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Los estadounidenses hemos reescrito nuestras leyes, como lo hicieron los argentinos, para legalizar los crímenes.

August 11, 2011 By Irizarry

Los estadounidenses hemos reescrito nuestras leyes, como lo hicieron los argentinos, para legalizar los crímenes.

Por aquello de que siempre hay que intentar reconocer relaciones, coincidencias que se juntan en los devenires que se encuentran, veamos lo que sigue. Hay en este momento varias líneas duras, turbias y muy espesas, en las densidades de los intentos actuales de reconfiguración continuada del poder en sus crisis. Siguen saliendo a flote en las dominaciones que buscan acomodarse en las fascistizaciones que proliferan.

Una de estas líneas es el triunfo del chantaje que ha definido e impuesto la decisión de los recortes y límites presupuestarios (draconianos, como si acaso hicieran falta ahora más restricciones para reforzar la precariedad de la subsistencia de la gente) de los gobiernos que se siguen sometiendo a los designios y prioridades más conservadoras (muy agresivas y reaccionarias) del neoliberalismo. Esto es internacional, multinacional, muy coordinado. Lo hemos visto ahora en los Estados Unidos. Obama ha confirmado su entrega a las facciones de derecha de ambos partidos, que no son sino un solo partido. Lo vemos en Europa (sigue su curso a pesar de las protestas que sigan siendo solo protestas). Cualquier economista -y hay varios- que entienda lo frágil de la situación actual, desde el punto de vista del mantenimiento de alguna forma de capitalismo que se pueda sostener sin desorden político peligroso, defiende la necesidad de los gastos para reactivar la economía (fuente de ingresos para el gobierno), en vez de las disminuciones presupuestarias (que es fuente de oportunidades adicionales para los capitanes del neoliberalismo) (1). Las limitaciones selectivas del presupuesto son lo que quieren desde arriba las tendencias más conservadoras de todos los partidos y organizaciones, lo draconiano. Esas resoluciones institucionales son Estatales y autoritarias, convenientes para quienes no sufren las consecuencias nefastas de las depredaciones que se imponen. Son adecuadas para seguir logrando salidas de mantenimiento sistémico que sean policíacas, oportunistas (las nuevas esferas de valorización del capital en lo que hasta ahora había sido la esfera pública) y especulativas (para ellos). Hay acciones criminales en todo esto, pero no son ilegales, o no se castigan. Se confirman la capacidad de los neoconservadores para imponer sus opciones, y la eficacia del estribillo del presupuesto como asunto de exclusiva y urgente prioridad. El teatro de esa crisis se repetirá ad infinitum con variaciones y escenarios subsiguientes. La otra cara de esa moneda es que siempre hay ganancias espectaculares en estas crisis. Por si acaso olvidamos lo que ya se ha concedido con los “rescates” financieros, pensemos en las privatizaciones que se han de promover como fuente de ingresos en el mantenimiento de servicios e infraestructuras. Eso no es nuevo. Ahora es el turno de Obama, a través de sus retóricas tímidas y debilitadas. No importa lo que colapsa para la gente, mientras se puedan sostener las reorganizaciones lucrativas que mantienen a los poderes. Se aprovechan además todas las oportunidades para seguir movilizando a las masas enclaustradas en los populismos de derecha (no es toda la gente, pero es gente suficiente, y los que no son fieles comparten muchas de las mismas premisas inculcadas). En este juego de espejos no desaparece el Estado. Desaparecen los aparatos de gobierno que habían sostenido un apoyo frágil de la gente en las crisis continuadas y fabricadas, y se fortalece el aparato de seguridad Estatal (tienen que protegerse desde arriba, por la inestabilidad que provocan y que quieren manejar). Eso es intervencionismo Estatal, desde arriba para los de arriba, que es el único intervencionismo bueno para ellos. De eso no se habla, de esa curiosa manera de querer disminuir el gobierno a través del intervencionismo Estatal del neoliberalismo.

Otra linea dura es la serie de los miedos que se manipulan en torno al llamado terrorismo. El caso más reciente se fija en Noruega. La prensa institucional atribuye inmediatamente los atentados y asesinatos a los fundamentalistas islámicos, pero resultó muy pronto que el fundamentalismo en acto es cristiano, de ultraderecha y neonazi (forma retroactiva útil que funciona). Esa combinación no sorprende si acaso entendemos la naturaleza religiosa del conservadurismo reinante, y ello tiene mucha historia aunque no se reconozca siempre en sus actualizaciones. Ante lo absurdo de las primeras acusaciones mediáticas, predispuestas, se desplaza inmediatamente la propaganda hacia la necesidad de reforzar la seguridad interna y la vigilancia  de agrupaciones o individuos que puedan ser terroristas, sin que importe de dónde vengan ni dónde puedan estar, y sin que importen sus “ideologías” (2). Los enemigos de la sociedad (del Estado = sociedad, pues esa es la equivalencia subyacente) están en todas partes. Resulta que no podemos saber quiénes pueden ser, por lo cual hay que vigilar, denunciar, y anticipar los peligros posibles. Es el aspecto paranoico del poder actual que sigue buscando la integración activa de todos los ciudadanos en las tareas de la llamada seguridad nacional (que se equipara a la seguridad personal, individual). Aunque no se logre la plenitud esa integración, se siguen buscando justificaciones para ampliar las vigilancias y represiones. Esa es la tendencia.

La otra línea del poder que persiste es la militarización y el endurecimiento de las violencias que institucionalizan la tortura como método necesario para la protección de lo Estatal. Hay que despedazar a los cuepors disidentes, tienen que sufrir (eso es cierto para todos los fascismos en todas sus escalas, macroscópicas y microscópicas). Ante los peligros designados y asignados, se desatan violencias necesarias y absolutas. Esa es la la Razón de Estado (la latencia fascista que ahora es reinante en las oportunidades actualizadas que conquista). Esos son los delirios Razonables de este Leviatán. Esas violencias tienen un legado largo y triste para la gente que se han atrevido a buscar otras cosas. Esa gente han desaparecido por haberse atrevido. Acaso lo olvidamos. Eso es más de lo mismo, eso de las violencias y los olvidos. Es más de lo mismo que se quiere mantener, en diversos escenarios, con apariencias y ritmos distintos en sus consecuencias. Esa es la guerra en contra de las poblaciones que tarde o temprano se consideran desechables por ser indeseables e insoportables, las que tienen que volverse a someter (o desaparecer). De esa guerra no se habla, pero guerra es (ha sido y ha de ser guerra mientras no se cambie la situación de las dominaciones existentes). Eso se reconocía como forma abierta y agresiva de la lucha de clases en otra época. Se desacreditó esa frase -lucha de clases- y se logró asignar ese significante solo a los “subversivos”, y se han justificado así las acciones Estatales para mantener el “orden” en la guerra que busca mantener la violencia de lo ordenado cotidiano en su sitio (pero eso no se reconoce como lucha de clases).

Pero también hay resistencias, porque son inevitables. De lo contrario, los poderes no tendrían que ser tan brutales. Las mutaciones de los poderes devienen porque las resistencias existen y persisten (esa es la historia del capitalismo en todos sus aspectos y formas). Las resistencias actuales son la esperanza inmediata. Existe la esperanza que llega de Chile, de los estudiantes y su movimiento que tienden a agrupar a muchos a pesar de las trampas y las represiones. Existe la esperanza que llega de España, de los Indignados que no se detienen, pues siguen pensando y buscando cómo deshacer los lastres políticos de las derechas e izquierdas coincidentes (todas muy Estatalistas y burocráticas, repletas de recetas programáticas e institucionales que buscan una calma que ya es imposible a menos que no se imponga con los policías y ejércitos). Esas resistencias hay que reconocerlas y pensarlas en sus procesos y posibilidades (y en eso, por favor, que se vayan los burócratas del pensamiento, pues de lo contrario estamos en lo mismo de siempre, enjaulados en las cautelas partidistas y académicas formales e informales, y en lo que quieren todos ellos de retroceso para mantenerse acomodados en las redes de los poderes). Hay que lograr difundir esas resistencias, hay que promover contagio y riesgo.

No hay que olvidar lo que ha pasado, ni obviar lo que sucede, ni dejar a un lado los que confrontan las explotaciones existentes. Ya veremos. Acaso hay posibilidades alternativas. No llegan del cielo ni de los catecismos aceptados. Se conquistan y se hacen desde abajo. Nos deseo suerte, tenacidad, persistencia, indignación y rabia con lucidez. Lo otro es la normalización de las excepciones que se siguen ensamblando para mantener los poderes en sus sitios. Eso ya lo vemos en todas partes, lo vivimos y lo sufrimos. Ya basta. Que se vayan todos. Eso ya se ha dicho. A ver si se logra. Todo esto anda junto, y ya veremos lo que tiene capacidad de prevalecer. Todo esto anda junto.

(1) De Paul Krugman (entre otros): http://www.nytimes.com/2011/08/05/opinion/the-wrong-worries.html?_r=1&hp
It’s not just that the threat of a double-dip recession has become very real. It’s now impossible to deny the obvious, which is that we are not now and have never been on the road to recovery. […] These may sound like dry statistics, but they reflect a truly terrible reality. Not only are vast numbers of Americans unemployed or underemployed, for the first time since the Great Depression many American workers are facing the prospect of very-long-term — maybe permanent — unemployment. Among other things, the rise in long-term unemployment will reduce future government revenues, so we’re not even acting sensibly in purely fiscal terms. But, more important, it’s a human catastrophe. […] But the policy disaster of the past two years wasn’t just the result of G.O.P. obstructionism, which wouldn’t have been so effective if the policy elite — including at least some senior figures in the Obama administration — hadn’t agreed that deficit reduction, not job creation, should be our main priority.

(2) Una vez más se busca lanzar la institucionalización cotidiana de la vigilancia y la denuncia, proyecto que en los albores de esta fascistización actualizada se intentó bajo la designación del Total Information Awareness (por si acaso lo recuerdan los que tienen memoria que llegue al 2002, y los que no la tengan, que investiguen esa historia que sigue siendo la nuestra ahora). Vean lo siguiente, de : http://www.nytimes.com/aponline/2011/08/02/us/politics/AP-US-Violent-Extremism-Strategy.html?hp

“Communities are best placed to recognize and confront the threat because violent extremists are targeting their children, families and neighbors,” the strategy said. The unclassified draft includes broad statements about protecting civil rights, American values and the importance of partnerships with local stakeholders and the private sector. The federal government’s job is to act in a support role, it said, bringing people together and sharing information about threats and concerns and “community-based solutions.” The focus cannot be on a single ideology.

 

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=132576
Fuente: http://www.informationclearinghouse.info/article28618.htm

Los desaparecidos de EE.UU.

Chris Hedges
Thuthdig
Traducido por Silvia Arana para Rebelión

La Dra. Silvia Quintela fue “desaparecida” por los escuadrones de la muerte en Argentina en 1977 cuando estaba embarazada de cuatro meses con su primer hijo. Fue mantenida con vida en una base militar hasta que dio a luz a su hijo y luego, al igual que otras víctimas de la junta militar, fue probablemente drogada, desnudada, encadenada a otras víctimas inconscientes y apilada en un avión de carga que formaba parte de los “vuelos de la muerte” en los que se eliminó a una cifra estimada de 20.000 personas desaparecidas. Los vuelos militares con su carga humana inerte volaban sobre el Atlántico de noche y los cuerpos encadenados eran arrojados en el océano. La Dra. Quintela, que trabajaba en las villas miserias de la ciudad de Buenos Aires, tenía 28 años cuando fue asesinada.

Un médico militar, el Mayor Norberto Atilio Bianco, que fue extraditado el viernes desde Paraguay a Argentina por tráfico de bebés, está acusado de haberse apropiado del bebé de la Dra. Quintela al igual que de una docena, quizás cien, niños más. Los niños fueron entregados a familias militares en adopción. Testigos reportaron haber visto a Bianco, quien estaba a cargo de la unidad clandestina de maternidad que funcionó durante la Guerra Sucia en el hospital militar de Campo de Mayo, sacando personalmente a los bebés del hospital. También se quedó con uno de los niños. El jueves, en Argentina, se condenó al General Retirado Héctor Gamen y al Coronel Hugo Pascarelli por crímenes de lesa humanidad cometidos en el centro clandestino “El Vesubio”, adonde 2.500 personas fueron torturadas entre 1976 y 1978. Fueron condenados a cadena perpetua. Desde el 2005, con la anulación de la ley de amnistía que protegía a los militares, Argentina ha abierto juicios contra 807 personas por crímenes de lesa humanidad, de los cuales, hasta ahora sólo 212 han recibido sentencia. Ha sido, para aquellos de nosotros que vivimos en Argentina durante la dictadura militar, una marcha dolorosamente lenta hacia la justicia.

La mayoría de los desaparecidos en Argentina no fueron activistas armados sino líderes gremiales, organizadores comunitarios, intelectuales de izquierda, activistas estudiantiles y aquellos que estaban en el lugar equivocado en el momento equivocado. Pocos estaban conectados con los grupos armados de resistencia. En efecto, en el momento del golpe de estado de 1976, los grupos de guerrilla armada, como los Montoneros, habían sido diezmados. Estos grupos armados, como Al-Qaida en su lucha contra Estados Unidos, nunca significaron una amenaza a la existencia del régimen, pero la campaña nacional contra el terrorismo, tanto en Argentina como en EE.UU. se convirtió en una excusa para subvertir el sistema legal, instaurar el miedo y la pasividad en la masa popular y formar un vasto sistema de prisiones clandestinas con torturadores e interrogadores, funcionarios gubernamentales y abogados que operan más allá de la ley. La tortura, las detenciones prolongadas sin juicios, las humillaciones sexuales, las violaciones, las desapariciones, la extorsión, el saqueo, los asesinatos y abusos han devenido, como en Argentina durante la Guerra Sucia, parte de nuestro mundo subterráneo de sitios de detención y centros de tortura.

Los estadounidenses hemos reescrito nuestras leyes, como lo hicieron los argentinos, para legalizar los crímenes. John Rizzo, el ex representante legal de la CIA, aprobó los ataques con drones que mataron a cientos de personas, muchos de ellos civiles, en Pakistán, aunque EE.UU. no estaba en guerra con Pakistán. Rizzo admitió que él autorizó técnicas de interrogación severas. Le dijo a Newsweek que la CIA disponía de una lista de personas a asesinar. En la entrevista, preguntó: “¿Cuantos profesores de leyes han firmado una orden de muerte?”. Rizzo, en términos morales, no se diferencia en nada del deportado Dr. Bianco de Argentina, y es por ello que abogados de Gran Bretaña y Pakistán están pidiendo su extradición a Pakistán bajo cargo de asesinato. Esperemos que logren su objetivo.

Sabemos que al menos 100 detenidos murieron durante los interrogatorios en nuestros “sitios negros”, muchos de ellos a causa de los golpes y maltrato en manos de los interrogadores. Hay probablemente muchos, muchos más cuya suerte nunca será revelada. Decenas de miles de hombres musulmanes han pasado por los centros de detención clandestina de EE.UU. sin un proceso legal. “Hemos torturado si piedad a gente. Probablemente hemos matado a docenas de personas…, ambos las fuerzas armadas y la CIA”, admitió el General Retirado Barry McCaffrey.

Los cuerpos de muchas de esas víctimas nunca fueron entregados a sus familiares. Desaparecieron. La muerte anónima es la forma más cruel de la muerte. No hay un fin de duelo para los deudos. No hay manera de que los familiares puedan conmemorar el fin de una vida, con una fecha, un ritual y un lugar. La atrocidad se hace más compleja con la atrocidad cometida contra la memoria. Este sacrilegio es desgarrador para los familiares. Los regímenes usan los centros clandestinos de detención, los asesinatos y las muertes anónimas para poner a la población en estado de agitación, perturbación y desequilibrio. Genera una locura colectiva. La acción del estado de “desaparecer” a personas en sitios negros, manteniéndolas prisioneras por años sin juicio y torturando, asegura que pronto estas técnicas serán parte rutinaria de control doméstico.

Decenas de miles de estadounidenses están detenidos en prisiones de máxima seguridad, adonde son privados de contacto humano y destruidos sicológicamente. Los trabajadores indocumentados son detenidos en redadas, y sus familias no saben nada de ellos por semanas o meses. Las unidades de la policía militarizada rompen las puertas de unos 40.000 estadounidenses cada año y se los llevan en la oscuridad de la noche como si fueran enemigos combatientes. Ya no existe el habeas corpus. Los ciudadanos estadounidenses pueden ser asesinados “legalmente”. Los secuestros ilegales, llamados eufemísticamente “rendiciones extraordinarias” son un sello de la guerra contra el terrorismo. La evidencia secreta hace imposible que los acusados y sus abogados puedan saber qué cargos hay contra ellos. Todo esto fue experimentado por los argentinos. La violencia doméstica, ya sea en forma de movilizaciones sociales, revueltas u otro ataque terrorista catastrófico en territorio estadounidense, podrían, me temo, poner de manifiesto las herramientas brutales del imperio cimentado en la patria. En ese punto, nos embarcaríamos en nuestra propia versión de la Guerra Sucia.

Marguerite Feitlowitz se refiere en “The Lexicon of Terror” a las experiencias de un preso argentino, el físico Mario Villani. Se muestra el colapso del universo moral de los torturadores cuando, entre sesiones de tortura, los guardias llevan a Villani y a unas mujeres embarazadas a un parque de diversiones. Les hacen subir a un trencito, y luego los llevan a un café a tomar una cerveza. Uno de los guardias, Sangre, su nombre de guerra, lleva a su hija de unos 6 o 7 años al centro de detenciones para que conozca a Villani y a otros presos. Pocos años después, Villani se cruza por la calle con uno de sus principales torturadores, un sadista conocido en los campos de concentración como El Turco Julián. Julián le recomienda a Villani que vaya a ver a otro ex preso para conseguir un trabajo. La manera en la que la tortura se hizo una rutina, parte del trabajo diario, contribuyó a insensibilizar a los torturadores frente a sus propios crímenes. Visualizaban a la tortura como parte de su trabajo. Años después, esperaban incluso que sus víctimas la consideraran desde la misma lógica torcida.

Human Rights Watch en el reporte “Inmunidad ante la tortura: El gobierno de Bush y el maltrato a detenidos” declaró que hay “una cantidad extraordinaria de evidencia de tortura implementada por el gobierno de Bush”. El Presidente Barack Obama, continúa el reporte, está obligado a “ordenar una investigación de los alegatos de abuso de detenidos autorizado por el ex Presidente George W. Bush y otros funcionarios de alto rango”.

Pero Obama no tienen intenciones de restaurar la ley. No sólo se niega a investigar los flagrantes crímenes de guerra, sino que ha otorgado inmunidad a aquellos que han programado, dirigido y ejecutado torturas. Al mismo tiempo, incrementó drásticamente los crímenes de guerra, incluyendo los ataques con drones en Pakistán. Continúa presidiendo sobre cientos de colonias penales en ultramar, adonde el abuso y la tortura son moneda corriente. Es cómplice de los asesinos y torturadores.

La única manera posible de regresar a la legalidad sería revisando caso por caso, extradición por extradición, juicio por juicio. Si regresáramos a la legalidad, Bush, Dick Cheney, Donald Rumsfeld, el ex Director de la CIA George Tenet, Condoleezza Rice y John Ashcroft serían enjuiciados. Los abogados que legalizaron las acciones que bajo las leyes internacionales y nacionales son ilegales, incluyendo no sólo a Rizzo sino a Alberto González, Jay Bybee, David Addington, William J. Haynes y John Yoo, deberían perder sus matrículas y ser enjuiciados, si queremos salir de esta ciénaga. Nuestros líderes militares de mayor experiencia, incluyendo el General David Petraeus, que supervisaron escuadrones de la muerte en Irak y tortura indiscriminada de vasto alcance en las prisiones clandestinas, serían llevados al banquillo de los acusados, como los generales en Argentina, y obligados a responder por sus crímenes. Ese es el único camino. Si sucediera, sucedería sólo por la acción de unas pocas almas valientes, como la del abogado y presidente del Centro por los Derechos Constitucionales, Michael Ratner. Tomará tiempo, mucho tiempo; los crímenes cometidos por Bianco y los dos ex oficiales condenados este mes sucedieron hace cuatro décadas. Si no sucediera, entonces, continuaríamos nuestro descenso en un estado policial de terror y miseria humana en el que los guardias, en un capricho, nos sacarán de nuestras celdas para llevarnos a un parque de diversiones, para hacernos dar una vuelta en un trencito, paralizados y atónitos, antes de nuestra próxima sesión de tortura.
Fuente: http://www.informationclearinghouse.info/article28618.htm

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Declaración final de la Cumbre de los Pueblos “Enlazando Alternativas IV”

May 18, 2010 By Irizarry

Estamos inmersos en una crisis civilizatoria que afecta a todo el planeta, donde son los grupos sociales más vulnerables y los pueblos del Sur los que están soportando la carga más pesada. Mientras millones de trabajadoras y trabajadores han perdido su trabajo, sumiendose en la pobreza y precariedad, el sistema financiero obtiene ganancias multibillonarias con el apoyo de los Estados del Norte.

La crisis económica mundial está lejos de ser resuelta y los planes de rescate se han dirigido a defender los intereses del gran capital, como lo demuestran las recientes medidas de ajuste estructural exigidas a Grecia por parte de la UE, y los anuncios en la misma dirección por parte de España y Portugal. La historia de América Latina y el Caribe demuestra el impacto devastador de estas políticas de recorte del gasto público, privatizaciones y desregulación económica.

Pues sí … Los pueblos, la gente, de alguna u otra manera siguen agenciando no solo resistencias y protestas, sino oposiciones manifiestas. El enemigo es el neoliberalismo, con sus imposiciones pretendidas. Eso se siente y se vive a diario. No es algo abstracto, algo de tesis o disertaciones académicas, ni es asunto de programas políticos “correctos” y sancionados de derecha o izquierda, sino que eso del neoliberalismo es algo cotidiano que busca imponer y asegurar su presencia fuerte y persistente. No es algo que se pueda criticar desde el punto de vista de las vanguardias pretendidas y pretenciosas, sino que tendencialmente queda ahora esa oposición en manos de la gente que se cansa y decide que ya no se puede seguir aceptando lo que se quiere seguir imponiendo desde arriba para beneficio de los pocos, para beneficio de los capitales neoliberales y de sus asociados y representantes de Estado (y de sus gobiernos).

Eso lo vemos ahora en Puerto Rico, en la huelga de l@s universitari@s. Lo que aparece más claramente en estos momentos, en ese movimiento de lucha que se sigue potenciando, es el reconocimiento de que el problema no es el presupuesto asignado al sistema universitario (que pretende desmantelar el sistema, como parte del gran plan neoliberal del gobierno de turno), sino que los efectos del presupuesto asignado al sistema universitario son parte de una lógica neoliberal que pretende imponer limitaciones cotidianas (a la gente) para satisfacer otras necesidades, las del neoliberalismo como gobierno descarado y de rapiña. Lo que está en juego es el sistema de escolarización pública, y  eso a su vez es parte de toda una estrategia de “desarrollo” (de acumulación del capital neoliberal, y del gobierno que requiere) que pretende subordinarlo todo a las necesidades inmediatas de ese capital, cueste lo que le cueste a la gente. El desmantelamiento de los servicios estatales que se imponen como parte de una supuesta reconstrucción fiscal (¿para quién?) son parte del mismo proceso. La gente no importa, pues somos siempre poblaciones desechables en función de los intereses de esos capitales neoliberales. Los de arriba siguen arriba.

L@s universitari@s se han convertido en punta de lanza posible en Puerto Rico, en contra de ese plan que solo es necesario para el neoliberalismo. En su revuelta recogen a su manera, y condensan, una representación alternativa y amplia desde abajo, con todas sus incertidumbres y con todas sus potencialidades que se dan a diario en todo lo que hacen. El apoyo que reciben ha sido y sigue siendo amplio y persistente, y ello es indicación de muchos descontentos, y de mucha solidaridad repleta de desafíos. Eso lo vemos cada día. Ponen en jaque la impermeabilidad arrogante y desmedida del gobierno de turno que ya busca carnadas, ilusiones de concesiones. L@s universitari@as, l@s estudiantes, han logrado eso en estos momentos. Pero no basta. Apenas es un comienzo posible.

El presupuesto universitario y sus efectos inmediatos no son el problema, sino el síntoma. La revuelta universitaria, y lo que tiende a aglutinar en estos momentos, son una gran esperanza, esperanza de lo que se puede hacer mientras se camina cuando se decide caminar, pero no es todavía solución. Esto es grieta muy importante y sin precedentes. Pero si no se logra una presencia ampliada, múltiple y sostenida, de todos los sectores afectados, que arranque un viraje inicial de las políticas neoliberales actuales, estamos en el umbral de una derrota.

Esto, ahora, es comienzo posible de alternativas. Las “condiciones” para que tal evento posible suceda no se esperan, ni se crean ni planifican, sino que se aprovechan y desarrollan cuando irrumpen las revueltas. Esa sí que es la gran lección de l@s universitari@s, en estos momentos que fluyen con tanta rapidez. Hay que aprovechar esa lección magistral, y eso lo sabe y lo teme el Estado y su gobierno. Puede que no lo reconozcan todos desde abajo, o que algunos no puedan aceptarlo por lo que implica y requiere para muchas organizaciones (y gente), pero la suerte de todos se juega en este proceso, en esta revuelta. El “apoyo” no basta. Todos andamos juntos en esto. Qué lástima, qué trágico sería no lanzarse en ese oleaje. Eso se percibe y se siente. Ya veremos.

Entonces, desde Madrid nos recuerdan, con sus encuentros, manifiestos y declaraciones, lo que todos sospechamos que tenemos que hacer. En Puerto Rico nos recuerdan ahora cómo es que ocurre en sus inicios posibles, en este momento y en ese lugar, si acaso se aprovecha esta revuelta para que llegue a ser otra cosa. Todos somos parte de lo mismo.

Ya veremos, dijo el ciego. Suerte les deseo, y voluntad colectiva de luchas lúcidas. Eso se conquista, paso a paso. Eso es lucha, en todos los sentidos posibles. Esto es un gran tranque. Para salir de eso hacen falta otro juego, otra mesa y otras fichas.

http://www.enlazandoalternativas.org/spip.php?article677

Enlazando Alternativas 4 (Madrid, mayo 2010) / Presidencia española de la Unión Europea (1er semestre 2010)
Declaración final de la Cumbre de los Pueblos “Enlazando Alternativas IV“

Las redes, plataformas y organizaciones de Europa y América Latina y el Caribe, reunidas en Madrid del 14 al 18 de mayo, durante la Cumbre de los Pueblos Enlazando Alternativas IV, reivindicamos nuestro derecho a plantear alternativas al modelo neoliberal y a los tratados de libre comercio, y creemos en nuestra capacidad para construir un dialogo político y social entre los pueblos.

Estamos inmersos en una crisis civilizatoria que afecta a todo el planeta, donde son los grupos sociales más vulnerables y los pueblos del Sur los que están soportando la carga más pesada. Mientras millones de trabajadoras y trabajadores han perdido su trabajo, sumiendose en la pobreza y precariedad, el sistema financiero obtiene ganancias multibillonarias con el apoyo de los Estados del Norte.

La crisis económica mundial está lejos de ser resuelta y los planes de rescate se han dirigido a defender los intereses del gran capital, como lo demuestran las recientes medidas de ajuste estructural exigidas a Grecia por parte de la UE, y los anuncios en la misma dirección por parte de España y Portugal. La historia de América Latina y el Caribe demuestra el impacto devastador de estas políticas de recorte del gasto público, privatizaciones y desregulación económica.

Justo cuando se cumplen dos siglos del inicio de las luchas de independencia en varios países de América Latina y el Caribe, la UE propone una “alianza” estratégica que supone volver al pasado. La creación de una « Zona Euro-Latinoamericana de Asociación Global Interregional », sustentada en la aprobación de una serie de acuerdos de libre comercio para proteger los intereses de las multinacionales europeas en América Latina y el Caribe y cercenar las posibilidades de una integración regional y birregional sobre nuevas bases.

En América Latina y el Caribe han surgido varios gobiernos progresistas y de izquierda sensibles a las exigencias de los movimientos populares, que buscan caminos alternativos de desarrollo más acordes con sus realidades locales, y defienden su soberanía nacional. La derecha mundial, al tiempo que intenta desprestigiar y desestabilizar esos gobiernos, sigue predicando políticas de corte neoliberal que han sido promovidas por multinacionales europeas –en particular españolas dentro de América Latina y el Caribe–, y que cuentan con el apoyo de la UE. Estrategias como la “Europa Global : Competir en el Mundo” y “Europa 2020” van a seguir generando elevados costos sociales y agravando las desigualdades entre Estados y al interior de cada país.

En Europa, con el Tratado de Lisboa se ha reforzado un modelo de integración antidemocrático y capitalista. La privatización de los servicios públicos junto a la vulneración de los derechos sociales y laborales consolida la Europa Fortaleza, de carácter militar, represivo y excluyente, en detrimento de la Europa Social.

Ante estas realidades la organización, la resistencia, la dignidad, la solidaridad y la movilización social son y serán factores esenciales para sostener los logros América Latina y el Caribeanzados, impedir una vuelta al pasado, y conquistar nuevos avances tanto en América Latina y el Caribe como en Europa. Nuestra estrategia de lucha y resistencia común se basa en la solidaridad entre nuestros pueblos, para la construcción de una sociedad en la cual los derechos económicos, políticos, laborales, sindicales, sociales, culturales y ambientales sean la prioridad y razón de ser de las políticas gubernamentales.

En este sentido :

1. Rechazamos enérgicamente los Tratados de Libre Comercio, los Acuerdos de Asociación (AdAs) y los tratados bilaterales de inversión (TBIs) –o Acuerdos de Promoción y Protección Recíproca de Inversiones (APPRIs)– pactados entre algunos gobiernos latinoamericanos y europeos, que han sido negociados a espaldas y en contra de los intereses de nuestros pueblos. En particular, rechazamosel Acuerdo de Asociaciòn UE Cariforum, la firma de tratados con Colombia, Perú y Centroamérica y la reanudación de negociaciones con el Mercosur.

2. Rechazamos que la cooperación al desarrollo forme parte de estos acuerdos al servicio de intereses económicos privados. Queremos una cooperación que fortalezca la capacidad de los actores sociales y de los Estados para diseñar e implementar políticas que apunten a combatir la injusticia social.

3. Rechazamos la implementación de planes de ajuste estructural e intervención del FMI en los países de Europa y América Latina y el Caribe para hacer frente a la crisis económica. Reivindicamos la moratoria inmediata sobre el pago de la deuda publica y la realización de auditorias para la cancelación de deudas ilegitimas.

4. Continuaremos buscando soluciones reales a la crisis ambiental y climática, basadas en la justicia climática y en la necesidad de cambiar el sistema, que produce la destrucción del planeta. Para frenar el cambio climático es necesario que la UE reduzca sustancialmente sus emisiones de gases de efecto invernadero a nivel domestico. Reclamamos a los gobiernos europeos que paguen las deudas ecológicas que acumulan con los pueblos del sur, incluida América Latina y el Caribe, para el financiamiento de la mitigación y sobrevivencia al cambio climático. Ante el fracaso de la Cumbre sobre el Clima de Copenhague, nos comprometemos a implementar las propuestas acordadas en la “Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra”, celebrada en Cochabamba en Abril 2010, como por ejemplo la creación de un tribunal de justicia climática.

5. Apoyamos a todas luchas de los movimientos campesinos de América Latina y el Caribe y Europa por la Soberanía Alimentaria de los Pueblos, la reforma agraria, contra los transgénicos y en defensa de sus territorios. La agricultura campesina, familiar y de pequeña escala alimenta a los pueblos y enfría el planeta.

6. Mantendremos nuestra lucha en favor de la democracia participativa, directa y plural, y nos opondremos a los intentos de coartarla. Apoyamos las luchas contra la impunidad y por la justicia para las víctimas de los genocidios. Rechazamos la criminalización de la protesta social.

7. Exigimos la ruptura de relaciones diplomáticas y financieras con el gobierno de Porfirio Lobo en Honduras, rechazado por varios gobiernos. Dicho Gobierno es proveniente de un golpe de Estado, elegido en condiciones antidemocráticas, sostenido a costa de la represión a los movimientos sociales y la violación de los derechos humanos. Apoyamos la lucha del frente de Resistencia Popular de Honduras y su lucha por una asamblea constituyente.

8. Rechazamos la militarización y la visiòn que desconoce la capacidad del pueblo haitiano para definir su propio destino, con el pretexto de la ayuda humanitaria. Exigimos el respeto a la soberanía del pueblo haitiano, la anulación de la deuda externa de ese país, y el pago de reparaciones.

8. Exigimos a la UE la derogación de la Posición Común contra Cuba.

9. Acusamos a la UE, a sus instituciones y a sus gobiernos de flagrante complicidad en la violación de los derechos humanos, por ejemplo en Colombia, Honduras, Perú, Guatemala y México, países donde dirigentes sociales son asesinados cotidianamente y la protesta social es reprimida.

10. Repudiamos las políticas que aplica la UE en materia de inmigración, porque amenazan gravemente la democracia y la paz entre nuestros pueblos al fomentar la xenofobia y el racismo. Participamos y apoyamos las luchas de los movimientos y redes de migrantes contra la Europa Fortaleza, con sus campos de internamiento para extranjeros (CIE) y su “Directiva del Retorno” justamente llamada “Directiva de la Vergüenza”. Esta política migratoria representa la otra cara de la Europa del Capital.

11. Denunciamos la militarización de nuestros continentes y, en particular, el carácter belicista del gobierno de Colombia. La instalación de 7 bases militares de los Estados Unidos en este país representa una amenaza a la paz y estabilidad de la región. Reiteramos nuestra condena a la política belicista de la UE en Afganistán bajo la egide de la OTAN, así como el uso de millonarios recursos para sostener una maquinaria de guerra que podrían emplearse para otras prioridades de carácter social.

12. Apoyamos la lucha del pueblo griego en la defensa de sus derechos, que representan los derechos de todos los pueblos europeos.

13. Nos comprometemos a trabajar para consolidar un espacio político de solidaridad -en la que participan una diversidad amplísima de movimientos sociales y políticos- que abogan por una integración social, económica, de género, política, ambiental y cultural, y que sea alternativa a la que propone la Unión Europea (UE) y varios de los gobiernos de América Latina y el Caribe.

14. Nos comprometemos a fortalecer y consolidar nuestras luchas frente al poder corporativo y a abrir una nueva etapa de trabajo de la Red Enlazando Alternativas hacia la constitución de un instrumento internacional vinculante para juzgar crímenes económicos. La sesión del Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP), “La Union Europea y las Transnacionales en America Latina. Politicas Instrumentos y actores” ha contribuido a este propósito.

15. Apoyamos y formamos parte de las luchas que libran las comunidades afroddescendietnes, las mujeres, los jovenes y los excluidos de la Amèrica Latina y Europa, que estàn sufriendo los efectos de la crisis con mayor dureza.

16.Hacemos nuestras las luchas y reivindicaciones de los pueblos originarios y por el buen vivir, la creación de estados plurinacionales y el reconocimiento y defensa de los derechos de la madre tierra, que contribuyen a la necesidad de desarrollar modos de consumo y producción que son sostenibles, responsables y justos.

17. Saludamos los compromisos de los gobiernos de América Latina y el Caribe para romper con siglos de dependencia económica, el saqueo de los recursos naturales y la expoliación de los territorios.

18. Llamamos a los pueblos europeos a levantarse para construir otra Europa. Agradecemos a las y los integrantes de los colectivos del Estado español su esfuerzo y ayuda para la realización de nuestra Cumbre de los Pueblos Enlazando Alternativas IV, y damos la bienvenida a las compañeras y compañeros que desde ya están dispuestos a iniciar los preparativos para la Quinta Cumbre de los Pueblos Enlazando Alternativas a realizarse en 2012.

Dedicamos esta Cumbre de los Pueblos a la memoria de la activista indígena Betty Cariño, quien fue asesinada en Oaxaca (México), el 27 de abril, por su labor contra las transnacionales mineras. Hacemos este homenaje en representación de todas las personas asesinadas a causa de su lucha social y política, y a todas las vìctimas del modelo neoliberal injusto y excluyente en América Latina, el Caribe y Europa

Madrid, 16 de mayo de 2010
Cumbre de los Pueblos Enlazando Alternativas IV

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Fracasa por problemas técnicos operativo para terminar con la fuga de petróleo

May 9, 2010 By Irizarry

Los trabajadores de la trasnacional han volcado diluyentes sobre la superficie del mar y desplegado cientos de miles de barreras flotantes para contener el crudo. Pero los ambientalistas han advertido que éstos también son nefastos para la vida marina.

“Esos productos no hacen que el petróleo se vaya”, indicó Joe Griffitt, biólogo marino del Gulf Coast Research Laboratory. “Simplemente van al fondo marino. Allí es donde se encuentran los sedimentos y las larvas (de mucha de la fauna marina). Por lo que el efecto tóxico es doble”.

O sea, que el remedio es peor que la enfermedad …

Mientras tanto, los medios de las altas finanzas analizan lo que ellos entienden como las lecciones del desastre, pero no es para buscar alternativas de producción y consumo de energía, sino para ver qué hay que hacer para rebotar, para recuperar su imagen y nuevas posibilidades de ganancias (1). Se siguen reduciendo las consecuencias de la situación a las zonas inmediatas de la fuga, se sigue haciendo teatro político y se insiste en que la prioridad es persistir en más de lo mismo … Vemos además las tramas de las grandes corporaciones multinacionales, que se apoyan entre todas … Para ellos el problema es cómo rebotan, cómo se recuperan (ellos, nosotros no, ni el ambiente, ni el planeta, sino sus ganancias y su predominio).

Hay que insistir: este desastre marca umbral, y reitera la urgente necesidad de desarrollar otras opciones energéticas. Las tecnologias alternativas existen, pero las políticas que las harían viables y prioritarias están sustancialmente bloqueadas. La búsqueda persistente de la explotación de los mismos combustibles dominantes es suicida, pero para cambiar eso habría que lograr la voluntad política de otro cálculo, el cálculo del beneficio del planeta, el beneficio de todos (nosotros) en vez de la salud de las ganancias de los capitales de la energía.

Un cambio posible, algún otro cálculo de prioridades, pasa por lo político, por otro proceso de gobierno y de Estado, y de sociedad. Tiene que lucharse y conquistarse, y entonces defenderse para que pueda sostenerse.

Mientras tanto, nadie sabe ahora realmente cuánto daño llega de este derrame, y cómo enlaza con tantos otros daños ambientales (y sociales, y políticos y económicos) persistentes.

Ya veremos …

A ver si podemos ver que, en última instancia, eso que llamamos “la naturaleza” es indiferente, que no somos indispensables como especie ni como sociedades, que la responsablidad de establecer procesos de equilibrios de subsistencias viables es responsabilidad nuestra, y que todo esto pasa por lo político porque las ecologías llamadas “naturales” hace rato que están mediadas por lo social, por nuestra existencia social que es actualmente la existencia de las depredaciones neoliberales.

Y a ver si podemos ver que esa responsabilidad es colectiva, social, que no basta con ponerse un tantito “verde” en los consumos individuales y cotidianos, sino que hay que reconstituir las producciones y los consumos, y que eso es político porque es económico y social …

http://www.jornada.unam.mx/2010/05/09/index.php?section=mundo&article=026n1mun

Los diluyentes utilizados tienen doble efecto tóxico, advierte el biólogo marino Joe Griffitt

Fracasa por problemas técnicos operativo para terminar con la fuga de petróleo

La British Petroleum retira la cúpula de acero tras encontrar cristales que obstaculizan la aspiración

Era considerada la última esperanza para evitar el que puede ser el mayor desastre ambiental en EU

Afp, Dpa y ReutersPeriódico La Jornada
Domingo 9 de mayo de 2010, p. 26
Nueva Orleáns, 8 de mayo.

La British Petroleum (BP) fracasó hoy en sus planes de colocar una gigantesca cúpula de acero sobre el punto de fuga de crudo en el Golfo de México al toparse con problemas técnicos debido al hallazgo de cristales que obstaculizan la aspiración de petróleo, por lo que se vio obligada a retirar la estructura de alrededor de 100 toneladas.

La cúpula destinada a contener la fuga de petróleo se tuvo que retirar luego que se detectaron hidratos de gas inflamables cuando la estaban colocando, informó Doug Suttles, uno de los ejecutivos de la trasnacional. “No diría que ya fracasó” aunque se buscan otras opciones, agregó, al referirse a los problemas por los hidratos de metano o hielo inflamable.

Los hidratos de gas, similares a cristales de hielo, se formaron en el interior de la monumental estructura cuando estaba por llegar al fondo marino, a unos mil 500 metros de profundidad, obstruyendo la apertura por la cual la BP esperaba extraer el crudo, explicó a periodistas Suttles, director de explotación del gigante petrolero.

Los trabajadores movieron la caja de acero y concreto unos 200 metros a un lado en el fondo marino, mientras evalúan opciones. Se estima que su instalación quedará interrumpida al menos dos días, cuya maniobra era vista como una de las últimas esperanzas para evitar el que sería el mayor desastre medioambiental en Estados Unidos desde el derrame del buque Exxon Valdez en 1989 en Alaska.

“No diría que fracasamos”, insistió Suttles. “Lo que diría es que lo que intentamos hacer anoche no funcionó”. Añadió que la BP está analizando otros métodos para absorber el crudo. Entre estas opciones está tapar el agujero inyectando un material especial.

“Hay varios desafíos y riesgos en eso, por ello hasta ahora no hemos avanzado en ese punto. Pero seguimos viendo si es una opción viable”, dijo Suttles. “Todo tiene que ver con que estamos trabajando a mil 500 metros de profundidad en un entorno muy difícil”.

La estructura de cuatro pisos, única alternativa de corto plazo de la petrolera británica por controlar la fuga, debía redirigir el flujo liberado de crudo casi mil 500 metros bajo el agua y, una vez conectado, bombearía el crudo a un tanque en la superficie. La BP esperaba que la cúpula estuviera lista el lunes y recolectara aproximadamente 85 por ciento del petróleo derramado en la zona.

Ahora, según los informes, si el plan del domo fracasa, la trasnacional enfrenta la perspectiva de perforar un pozo de alivio para reducir la fuga en el pozo petrolero dañado, lo cual podría tomar dos a tres meses.

Una gigantesca mancha negra provocada por el derrame amenaza con crear un desastre ambiental y económico en cuatro estados en la costa estadunidense del Golfo de México que son Luisiana, Misisipi, Alabama y Florida, tras el accidente del 22 de abril en una plataforma marina provocado por una explosión, que dejó un saldo de 11 operarios muertos.

Los hidratos de metano, un raspado congelado de hidrocarburos y agua que se forma por la profundidad y condiciones frías del sitio de la fuga, comenzó a bloquear la apertura del domo. Ante esto, entre las soluciones están el uso de agua caliente para calentar los hidratos en el fondo marino, o la utilización de hidrocarburos como metanol para hacerlos menos espesos, dijo Suttles.

El funcionario señaló que la firma estaba evaluando otras dos soluciones de corto plazo, incluyendo la instalación de un nuevo contenedor en el sitio del derrame e intentar colocar el contenedor actual con una inyección de caucho y otros sólidos.

Los hidratos son altamente inflamables y presentan un peligro para los trabajadores de la BP en los buques ubicados encima del derrame. Si éstos se derriten de manera descontrolada, pueden enviar una gran cantidad de gas natural a la superficie marina y potencialmente incendiarse.

Irónicamente, los hidratos de metano son una prometedora fuente de energía futura, aunque investigadores están aún buscando formas para usarlos con seguridad.

Los trabajadores de la trasnacional han volcado diluyentes sobre la superficie del mar y desplegado cientos de miles de barreras flotantes para contener el crudo. Pero los ambientalistas han advertido que éstos también son nefastos para la vida marina.

“Esos productos no hacen que el petróleo se vaya”, indicó Joe Griffitt, biólogo marino del Gulf Coast Research Laboratory. “Simplemente van al fondo marino. Allí es donde se encuentran los sedimentos y las larvas (de mucha de la fauna marina). Por lo que el efecto tóxico es doble”.

1. Véase el análisis en Business Week: http://www.businessweek.com/magazine/content/10_20/b4178048176411.htm Entre otros datos, nos recuerdan que el consumo de crudo de los Estados Unidos es 3 mil millones de barriles cada seis meses … ¿Otro tema? No, es el mismo, ese es el síntoma del problema …

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British Petroleum: la sombra de Chernobyl

May 5, 2010 By Irizarry

En realidad, ni BP, ni el gobierno de Estados Unidos podrán cubrir el costo de esta tragedia que muchos comparan equivocadamente con el derrame del Exxon Valdez en Alaska en 1989. Desgraciadamente, por sus alcances y duración, el parámetro de comparación más adecuado es Chernobyl. […] Por cierto, BP deberá recoger la factura del costo de las operaciones, pero ¿quién pagará el daño de los ecosistemas dañados? […] La autonomía energética de Estados Unidos no va a venir de abrir nuevos campos al desastre ambiental.

Muy atinado el comentario es. El Valdez de la Exxon del 1989 fue un solo buque, un solo derrame, de cantidad limitada. No se sabe realmente cuánto petróleo queda por salir de esa brecha en el Golfo de México. Si andaban taladrando ahí es porque son miles de millones de barriles, y no hay manera hasta ahora de detener la fuga. Las consecuencias … eso es un tema que no se toca …

Hay que insistir: la búsqueda persistente de la explotación de los mismos combustibles dominantes es suicida. Hacen falta otras opciones, y esas no llegan a partir de una lógica sencilla de alguna racionalidad científica abstracta, imaginada y deseada (desde arriba). Eso no existe. Las tecnologías y las investigaciones que las producen siempre se imponen, tarde o temprano, a través de las prioridades de producción y consumo de los capitales. Las fuerzas de producción no existen fuera de los procesos de explotación que las ponen en juego.

Es la hora de otro cálculo que no sea el de las ganancias de las grandes corporaciones, sino el de los beneficios de todos los otros (nosotros) afectados por las políticas persistentes que tienden con mayor frecuencia a producir desastres ambientales que nos tocan en lo cotidiano, y mucho más inmediatamente. Y hay que insistir: no es posible separar una crisis ecológica de todas las otras crisis ecológicas. El clima y su crisis es algo así como una síntesis, y todo apunta a los modos de producción y consumo de las energías que nos imponen los grandes capitales de la energía (y sus gobiernos y sus Estados), y ello a su vez es parte de las producciones y consumos que seguimos aceptando …

Un cambio posible, algún otro cálculo de prioridades, pasa por lo político. Tiene que conquistarse, y entonces defenderse para que pueda sostenerse.

Mientras tanto, vemos cómo las cadenas de noticias principales comparan la situación actual con el incidente del Valdez de la Exxon, insistiendo en que todo aquello se ha (más o menos) restaurado y reparado en Alaska. Eso habría que verlo … (1). El Valdez de la Exxon del 1989 fue un buque, un derrame, de cantidad limitada.

Esto, lo del Golfo de México ahora, es otra cosa. Marca un umbral que hay que tomar muy en serio.

Mientras tanto, nos entretienen con las tragicomedias de los terrorismos hechos a la medida de los poderes …

http://www.jornada.unam.mx/2010/05/05/index.php?section=opinion&article=028a1eco

British Petroleum: la sombra de Chernobyl

Alejandro Nadal

British Petroleum asegura que pagará los costos del desastre en el Golfo de México. Pero el pozo sigue sin control, expulsando diariamente miles de barriles de petróleo y generando el peor desastre petrolero en la sucia historia de esa industria. En realidad, ni BP, ni el gobierno de Estados Unidos podrán cubrir el costo de esta tragedia que muchos comparan equivocadamente con el derrame del Exxon Valdez en Alaska en 1989. Desgraciadamente, por sus alcances y duración, el parámetro de comparación más adecuado es Chernobyl.

Cuando un buque tanque encalla y comienza a derramar su carga, por lo menos se sabe cuántos miles de barriles transporta. Pero en el caso del desastre de la plataforma Deepwater Horizon se ignora la cantidad que será derramada. Todo va a depender de las operaciones para cerrar el pozo que, según datos de BP, emite unos 5 mil barriles diarios. Otras estimaciones quizás más realistas sitúan esta cifra en unos 25 mil barriles diarios. Los esfuerzos por controlar la catástrofe han sido inútiles hasta hoy y dominar el pozo puede tardar semanas. Aún con el dato conservador de la petrolera, el derrame del Golfo de México se encamina velozmente a superar el del Exxon Valdez (250 mil barriles).

La plataforma Deepwater Horizon fue construida en los astilleros de Hyundai en Ulsan, Corea en 2001. Esta estructura flotante con pontones y tanques de balasto en sus gigantescas columnas fue diseñada para perforar en aguas ultra-profundas. Estaba dotada de un sistema de geo-posicionamiento dinámico que le permitía permanecer fija con respecto a un punto en el fondo del mar. Esta tecnología utiliza sensores de corrientes y vientos para activar los motores que permiten a la plataforma permanecer fija en el mar. La geo-referencia es proporcionada por uno o más giroscopios y todo el sistema es coordinado por computadora. En septiembre de 2009, la Deepwater Horizon perforó el pozo submarino más profundo del mundo, con unos 10 mil 700 metros (de los cuales mil 260 metros corresponden a la columna de agua). En pocas palabras ésta es la tecnología más avanzada en materia de perforaciones en aguas ultra-profundas.

Las empresas que operan plataformas en la zona económica exclusiva de Estados Unidos en el Golfo de México siempre han alardeado sobre su capacidad tecnológica y sobre las muy bajas probabilidades de accidentes con derrames. Por eso siempre insistieron en que aun en el caso de producirse un derrame los efectos ambientales y sobre otras actividades económicas (pesca, turismo) serían menores, temporales y fáciles de reparar.

Al ocurrir la explosión y el incendio, la plataforma operaba a unos 80 kilómetros al sudeste de la culminación del delta del río Misisipi. Su trabajo consistía en dar los toques finales al pozo, preparando el revestimiento de cemento que debía permitir su explotación comercial. Los orígenes de la explosión siguen siendo desconocidos, pero al igual que en Chernobyl, el reflejo inicial de los responsables (BP y entidades regulatorias) fue minimizar las consecuencias del accidente.

Apenas el 31 de marzo Obama anunció que su administración abriría millones de kilómetros cuadrados a la exploración y perforación submarina en el Golfo de México, el litoral del Atlántico de Estados Unidos y en el norte de Alaska. No se sabe cuánto petróleo crudo puede haber en los yacimientos submarinos en las zonas abiertas a la exploración, pero los datos geológicos indican que en el mejor de los casos apenas alcanzarían para cubrir el consumo estadunidense durante un año. Estamos hablando de una cantidad ridícula a cambio de un daño ambiental extraordinario.

En el litoral estadunidense del Golfo de México operan 3 mil 858 plataformas de perforación submarina. Pero todas esas plataformas petroleras apenas contribuyen con 1.6 millones de barriles diarios al consumo de Estados Unidos que rebasa los 19.5 millones de barriles diarios. La autonomía energética de Estados Unidos no va a venir de abrir nuevos campos al desastre ambiental.

El paralelismo con la industria nuclear tiene otro componente: la limitación de la responsabilidad de los responsables de un desastre. La legislación federal en Estados Unidos establece que BP deberá pagar los costos de la reparación, pero limita su responsabilidad por daños económicos a sólo 75 millones de dólares, una migaja. Por cierto, BP deberá recoger la factura del costo de las operaciones, pero ¿quién pagará el daño de los ecosistemas dañados?

El Torrey Canyon, el primer buque tanque que encalló y derramó su cargamento en 1967 frente a las costas de Inglaterra transportaba 120 mil toneladas de crudo. El barco partido a la mitad hasta fue bombardeado con 3 mil galones de napalm en un intento por quemar el petróleo y evitar el derrame. Todo inútil, por supuesto, pero un bonito ejercicio de tiro al blanco para la Royal Navy. Un edificante ejemplo de cómo siempre se pueden resolver los problemas que nos plantea la tecnología moderna.

http://nadal.com.mx

1. http://www.nytimes.com/2010/05/06/us/06alaska.html?hpw

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Crisis climática: ya tiene cascabel el gato

May 2, 2010 By Irizarry

La convocatoria a esta cumbre rebasó todas las expectativas, tanto en número como en contenido, convirtiéndose en un hito histórico en el debate internacional sobre la crisis climática. Ante las maniobras de los gobiernos poderosos en Copenhague, Bolivia convocó a las bases de las sociedades del mundo a manifestar sus posiciones y plantearlas a los gobiernos. Ambas cosas sucedieron en forma contudente. También se afirmaron las redes e interacciones entre los movimientos, con una sana distancia de las propuestas de crear nuevas redes globales, ahora sobre crisis climática. Esto quedó para discutir entre los movimientos: la mayoría no considera que se necesita una nueva estructura, sino más interacción y complementación.

Sí, la cumbre rebasó las expectativas, tal y como se siguen rebasando los límites de lo que se anticipa de las catástrofes ambientales. Véase el derrame actual de petróleo en el Golfo de México, que ya para el 2 de mayo se estimaba del tamaño de la isla de Puerto Rico, y sigue creciendo. El daño no es solo inmedato, en la zona aledaña (aunque no hay tal cosa como zona aledaña en los océanos), ni es de corto plazo el daño. Ya se habla de un desastre sin antecedentes que ha de tener repercusiones regionales, al menos, y de seguro hemisféricas. Son muchos los ecosistemas que se afectan, algunos irremediablemente, y que nos tocan directamente, pues se afectan las cadenas alimenticias que repercuten en los ciclos del consumo económico. Pero de eso no se habla a fondo, pues los medios siguen desplazando las dimensiones de la situación. Hay que tener cuidado con los poderes, no se pueden ofender mucho ni demasiado … Entonces, todo esto se convierte en teatro politico.

¿Dónde están  las grandes soluciones técnicas en situaciones de tanto riesgo? La búsqueda y explotación de ese combustible (y de otros similares) ahora es de alto riesgo, de alto costo ambiental y, por lo tanto, de alto costo económico (para nosotros). Se insiste en lo insostenble, sin que importe el riesgo, sin que se midan las consecuencias. Más cotidiano que eso no se puede poner.

A ver si somos capaces de imponer opciones energéticas y de manejo de los recursos que sean compatibles con la subsistencia de las especies (somos especie) y con la existencia del planeta (no somos indispensables para el planeta, pero el planeta es indispensable para nosotros). Pero eso hay que entenderlo como modo de vida, como modos de asociaciones, de participaciones, de prioridades de producciones y de consumos, de educaciones posibles, y de formas y procesos de gobiernos que lo sostengan … Si acaso hay que hablar de tecnologías es en función de las prioridades que las exigen y las permiten, y eso es social, es político. Las tecnologías alternativas existen, pero no se implantan, pues alborotan las jerarquías del lucro, de los beneficios y ganancias de los capitales de la energía. Más cotidiano que eso no se puede poner …

Sí, ya está el planteamiento entre los movimientos sociales del mundo, pero hay que ver qué hacen con eso, hay que ver qué hacemos. No basta con los movimientos, aunque sean indispensables. Esto es lucha, y tiene que ser lucha desde abajo, abierta. Lo contrario es la imposición, desde arriba, de soluciones de mantenimiento para los capitales y sus gobiernos (y Estados), que van a ser muy estrechas y autoritarias.

El cascabel anda sonando desde hace rato. Lo que hay que ver es qué se hace con el gato. Hay que insistir: no es crisis climática, sino crisis de las ecologías. En ese sentido preciso es crisis de las políticas que sostienen las crisis de las ecologías.

http://www.jornada.unam.mx/2010/04/24/index.php?section=opinion&article=024a1eco

Crisis climática: ya tiene cascabel el gato

Silvia Ribeiro
La Jornada

Más de 35 mil personas respondieron a la convocatoria que lanzó Bolivia a la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y Derechos de la Madre Tierra (CMPCC), en Cochabamba, del 19 al 22 de abril. La tercera parte vino de 142 países en cinco continentes. La mayoría de los participantes fueron movimientos sociales, campesinos, indígenas, organizaciones de mujeres, ambientalistas, pescadores. También acudieron representantes de gobierno de 47 naciones, académicos, intelectuales, activistas, artistas, músicos. Se debatió intensamente en 17 grupos de trabajo convocados por los organizadores y 127 talleres autorganizados.

Además, una de las grandes federaciones indígenas de Bolivia: el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (Conamaq), llamó con otras agrupaciones a la “Mesa 18” para tratar temas que no veían reflejados en la agenda de la conferencia, como la crítica a proyectos mineros, de gas y petróleo.

La convocatoria a esta cumbre rebasó todas las expectativas, tanto en número como en contenido, convirtiéndose en un hito histórico en el debate internacional sobre la crisis climática. Ante las maniobras de los gobiernos poderosos en Copenhague, Bolivia convocó a las bases de las sociedades del mundo a manifestar sus posiciones y plantearlas a los gobiernos. Ambas cosas sucedieron en forma contudente. También se afirmaron las redes e interacciones entre los movimientos, con una sana distancia de las propuestas de crear nuevas redes globales, ahora sobre crisis climática. Esto quedó para discutir entre los movimientos: la mayoría no considera que se necesita una nueva estructura, sino más interacción y complementación.

Se creó sí, una base común para la compresión, el análisis crítico y las estrategias frente a la crisis climática, enriquecida por diversas perspectivas desde muchas culturas, pueblos, organizaciones temáticas y sectoriales del continente y el mundo. El Acuerdo de los Pueblos en Cochabamba refleja esto (www.cmpcc.org).

Hubo rechazo enérgico y repetido al “Entendimiento de Copenhague” que quiso imponer una veintena de países –los mayores responsables de la crisis climática– en diciembre pasado. Los cínicos “compromisos” que allí se firman significarían un aumento de la temperatura hasta de cuatro grados, una catástrofe anunciada para los pueblos del Sur. La CMPCC exige detener el calentamiento “descolonizando la atmósfera”, con una reducción de 50 por ciento de las emisiones de gases de los países industrializados en su fuente, no mediante mecanismos de mercados de carbono, a los cuales se opone en todas sus variantes. Rechaza también los mecanismos llamados REDD, que bajo el título de reducir la deforestación, en realidad la aumentarán y provocarán la alienación del manejo de los bosques por las comunidades y pueblos, además de promover los monocultivos de árboles, que no son bosques, sino agravantes de las crisis.

Enmarcando todo esto, se plantea una denuncia de las causas reales de la crisis climática planetaria. “Confrontamos la crisis terminal del modelo civilizatorio patriarcal basado en el sometimiento y destrucción de seres humanos y naturaleza, que se aceleró con la revolución industrial. El sistema capitalista nos ha impuesto una lógica de competencia, progreso y crecimiento ilimitado. Este régimen de producción y consumo busca la ganancia sin límites, separando al ser humano de la naturaleza, estableciendo una lógica de dominación sobre ésta, convirtiendo todo en mercancía: el agua, la tierra, el genoma humano, las culturas ancestrales, la biodiversidad, la justicia, la ética, los derechos de los pueblos, la muerte y la vida misma”, expresa el Acuerdo de los Pueblos.

Condena la agricultura industrial y las corporaciones de los agronegocios –directamente responsables de cerca de la mitad de las emisiones que causan la crisis climática–, así como los mecanismos y propuestas que apoyan el avance de las trasnacionales y la devastación de la Madre Tierra, como los tratados de libre comercio y la introducción de nuevas y riesgosas tecnologías, como transgénicos, tecnología terminator, nanotecnología, geoingeniería y agrocombustibles.

“Denunciamos cómo el modelo capitalista impone megaproyectos de infraestructura, invade territorios con proyectos extractivistas, privatiza y mercantiliza el agua y militariza los territorios, expulsando a los pueblos indígenas y campesinos de sus tierras, impidiendo la soberanía alimentaria y profundizando la crisis socioambiental”, continúa el Acuerdo de los Pueblos.

La declaración de la “Mesa 18“ enfatiza estos mismos aspectos, criticando políticas extractivistas y proyectos de explotación de hidrocarburos y mineros del gobierno boliviano. Aclara que su iniciativa no fue “una tribuna para desacreditar al gobierno ni para socavar la legitimidad de un cónclave del que nos sentimos parte… (se trata de) formular propuestas que ayuden a enderezar el rumbo del proceso de cambio, asumiendo la responsabilidad de defenderlo y protegerlo, porque ha sido concebido por el movimiento popular boliviano en muchos años de lucha”.

La CMPCC plantea también estrategias y propuestas, como el reclamo de la deuda ambiental, la creación de un tribunal internacional de justicia climática, la Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra. La de más largo alcance sigue siendo implementar la soberanía alimentaria, basada en formas de vida y producción campesinas, indígenas y locales, que es el principal factor que enfría el planeta y el que puede volverlo al equilibrio, además de promover la justicia social y la biodiversidad.

Todo esto y más llegará a Cancún, donde las negociaciones oficiales sobre el clima sesionarán en diciembre. Pero sobre todo, ya está entre los movimientos sociales de todo el mundo.

Silvia Ribeiro. Investigadora del Grupo ETC
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2010/04/24/index.php?section=opinion&article=024a1eco

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Bolivia: un nuevo movimiento sobre el cambio climático

April 28, 2010 By Irizarry

Esto porque luego de la debacle de Copenhague un tema de discusión tremendamente peligroso se volvió viral: la verdadera culpable del fracaso era la democracia en sí. El proceso de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que da votos con el mismo peso a 192 países, simplemente era demasiado difícil de manejar. Era mejor encontrar soluciones en grupos pequeños. Hasta las voces ambientales de confianza, como James Lovelock, cayeron en la trampa: “Tengo la sensación de que el cambio climático puede ser un tema tan severo como la guerra”, le dijo a The Guardian recientemente. “Quizá sea necesario poner a la democracia en pausa durante un tiempo”. Pero en realidad son estos pequeños grupos, como el club privado que forzó el Acuerdo de Copenhague, los que han ocasionado que perdamos terreno y debilitado los acuerdos existentes, que de por sí son inadecuados. En cambio, la política de cambio climático llevada a Copenhague por Bolivia fue redactada por los movimientos sociales mediante un proceso participativo y el resultado final fue, hasta el momento, la visión más transformadora y radical.

Fácil sería, en el autoritarismo neoliberal que actualmente se sigue desarrollando, echarle la culpa a la llamada democracia. Es algo así  como culpar a los revoltosos porque resisten las opresiones.

Es todo lo contrario: estamos como estamos por la falta de democracia, por la falta de procesos de participaciones viables desde abajo (que hay que conquistar), que no se dejen atrapar en los consumos políticos, económicos e ideológicos neoliberales. El miedo a la democracia supone que la llamada democracia es la ilusión de consumos que ni siquiera son equitativos. Esa democracia neoliberal no es la democracia de los que sufren las consecuencias cotidianas desde abajo. Tarde o temprano se sospecha que esa democracia de los consumos disponibles no es democracia. Y entonces …

Lo que indica la falacia de demasiada democracia es un peligro inmediato: o logramos la apertura de resoluciones posibles en las crisis de las ecologías mediante un proceso amplio y participativo, o nos imponen salidas autoritarias que solo satisfacen las necesidades de permanencia de los capitales (y de sus gobiernos y Estados que los mantienen), que han encauzado la crisis. Pretenden seguir viviendo de las crisis que han alentado. Entonces, aceptamos o no aceptamos eso.

Hay que insistir: cualquier apertura no es ni puede ser “técnica” ni unilateral, sino social, y por lo tanto es política, pero tiene que ser política nueva, política que abra espacios de democracia que sea democracia de las “participaciones” que hasta ahora siguen coartadas y mediadas desde arriba, a través de todos los consumos (políticos, económicos e ideológicos) del neoliberalismo.

Con el encuentro en Bolivia se abre una posibilidad de luchar por vías alternas, pero ello no conlleva garantías, pues los organismos multinacionales, transnacionales y supraestatales del capitalismo neoliberal andan muy atentos. No se admiten ni se permiten amenazas al régimen reinante. Se permiten ajustes dentro de los parámetros de ese régimen. Por ello siguen promoviendo e implantando la fascistización que les corresponde y que necesitan, amparados en las guerras en contra de un terrorismo hecho a la medida. Ahora la situación de las crisis ecológicas tienden a promoverse como situación de terror. Su proyecto, el de ellos, sigue siendo la intención de socavar las soberanías posibles de los pueblos y de la gente, e imponer la suya, muy autoritaria. No es entonces asunto de demasiada democracia, sino de carencia de las democracias posibles y necesarias. Esto es lucha.

También, y por desgracia inevitable (porque la hemos heredado), hay que lidiar con muchas persistencias que confunden y entrampan las ansias de las libertades latentes con reformulaciones políticas fracasadas, repletas de los fantasmas (muy vivos) del catecismo de lo que en otro momento llamamos el “socialismo real”, aquel embeleco burocrático de Estado muy pesado que tanto reprimió opciones e iniciativas, fantasmas que siguen difundiendo sus ideologías y sus políticas a pesar de que las insurrecciones de la gente buscan implantar otra cosa y otro proceso. Esto es lucha.

Es una lucha, entonces, al menos en dos frentes que tienen que confrontar las múltiples variaciones de lo mismo, variaciones que se repiten, hasta que se quiebren sus premisas y sustentos, si acaso se logra. Ahí se confunden las distribuciones usuales entre la llamada “derecha” y la llamada “izquierda” (“izquierda” que demasiadas veces aparece desde la derecha). ¿Quiénes son los “reaccionarios”? Ya veremos …

Esto, ahora, abre una posibilidad de lucha, pero es solo una posibilidad. Ya veremos. Se nos va la vida en todo esto …

http://www.jornada.unam.mx/2010/04/24/index.php?section=mundo&article=022a1mun


Bolivia: un nuevo movimiento sobre el cambio climático

Naomi Klein

Cochabamba, Bolivia. Eran las 11 de la mañana y Evo Morales había transformado el estadio de futbol en un gigantesco salón de clases, y había reunido una variedad de objetos de utilería: platos de cartón, vasos de plástico, impermeables desechables, jícaras hechas a mano, platos de madera y coloridos ponchos. Todos jugaron un papel para demostrar un punto principal: para luchar contra el cambio climático “necesitamos recuperar los valores de los indígenas”.

Sin embargo, los países ricos tienen poco interés en aprender estas lecciones y, al contrario, promueven un plan que, en el mejor de los casos, incrementaría la temperatura global promedio en dos centígrados. “Eso implicaría que se derritieran los glaciares de los Andes y los Himalaya”, le dijo Morales a las miles de personas reunidas en el estadio, como parte de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra. Lo que no necesitaba decir es que no importa cuán sustentablemente elija vivir el pueblo boliviano, pues no tiene el poder para salvar sus glaciares.

La cumbre climática en Bolivia ha tenido sus momentos de alegría, levedad y absurdos. Sin embargo, en el fondo, se siente la emoción que provocó este encuentro: rabia contra la impotencia.

No hay por qué sorprenderse. Bolivia está en medio de una dramática transformación política, una que nacionalizó las industrias clave y elevó como nunca antes las voces de los indígenas. Pero en lo que se refiere a su crisis existencial más apremiante –el hecho de que sus glaciares se derriten a un ritmo alarmante, lo cual amenaza el suministro de agua en dos de las principales ciudades–, los bolivianos no pueden cambiar su destino por sí solos.

Eso se debe a que las acciones que provocan el derretimiento no se realizan en Bolivia, sino en las autopistas y las zonas industriales de los países fuertemente industrializados. En Copenhague, los dirigentes de las naciones en peligro, como Bolivia y Tuvalu, argumentaron apasionadamente en favor del tipo de reducciones a las emisiones de gases que podrían evitar una catástrofe. Amablemente les dijeron que la voluntad política en el Norte simplemente no existía. Y más: Estados Unidos dejó claro que no necesitaba que países pequeños como Bolivia fueran parte de una solución climática. Negociaría un acuerdo con otros emisores pesados a puerta cerrada y el resto del mundo sería informado de los resultados e invitado a firmar, lo cual es precisamente lo que ocurrió con el Acuerdo de Copenhague. Cuando Bolivia y Ecuador rehusaron aprobarlo en automático, el gobierno estadunidense recortó su ayuda climática en 3 millones y 2.5 millones de dólares, respectivamente. “No es un proceso de a gratis”, explicó Jonathan Pershing, negociador climático estadunidense. (Aquí está la respuesta para cualquiera que se pregunte por qué los activistas del Sur rechazan la idea del “apoyo climático” y, en cambio, demandan el pago de “deudas climáticas”.) El mensaje de Pershing era escalofriante: si eres pobre, no tienes derecho a priorizar tu propio supervivencia.

Cuando Morales invitó a “los movimientos sociales y los defensores de la madre tierra, científicos, académicos, abogados y gobiernos”, a venir a Cochabamba a un nuevo tipo de cumbre climática, fue una revuelta contra esta sensación de impotencia, fue un intento por construir una base de poder en torno al derecho a sobrevivir.

El gobierno boliviano arrancó las discusiones proponiendo cuatro grandes ideas: que se debería otorgar derechos a la naturaleza, que protejan de la aniquilación a los ecosistemas (una “declaración universal de los derechos de la madre tierra”); que aquellos que violen esos derechos y otros acuerdos ambientales internacionales deberían enfrentar consecuencias legales (un “tribunal de justicia climática”); que los países pobres deberían recibir varios tipos de compensación por una crisis que ellos enfrentan pero tuvieron poco que ver en crear (“deuda climática”), y que debería haber un mecanismo para que la gente en el mundo exprese sus puntos de vista sobre estos temas (un “referéndum mundial de los pueblos sobre cambio climático”).

La siguiente etapa fue invitar a la sociedad civil global a ir discutiendo los detalles. Se instalaron 17 grupos de trabajo y después de semanas de discusión en línea se reunieron durante una semana en Cochabamba, con el fin de presentar sus recomendaciones finales al término de la cumbre. El proceso es fascinante pero lejos de ser perfecto (por ejemplo, como señaló Jim Shultz de Democracy Center, al parecer, el grupo de trabajo sobre el referendo invirtió más tiempo discutiendo si añadir una pregunta sobre abolir el capitalismo que discutiendo cómo se le hace para llevar a cabo una consulta global). Sin embargo, el entusiasta compromiso de Bolivia con la democracia participativa podría ser la contribución más importante de la cumbre.

Esto porque luego de la debacle de Copenhague un tema de discusión tremendamente peligroso se volvió viral: la verdadera culpable del fracaso era la democracia en sí. El proceso de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que da votos con el mismo peso a 192 países, simplemente era demasiado difícil de manejar. Era mejor encontrar soluciones en grupos pequeños. Hasta las voces ambientales de confianza, como James Lovelock, cayeron en la trampa: “Tengo la sensación de que el cambio climático puede ser un tema tan severo como la guerra”, le dijo a The Guardian recientemente. “Quizá sea necesario poner a la democracia en pausa durante un tiempo”. Pero en realidad son estos pequeños grupos, como el club privado que forzó el Acuerdo de Copenhague, los que han ocasionado que perdamos terreno y debilitado los acuerdos existentes, que de por sí son inadecuados. En cambio, la política de cambio climático llevada a Copenhague por Bolivia fue redactada por los movimientos sociales mediante un proceso participativo y el resultado final fue, hasta el momento, la visión más transformadora y radical.

Con la cumbre de Cochabamba, Bolivia intenta globalizar lo que logró a escala nacional e invitar al mundo a participar en redactar una agenda climática conjunta, antes del próximo encuentro sobre cambio climático de la ONU, en Cancún. En palabras del embajador de Bolivia ante Naciones Unidas, Pablo Solón, “la única cosa que puede salvar a la humanidad de una tragedia es el ejercicio de la democracia global”.

Si está en lo correcto, el proceso boliviano podría no sólo salvar a nuestro planeta que está calentándose, sino también a nuestras democracias en vías del fracaso. No está mal el trato.

El texto fue publicado en The Nation. Traducción: Tania Molina Ramírez
http://www.naomiklein.org.

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Acuerdo de los Pueblos – Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra

April 23, 2010 By Irizarry

Para enfrentar el cambio climático debemos reconocer a la Madre Tierra como la fuente de la vida y forjar un nuevo sistema basado en los principios de:

  • armonía y equilibrio entre todos y con todo
  • complementariedad, solidaridad, y equidad
  • bienestar colectivo y satisfacción de las necesidades fundamentales de todos en armonía con la Madre Tierra
  • respeto a los Derechos de la Madre Tierra y a los Derechos Humanos
  • reconocimiento del ser humano por lo que es y no por lo que tiene
  • eliminación de toda forma de colonialismo, imperialismo e intervencionismo
  • paz entre los pueblos y con la Madre Tierra.

A ver si somos capaces de actuar a la altura de tales principios y propósitos. Para ello hará falta una nueva manera de hacer política y gobierno. Lo otro, lo contrario, es resignarse a la destrucción de lo que queda del planeta, y de nosotros mismos. Mientras tanto, y como parte del proceso, hay cosas que discutir, debatir, y hacer. Ante todo, hay espacios de luhas que tienen que conquistarse y establecerse, a partir del reconocimientso de que nosotros también somos la Madre Tierra, pues aquí estamos, y hay que ver lo que ello implica. ¡Suerte nos deseo! Esto es lucha. Ya veremos si somos capaces de dejar a un lado todos los dogmatismos que siguen reapareciendo (porque nunca se han ido), y superar todas las formas y maneras que el capital tiene para reaparecer y fortalecerse, y seguir con sus rapiñas. …

http://cmpcc.org/2010/04/23/acuerdo-de-los-pueblos/

Acuerdo de los Pueblos
Jueves 22 de abril de 2010

Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra

22 de Abril Cochabamba, Bolivia

ACUERDO DE LOS PUEBLOS

Hoy, nuestra Madre Tierra está herida y el futuro de la humanidad está en peligro.

De incrementarse el calentamiento global en más de 2º C, a lo que nos conduciría el llamado “Entendimiento de Copenhague”, existe el 50% de probabilidades de que los daños provocados a nuestra Madre Tierra sean totalmente irreversibles. Entre un 20% y un 30% de las especies estaría en peligro de desaparecer. Grandes extensiones de bosques serían afectadas, las sequías e inundaciones afectarían diferentes regiones del planeta, se extenderían los desiertos y se agravaría el derretimiento de los polos y los glaciares en los Andes y los Himalayas. Muchos Estados insulares desaparecerían y el África sufriría un incremento de la temperatura de más de 3º C. Así mismo, se reduciría la producción de alimentos en el mundo con efectos catastróficos para la supervivencia de los habitantes de vastas regiones del planeta, y se incrementaría de forma dramática el número de hambrientos en el mundo, que ya sobrepasa la cifra de 1.020 millones de personas.

Las corporaciones y los gobiernos de los países denominados “más desarrollados”, en complicidad con un segmento de la comunidad científica, nos ponen a discutir el cambio climático como un problema reducido a la elevación de la temperatura sin cuestionar la causa, que es el sistema capitalista.

Confrontamos la crisis terminal del modelo civilizatorio patriarcal basado en el sometimiento y destrucción de seres humanos y naturaleza que se aceleró con la revolución industrial.

El sistema capitalista nos ha impuesto una lógica de competencia, progreso y crecimiento ilimitado. Este régimen de producción y consumo busca la ganancia sin límites, separando al ser humano de la naturaleza, estableciendo una lógica de dominación sobre ésta, convirtiendo todo en mercancía: el agua, la tierra, el genoma humano, las culturas ancestrales, la biodiversidad, la justicia, la ética, los derechos de los pueblos, la muerte y la vida misma.

Bajo el capitalismo, la Madre Tierra se convierte en fuente sólo de materias primas y los seres humanos en medios de producción y consumidores, en personas que valen por lo que tienen y no por lo que son.

El capitalismo requiere una potente industria militar para su proceso de acumulación y el control de territorios y recursos naturales, reprimiendo la resistencia de los pueblos. Se trata de un sistema imperialista de colonización del planeta.

La humanidad está frente a una gran disyuntiva: continuar por el camino del capitalismo, la depredación y la muerte, o emprender el camino de la armonía con la naturaleza y el respeto a la vida.

Requerimos forjar un nuevo sistema que restablezca la armonía con la naturaleza y entre los seres humanos. Sólo puede haber equilibrio con la naturaleza si hay equidad entre los seres humanos.

Planteamos a los pueblos del mundo la recuperación, revalorización y fortalecimiento de los conocimientos, sabidurías y prácticas ancestrales de los Pueblos Indígenas, afirmados en la vivencia y propuesta de “Vivir Bien”, reconociendo a la Madre Tierra como un ser vivo, con el cual tenemos una relación indivisible, interdependiente, complementaria y espiritual.

Para enfrentar el cambio climático debemos reconocer a la Madre Tierra como la fuente de la vida y forjar un nuevo sistema basado en los principios de:

  • armonía y equilibrio entre todos y con todo
  • complementariedad, solidaridad, y equidad
  • bienestar colectivo y satisfacción de las necesidades fundamentales de todos en armonía con la Madre Tierra
  • respeto a los Derechos de la Madre Tierra y a los Derechos Humanos
  • reconocimiento del ser humano por lo que es y no por lo que tiene
  • eliminación de toda forma de colonialismo, imperialismo e intervencionismo
  • paz entre los pueblos y con la Madre Tierra.

El modelo que propugnamos no es de desarrollo destructivo ni ilimitado. Los países necesitan producir bienes y servicios para satisfacer las necesidades fundamentales de su población, pero de ninguna manera pueden continuar por este camino de desarrollo en el cual los países más ricos tienen una huella ecológica 5 veces más grande de lo que el planeta es capaz de soportar. En la actualidad ya se ha excedido en más de un 30% la capacidad del planeta para regenerarse. A este ritmo de sobreexplotación de nuestra Madre Tierra se necesitarían 2 planetas para el 2030.

En un sistema interdependiente del cual los seres humanos somos uno de sus componentes, no es posible reconocer derechos solamente a la parte humana sin provocar un desequilibrio en todo el sistema. Para garantizar los derechos humanos y restablecer la armonía con la naturaleza es necesario reconocer y aplicar efectivamente los derechos de la Madre Tierra.

Para ello proponemos el proyecto adjunto de Declaración Universal de Derechos de la Madre Tierra en el cual se consignan: Derecho a la vida y a existir;

  • Derecho a ser respetada;
  • Derecho a la continuación de sus ciclos y procesos vitales libre de alteraciones humanas
  • Derecho a mantener su identidad e integridad como seres diferenciados, auto-regulados e interrelacionados
  • Derecho al agua como fuente de vida
  • Derecho al aire limpio; Derecho a la salud integral
  • Derecho a estar libre de la contaminación y polución, de desechos tóxicos y radioactivos
  • Derecho a no ser alterada genéticamente y modificada en su estructura amenazando su integridad o funcionamiento vital y saludable
  • Derecho a una restauración plena y pronta por las violaciones a los derechos reconocidos en esta Declaración causados por las actividades humanas

La visión compartida es estabilizar las concentraciones de gases de efecto invernadero para hacer efectivo el Artículo 2 de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático que determina “la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que impida interferencias antropogénicas peligrosas para el sistema climático”. Nuestra visión es, sobre la base del principio de las responsabilidades históricas comunes pero diferenciadas, exigir que los países desarrollados se comprometan con metas cuantificadas de reducción de emisiones que permitan retornar las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a 300 ppm y así, limitar el incremento de la temperatura media global a un nivel máximo de 1°C.

Enfatizando la necesidad de acción urgente para lograr esta visión, y con el apoyo de los pueblos, movimientos y países, los países desarrollados deberán comprometerse con metas ambiciosas de reducción de emisiones que permitan alcanzar objetivos a corto plazo, manteniendo nuestra visión a favor del equilibrio del sistema climático de la Tierra, de acuerdo al objetivo último de la Convención.

La “visión compartida” para la “Acción Cooperativa a Largo Plazo” no debe reducirse en la negociación de cambio climático a definir el límite en el incremento de la temperatura y la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, sino que debe comprender de manera integral y equilibrada un conjunto de medidas financieras, tecnológicas, de adaptación, de desarrollo de capacidades, de patrones de producción, consumo y otras esenciales como el reconocimiento de los derechos de la Madre Tierra para restablecer la armonía con la naturaleza.

Los países desarrollados, principales causantes del cambio climático, asumiendo su responsabilidad histórica y actual, deben reconocer y honrar su deuda climática en todas sus dimensiones, como base para una solución justa, efectiva y científica al cambio climático. En este marco exigimos a los países desarrollados que:

  • Restablezcan a los países en desarrollo el espacio atmosférico que está ocupado por sus emisiones de gases de efecto invernadero. Esto implica la descolonización de la atmósfera mediante la reducción y absorción de sus emisiones.
  • Asuman los costos y las necesidades de transferencia de tecnología de los países en desarrollo por la pérdida de oportunidades de desarrollo por vivir en un espacio atmosférico restringido.
  • Se hagan responsables por los cientos de millones que tendrán que migrar por el cambio climático que han provocado y que eliminen sus políticas restrictivas de migración y ofrezcan a los migrantes una vida digna y con todos los derechos en sus países.
  • Asuman la deuda de adaptación relacionadas a los impactos del cambio climático en los países en desarrollo proveyendo los medios para prevenir, minimizar y atender los daños que surgen de sus excesivas emisiones.
  • Honren estas deudas como parte de una deuda mayor con la Madre Tierra adoptando y aplicando la Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra en las Naciones Unidas.

El enfoque debe ser no solamente de compensación económica, sino principalmente de justicia restaurativa – es decir restituyendo la integridad a las personas y a los miembros que forman una comunidad de vida en la Tierra.

Deploramos el intento de un grupo de países de anular el Protocolo de Kioto, el único instrumento legalmente vinculante específico para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de los países desarrollados.

Advertimos al mundo que, no obstante estar obligados legalmente las emisiones de los países desarrollados, en lugar de reducir crecieron en un 11,2% entre 1990 y 2007.

Estados Unidos, a causa del consumo ilimitado, aumentó sus emisiones de GEI en 16,8% durante el periodo 1990 al 2007, emitiendo como promedio entre 20 y 23 toneladas anuales de CO2 por habitante, lo que representa más de 9 veces las emisiones correspondientes a un habitante promedio del Tercer Mundo, y más de 20 veces las emisiones de un habitante de África Subsahariana.

Rechazamos de manera absoluta el ilegitimo “Entendimiento de Copenhague”, que permite a estos países desarrollados ofertar reducciones insuficientes de gases de efecto invernadero, basadas en compromisos voluntarios e individuales, que violan la integridad ambiental de la Madre Tierra conduciéndonos a un aumento de alrededor de 4ºC.

La próxima Conferencia sobre Cambio Climático a realizarse a fines de año en México debe aprobar la enmienda al Protocolo de Kioto, para el segundo período de compromisos, a iniciarse en 2013 a 2017, en el cual los países desarrollados deben comprometer reducciones domésticas significativas de al menos el 50% respecto al año base de 1990, sin incluir mercados de carbono u otros sistemas de desviación que enmascaran el incumplimiento de las reducciones reales de emisiones de gases de efecto invernadero. Requerimos establecer primero una meta para el conjunto de los países desarrollados, para luego realizar la asignación individual para cada país desarrollado en el marco de una comparación de esfuerzos entre cada uno de ellos, manteniendo así el sistema del Protocolo de Kioto para las reducciones de las emisiones. Los Estados Unidos de América, en su carácter de único país de la Tierra del Anexo 1 que no ratificó el Protocolo de Kioto, tiene una responsabilidad significativa ante todos los pueblos del mundo, por cuanto debe ratificar el Protocolo de Kioto y comprometerse a respetar y dar cumplimiento a los objetivos de reducción de emisiones a escala de toda su economía.

Los pueblos tenemos los mismos derechos de protección ante los impactos del cambio climático, y rechazamos la noción de adaptación al cambio climático entendida como la resignación a los impactos  provocados por las emisiones históricas de los países desarrollados, quienes deben adaptar sus estilos de vida y de consumo ante esta emergencia planetaria. Nos vemos forzados a enfrentar los impactos del cambio climático, considerando la adaptación como un proceso y no como una imposición, y además como herramienta que sirva para contrarrestarlos, demostrando que es posible vivir en armonía bajo un modelo de vida distinto.

Es necesario construir un Fondo de Adaptación, como un fondo exclusivo para enfrentar el cambio climático como parte de un mecanismo financiero manejado y conducido de manera soberana, transparente y equitativa, por nuestros Estados.  Bajo este Fondo se debe  valorar: los impactos y sus costos en países en desarrollo y las necesidades que estos impactos deriven, y registrar y monitorear el apoyo por parte de países desarrollados. Éste debe manejar además un mecanismo para el resarcimiento por daños por impactos ocurridos y futuros, por pérdida de oportunidades y la reposición por eventos climáticos extremos y graduales, y costos adicionales que podrían presentarse si nuestro planeta sobrepasa los umbrales ecológicos  así como aquellos impactos que están frenando el derecho a Vivir Bien.

El “Entendimiento de Copenhague” impuesto sobre los países en desarrollo por algunos Estados, más allá de ofertar recursos insuficientes, pretende en sí mismo dividir y enfrentar a los pueblos, y pretende extorsionar a los países en desarrollo condicionando el acceso a recursos de adaptación a cambio de medidas de mitigación. Adicionalmente se establece como inaceptable que en los procesos de negociación internacional se intente categorizar a los países en desarrollo por su vulnerabilidad al cambio climático, generando disputas, desigualdades y segregaciones entre ellos.

El inmenso desafío que enfrentamos como humanidad para detener el calentamiento global y enfriar el planeta sólo se logrará llevando adelante una profunda transformación en la agricultura hacia un modelo sustentable de producción agrícola campesino e indígena/originario, y otros modelos y prácticas ancestrales ecológicas que contribuyan a solucionar el problema del cambio climático y que aseguren la Soberanía Alimentaria, entendida como el derecho de los pueblos a controlar sus propias semillas, tierras, agua y la producción de alimentos, garantizando, a través de una producción en armonía con la Madre Tierra, local y culturalmente apropiada, el acceso de los pueblos a alimentos suficientes, variados y nutritivos en complementación con la Madre Tierra y profundizando la producción autónoma (participativa, comunitaria y compartida) de cada nación y pueblo.

El Cambio Climático ya está produciendo profundos impactos sobre la agricultura y los modos de vida de los pueblos indígenas/originarios y campesinos del mundo, y estos impactos se irán agravando en el futuro.

El agro negocio a través de su modelo social, económico y cultural de producción capitalista globalizada y su lógica de producción de alimentos para el mercado, y no para cumplir con el derecho a la alimentación, es una de las causas principales del cambio climático. Sus herramientas tecnológicas, comerciales y políticas no hacen más que profundizar la crisis climática e incrementar el hambre en el planeta. Por esta razón rechazamos los Tratados de Libre Comercio y Acuerdos de Asociación y toda forma de aplicación de los Derechos de Propiedad Intelectual sobre la vida, los paquetes tecnológicos actuales (agroquímicos, transgénicos) y aquellos que se ofrecen como falsas soluciones (agrocombustibles, geoingeniería, nanotecnología, tecnología Terminator y similares) que únicamente agudizarán la crisis actual.

Al mismo tiempo denunciamos cómo este modelo capitalista impone megaproyectos de infraestructura, invade territorios con proyectos extractivistas, privatiza y mercantiliza el agua y militariza los territorios, expulsando a los pueblos indígenas y campesinos de sus territorios, impidiendo la Soberanía Alimentaria y profundizando la crisis socioambiental.

Exigimos reconocer el derecho de todos los pueblos, los seres vivos y la Madre Tierra, a acceder y gozar del agua, y apoyamos la propuesta del Gobierno de Bolivia para reconocer al agua como un Derecho Humano Fundamental.

La definición de bosque utilizada en las negociaciones de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, la cual incluye plantaciones, es inaceptable. Los monocultivos no son bosques. Por lo tanto, exigimos una definición para fines de negociación que reconozca los bosques nativos y la selva y la diversidad de los ecosistemas de la tierra.

La Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas debe ser plenamente reconocida, implementada e integrada en las negociaciones de cambio climático. La mejor estrategia y acción para evitar la deforestación y degradación, y proteger los bosques nativos y la selva, es reconocer y garantizar los derechos colectivos de las tierras y territorios considerando especialmente que la mayoría de los bosques y selvas están en los territorios de pueblos y naciones indígenas, comunidades campesinas y tradicionales.

Condenamos los mecanismos de mercado, como el mecanismo de REDD (Reducción de emisiones por la deforestación y degradación de bosques) y sus versiones + y ++, que está violando la soberanía de los Pueblos y su derecho al consentimiento libre, previo e informado, así como a la soberanía de Estados nacionales, y viola los derechos, usos y costumbres de los Pueblos y los Derechos de la Naturaleza.

Los países contaminadores están obligados a transferir de manera directa los recursos económicos y tecnológicos para pagar la restauración y mantenimiento de los bosques y selvas, en favor de los pueblos y estructuras orgánicas ancestrales indígenas, originarias, campesinas. Esto deberá ser una compensación directa y adicional a las fuentes de financiamiento comprometidas por los países desarrollados, fuera del mercado de carbono, y nunca sirviendo como las compensaciones de carbono (offsets). Demandamos a los países a detener las iniciativas locales en bosques y selvas basados en mecanismos de mercado y que proponen resultados inexistentes y condicionados. Exigimos a los gobiernos un programa mundial de restauración de bosques nativos y selvas, dirigido y administrado por los pueblos, implementando semillas forestales, frutales y de flora autóctona. Los gobiernos deben eliminar las concesiones forestales y apoyar la conservación del petróleo bajo la tierra, y que se detenga urgentemente la explotación de hidrocarburos en las selvas.

Exigimos a los Estados que reconozcan, respeten y garanticen la efectiva aplicación de los estándares internacionales de derechos humanos y los derechos de los Pueblos Indígenas, en particular la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, el Convenio 169 de la OIT, entre otros instrumentos pertinentes, en el marco de las negociaciones, políticas y medidas para resolver los desafíos planteados por el cambio climático. En especial, demandamos a los Estados a que reconozcan jurídicamente la preexistencia del derecho sobre nuestros territorios, tierras y recursos naturales para posibilitar y fortalecer nuestras formas tradicionales de vida y contribuir efectivamente a la solución del cambio climático.

Demandamos la plena y efectiva aplicación del derecho a la consulta, la participación y el consentimiento previo, libre e informado de los Pueblos Indígenas en todos los procesos de negociación así como en el diseño e implementación de las medidas relativas al cambio climático.

En la actualidad la degradación medioambiental y el cambio climático alcanzarán niveles críticos, siendo una de las principales consecuencias la migración interna así como internacional. Según algunas proyecciones en 1995 existían alrededor de 25 millones de migrantes climáticos, al presente se estima en 50 millones y las proyecciones para el año 2050 son de 200 a 1000 millones de personas que serán desplazadas por situaciones derivadas del cambio climático.

Los países desarrollados deben asumir la responsabilidad sobre los migrantes climáticos, acogiéndolos en sus territorios y reconociendo sus derechos fundamentales, a través de la firma de convenios internacionales que contemplen la definición de migrante climático para que todos los Estados acaten sus determinaciones.

Constituir un Tribunal Internacional de Conciencia para denunciar, hacer visible, documentar, juzgar y sancionar las violaciones de los derechos de los(s) migrantes, refugiados(as) y desplazados en los países de origen, tránsito y destino, identificando claramente las responsabilidades de los Estados, compañías y otros actores.

El financiamiento actual destinado a los países en desarrollo para cambio climático y la propuesta del Entendimiento de Copenhague son ínfimos. Los países desarrollados deben comprometer un financiamiento anual nuevo, adicional a la Ayuda Oficial al Desarrollo y de fuente pública, de al menos 6% de su PIB para enfrentar el cambio climático en los países en desarrollo. Esto es viable tomando en cuenta que gastan un monto similar en defensa nacional y destinaron 5 veces más para rescatar bancos y especuladores en quiebra, lo que cuestiona seriamente sus prioridades mundiales y su voluntad política. Este financiamiento debe ser directo, sin condicionamiento, y no vulnerar la soberanía nacional ni la autodeterminación de las comunidades y grupos más afectados.

En vista de la ineficiencia del mecanismo actual, en la Conferencia de México se debe establecer un nuevo mecanismo de financiamiento que funcione bajo la autoridad de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre cambio Climático rindiendo cuentas a la misma, con una representación significativa de los países en desarrollo para garantizar el cumplimiento de los compromisos de financiamiento de los países Anexo 1.

Se ha constatado que los países desarrollados incrementaron sus emisiones en el periodo 1990 – 2007, no obstante haber manifestado que la reducción se vería sustancialmente coadyuvada con mecanismos de mercado.

El mercado de carbono se ha transformado en un negocio lucrativo, mercantilizando nuestra Madre Tierra, esto no representa una alternativa para afrontar el cambio climático, puesto que saquea, devasta la tierra, el agua e incluso la vida misma.

La reciente crisis financiera ha demostrado que el mercado es incapaz de regular el sistema financiero, que es frágil e inseguro ante la especulación y la aparición de agentes intermediarios, por lo tanto, sería una total irresponsabilidad dejar en sus manos el cuidado y protección de la propia existencia humana y de nuestra Madre Tierra.

Consideramos inadmisible que las negociaciones en curso pretendan la creación de nuevos mecanismos que amplíen y promuevan el mercado de carbono toda vez que los mecanismos existentes nunca resolvieron el problema del Cambio Climático ni se transformaron en acciones reales y directas en la reducción de gases de efecto invernadero.

Es imprescindible exigir el cumplimento de los compromisos asumidos por los países desarrollados en la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático respecto al desarrollo y transferencia de tecnología, así como rechazar la “vitrina tecnológica” propuesta por países desarrollados que solamente comercializan la tecnología. Es fundamental establecer los lineamientos para crear un mecanismo multilateral y multidisciplinario para el control participativo, la gestión y la evaluación continua del intercambio de tecnologías. Estas tecnologías deben ser útiles, limpias, y socialmente adecuadas. De igual manera es fundamental el establecimiento de un fondo de financiamiento e inventario de tecnologías apropiadas y liberadas de derechos de propiedad intelectual, en particular de patentes que deben pasar de monopolios privados a ser de dominio público, de libre accesibilidad y bajo costo.

El conocimiento es universal, y por ningún motivo puede ser objeto de propiedad privada y de utilización privativa, como tampoco sus aplicaciones en forma de tecnologías. Es deber de los países desarrollados compartir su tecnología con países en desarrollo, crear centros de investigación para la creación de tecnologías e innovaciones propias, así como defender e impulsar su desarrollo y aplicación para el vivir bien. El mundo debe recuperar, aprender, reaprender los principios y enfoques del legado ancestral de sus pueblos originarios para detener la destrucción del planeta, así como los conocimientos y prácticas ancestrales y recuperación de la espiritualidad en la reinserción del vivir bien juntamente con la Madre Tierra.

Considerando la falta de voluntad política de los países desarrollados para cumplir de manera efectiva sus compromisos y obligaciones asumidos en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Protocolo de Kioto, y frente a la inexistencia de una instancia legal internacional que prevenga y sancione todos aquellos delitos y crímenes climáticos y ambientales que atenten contra los derechos de la Madre Tierra y la humanidad, demandamos la creación de un Tribunal Internacional de Justicia Climática y Ambiental que tenga la capacidad jurídica vinculante de prevenir, juzgar y sancionar a los Estados, las Empresas y personas que por acción u omisión contaminen y provoquen el cambio climático.  Respaldar a los Estados que presenten demandas en la Corte Internacional de Justicia contra los países desarrollados que no cumplen con sus compromisos bajo la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Protocolo de Kioto, incluyendo sus compromisos de reducción de gases de efecto invernadero. Instamos a los pueblos a proponer y promover una profunda reforma de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para que todos sus Estados miembros cumplan las decisiones del Tribunal Internacional de Justicia Climática y Ambiental.

El futuro de la humanidad está en peligro, y no podemos aceptar que un grupo de gobernantes de países desarrollados quieran definir por todos los países, como lo intentaron hacer infructuosamente en la Conferencia de las Partes de Copenhague. Esta decisión nos compete a todos los pueblos. Por eso es necesaria la realización de un Referéndum Mundial, plebiscito o consulta popular, sobre el cambio Climático en el cuál todos seamos consultados sobre: el nivel de reducciones de emisiones que deben hacer los países desarrollados y las empresas transnacionales; el financiamiento que deben proveer los países desarrollados; la creación de un Tribunal Internacional de Justicia Climática; la necesidad de una Declaración Universal de Derechos de la Madre Tierra y; la necesidad de cambiar el actual sistema capitalista.

El proceso del Referéndum Mundial, plebiscito o consulta popular será fruto de un proceso de preparación que asegure el desarrollo exitoso del mismo.

Con el  fin de coordinar nuestro accionar internacional e implementar los resultados del presente “Acuerdo de los Pueblos” llamamos a construir un Movimiento Mundial de los Pueblos por la Madre Tierra que se basará en los principios de complementariedad y respeto a la diversidad de origen y visiones de sus integrantes, constituyéndose en un espacio amplio y democrático de coordinación y articulación de acciones a nivel mundial.

Con tal propósito, adoptamos el plan de acción mundial adjunto para que, en México, los países desarrollados del Anexo 1 respeten el marco legal vigente, y reduzcan sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 50 %, y se asuman las diferentes propuestas contenidas en este Acuerdo.

Finalmente, acordamos realizar la 2ª Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra en el 2011, como parte de este proceso de construcción del Movimiento Mundial de los Pueblos por la Madre Tierra, y para reaccionar frente a los resultados de la Conferencia de Cambio Climático que se realizará a fines de año en Cancún, México.

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Hacia la Declaración Universal de los Derechos de la Naturaleza

April 21, 2010 By Irizarry

Esto nos conduce a aceptar que la Naturaleza, en tanto término conceptualizado por los seres humanos, debe ser reinterpretada y revisada íntegramente. Para empezar la humanidad no está fuera de la Naturaleza. La visión dominante, incluso al definir la Naturaleza sin considerar a la humanidad como parte integral de la misma, ha abierto la puerta para dominarla y manipularla. Se le ha transformado en recursos o en “capital natural” a ser explotados. Cuando, en realidad, la Naturaleza puede existir sin seres humanos… […] Esto implica organizar la economía preservando la integridad de los procesos naturales, garantizando los flujos de energía y de materiales en la biosfera, sin dejar de preservar la biodiversidad. […] Nuestra responsabilidad es grande y compleja. Al tiempo que condenamos los sistemas y las prácticas depredadoras forjadas en el capitalismo metropolitano, debemos condenar por igual y superar las diversas formas de extractivismo que consolidan la sumisión de nuestros países en el mercado mundial, en tanto productores y exportadores de materias primas. Este extractivismo, para nada superado en nuestros países, seguirá hundiendo en la miseria a los pueblos y agravando los problemas ambientales.

Ahora es el turno, en Bolivia, de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y Derechos de la Madre Tierra (1), que se lleva cabo en estos días, del 19 al 22 de abril, en la ciudad de Cochabamba. Luego del fracaso de Dinamarca, y al mismo tiempo con otros esfuerzos como el de Klimaforum (2), el planteamiento de que hay que poner la perspectiva de las ecologías en primer plano como orientación de nuestras sociedades sigue abriendo espacios de debate, discusiones y programas de trabajo (de luchas). Crear, sostener y ampliar estos espacios es urgente, y es urgente que ello ocurra desde abajo.

Son espacios de lucha que tal vez permitan insistir en lo apremiante: no podemos seguir como vamos si acaso es que queremos constituir una convivencia que respete las necesidades de las ecologías en las cuales existimos. En eso se nos va la vida del planeta, que hay que entender como nuestras propias vidas, en lo cotidiano.

Vivimos un proceso de crisis del clima, pero no es solo esa la crisis de las ecologías. La crisis del clima es síntoma, resultado, de todas las prácticas que insisten en la explotación y en el uso desmedido e irresponsable de los recursos (tanto los físicos como los humanos) en función del lucro de los pocos, olvidando el beneficio de los muchos. La crisis climática es consecuencia de crisis de las ecologías, y las ecologías son ante todo sociales (de las producciones y de los consumos que siempre andan juntos), debido a nuestra presencia.

Hay que ver, entender y tal vez recordar (si acaso) …

Los humanos no somos indispensables para el planeta, pero el planeta sí es indispensable para nosotros. Como especie, vivimos en sociedad, nunca somos ni hemos sido jamás individuos aislados. No hemos estado nunca separados del entorno, de eso que ahora llamamos “lo natural” y “la naturaleza” (concebido ahora como algo ajeno y distinto a nosotros). Nuestra existencia social siempre se ha dado en los entornos llamados naturales. La pregunta es entonces cómo logramos ahora sociedades que funcionen a partir de ese reconocimiento tan elemental y primario, el de la necesidad de los equilibrios de lo sustentable. Existimos porque estamos en esos entornos, y los entornos somos nosotros.

En ese sentido, cualquier resolución de las crisis ecológicas actuales no es “técnica” (tecnocrática, la de las burocracias de las “tecnologías”), ni puede privilegiar cualquier variable conveniente para los poderes, como lo es  la noción de la “población” (en la posición del malthusianismo que se renueva como justificación de nuevas políticas de control).

Como sociedad, las únicas opciones posibles, en medio de las crisis ecológicas que hemos permitido, pasan por lo político, pero tiene que ser política nueva, pues exige cambios de modos de vida, de producción, de consumos y de gobierno, y requiere raíces comunitarias en las cuales cada persona se haga responsable de todos los demás y de las ecologías indispensables que permiten (y todavía toleran) nuestra existencia. Esa política nueva tiene que lograrse en las acciones comunitarias, y no puede ser política de delegaciones jerárquicas, ni autoritarias.

Ya veremos si somos capaces de hacerlo. No podremos tan siquiera intentarlo a menos que no conquistemos espacios de lucha que sean capaces de pensar y hacer lo necesario. Ya veremos.

No basta con torcer el bastón de lo jurídio en sentido contrario y asumir lo planetario como Sujeto legal y jurídco, pero hay que admitir que ello es un planteamiento que provoca. ¿Quieres Sujeto jurídico? Pues ahí tienes al planeta, que somos nosotros. ¿Quiénes somos nosotros? La pregunta ahora es quién representa a la Madre Tierra, y cuáles luchas se hacen posibles. Si las corporaciones multinacionales son Sujeto jurídico, me pregunto entonces por qué no puede serlo la Madre Tierra. ¿Quién la representa, sino todos nosotros? No los de arriba que se lucran de las crisis de las ecologías, sino todos nosotros.

Ya veremos …

http://envivo.cmpcc.org.bo/Hacia-la-Declaracion-Universal-de


Hacia la Declaración Universal de los Derechos de la Naturaleza

Martes 20 de abril de 2010

http://www.rebelion.org/ Alberto Acosta Alai-amlatina (http://alainet.org/active/37414)
En los Derechos de la Naturaleza el centro está puesto en la Naturaleza. Ésta vale por sí misma, independientemente de la utilidad o usos del ser humano, que forma parte de la naturaleza.

La compleja construcción de un proyecto de vida en común

Toda Constitución sintetiza un momento histórico. En toda Constitución se cristalizan procesos sociales acumulados. Y en toda Constitución se plasma una determinada forma de entender la vida. Una Constitución, sin embargo, no hace a una sociedad. Es la sociedad la que elabora la Constitución y la adopta casi como una hoja de ruta. Una Constitución, más allá de su indudable trascendencia jurídica, es ante todo un proyecto político de vida en común, que debe ser puesto en vigencia con el concurso activo de la sociedad.

Desde esta perspectiva, la Constitución ecuatoriana -construida colectivamente en los años 2007 y 2008-, fiel a las demandas acumuladas en la sociedad, consecuente con las expectativas creadas, responsable con los retos globales, se proyecta como medio e incluso como un fin para dar paso a cambios estructurales. En su contenido afloran múltiples definiciones para impulsar transformaciones de fondo, a partir de propuestas construidas a lo largo de muchas décadas de resistencias y de luchas sociales. Transformaciones muchas veces imposibles de aceptar (e incluso de entender) por parte de los constitucionalistas tradicionales y de quienes a la postre ven que sus privilegios están en peligro. Una de esas “novedades” se plasma en los Derechos de la Naturaleza.

La Naturaleza en el centro del debate

La acumulación material -mecanicista e interminable de bienes-, apoltronada en “el utilitarismo antropocéntrico sobre la Naturaleza”- al decir del uruguayo Eduardo Gudynas-, no tiene futuro. Los límites de los estilos de vida sustentados en esta visión ideológica del progreso son cada vez más notables y preocupantes. No se puede seguir asumiendo a la Naturaleza como un factor de producción para el crecimiento económico o como un simple objeto de las políticas de desarrollo.

Esto nos conduce a aceptar que la Naturaleza, en tanto término conceptualizado por los seres humanos, debe ser reinterpretada y revisada íntegramente. Para empezar la humanidad no está fuera de la Naturaleza. La visión dominante, incluso al definir la Naturaleza sin considerar a la humanidad como parte integral de la misma, ha abierto la puerta para dominarla y manipularla. Se le ha transformado en recursos o en “capital natural” a ser explotados. Cuando, en realidad, la Naturaleza puede existir sin seres humanos…

En este punto hay que rescatar las dimensiones de la sustentabilidad. Ésta exige una nueva ética para organizar la vida misma. Un paso clave, los objetivos económicos deben estar subordinados a las leyes de funcionamiento de los sistemas naturales, sin perder de vista el respeto a la dignidad humana y la mejoría de la calidad de vida de las personas.

Un proceso histórico de ampliación de los derechos

A lo largo de la historia, cada ampliación de los derechos fue anteriormente impensable. La emancipación de los esclavos o la extensión de los derechos civiles a los afroamericanos, a las mujeres y a los niños fueron una vez rechazadas por los grupos dominantes por ser consideradas como un absurdo. Para la abolición de la esclavitud se requería que se reconozca “el derecho de tener derechos”, lo que exigía un esfuerzo político para cambiar aquellas leyes que negaban esos derechos. Para liberar a la Naturaleza de esta condición de sujeto sin derechos o de simple objeto de propiedad, es entonces necesario un esfuerzo político que reconozca que la Naturaleza es sujeto de derechos. Este aspecto es fundamental si aceptamos que todos los seres vivos tienen el mismo derecho ontológico a la vida.

Esta lucha de liberación es, ante todo, un esfuerzo político que empieza por reconocer que el sistema capitalista destruye sus propias condiciones biofísicas de existencia. Dotar de Derechos a la Naturaleza significa, entonces, alentar políticamente su paso de objeto a sujeto, como parte de un proceso centenario de ampliación de los sujetos del derecho. Si se aseguran derechos a la Naturaleza se consolida el “derecho a la existencia” de los propios seres humanos, como anotaba en 1988 el jurista suizo Jörg Leimbacher.

Del actual antropocentrismo debemos transitar, al decir de Gudynas, al biocentrismo. Esto implica organizar la economía preservando la integridad de los procesos naturales, garantizando los flujos de energía y de materiales en la biosfera, sin dejar de preservar la biodiversidad.

Estos planteamientos ubican con claridad por dónde debería marchar la construcción de una nueva forma de organización de la sociedad. Pero no será fácil. Sobre todo en la medida que ésta afecta los privilegios de los círculos de poder nacionales y transnacionales, éstos harán lo imposible para tratar de detener este proceso. Esta reacción, lamentablemente, también se nutre de algunas acciones y decisiones del gobierno de Rafael Correa, quien alentó con entusiasmo el proceso constituyente y la aprobación popular de la Constitución de Montecristi, pero que con algunas de las leyes aprobadas posteriormente, por ejemplo la Ley de Minería o la Ley de Soberanía Alimentaria, sin dar paso a la conformación del Estado plurinacional, en una suerte de contrarrevolución legal, atenta contra varios de los principios constitucionales.

Una declaración pionera a nivel mundial

Al reconocer a la Naturaleza como sujeto de derechos, en la búsqueda de ese necesario equilibrio entre la Naturaleza y las necesidades y derechos de los seres humanos, enmarcados en el principio del Buen Vivir, se supera la clásica versión jurídica. Y para conseguirlo nada mejor que diferenciar los Derechos Humanos de los Derechos de la Naturaleza, tal como lo plantea Gudynas.

En los Derechos Humanos el centro está puesto en la persona. Se trata de una visión antropocéntrica. En los derechos políticos y sociales, es decir de primera y segunda generación, el Estado reconoce a la ciudadanía esos derechos, como parte de una visión individualista e individualizadora. En los derechos económicos, culturales y ambientales, conocidos como derechos de tercera generación, se incluye el derecho a que los seres humanos gocen de condiciones sociales equitativas y de un medio ambiente sano y no contaminado. Se procura evitar la pobreza y el deterioro ambiental.

Los derechos de primera generación se enmarcan en la visión clásica de la justicia: imparcialidad ante la ley, garantías ciudadanas, etc. Para cristalizar los derechos económicos y sociales se da paso a la justicia redistributiva o justicia social, orientada a resolver la pobreza. Los derechos de tercera generación configuran, además, la justicia ambiental, que atiende sobre todo demandas de grupos pobres y marginados en defensa de la calidad de sus condiciones de vida afectada por destrozos ambientales. En estos casos, cuando hay daños ambientales, los seres humanos pueden ser indemnizados, reparados y/o compensados.

En los Derechos de la Naturaleza el centro está puesto en la Naturaleza. Esta vale por sí misma, independientemente de la utilidad o usos del ser humano, que forma parte de la Naturaleza. Esto es lo que representa una visión biocéntrica. Estos derechos no defienden una Naturaleza intocada, que nos lleve, por ejemplo, a dejar de tener cultivos, pesca o ganadería. Estos derechos defienden mantener los sistemas de vida, los conjuntos de vida. Su atención se fija en los ecosistemas, en las colectividades, no en los individuos. Se pueden comer carne, pescado y granos, por ejemplo, mientras se asegure que quedan ecosistemas funcionando con sus especies nativas.

A los Derechos de la Naturaleza se los llama derechos ecológicos para diferenciarlos de los derechos ambientales de la opción anterior. En la nueva Constitución ecuatoriana -no así en la boliviana- estos derechos aparecen en forma explícita como Derechos de la Naturaleza, así como derechos para proteger las especies amenazadas y las áreas naturales o restaurar las áreas degradadas. También es trascendente la incorporación del término Pacha Mama, como sinónimo de Naturaleza, en tanto reconocimiento de interculturalidad y plurinacionalidad.

En este campo, la justicia ecológica pretende asegurar la persistencia y sobrevivencia de las especies y sus ecosistemas, como redes de vida. Esta justicia es independiente de la justicia ambiental. No es de su incumbencia la indemnización a los humanos por el daño ambiental. Se expresa en la restauración de los ecosistemas afectados. En realidad se deben aplicar simultáneamente las dos justicias: la ambiental para las personas, y la ecológica para la Naturaleza.

Siguiendo con las reflexiones de Gudynas, los Derechos de la Naturaleza necesitan y a la vez originan otro tipo de definición de ciudadanía, que se construye en lo social pero también en lo ambiental. Estas ciudadanías son plurales, ya que dependen de las historias y de los ambientes, acogen criterios de justicia ecológica que superan la visión tradicional de justicia.

La proyección de los Derechos de la Naturaleza

De los Derechos de la Naturaleza, asumidos en la Constitución ecuatoriana, se derivan decisiones trascendentales. Uno clave tiene que ver con procesos de desmercantilización de la Naturaleza, como ha sido la privatización del agua, así como de sus sistemas de distribución y abastecimiento. Igualmente se exige la eliminación de criterios mercantiles para utilizar los servicios ambientales. La restauración integral de los ecosistemas degradados es otro de los pasos revolucionarios adoptados.

La soberanía alimentaria se transforma en eje conductor de las políticas agrarias e incluso de recuperación del verdadero patrimonio nacional: su biodiversidad. Incluso se reclama la necesidad de conseguir la soberanía energética, sin poner en riesgo la soberanía alimentaria o el equilibrio ecológico.

Si aceptamos que es necesaria una nueva ética para reorganizar la vida en el planeta, resulta indispensable agregar a la justicia social y la justicia ambiental, la justicia ecológica. En otras palabras, los Derechos Humanos se complementan con los Derechos de la Naturaleza, y viceversa.

De los Andes al mundo

El mandato de los Derechos de la Naturaleza nos invita a pensar y realizar una integración regional de nuevo cuño. Y desde esta perspectiva, desde Nuestra América habrá que levantar la tesis de una pronta Declaración Universal de los Derechos de la Naturaleza, compromiso que podrá encontrar un espaldarazo en el marco de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra, convocada por el presidente Evo Morales.

Nuestra responsabilidad es grande y compleja. Al tiempo que condenamos los sistemas y las prácticas depredadoras forjadas en el capitalismo metropolitano, debemos condenar por igual y superar las diversas formas de extractivismo que consolidan la sumisión de nuestros países en el mercado mundial, en tanto productores y exportadores de materias primas. Este extractivismo, para nada superado en nuestros países, seguirá hundiendo en la miseria a los pueblos y agravando los problemas ambientales.

En suma, está en juego el Buen Vivir (sumak kausay o suma qamaña), relacionado estrechamente con los Derechos de la Naturaleza. Estos derechos, sumados a los Derechos Humanos, nos conminan a construir democráticamente sociedades sustentables. Y esas sociedades se lograrán a partir de ciudadanías plurales pensadas también desde lo ambiental, en las que el ser humano y las diversas colectividades de seres humanos coexistan en armonía con la Naturaleza.

Alberto Acosta es Economista ecuatoriano. Profesor e investigador de la FLACSO. Consultor internacional. Ex ministro de Energía y Minas. Ex presidente de la Asamblea Constituyente.

Fuente: http://alainet.org/active/37414

1. http://envivo.cmpcc.org.bo/ conferencia

2. http://klimaforum.org/about

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Epígrafe

Las agrupaciones políticas y las autoridades ejecutivas son incapaces de entender las implicaciones que tienen estos asuntos. A pesar de que recientemente han iniciado un reconocimiento parcial de los peligros más obvios que amenazan al ambiente natural de nuestras sociedades, parecen estar satisfechos con plantearse la contaminación industrial desde un punto de vista tecnocrático. Sin embargo, lo cierto es que solo un planteamiento que pueda enlazar lo ético con lo político -lo que yo llamo ecosofía- y que empate los tres registros ecológicos (el ambiente natural, las relaciones sociales, y la subjetividad humana) sería capaz de arrojar luz sobre estas cuestiones. […] Lo que está en juego es la manera en que vivimos en este planeta.

Félix Guattari (The Three Ecologies)

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