a alimentos suficientes, variados y nutritivos en complementación con la Madre Tierra y profundizando la producción autónoma (participativa, comunitaria y compartida) de cada nación y pueblo.

El Cambio Climático ya está produciendo profundos impactos sobre la agricultura y los modos de vida de los pueblos indígenas/originarios y campesinos del mundo, y estos impactos se irán agravando en el futuro.

El agro negocio a través de su modelo social, económico y cultural de producción capitalista globalizada y su lógica de producción de alimentos para el mercado, y no para cumplir con el derecho a la alimentación, es una de las causas principales del cambio climático. Sus herramientas tecnológicas, comerciales y políticas no hacen más que profundizar la crisis climática e incrementar el hambre en el planeta. Por esta razón rechazamos los Tratados de Libre Comercio y Acuerdos de Asociación y toda forma de aplicación de los Derechos de Propiedad Intelectual sobre la vida, los paquetes tecnológicos actuales (agroquímicos, transgénicos) y aquellos que se ofrecen como falsas soluciones (agrocombustibles, geoingeniería, nanotecnología, tecnología Terminator y similares) que únicamente agudizarán la crisis actual.

Al mismo tiempo denunciamos cómo este modelo capitalista impone megaproyectos de infraestructura, invade territorios con proyectos extractivistas, privatiza y mercantiliza el agua y militariza los territorios, expulsando a los pueblos indígenas y campesinos de sus territorios, impidiendo la Soberanía Alimentaria y profundizando la crisis socioambiental.

Exigimos reconocer el derecho de todos los pueblos, los seres vivos y la Madre Tierra, a acceder y gozar del agua, y apoyamos la propuesta del Gobierno de Bolivia para reconocer al agua como un Derecho Humano Fundamental.

La definición de bosque utilizada en las negociaciones de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, la cual incluye plantaciones, es inaceptable. Los monocultivos no son bosques. Por lo tanto, exigimos una definición para fines de negociación que reconozca los bosques nativos y la selva y la diversidad de los ecosistemas de la tierra.

La Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas debe ser plenamente reconocida, implementada e integrada en las negociaciones de cambio climático. La mejor estrategia y acción para evitar la deforestación y degradación, y proteger los bosques nativos y la selva, es reconocer y garantizar los derechos colectivos de las tierras y territorios considerando especialmente que la mayoría de los bosques y selvas están en los territorios de pueblos y naciones indígenas, comunidades campesinas y tradicionales.

Condenamos los mecanismos de mercado, como el mecanismo de REDD (Reducción de emisiones por la deforestación y degradación de bosques) y sus versiones + y ++, que está violando la soberanía de los Pueblos y su derecho al consentimiento libre, previo e informado, así como a la soberanía de Estados nacionales, y viola los derechos, usos y costumbres de los Pueblos y los Derechos de la Naturaleza.

Los países contaminadores están obligados a transferir de manera directa los recursos económicos y tecnológicos para pagar la restauración y mantenimiento de los bosques y selvas, en favor de los pueblos y estructuras orgánicas ancestrales indígenas, originarias, campesinas. Esto deberá ser una compensación directa y adicional a las fuentes de financiamiento comprometidas por los países desarrollados, fuera del mercado de carbono, y nunca sirviendo como las compensaciones de carbono (offsets). Demandamos a los países a detener las iniciativas locales en bosques y selvas basados en mecanismos de mercado y que proponen resultados inexistentes y condicionados. Exigimos a los gobiernos un programa mundial de restauración de bosques nativos y selvas, dirigido y administrado por los pueblos, implementando semillas forestales, frutales y de flora autóctona. Los gobiernos deben eliminar las concesiones forestales y apoyar la conservación del petróleo bajo la tierra, y que se detenga urgentemente la explotación de hidrocarburos en las selvas.

Exigimos a los Estados que reconozcan, respeten y garanticen la efectiva aplicación de los estándares internacionales de derechos humanos y los derechos de los Pueblos Indígenas, en particular la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, el Convenio 169 de la OIT, entre otros instrumentos pertinentes, en el marco de las negociaciones, políticas y medidas para resolver los desafíos planteados por el cambio climático. En especial, demandamos a los Estados a que reconozcan jurídicamente la preexistencia del derecho sobre nuestros territorios, tierras y recursos naturales para posibilitar y fortalecer nuestras formas tradicionales de vida y contribuir efectivamente a la solución del cambio climático.

Demandamos la plena y efectiva aplicación del derecho a la consulta, la participación y el consentimiento previo, libre e informado de los Pueblos Indígenas en todos los procesos de negociación así como en el diseño e implementación de las medidas relativas al cambio climático.

En la actualidad la degradación medioambiental y el cambio climático alcanzarán niveles críticos, siendo una de las principales consecuencias la migración interna así como internacional. Según algunas proyecciones en 1995 existían alrededor de 25 millones de migrantes climáticos, al presente se estima en 50 millones y las proyecciones para el año 2050 son de 200 a 1000 millones de personas que serán desplazadas por situaciones derivadas del cambio climático.

Los países desarrollados deben asumir la responsabilidad sobre los migrantes climáticos, acogiéndolos en sus territorios y reconociendo sus derechos fundamentales, a través de la firma de convenios internacionales que contemplen la definición de migrante climático para que todos los Estados acaten sus determinaciones.

Constituir un Tribunal Internacional de Conciencia para denunciar, hacer visible, documentar, juzgar y sancionar las violaciones de los derechos de los(s) migrantes, refugiados(as) y desplazados en los países de origen, tránsito y destino, identificando claramente las responsabilidades de los Estados, compañías y otros actores.

El financiamiento actual destinado a los países en desarrollo para cambio climático y la propuesta del Entendimiento de Copenhague son ínfimos. Los países desarrollados deben comprometer un financiamiento anual nuevo, adicional a la Ayuda Oficial al Desarrollo y de fuente pública, de al menos 6% de su PIB para enfrentar el cambio climático en los países en desarrollo. Esto es viable tomando en cuenta que gastan un monto similar en defensa nacional y destinaron 5 veces más para rescatar bancos y especuladores en quiebra, lo que cuestiona seriamente sus prioridades mundiales y su voluntad política. Este financiamiento debe ser directo, sin condicionamiento, y no vulnerar la soberanía nacional ni la autodeterminación de las comunidades y grupos más afectados.

En vista de la ineficiencia del mecanismo actual, en la Conferencia de México se debe establecer un nuevo mecanismo de financiamiento que funcione bajo la autoridad de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre cambio Climático rindiendo cuentas a la misma, con una representación significativa de los países en desarrollo para garantizar el cumplimiento de los compromisos de financiamiento de los países Anexo 1.

Se ha constatado que los países desarrollados incrementaron sus emisiones en el periodo 1990 – 2007, no obstante haber manifestado que la reducción se vería sustancialmente coadyuvada con mecanismos de mercado.

El mercado de carbono se ha transformado en un negocio lucrativo, mercantilizando nuestra Madre Tierra, esto no representa una alternativa para afrontar el cambio climático, puesto que saquea, devasta la tierra, el agua e incluso la vida misma.

La reciente crisis financiera ha demostrado que el mercado es incapaz de regular el sistema financiero, que es frágil e inseguro ante la especulación y la aparición de agentes intermediarios, por lo tanto, sería una total irresponsabilidad dejar en sus manos el cuidado y protección de la propia existencia humana y de nuestra Madre Tierra.

Consideramos inadmisible que las negociaciones en curso pretendan la creación de nuevos mecanismos que amplíen y promuevan el mercado de carbono toda vez que los mecanismos existentes nunca resolvieron el problema del Cambio Climático ni se transformaron en acciones reales y directas en la reducción de gases de efecto invernadero.

Es imprescindible exigir el cumplimento de los compromisos asumidos por los países desarrollados en la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático respecto al desarrollo y transferencia de tecnología, así como rechazar la “vitrina tecnológica” propuesta por países desarrollados que solamente comercializan la tecnología. Es fundamental establecer los lineamientos para crear un mecanismo multilateral y multidisciplinario para el control participativo, la gestión y la evaluación continua del intercambio de tecnologías. Estas tecnologías deben ser útiles, limpias, y socialmente adecuadas. De igual manera es fundamental el establecimiento de un fondo de financiamiento e inventario de tecnologías apropiadas y liberadas de derechos de propiedad intelectual, en particular de patentes que deben pasar de monopolios privados a ser de dominio público, de libre accesibilidad y bajo costo.

El conocimiento es universal, y por ningún motivo puede ser objeto de propiedad privada y de utilización privativa, como tampoco sus aplicaciones en forma de tecnologías. Es deber de los países desarrollados compartir su tecnología con países en desarrollo, crear centros de investigación para la creación de tecnologías e innovaciones propias, así como defender e impulsar su desarrollo y aplicación para el vivir bien. El mundo debe recuperar, aprender, reaprender los principios y enfoques del legado ancestral de sus pueblos originarios para detener la destrucción del planeta, así como los conocimientos y prácticas ancestrales y recuperación de la espiritualidad en la reinserción del vivir bien juntamente con la Madre Tierra.

Considerando la falta de voluntad política de los países desarrollados para cumplir de manera efectiva sus compromisos y obligaciones asumidos en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Protocolo de Kioto, y frente a la inexistencia de una instancia legal internacional que prevenga y sancione todos aquellos delitos y crímenes climáticos y ambientales que atenten contra los derechos de la Madre Tierra y la humanidad, demandamos la creación de un Tribunal Internacional de Justicia Climática y Ambiental que tenga la capacidad jurídica vinculante de prevenir, juzgar y sancionar a los Estados, las Empresas y personas que por acción u omisión contaminen y provoquen el cambio climático.  Respaldar a los Estados que presenten demandas en la Corte Internacional de Justicia contra los países desarrollados que no cumplen con sus compromisos bajo la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Protocolo de Kioto, incluyendo sus compromisos de reducción de gases de efecto invernadero. Instamos a los pueblos a proponer y promover una profunda reforma de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para que todos sus Estados miembros cumplan las decisiones del Tribunal Internacional de Justicia Climática y Ambiental.

El futuro de la humanidad está en peligro, y no podemos aceptar que un grupo de gobernantes de países desarrollados quieran definir por todos los países, como lo intentaron hacer infructuosamente en la Conferencia de las Partes de Copenhague. Esta decisión nos compete a todos los pueblos. Por eso es necesaria la realización de un Referéndum Mundial, plebiscito o consulta popular, sobre el cambio Climático en el cuál todos seamos consultados sobre: el nivel de reducciones de emisiones que deben hacer los países desarrollados y las empresas transnacionales; el financiamiento que deben proveer los países desarrollados; la creación de un Tribunal Internacional de Justicia Climática; la necesidad de una Declaración Universal de Derechos de la Madre Tierra y; la necesidad de cambiar el actual sistema capitalista.

El proceso del Referéndum Mundial, plebiscito o consulta popular será fruto de un proceso de preparación que asegure el desarrollo exitoso del mismo.

Con el  fin de coordinar nuestro accionar internacional e implementar los resultados del presente “Acuerdo de los Pueblos” llamamos a construir un Movimiento Mundial de los Pueblos por la Madre Tierra que se basará en los principios de complementariedad y respeto a la diversidad de origen y visiones de sus integrantes, constituyéndose en un espacio amplio y democrático de coordinación y articulación de acciones a nivel mundial.

Con tal propósito, adoptamos el plan de acción mundial adjunto para que, en México, los países desarrollados del Anexo 1 respeten el marco legal vigente, y reduzcan sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 50 %, y se asuman las diferentes propuestas contenidas en este Acuerdo.

Finalmente, acordamos realizar la 2ª Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra en el 2011, como parte de este proceso de construcción del Movimiento Mundial de los Pueblos por la Madre Tierra, y para reaccionar frente a los resultados de la Conferencia de Cambio Climático que se realizará a fines de año en Cancún, México.

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Hacia la Declaración Universal de los Derechos de la Naturaleza

April 21, 2010 By Irizarry

Esto nos conduce a aceptar que la Naturaleza, en tanto término conceptualizado por los seres humanos, debe ser reinterpretada y revisada íntegramente. Para empezar la humanidad no está fuera de la Naturaleza. La visión dominante, incluso al definir la Naturaleza sin considerar a la humanidad como parte integral de la misma, ha abierto la puerta para dominarla y manipularla. Se le ha transformado en recursos o en “capital natural” a ser explotados. Cuando, en realidad, la Naturaleza puede existir sin seres humanos… […] Esto implica organizar la economía preservando la integridad de los procesos naturales, garantizando los flujos de energía y de materiales en la biosfera, sin dejar de preservar la biodiversidad. […] Nuestra responsabilidad es grande y compleja. Al tiempo que condenamos los sistemas y las prácticas depredadoras forjadas en el capitalismo metropolitano, debemos condenar por igual y superar las diversas formas de extractivismo que consolidan la sumisión de nuestros países en el mercado mundial, en tanto productores y exportadores de materias primas. Este extractivismo, para nada superado en nuestros países, seguirá hundiendo en la miseria a los pueblos y agravando los problemas ambientales.

Ahora es el turno, en Bolivia, de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y Derechos de la Madre Tierra (1), que se lleva cabo en estos días, del 19 al 22 de abril, en la ciudad de Cochabamba. Luego del fracaso de Dinamarca, y al mismo tiempo con otros esfuerzos como el de Klimaforum (2), el planteamiento de que hay que poner la perspectiva de las ecologías en primer plano como orientación de nuestras sociedades sigue abriendo espacios de debate, discusiones y programas de trabajo (de luchas). Crear, sostener y ampliar estos espacios es urgente, y es urgente que ello ocurra desde abajo.

Son espacios de lucha que tal vez permitan insistir en lo apremiante: no podemos seguir como vamos si acaso es que queremos constituir una convivencia que respete las necesidades de las ecologías en las cuales existimos. En eso se nos va la vida del planeta, que hay que entender como nuestras propias vidas, en lo cotidiano.

Vivimos un proceso de crisis del clima, pero no es solo esa la crisis de las ecologías. La crisis del clima es síntoma, resultado, de todas las prácticas que insisten en la explotación y en el uso desmedido e irresponsable de los recursos (tanto los físicos como los humanos) en función del lucro de los pocos, olvidando el beneficio de los muchos. La crisis climática es consecuencia de crisis de las ecologías, y las ecologías son ante todo sociales (de las producciones y de los consumos que siempre andan juntos), debido a nuestra presencia.

Hay que ver, entender y tal vez recordar (si acaso) …

Los humanos no somos indispensables para el planeta, pero el planeta sí es indispensable para nosotros. Como especie, vivimos en sociedad, nunca somos ni hemos sido jamás individuos aislados. No hemos estado nunca separados del entorno, de eso que ahora llamamos “lo natural” y “la naturaleza” (concebido ahora como algo ajeno y distinto a nosotros). Nuestra existencia social siempre se ha dado en los entornos llamados naturales. La pregunta es entonces cómo logramos ahora sociedades que funcionen a partir de ese reconocimiento tan elemental y primario, el de la necesidad de los equilibrios de lo sustentable. Existimos porque estamos en esos entornos, y los entornos somos nosotros.

En ese sentido, cualquier resolución de las crisis ecológicas actuales no es “técnica” (tecnocrática, la de las burocracias de las “tecnologías”), ni puede privilegiar cualquier variable conveniente para los poderes, como lo es  la noción de la “población” (en la posición del malthusianismo que se renueva como justificación de nuevas políticas de control).

Como sociedad, las únicas opciones posibles, en medio de las crisis ecológicas que hemos permitido, pasan por lo político, pero tiene que ser política nueva, pues exige cambios de modos de vida, de producción, de consumos y de gobierno, y requiere raíces comunitarias en las cuales cada persona se haga responsable de todos los demás y de las ecologías indispensables que permiten (y todavía toleran) nuestra existencia. Esa política nueva tiene que lograrse en las acciones comunitarias, y no puede ser política de delegaciones jerárquicas, ni autoritarias.

Ya veremos si somos capaces de hacerlo. No podremos tan siquiera intentarlo a menos que no conquistemos espacios de lucha que sean capaces de pensar y hacer lo necesario. Ya veremos.

No basta con torcer el bastón de lo jurídio en sentido contrario y asumir lo planetario como Sujeto legal y jurídco, pero hay que admitir que ello es un planteamiento que provoca. ¿Quieres Sujeto jurídico? Pues ahí tienes al planeta, que somos nosotros. ¿Quiénes somos nosotros? La pregunta ahora es quién representa a la Madre Tierra, y cuáles luchas se hacen posibles. Si las corporaciones multinacionales son Sujeto jurídico, me pregunto entonces por qué no puede serlo la Madre Tierra. ¿Quién la representa, sino todos nosotros? No los de arriba que se lucran de las crisis de las ecologías, sino todos nosotros.

Ya veremos …

http://envivo.cmpcc.org.bo/Hacia-la-Declaracion-Universal-de


Hacia la Declaración Universal de los Derechos de la Naturaleza

Martes 20 de abril de 2010

http://www.rebelion.org/ Alberto Acosta Alai-amlatina (http://alainet.org/active/37414)
En los Derechos de la Naturaleza el centro está puesto en la Naturaleza. Ésta vale por sí misma, independientemente de la utilidad o usos del ser humano, que forma parte de la naturaleza.

La compleja construcción de un proyecto de vida en común

Toda Constitución sintetiza un momento histórico. En toda Constitución se cristalizan procesos sociales acumulados. Y en toda Constitución se plasma una determinada forma de entender la vida. Una Constitución, sin embargo, no hace a una sociedad. Es la sociedad la que elabora la Constitución y la adopta casi como una hoja de ruta. Una Constitución, más allá de su indudable trascendencia jurídica, es ante todo un proyecto político de vida en común, que debe ser puesto en vigencia con el concurso activo de la sociedad.

Desde esta perspectiva, la Constitución ecuatoriana -construida colectivamente en los años 2007 y 2008-, fiel a las demandas acumuladas en la sociedad, consecuente con las expectativas creadas, responsable con los retos globales, se proyecta como medio e incluso como un fin para dar paso a cambios estructurales. En su contenido afloran múltiples definiciones para impulsar transformaciones de fondo, a partir de propuestas construidas a lo largo de muchas décadas de resistencias y de luchas sociales. Transformaciones muchas veces imposibles de aceptar (e incluso de entender) por parte de los constitucionalistas tradicionales y de quienes a la postre ven que sus privilegios están en peligro. Una de esas “novedades” se plasma en los Derechos de la Naturaleza.

La Naturaleza en el centro del debate

La acumulación material -mecanicista e interminable de bienes-, apoltronada en “el utilitarismo antropocéntrico sobre la Naturaleza”- al decir del uruguayo Eduardo Gudynas-, no tiene futuro. Los límites de los estilos de vida sustentados en esta visión ideológica del progreso son cada vez más notables y preocupantes. No se puede seguir asumiendo a la Naturaleza como un factor de producción para el crecimiento económico o como un simple objeto de las políticas de desarrollo.

Esto nos conduce a aceptar que la Naturaleza, en tanto término conceptualizado por los seres humanos, debe ser reinterpretada y revisada íntegramente. Para empezar la humanidad no está fuera de la Naturaleza. La visión dominante, incluso al definir la Naturaleza sin considerar a la humanidad como parte integral de la misma, ha abierto la puerta para dominarla y manipularla. Se le ha transformado en recursos o en “capital natural” a ser explotados. Cuando, en realidad, la Naturaleza puede existir sin seres humanos…

En este punto hay que rescatar las dimensiones de la sustentabilidad. Ésta exige una nueva ética para organizar la vida misma. Un paso clave, los objetivos económicos deben estar subordinados a las leyes de funcionamiento de los sistemas naturales, sin perder de vista el respeto a la dignidad humana y la mejoría de la calidad de vida de las personas.

Un proceso histórico de ampliación de los derechos

A lo largo de la historia, cada ampliación de los derechos fue anteriormente impensable. La emancipación de los esclavos o la extensión de los derechos civiles a los afroamericanos, a las mujeres y a los niños fueron una vez rechazadas por los grupos dominantes por ser consideradas como un absurdo. Para la abolición de la esclavitud se requería que se reconozca “el derecho de tener derechos”, lo que exigía un esfuerzo político para cambiar aquellas leyes que negaban esos derechos. Para liberar a la Naturaleza de esta condición de sujeto sin derechos o de simple objeto de propiedad, es entonces necesario un esfuerzo político que reconozca que la Naturaleza es sujeto de derechos. Este aspecto es fundamental si aceptamos que todos los seres vivos tienen el mismo derecho ontológico a la vida.

Esta lucha de liberación es, ante todo, un esfuerzo político que empieza por reconocer que el sistema capitalista destruye sus propias condiciones biofísicas de existencia. Dotar de Derechos a la Naturaleza significa, entonces, alentar políticamente su paso de objeto a sujeto, como parte de un proceso centenario de ampliación de los sujetos del derecho. Si se aseguran derechos a la Naturaleza se consolida el “derecho a la existencia” de los propios seres humanos, como anotaba en 1988 el jurista suizo Jörg Leimbacher.

Del actual antropocentrismo debemos transitar, al decir de Gudynas, al biocentrismo. Esto implica organizar la economía preservando la integridad de los procesos naturales, garantizando los flujos de energía y de materiales en la biosfera, sin dejar de preservar la biodiversidad.

Estos planteamientos ubican con claridad por dónde debería marchar la construcción de una nueva forma de organización de la sociedad. Pero no será fácil. Sobre todo en la medida que ésta afecta los privilegios de los círculos de poder nacionales y transnacionales, éstos harán lo imposible para tratar de detener este proceso. Esta reacción, lamentablemente, también se nutre de algunas acciones y decisiones del gobierno de Rafael Correa, quien alentó con entusiasmo el proceso constituyente y la aprobación popular de la Constitución de Montecristi, pero que con algunas de las leyes aprobadas posteriormente, por ejemplo la Ley de Minería o la Ley de Soberanía Alimentaria, sin dar paso a la conformación del Estado plurinacional, en una suerte de contrarrevolución legal, atenta contra varios de los principios constitucionales.

Una declaración pionera a nivel mundial

Al reconocer a la Naturaleza como sujeto de derechos, en la búsqueda de ese necesario equilibrio entre la Naturaleza y las necesidades y derechos de los seres humanos, enmarcados en el principio del Buen Vivir, se supera la clásica versión jurídica. Y para conseguirlo nada mejor que diferenciar los Derechos Humanos de los Derechos de la Naturaleza, tal como lo plantea Gudynas.

En los Derechos Humanos el centro está puesto en la persona. Se trata de una visión antropocéntrica. En los derechos políticos y sociales, es decir de primera y segunda generación, el Estado reconoce a la ciudadanía esos derechos, como parte de una visión individualista e individualizadora. En los derechos económicos, culturales y ambientales, conocidos como derechos de tercera generación, se incluye el derecho a que los seres humanos gocen de condiciones sociales equitativas y de un medio ambiente sano y no contaminado. Se procura evitar la pobreza y el deterioro ambiental.

Los derechos de primera generación se enmarcan en la visión clásica de la justicia: imparcialidad ante la ley, garantías ciudadanas, etc. Para cristalizar los derechos económicos y sociales se da paso a la justicia redistributiva o justicia social, orientada a resolver la pobreza. Los derechos de tercera generación configuran, además, la justicia ambiental, que atiende sobre todo demandas de grupos pobres y marginados en defensa de la calidad de sus condiciones de vida afectada por destrozos ambientales. En estos casos, cuando hay daños ambientales, los seres humanos pueden ser indemnizados, reparados y/o compensados.

En los Derechos de la Naturaleza el centro está puesto en la Naturaleza. Esta vale por sí misma, independientemente de la utilidad o usos del ser humano, que forma parte de la Naturaleza. Esto es lo que representa una visión biocéntrica. Estos derechos no defienden una Naturaleza intocada, que nos lleve, por ejemplo, a dejar de tener cultivos, pesca o ganadería. Estos derechos defienden mantener los sistemas de vida, los conjuntos de vida. Su atención se fija en los ecosistemas, en las colectividades, no en los individuos. Se pueden comer carne, pescado y granos, por ejemplo, mientras se asegure que quedan ecosistemas funcionando con sus especies nativas.

A los Derechos de la Naturaleza se los llama derechos ecológicos para diferenciarlos de los derechos ambientales de la opción anterior. En la nueva Constitución ecuatoriana -no así en la boliviana- estos derechos aparecen en forma explícita como Derechos de la Naturaleza, así como derechos para proteger las especies amenazadas y las áreas naturales o restaurar las áreas degradadas. También es trascendente la incorporación del término Pacha Mama, como sinónimo de Naturaleza, en tanto reconocimiento de interculturalidad y plurinacionalidad.

En este campo, la justicia ecológica pretende asegurar la persistencia y sobrevivencia de las especies y sus ecosistemas, como redes de vida. Esta justicia es independiente de la justicia ambiental. No es de su incumbencia la indemnización a los humanos por el daño ambiental. Se expresa en la restauración de los ecosistemas afectados. En realidad se deben aplicar simultáneamente las dos justicias: la ambiental para las personas, y la ecológica para la Naturaleza.

Siguiendo con las reflexiones de Gudynas, los Derechos de la Naturaleza necesitan y a la vez originan otro tipo de definición de ciudadanía, que se construye en lo social pero también en lo ambiental. Estas ciudadanías son plurales, ya que dependen de las historias y de los ambientes, acogen criterios de justicia ecológica que superan la visión tradicional de justicia.

La proyección de los Derechos de la Naturaleza

De los Derechos de la Naturaleza, asumidos en la Constitución ecuatoriana, se derivan decisiones trascendentales. Uno clave tiene que ver con procesos de desmercantilización de la Naturaleza, como ha sido la privatización del agua, así como de sus sistemas de distribución y abastecimiento. Igualmente se exige la eliminación de criterios mercantiles para utilizar los servicios ambientales. La restauración integral de los ecosistemas degradados es otro de los pasos revolucionarios adoptados.

La soberanía alimentaria se transforma en eje conductor de las políticas agrarias e incluso de recuperación del verdadero patrimonio nacional: su biodiversidad. Incluso se reclama la necesidad de conseguir la soberanía energética, sin poner en riesgo la soberanía alimentaria o el equilibrio ecológico.

Si aceptamos que es necesaria una nueva ética para reorganizar la vida en el planeta, resulta indispensable agregar a la justicia social y la justicia ambiental, la justicia ecológica. En otras palabras, los Derechos Humanos se complementan con los Derechos de la Naturaleza, y viceversa.

De los Andes al mundo

El mandato de los Derechos de la Naturaleza nos invita a pensar y realizar una integración regional de nuevo cuño. Y desde esta perspectiva, desde Nuestra América habrá que levantar la tesis de una pronta Declaración Universal de los Derechos de la Naturaleza, compromiso que podrá encontrar un espaldarazo en el marco de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra, convocada por el presidente Evo Morales.

Nuestra responsabilidad es grande y compleja. Al tiempo que condenamos los sistemas y las prácticas depredadoras forjadas en el capitalismo metropolitano, debemos condenar por igual y superar las diversas formas de extractivismo que consolidan la sumisión de nuestros países en el mercado mundial, en tanto productores y exportadores de materias primas. Este extractivismo, para nada superado en nuestros países, seguirá hundiendo en la miseria a los pueblos y agravando los problemas ambientales.

En suma, está en juego el Buen Vivir (sumak kausay o suma qamaña), relacionado estrechamente con los Derechos de la Naturaleza. Estos derechos, sumados a los Derechos Humanos, nos conminan a construir democráticamente sociedades sustentables. Y esas sociedades se lograrán a partir de ciudadanías plurales pensadas también desde lo ambiental, en las que el ser humano y las diversas colectividades de seres humanos coexistan en armonía con la Naturaleza.

Alberto Acosta es Economista ecuatoriano. Profesor e investigador de la FLACSO. Consultor internacional. Ex ministro de Energía y Minas. Ex presidente de la Asamblea Constituyente.

Fuente: http://alainet.org/active/37414

1. http://envivo.cmpcc.org.bo/ conferencia

2. http://klimaforum.org/about

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CAMBIO CLIMÁTICO: El día después de mañana pudo haber sido ayer

February 14, 2010 By Irizarry

“No digo que el calentamiento del planeta sea la única causa (de las tormentas de nieve), …pero estamos en una tendencia de calentamiento”, sostuvo. 

”Es absurdo afirmar en medio de una tendencia general al calentamiento que una tormenta de nieve es prueba de una tendencia al enfriamiento. Pero los anticientíficos intentan impulsar esa idea”, dijo Romm. 

De hecho, el aumento de la precipitación de nieve está completamente de acuerdo con las proyecciones climáticas, dijo Jeff Master, un meteorólogo que trabaja para WeatherUnderground.com. 

Aunque las actuales tormentas se deben probablemente a la “variabilidad natural”, no dejan de ser históricamente extraordinarias y es razonable esperar que el recalentamiento del planeta provoque más de estas tormentas en el futuro. 

Romm estuvo de acuerdo. “Si calentamos el planeta y ponemos más humedad en la atmósfera, tendremos precipitaciones más intensas de las que se han observado en Estados Unidos y en el mundo”, dijo.

Lo cierto es que mientras se siga defendiendo incondicionalmente el consumo de los combustibles basados en los hidrocarburos, pues hay que seguir negando la tendencia de calentamiento global. Por otra parte, si no se entiende (ni se acepta) el concepto de tendencia, pues no hay de qué hablar. La tendencia incluye hechos y eventos aparentemente contrarios, pero lo que vale es lo que resulta de su movmiento. Suficientes representaciones gráficas hay que lo ilustran …

Lo más sencillo es negar la tendencia a partir de uno que otro evento que aparentemente la cancela, pero no es asunto de ignorancia. Es política, en el sentido de la política de los poderes. Se aprovecha la ignorancia (que se promueve), y se desmiente el calentamiento, pues es lo que le conviene a algunos, aunque le cueste la vida a otros. Tarde o temprano nos cuesta la vida a todos, pero eso no les importa a los que se benefician a corto plazo.

Mientras tanto, la tendencia del calentamiento sigue su curso. Se imagina tal vez en lo cotidiano como si fuera algo lejano y abstracto, como horizonte que nunca llega y no como umbral que ya estamos atravesando, como si fuera garata entre académicos y políticos, garata que se manipula por los medios (en sus mediaciones mediáticas del poder) como entretenimiento morboso. Lo cierto es que la tendencia es lo cotidiano, lo que sigue a diario, y se reconoce si acaso ajustamos la mirada, la perspectiva. Entonces, si se logra ver, la pregunta es qué se hace, aquí y ahora, para lograr alternativas.

Mientras tanto, mientras no se haga esa pregunta, seguimos aceptando y defendiendo los modos de sociedad y vida (de gobierno, producción y consumo) que tenemos, que son los que producen la tendencia del calentamiento global. Círculo vicioso ese, en el cual la muerte se disfraza de vida … Mientras no me toquen mis juguetes, muero feliz …

http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=94675

CAMBIO CLIMÁTICO: El día después de mañana pudo haber sido ayer
Por Matthew Berger

WASHINGTON, 13 feb (IPS) – La película “El día después de mañana” (The Day After Tomorrow), que mostraba al norte de Estados Unidos sepultado bajo metros de nieve tras un abrupto cambio del clima mundial, consolidó en la conciencia pública la asociación entre el cambio climático y los fenómenos meteorológicos extremos.

Aunque el metro aproximado de nieve que cubrió a Washington D.C. y a toda la costa atlántica central de Estados Unidos en la última semana no se parece a las olas gigantescas y las paredes de hielo que acechaban a Jake Gyllenhaal y Dennis Quaid en ese filme de ciencia ficción, ha sido de todos modos un fenómeno excepcional que paralizó a la capital.

Uno de los efectos duraderos de lo ocurrido esta semana es el debate que ha provocado acerca del impacto del cambio climático y cómo el gobierno debería enfrentarlo.

Las escenas que se vieron en las calles de Washington esta semana parecían posteriores al Apocalipsis. Silenciosas, monocromáticas y vacías, representaban para algunos un mundo en que no se toma ninguna medida para frenar el cambio climático.

Otros, en cambio, vieron en este fenómeno invernal una posibilidad de negar el recalentamiento del planeta.

El senador republicano James Inhofe, por ejemplo, declaró el miércoles al diario The New York Times que el tiempo reinante aumenta la duda sobre si el cambio climático es un fenómeno “inequívoco” o una suposición de los seres humanos.

Asimismo, comentadores de la cadena de noticias Fox News destacaron lo que consideraron la “inconveniente” conexión entre la gran nevada y la teoría del recalentamiento del planeta, según la cual la quema de combustible fósiles provoca un efecto invernadero que aumenta la temperatura de la Tierra y trastorna su clima.

Por otro lado, destacados científicos y activistas consideran que el tiempo extremo de la última semana contribuye a desacreditar a quienes niegan el cambio climático.

“Esta nevada récord no es de ninguna forma una prueba contra el cambio climático, y de hecho es muy coherente con él”, aseguró Joseph Romm, funcionario del Departamento de Energía bajo la presidencia de Bill Clinton (1993-2001) y actual director del blog del “Progreso del Clima” del Centre for American Progress (Centro para el Progreso Estadounidense).

“No digo que el calentamiento del planeta sea la única causa (de las tormentas de nieve), …pero estamos en una tendencia de calentamiento”, sostuvo.

“Es absurdo afirmar en medio de una tendencia general al calentamiento que una tormenta de nieve es prueba de una tendencia al enfriamiento. Pero los anticientíficos intentan impulsar esa idea”, dijo Romm.

De hecho, el aumento de la precipitación de nieve está completamente de acuerdo con las proyecciones climáticas, dijo Jeff Master, un meteorólogo que trabaja para WeatherUnderground.com.

Aunque las actuales tormentas se deben probablemente a la “variabilidad natural”, no dejan de ser históricamente extraordinarias y es razonable esperar que el recalentamiento del planeta provoque más de estas tormentas en el futuro.

Romm estuvo de acuerdo. “Si calentamos el planeta y ponemos más humedad en la atmósfera, tendremos precipitaciones más intensas de las que se han observado en Estados Unidos y en el mundo”, dijo.

En Washington, la precipitación intensa ha paralizado al gobierno federal desde el 5 de este mes. Todas las votaciones de la Cámara de Representantes se suspendieron por una semana, y el Senado sólo reanudó sus actividades el jueves.

Además, innumerables programas se han cancelado, desde discusiones de grupos de expertos hasta recitales.

Las escuelas de la zona de Washington tuvieron “días de nieve” que duraron al menos hasta el jueves inclusive, mientras que los funcionarios no esenciales del gobierno federal fueron autorizados a faltar al trabajo hasta este viernes.

Esta paralización del gobierno federal costó al gobierno unos 100 millones de dólares por día en productividad perdida, informó la Oficina de Gestión de Personal.

Al menos 20 muertes de la región centroatlántica fueron atribuidas a la tormenta, al igual que la falta de electricidad en unos 4.000 hogares el jueves de noche.

Numerosos vehículos quedaron atascados en bancos de nieve, el correo no se entregó, la basura no se recogió, las estanterías de las tiendas de comestibles se vaciaron y las filas para comprar alimentos evocaron numerosas referencias a la era soviética en diarios locales.

Entre los casi 80 centímetros de nieve caídos el sábado y los 25 adicionales del miércoles, este invierno se transformó en el peor de la capital de Estados Unidos desde que se tiene registro de las precipitaciones.

En lo que va de esta estación, cayeron en forma acumulada 141 centímetros de nieve, y se espera que esa cifra aumente con la nueva nevada pronosticada… para este lunes. (FIN/2010)

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CAMBIO CLIMÁTICO: No se hizo historia en Copenhague

December 19, 2009 By Irizarry

A pesar de las enormes presiones, las grandes esperanzas y los esfuerzos de último minuto de gobernantes de 128 países, todo concluyó en un vago texto titulado Acuerdo de Copenhague. La promesa de “sellar un pacto” climático fue pospuesta al menos un año más.

Y hablando de divisiones, la mayor parte de la sociedad civil considera que la reunión de Copenhague fue un amargo desastre. Es un fracaso que “condena a millones de personas del mundo pobre al hambre, al sufrimiento y a la pérdida de vidas”, dijo el nigeriano Nnimmo Bassey, presidente de la organización no gubernamental Amigos de la Tierra Internacional.

En el lado opuesto, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, sostuvo que se había logrado un “avance significativo y sin precedentes”, al hablar en una conferencia de prensa poco antes de la medianoche del viernes en el Bella Center, sede oficial de la 15 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (COP-15).

Mejor muestra no hay de la testaruda insistencia neoliberal por defender, cueste lo que cueste, su prodigiosa maquinaria de ganancias que vive de la ampliación de la explotación del planeta y de sus gentes, y de la capacidad que tiene para lograrlo.

Las distancias y divisiones entre perspectivas, posiciones y exigencias no son, sin embargo, solo entre los países llamados industriales y los otros llamados pobres.

Esas distancias y divisiones atraviesan todos los países, sus poblaciones, pues son las diferencias entre los poderosos y sus cómplices frente a los desposeídos, entre los que controlan los medios de producción y distribución y consumo, y los que sufren ese control de múltiples maneras, sutiles o brutales.

Se puede analizar con mucho cuidado cuáles son las redes y los laberintos de los poderes, de los poseedores propietarios explotadores, y sus aliados y sus cómplices, de los aparatos de los poderes grandes y pequeños que buscan incesantemente, y mediante múltiples estrategias, mantener a todos los poderes en sus lugares de privilegio. Se puede incluso afinar el análisis para entender cómo incluso entre los explotados hay coincidencias y correspondencias, participaciones, con y en los propios procesos de su explotaciones.

Pero al final cualquier análisis veremos que los matices se agrupan y condensan en torno a dos puntos, dos polos que viven su conflicto a diario en esta vida que vivimos ahora. De una parte están los explotadores. De otra parte están los explotados, los expropiados y subordinados, aunque algunos vivan su subordinación de manera imaginaria como participación y beneficio.

Si algo enseña el desenlace de Copenhague es que no basta con lo que se hace, con las maneras en que se resiste, si acaso se quiere algo distinto, sensato, algo que tome en cuenta las necesidades de los entornos y de la gente, desde un punto de vista que no sea el del mantenimiento del capitalismo neoliberal, algo distinto  que vea estos procesos y luchas desde el punto de vista de las ecologías (posibles).

Esa lección queda abierta, reiterada (no es la primera vez). Lo cierto parece ser que el currículo que se sigue implantando desde abajo no rinde frutos alternativos.

¿Podemos darnos el lujo de persistir en el fracaso? ¿Podemos darnos el lujo de permitir la euforia de “desarrollo” que sigue produciendo la muerte de los entornos (de todos nosotros), que sigue consiguiendo las ganancias inmediatas para unos pocos, a pesar (y a través) de la muerte que generan?

¿No somos esos entornos? ¿No son los entornos ante todo nuestra responsabilidad, ya que desde arriba no se hace algo responsable?

¿Cómo les quitamos ese poder de decidir, de imponer sus intereses? Entonces tal vez se pueda hacer algo distinto, aprender y descubrir cómo se hace lo distinto …

¿No se hizo historia en Copenhague? Claro que sí. Pero es la misma historia, la de siempre …

Y hay que insistir: el clima es consecuencia, no es causa. Somos los desposeídos.

http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=94285

CAMBIO CLIMÁTICO: No se hizo historia en Copenhague

Por Stephen Leahy

COPENHAGUE, 19 dic (IPS/TerraViva) – No se hizo historia en Copenhague. Tampoco se selló ningún pacto contra el cambio climático. Tras dos años de intensas negociaciones entre 194 países, rompe los ojos la división entre el mundo rico y el pobre.

Los países pobres quieren reducciones drásticas de las emisiones causantes del recalentamiento por parte del mundo industrial, y éste sigue resistiéndose a cortes sustantivos y metas obligatorias. 

-A pesar de las enormes presiones, las grandes esperanzas y los esfuerzos de último minuto de gobernantes de 128 países, todo concluyó en un vago texto titulado Acuerdo de Copenhague. La promesa de “sellar un pacto” climático fue pospuesta al menos un año más.

Y hablando de divisiones, la mayor parte de la sociedad civil considera que la reunión de Copenhague fue un amargo desastre. Es un fracaso que “condena a millones de personas del mundo pobre al hambre, al sufrimiento y a la pérdida de vidas”, dijo el nigeriano Nnimmo Bassey, presidente de la organización no gubernamental Amigos de la Tierra Internacional.

En el lado opuesto, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, sostuvo que se había logrado un “avance significativo y sin precedentes”, al hablar en una conferencia de prensa poco antes de la medianoche del viernes en el Bella Center, sede oficial de la 15 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (COP-15).

“Todas las grandes economías se han unido para aceptar su responsabilidad en las acciones necesarias para afrontar el peligro del cambio climático”, añadió Obama. 

-Parece evidente que los gobernantes no han prestado mucha atención a los anteriores 15 años de negociaciones climáticas.

“Los jefes de Estado ahora están realmente comprometidos”, opinó Robert Orr, secretario general adjunto de las Naciones Unidas para Coordinación de Políticas y Planeación Estratégica. “En Copenhague fue la primera vez que emplearon vocabulario climático”, dijo.

“Esto pone al clima en el mapa de los gobernantes y a éstos en el mapa del clima”, añadió Orr. También aventuró que la brecha entre la política y la ciencia está finalmente empezando a cerrarse.

Es un poco tarde para despertar a la realidad del cambio climático. Dos nuevos estudios indican que la retroalimentación climática hará imposible que el aumento de la temperatura media del planeta no supere los dos grados en el transcurso de este siglo.

Para conseguirlo, no sólo el mundo deberá dejar de emitir dióxido de carbono en las próximas décadas, sino que además habrá que retirar grandes cantidades de ese gas de la atmósfera para reducir su concentración de las actuales 389 partes por millón (ppm) a 350 ppm.

Fue a última hora del viernes cuando el mandatario estadounidense anunció que su país junto con India, Sudáfrica, Brasil y China habían acordado un texto a puertas cerradas, llamado Acuerdo de Copenhague. 

-Pero, como sólo participaron cinco de los 194 países que pasaron dos semanas discutiendo en Copenhague, algunos delegados se mostraron visiblemente enojados por no haber sido consultados, y las conversaciones continuaron toda la noche.

Para la tarde de este sábado, persistía la confusión sobre el estatuto legal del Acuerdo de Copenhague, y un puñado de naciones, entre ellas Arabia Saudita, Bolivia y Pakistán, se negaban a aceptarlo.

En definitiva, el Acuerdo no tiene carácter legal bajo los términos de la Convención de Cambio Climático, y los países que son parte de ella apenas “tomaron nota” de su existencia y expresaron, o no, su apoyo al mismo.

El viernes por la noche, Obama reconoció que se trataba sólo de un paso en un largo camino para alcanzar las metas indicadas por la ciencia. El mandatario insistió en su importancia, puesto que los países aceptaron drásticas reducciones de emisiones a largo plazo, con el fin de evitar que la temperatura media del planeta se eleve más de dos grados por encima de las marcas de la era preindustrial.

Según el texto, las naciones en desarrollo también aceptaron adoptar medidas voluntarias para reducir la cantidad de gases de efecto invernadero que arrojan a la atmósfera y aumentar esas medidas si se les suministra apoyo financiero.

Y hubo acuerdo en que los países ricos entreguen 100.000 millones de dólares por año para 2020 destinados a asistir a los países en desarrollo en la protección de sus bosques, la adaptación al cambio climático y la reducción de sus propias emisiones.

Se aceptó asimismo trabajar hacia un acuerdo legalmente vinculante que pueda ser adoptado el año que viene en la COP-16 que se celebrará en México.

“Estados Unidos no está legalmente obligado por nada de lo que se hizo aquí en Copenhague”, advirtió Obama.

Estados Unidos está internamente dividido sobre este asunto y debe recorrer aún un largo camino para adoptar obligaciones en la materia.

No había transcurrido una hora desde que Obama efectuó su discurso en la sesión matinal de la COP-15 cuando varios legisladores estadounidenses del Partido Republicano celebraron una conferencia de prensa en el Bella Center para negar que el cambio climático fuera causado por emisiones de combustibles fósiles, o sea del petróleo, el carbón y el gas natural.

Las conclusiones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) y de decenas de academias científicas de todo el mundo son sospechosas, agregaron los legisladores, ninguno de ellos científicos y todos procedentes de estados con poderosos intereses en el sector automotor o de combustibles fósiles.

“Hemos perdido muchas cosas en el camino”, manifestó Dessima Williams, de Granada, y portavoz de la Alianza de Pequeños Estados Insulares (AOSIS, por su sigla en inglés), integrada por 43 países.

“Hemos perdido el compromiso vigoroso para estabilizar (el aumento de) la temperatura mundial en 1,5 grados”, agregó. “Creemos que esto es fundamental para la supervivencia de nuestros estados miembros”, destacó Williams en la sesión final de la COP 15, este sábado.

Las activistas esperaban que un texto sensible al género reconociera la realidad de que las mujeres son por lejos las más perjudicadas por el cambio climático, señaló Ana Rojas, de Energía, una red internacional de género y sustentabilidad con sede en Holanda.

Sólo un tercio de los delegados que asistieron a la COP 15 este año son mujeres, lo cual dificulta la igualdad en la representación de las opiniones de mujeres y hombres en relación con el cambio climático.

“Necesitamos una visión compartida del género en el acuerdo final. Y no sólo con respecto a la adaptación, sino también a la mitigación y el financiamiento” de las medidas contra el cambio climático, dijo Rojas.

Aunque reconoció que el Acuerdo tuvo algunos avances, está lejos de ser el “acuerdo justo, ambicioso y legalmente vinculante” que la sociedad civil defendía.

Afuera de las sesiones en el Centro Bella, 1.800 manifestantes y periodistas fueron arrestados bajo la sospecha de que pudieran cometer ilegalidades, en lo que la sociedad civil consideró un intento del gobierno danés de reprimir la oposición legítima y la libertad de expresión.

El uso de “gases lacrimógenos, spray pimienta, tácticas de dispersión de multitudes y arrestos colectivos preventivos fija un precedente peligroso, no sólo para Dinamarca, sino para el futuro del mundo”, advirtió Tadzio Müller, de Climate Justice Action, una organización ecologista internacional.

“El planeta enfrenta una crisis trágica de liderazgo” sobre el cambio climático, declaró el director ejecutivo de Greenpeace Internacional, Kumi Naidoo.

El Acuerdo representa “una importante concesión a las industrias que contaminan el clima, especialmente del sector de los combustibles fósiles”, dijo Naidoo. 

-“La posibilidad de impedir el caos climático acaba de hacerse mucho más difícil”, comentó. (FIN/2009)

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Epígrafe

Las agrupaciones políticas y las autoridades ejecutivas son incapaces de entender las implicaciones que tienen estos asuntos. A pesar de que recientemente han iniciado un reconocimiento parcial de los peligros más obvios que amenazan al ambiente natural de nuestras sociedades, parecen estar satisfechos con plantearse la contaminación industrial desde un punto de vista tecnocrático. Sin embargo, lo cierto es que solo un planteamiento que pueda enlazar lo ético con lo político -lo que yo llamo ecosofía- y que empate los tres registros ecológicos (el ambiente natural, las relaciones sociales, y la subjetividad humana) sería capaz de arrojar luz sobre estas cuestiones. […] Lo que está en juego es la manera en que vivimos en este planeta.

Félix Guattari (The Three Ecologies)

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