• Portada
  • Sobre nosotros
  • Contacto

Filo de la Tijera

Porque hay mucha tela para cortar

  • Delirios del Leviatán
  • Ecologías
  • Desanudando
  • Imaginaciones
  • Altermundos
  • Posiciones
You are here: Home / Archives for vigilancia

Google sabe todo de ti

February 8, 2016 By Irizarry

Hoy día el sistema panóptico se ha reforzado con una particularidad nueva en relación con las anteriores sociedades de control que confinaban a las personas consideradas antisociales, marginales, rebeldes o enemigas en lugares de privación de libertad cerrados: prisiones, reformatorios, manicomios, asilos, campos de concentración… Sin embargo, nuestras sociedades contemporáneas de control dejan en libertad aparente a los sospechosos (o sea, a todos los ciudadanos), aunque los mantienen bajo vigilancia electrónica permanente. La contención digital ha sucedido a la contención física.

Todo cierto y bien planetado, pero no basta con hablar de la vigilancia, de lo policíaco, o del control como forma de sociedad. La vigilancia no es sino parte de un ensamblaje mucho más amplio y endurecido que sale a flote como aspecto principal y reinante desde el 11S estadounidense, con al aval de las leyes de emergencias permanentes inauguradas por el Acta Patriótica. Hay que hablar de la proliferación agresiva y en primera persona de un nacionalismo militarista, de la movilización permanente de las masas mediante los temas de la llamada seguridad nacional y las supuestas amenazas que justifican las guerras permanentes en contra de lo denominado terrorista (guerras tradicionales y de espectro amplio, o de cuarta generación, oportunidades en las geopolíticas de las crisis imperiales). Hay que plantear un proceso de aceptación de esos autoritarismos que los ven como protección deseada. Eso es el aspecto dominante que abre las puertas a la normalización de las excepciones en contra de derechos civiles y constituconales, que permite la promoción y aceptación de la vigilancia, del panóptico extendido con las tecnologías actuales que se siguen desarrollando bajo el amparo de las alianzas empresariales con lo Estatal. En ese contexto hay que hablar de fascistización neoliberal (es lo actualizado). Tiene todo esto además desarrollos extremistas con apoyo de masas que recuperan los discursos estridentes de los fascismos históricos: racismo explícito renovado, exclusiones étnicas y religiosas, la misoginia como planteamiento político acetable, la xenofobia, los reclamos de la tortura como método necesario contra los enemigos posibles (y eso es lo retroactivo que persiste). Todo ello se ha hecho posible por los senderos autoritarios que nos definen desde al menos el 11S.

No basta tampoco hablar -como ahora parece estar de moda- de un Estado “profundo” (deep state) como eje de los procesos políticos (1) que concentra el control del poder en unas pocas manos fuera del alcance de la ciudadanía. Ese proceso viene desde hace rato, pero es ahora que se hace obvio, en el régimen de las excepciones normalizadas. La crítica jurídica ya se ha hecho en contra de la vigilancia y de las expropiaciones políticas que persisten (que se vea lo hecho por la Unión Americana de Libertades Civiles, ACLU por sus siglas en inglés). Es proceso entrampado por los aparatos judiciales. Hay que buscar abrir otras puertas que incluyan la confrontación de los controles corporativos y las jerarquías políticas que permiten y avalan lo que sigue sucediendo. Se vive actualmente una crisis de representación en la cual lo que en otro momento fungía como centro se deshace y se vacía en polos opuestos. Esto es crisis política. El sistema panóptico ha de vigilar más. Hay que ver qué se hace con eso, cómo se sale de ello.

(1) vean por ejemplo los comentarios de Bill Moyers, entre otros: http://billmoyers.com/2014/02/21/anatomy-of-the-deep-state/

http://www.jornada.unam.mx/2016/02/06/opinion/018a1mun

Google sabe todo de ti

Ignacio Ramonet *

En nuestra vida cotidiana dejamos constantemente rastros que entregan nuestra identidad, dejan ver nuestras relaciones, reconstruyen nuestros desplazamientos, identifican nuestras ideas, desvelan nuestros gustos, nuestras elecciones y nuestras pasiones. Incluso, las más secretas. A lo largo del planeta múltiples redes de control masivo no paran de vigilarnos. En todas partes, alguien nos observa a través de nuevas cerraduras digitales. El desarrollo del Internet de las cosas (Internet of things) y la proliferación de aparatos conectados multiplican la cantidad de chivatos de todo tipo que nos cercan. En Estados Unidos, por ejemplo, la empresa de electrónica Vizio, instalada en Irvine, California, principal fabricante de televisores inteligentes conectados a Internet, ha revelado recientemente que sus televisores espiaban a los usuarios por medio de tecnologías incorporadas en el aparato.

Los televisores graban todo lo que los espectadores consumen en materia de programas audiovisuales, tanto los programas de las cadenas por cable como DVD, paquetes de acceso a Internet o consolas de videojuegos. Por tanto, Vizio puede saber todo sobre las selecciones que sus clientes prefieren en materia de ocio audiovisual. Y, consecuentemente, puede vender esa información a empresas publicitarias que, gracias al análisis de los datos acopiados, conocerán con precisión los gustos de los usuarios y estarán en mejor situación para tenerlos en el punto de mira.

Esta no es, en sí misma, una estrategia diferente de la que, por ejemplo, Facebook y Google utilizan habitualmente para conocer a los internautas y ofrecerles publicidad adaptada a sus supuestos gustos. Recordemos que en la novela de Orwell, 1984, los televisores –obligatorios en cada domicilio– ven a través de la pantalla lo que hace la gente (“¡Ahora podemos veros!”). Y la pregunta que plantea hoy la existencia de aparatos tipo Vizio es saber si estamos dispuestos a aceptar que nuestro televisor nos espíe.

Si lo juzgamos por la denuncia interpuesta en agosto de 2015 por el diputado californiano Mike Gatto contra la empresa sudcoreana Samsung, parece que no. La compañía era acusada de equipar sus nuevos televisores con un micro oculto, capaz de grabar las conversaciones de los telespectadores sin que éstos lo supieran y transmitirlas a terceros… Mike Gatto, quien preside la Comisión de Protección del Consumidor y de la Vida Privada del Congreso de California, presentó incluso una iniciativa de ley para prohibir que los televisores pudieran espiar a la gente.

Por el contrario, Jim Dempsey, director del centro Derecho y Tecnologías, de la Universidad de California en Berkeley, piensa que los televisores chivatos van a proliferar: “La tecnología permitirá analizar los comportamientos de la gente. Y esto no sólo interesará a los anunciantes. También podría permitir la realización de evaluaciones sicológicas o culturales que, por ejemplo, interesarán también a las compañías de seguros”. Sobre todo teniendo en cuenta que las empresas de recursos humanos y de trabajo temporal ya utilizan sistemas de análisis de voz para establecer un diagnóstico sicológico inmediato de las personas que les llaman por teléfono en busca de empleo.

Repartidos un poco por todas partes, los detectores de nuestros actos y gestos abundan alrededor de nosotros; incluso, como acabamos de ver, en nuestro televisor: sensores que registran la velocidad de nuestros desplazamientos o itinerarios; tecnologías de reconocimiento facial que memorizan la impronta de nuestro rostro y crean, sin que lo sepamos, bases de datos biométricos de cada uno de nosotros. Por no hablar de los nuevos chips de identificación por radiofrecuencia (Rfid), que descubren automáticamente nuestro perfil de consumidor, como hacen ya las “tarjetas de fidelidad” que generosamente ofrecen la mayoría de los grandes supermercados (Carrefour, Alcampo, Erozki) y marcas (FNAC, Corte Inglés).

Ya no estamos solos frente a la pantalla de nuestro ordenador. ¿Quién ignora a estas alturas que son examinados y filtrados los mensajes electrónicos, las consultas en la red, los intercambios en las redes sociales? Cada clic, cada uso del teléfono, cada utilización de la tarjeta de crédito y cada navegación en Internet suministra excelentes informaciones sobre cada uno de nosotros, que se apresura a analizar un imperio en la sombra al servicio de corporaciones comerciales, empresas publicitarias, entidades financieras, partidos políticos y autoridades gubernamentales.

El necesario equilibrio entre libertad y seguridad corre, por tanto, el peligro de romperse. En la película de Michael Radford, 1984, basada en la novela de George Orwell, el presidente supremo, llamado Big Brother, define así su doctrina: “La guerra no tiene por objetivo ser ganada, su objetivo es continuar”, y “la guerra la hacen los dirigentes contra sus propios ciudadanos y tiene por objeto mantener intacta la estructura misma de la sociedad”. Dos principios que, extrañamente, hoy están a la orden del día en nuestras sociedades contemporáneas. Con el pretexto de tratar de proteger al conjunto de la sociedad, las autoridades ven en cada ciudadano un potencial delincuente. La guerra permanente (y necesaria) contra el terrorismo les proporciona una coartada moral impecable y favorece la acumulación de un impresionante arsenal de leyes para proceder al control social integral.

Y más teniendo en cuenta que la crisis económica aviva el descontento social que, aquí o allí, podría adoptar la forma de motines ciudadanos, levantamientos campesinos o revueltas en los suburbios. Más sofisticadas que las porras y las mangueras de las fuerzas del orden, las nuevas armas de vigilancia permiten identificar mejor a los líderes y ponerlos anticipadamente fuera de juego.

“Habrá menos intimidad, menos respeto a la vida privada, pero más seguridad”, nos dicen las autoridades. En nombre de ese imperativo se instala así, a hurtadillas, un régimen securitario al que podemos calificar de “sociedad de control”. En la actualidad el principio del panóptico·se aplica a toda la sociedad. En su libro Surveiller et punir, el filósofo Michel Foucault explica cómo el panopticon (“el ojo que todo lo ve”) es un dispositivo arquitectónico que crea una “sensación de omnisciencia invisible” y permite a los guardianes ver sin ser vistos dentro de una prisión. Los detenidos, expuestos permanentemente a la mirada oculta de los vigilantes, viven con el temor de ser pillados en falta, lo cual les lleva a autodisciplinarse… De ahí podemos deducir que el principio organizador de una sociedad disciplinaria es el siguiente: bajo la presión de una vigilancia ininterrumpida, la gente acaba por modificar su comportamiento. Como afirma Glenn Greenwald: “Las experiencias históricas demuestran que la simple existencia de un sistema de vigilancia a gran escala, sea cual fuere la manera en que se utilice, es suficiente por sí misma para reprimir a los disidentes. Una sociedad consciente de estar permanentemente vigilada se vuelve enseguida dócil y timorata”.

Hoy día el sistema panóptico se ha reforzado con una particularidad nueva en relación con las anteriores sociedades de control que confinaban a las personas consideradas antisociales, marginales, rebeldes o enemigas en lugares de privación de libertad cerrados: prisiones, reformatorios, manicomios, asilos, campos de concentración… Sin embargo, nuestras sociedades contemporáneas de control dejan en libertad aparente a los sospechosos (o sea, a todos los ciudadanos), aunque los mantienen bajo vigilancia electrónica permanente. La contención digital ha sucedido a la contención física.

A veces, esta vigilancia constante también se lleva a cabo con ayuda de chivatos tecnológicos que la gente adquiere libremente: ordenadores, teléfonos móviles, tabletas, abonos de transporte, tarjetas bancarias inteligentes, tarjetas comerciales de fidelidad, localizadores GPS, etcétera. Por ejemplo, el portal Yahoo!, que consultan regular y voluntariamente unos 800 millones de personas, captura una media de 2 mil 500 rutinas al mes de cada uno de sus usuarios. En cuanto a Google, cuyo número de usuarios sobrepasa los mil millones, dispone de un impresionante número de sensores para espiar el comportamiento de cada usuario: el motor Google Search, por ejemplo, permite saber dónde se encuentra el internauta, lo que busca y en qué momento. El navegador Google Chrome, megachivato, envía directamente a Alphabet (empresa matriz de Google) todo lo que hace el usuario en materia de navegación. Google Analytics elabora estadísticas muy precisas de las consultas de los internautas en la red. Google Plus recoge información complementaria y la mezcla. Gmail analiza la correspondencia intercambiada, lo cual revela mucho sobre el emisor y sus contactos. El servicio DNS (Domain Name System, o Sistema de Nombres de Dominio), de Google, analiza los sitios visitados. YouTube, el servicio de videos más consultado del mundo, que pertenece también a Google y, por tanto, a Alphabet, registra todo lo que hacemos en él. Google Maps identifica el lugar en que nos encontramos, adónde vamos, cuándo y por qué itinerario… AdWords sabe lo que queremos vender o promocionar. Y desde el momento en que encendemos un smartphone con Android, Google sabe inmediatamente dónde estamos y qué estamos haciendo. Nadie nos obliga a recurrir a Google, pero cuando lo hacemos la empresa sabe todo de nosotros. Y, según Julian Assange, inmediatamente informa de ello a las autoridades estadunidenses…

En otras ocasiones, los que espían y rastrean nuestros movimientos son sistemas disimulados o camuflados, semejantes a los radares de carretera, los drones o las cámaras de vigilancia (llamadas también de videoprotección). Este tipo de cámaras ha proliferado tanto que, por ejemplo, en Reino Unido, donde hay más de 4 millones de ellas (una por cada 15 habitantes), un peatón puede ser filmado en Londres hasta 300 veces cada día. Y las cámaras de última generación, como la Gigapan, de altísima definición –más de mil millones de pixeles–, permiten obtener, con una sola fotografía y mediante un vertiginoso zoom dentro de la propia imagen, la ficha biométrica del rostro de cada una de las miles de personas presentes en un estadio, una manifestación o un mitin político .

A pesar de que hay estudios serios que han demostrado la débil eficacia de la videovigilancia en materia de seguridad, esta técnica sigue siendo refrendada por los grandes medios de comunicación. Incluso parte de la opinión pública ha terminado por aceptar la restricción de sus libertades: 63 por ciento de franceses se declaran dispuestos a una “limitación de las libertades individuales en Internet en razón de la lucha contra el terrorismo”.

Ello demuestra que el margen de progreso en materia de sumisión es todavía considerable…
* Ignacio Ramonet acaba de publicar El imperio de la vigilancia, editorial Clave Intelectual, Madrid, 2016.

Filed Under: Delirios del Leviatán Tagged With: alternativas, anticapitalismo, apando, autonomías, Comunidades, crisis del clima, crisis ecológica, crisis fiscal, crisis Puerto Rico, desde abajo, desempleo, despidos, ecología, economía, encierro, estado policíaco, estudiantes Chile, fascismo, fascismo neoliberal, fascistización neoliberal, finanzas Puerto Rico, horizontalidad, huelga general, imperialismo, Imperio, indignados, luchas, movimiento estudiantil, Obama, privacidad, protesta, resistencia, resistencias, sociedad de control, sociedad de vigilancia, vigilancia, vigilar y castigar, zapatistas

Senadores estadunidenses rechazan norma que limita espionaje de la NSA

May 25, 2015 By Irizarry

El Senado estadunidense rechazó una ley que pretende poner fin a la recolección indiscriminada de datos por la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés), aunque el destino final de la norma se decidirá el lunes 31 de mayo.

 

Este teatro de la seguridad nacional va a continuar con la repetición de la primera escena hasta el infinto … a partir de la llamada Ley Patriota que justifica la institucionalización de la normalización de las excepciones, regresa siempre a ese evento … aunque tiene historia larga que le precede y prepara. Es tendencia internacional, bajo las amenazas del llamado terrorismo, época inaugurada en 2001. Una vez constituida y consolidada la sujetación fascistizada del sujeto, todo lo demás sigue. Los poderes del Estado (re)generan y se alimentan de todo ello, una vez instaurado el reino de gobierno que hasta ahora había sido paralelo y oculto. Pero no hay gobierno ni Estado que se sostenga sin que la gente lo acepte, o sin que se confronte con fuerza suficiente para desmantelarlo y hacer otra cosa. Lo que permanece mientras tanto es sedimentación que acostumbra entre los rituales de mantenimiento. Habrán variaciones, pero han de ser sobre el mismo tema. Ya veremos hasta dónde llega todo esto …

 

http://www.jornada.unam.mx/2015/05/24/mundo/023n2mun

Servicios secretos de EU revisarán cooperación con Alemania: Bild
Senadores estadunidenses rechazan norma que limita espionaje de la NSA
Dpa, Afp y Ap

Periódico La Jornada
Domingo 24 de mayo de 2015, p. 23
Washington.
El Senado estadunidense rechazó una ley que pretende poner fin a la recolección indiscriminada de datos por la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés), aunque el destino final de la norma se decidirá el lunes 31 de mayo.

 
La votación, realizada la madrugada de este sábado, terminó con 42 sufragios en contra y 57 en favor, a sólo tres de los 60 que se necesitan para que la iniciativa, conocida como USA freedom act (Ley de la libertad de Estados Unidos), continúe su curso hasta convertirse en ley, dado que ya fue aprobada abrumadoramente por la Cámara de Representantes el 14 de mayo.

 
La norma fue propuesta por el presidente Barack Obama después de que el ex contratista de la NSA Edward Snowden –refugiado en Rusia desde hace más de un año para eludir órdenes de captura– dio a conocer en 2013 documentos oficiales clasificados como confidenciales o secretos sobre la intercepción de comunicaciones personales dentro y fuera de territorio estadunidense.

 
Obama intenta con esta legislación limitar las atribuciones de la NSA enmarcadas en la Ley Patriota, que facilita la intromisión de las agencias de inteligencia y seguridad en aras de la seguridad nacional y las acciones de carácter terrorista.

 
Con la ley de Obama se limitan las facultades de la NSA para almacenar información sobre las comunicaciones de los usuarios estadunidenses y evitar la invasión a la privacidad de los ciudadanos por instituciones del Estado, pero la norma no propone restringir la intervención de Washington en el extranjero por conducto de sus agencias policiales y de inteligencia.

 
Piden ampliar aplicación de la Ley Patriota
Tras fracasar el intento de aprobar la nueva norma, el senador republicano por Kentucky, Mitch McConnell, sugirió la extensión por dos meses de la Ley Patriota, pero igualmente fue rechazada la propuesta con una votación de 54 en favor y 45 en contra, por lo cual se queda en suspenso la base jurídica de gran parte de las actividades de espionaje.

 
En Berlín, en tanto, el diario Bild reportó que los servicios secretos de Estados Unidos decidieron revisar la cooperación de inteligencia con Alemania, debido a la publicación de documentos confidenciales.

 
El director de la NSA, James Clapper, dispuso la medida argumentando que ya no se puede confiar en la administración alemana en lo que respecta a la protección de documentos secretos. El diario alude a una instrucción catalogada como “secreta”.
De esta forma, Estados Unidos aumenta la presión sobre el gobierno de la canciller Angela Merkel, al cual el Parlamento reclama el acceso a las listas con los términos de búsqueda solicitados por los servicios estaduindenses a sus pares alemanes en millones de datos de comunicación.

Filed Under: Delirios del Leviatán Tagged With: alternativas, autonomías, Comunidades, crisis fiscal, desde abajo, fascismo, fascismo neoliberal, fascistización neoliberal, horizontalidad, huelga general, imperialismo, luchas, Obama, resistencia, resistencias, vigilancia, zapatistas

Seguridad

May 27, 2013 By Irizarry

 

Ante este ambiente de amenaza permanente –algo que se nutre a diario por los políticos, las autoridades, los medios, los “expertos” y toda una industria de relaciones públicas dedicadas a esto–, la sensación es de un país bajo sitio. […]

Y quien se oponga públicamente también es sospechoso y tiene que ser castigado. Hace unas semanas, Megan Rice, una monja de 83 años, fue condenada penalmente, junto a Michael Walli, de 64, y Greg Boertje-Obed, de 56, por “invasión de una instalación nuclear”, con lo que enfrentan una posible sentencia hasta de 20 años de cárcel. Su delito: el ingreso de los tres activistas de paz a la única instalación del país donde se almacenan armas convencionales radiactivas, donde rociaron sangre humana como símbolo de la sangre que corre en las guerras (nunca llegaron cerca del material nuclear). Rice comentó al jurado, poco antes de ser condenada, que sólo se arrepiente de no haber realizado más acciones directas en sus primeros 70 años de vida.

¿Por qué será que uno se siente tan inseguro con tanta seguridad?

 

A esto hay que seguirlo llamando por su nombre: fascistización neoliberal del Estado de Seguridad Nacional. Se nutre de la instauración y administración del miedo, y eso justifica la expansión de las vigilancias y la normalización de las excepciones, al punto en que ya nos acostumbramos al equivalente de un estado de sitio cotidianizado. Todo es o puede llegar a ser emergencia que con facilidad puede justificar intervenciones militarizadas o de ortopedias policíacas extremas en territorio nacional. Lo que asusta es que en muchas ocasiones se aplauden, y se asumen como lo inevitable y lo patriótico. Ese nacionalismo fatal, duro e intolerante, siempre ha ido de la mano de las fascistizaciones. Eso es lo que vivimos.

 

http://www.jornada.unam.mx/2013/05/27/opinion/026o1mun

American Curios
Seguridad
David Brooks

 

La CIA se ha convertido en un “servicio paramilitar”, donde más de la mitad de los agentes que ingresaron después de 2001 se dedican exclusivamente a operaciones militares de la “guerra contra el terror”, reporta el New York Times. La agencia de inteligencia se ha encargado de realizar cientos de ataques con drones, las aeronaves a control remoto que se han vuelto el arma moderna más destacada de la política bélica del gobierno de Barack Obama. Además, la CIA tiene ahora estaciones grandes en Kabul y Bagdad, con cientos de agentes clandestinos en lo que se sigue considerando “zonas de guerra”.

A la vez, las agencias de seguridad nacional, en el contexto de la guerra contra el terror, también contemplan a Estados Unidos como posible terreno de operaciones “enemigas”, y halcones de esta guerra señalan que, a pesar de sucesos trágicos como los de Boston, varios complots han sido frenados dentro de este país gracias, dicen, a las operaciones clandestinas para rastrear, vigilar y atacar a posibles “terroristas”. No por nada se ha multiplicado el uso de cámaras de vigilancia por todas partes: metros, bancos, calles, edificios importantes y más. De hecho, hace unos años, la empresa de moda Kenneth Cole usó este hecho para su campaña de publicidad, al recordar que un ciudadano es fotografiado en promedio 75 veces durante un día, y sugiere que uno por lo menos “se vea bien” ante esta situación.

En tanto, la vigilancia oficial de comunicaciones personales –teléfono, correo electrónico redes sociales y más– continúa ampliándose. El escándalo que estalló recientemente con la revelación de que el Departamento de Justicia, al investigar posibles filtraciones de información “secreta” por funcionarios oficiales, obtuvo de manera clandestina los registros de comunicaciones telefónicas de unos 100 periodistas y editores de la principal agencia de noticias del país, la Associated Press, es sólo un ejemplo de la nueva “vigilancia” cuyo alcance y dimensiones son secretos.

Todo esto se justifica por una “amenaza” constante que proviene de afuera, pero que ya está aquí dentro: la creación de una fuerza paramilitar, los ataques con drones que en esencia son misiones de asesinatos internacionales a control remoto, el espionaje en todos los rincones del mundo y dentro de Estados Unidos. Aun los errores de inteligencia (incluidas miles y miles de vidas en “daños colaterales”) son interpretados con esta justificación de que Estados Unidos hace lo necesario para su “autodefensa”, como dijo Obama la semana pasada, ante ese enemigo que quiere hacer daño a todo estadunidense. Todo para defender la “libertad” mundial y al mismo guardián autoproclamado de ese mundo: Estados Unidos.

Ante este ambiente de amenaza permanente –algo que se nutre a diario por los políticos, las autoridades, los medios, los “expertos” y toda una industria de relaciones públicas dedicadas a esto–, la sensación es de un país bajo sitio.

Eso favorece todo tipo de intereses aquí, como, por ejemplo, a los defensores del “derecho” sagrado a las armas. Wayne LaPierre, principal vocero de la Asociación Nacional del Rifle, insiste en que si todos los ciudadanos estuvieran armados se podrían detener actos como los que ocurrieron en el maratón Boston, y que el intento de controlar ese derecho es nada menos que una amenaza a la libertad. En la lucha contra el control de armas, insistió recientemente en la convención de esa poderosa agrupación, “tenemos una oportunidad de asegurar nuestra libertad por una generación, o perderla para siempre”.

Mientras tanto, hace días se dio la noticia de que un niño de 5 años había disparado y matado a su hermana de 2 años de edad. Peor aún, había utilizado su propio rifle, uno de calibre .22 manufacturado justo para niños, que le habían regalado por su cumpleaños, y que se comercializa con el lema “mi primer rifle”. El sector de menores de edad ha sido uno de los de mayor crecimiento en la industria de armas de fuego, se reporta, ya que en muchos estados no hay leyes que impongan un límite de edad para los usuarios.

Pero ante las amenazas, aun las representadas por los que realizan matanzas de estudiantes y maestros en escuelas, como en Connecticut, Colorado, Oregón y tantos lugares más, todo intento por reducir o limitar las armas, y por supuesto, las guerras, es considerado no sólo antipatriótico, sino hasta de traición.

En la investigación y acción penal contra cualquiera que se atreva a poner ante la luz los secretos oficiales necesarios para llevar a cabo estas guerras de sombras resalta, por supuesto, el caso de Wikileaks, con el juicio del soldado Bradley Manning programado para principios de junio, acusado de, entre otros cargos, “ayudar al enemigo” al hacer públicos secretos sobre las guerras de Estados Unidos. Varios funcionarios y periodistas más están bajo investigación por filtrar información “oficial” secreta al público, con las mismas acusaciones; de hecho, ningún otro gobierno en la historia moderna del país ha realizado tantas investigaciones en este rubro que el de Obama.

Y quien se oponga públicamente también es sospechoso y tiene que ser castigado. Hace unas semanas, Megan Rice, una monja de 83 años, fue condenada penalmente, junto a Michael Walli, de 64, y Greg Boertje-Obed, de 56, por “invasión de una instalación nuclear”, con lo que enfrentan una posible sentencia hasta de 20 años de cárcel. Su delito: el ingreso de los tres activistas de paz a la única instalación del país donde se almacenan armas convencionales radiactivas, donde rociaron sangre humana como símbolo de la sangre que corre en las guerras (nunca llegaron cerca del material nuclear). Rice comentó al jurado, poco antes de ser condenada, que sólo se arrepiente de no haber realizado más acciones directas en sus primeros 70 años de vida.

¿Por qué será que uno se siente tan inseguro con tanta seguridad?

Filed Under: Delirios del Leviatán Tagged With: alternativas, autonomías, Comunidades, crisis del clima, crisis ecológica, desde abajo, desempleo, despidos, ecología, economía, espionaje, estudiantes Chile, fascismo, fascismo neoliberal, fascistización neoliberal, finanzas Puerto Rico, horizontalidad, huelga general, imperialismo, Imperio, indignados, luchas, movimiento estudiantil, Obama, persecuciones, policía, policiaco, protesta, resistencia, resistencias, vigilancia

Epígrafe

Las agrupaciones políticas y las autoridades ejecutivas son incapaces de entender las implicaciones que tienen estos asuntos. A pesar de que recientemente han iniciado un reconocimiento parcial de los peligros más obvios que amenazan al ambiente natural de nuestras sociedades, parecen estar satisfechos con plantearse la contaminación industrial desde un punto de vista tecnocrático. Sin embargo, lo cierto es que solo un planteamiento que pueda enlazar lo ético con lo político -lo que yo llamo ecosofía- y que empate los tres registros ecológicos (el ambiente natural, las relaciones sociales, y la subjetividad humana) sería capaz de arrojar luz sobre estas cuestiones. […] Lo que está en juego es la manera en que vivimos en este planeta.

Félix Guattari (The Three Ecologies)

Enlace zapatista

Calle 13

Juana Molina

Copyright © 2023 · Filo de la Tijera · Log in