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Los disidentes

August 8, 2013 By Irizarry

 

Siete de ellos han sido o están acusados por el gobierno de Barack Obama según la Ley de Espionaje y otros por divulgar “secretos oficiales” vía los medios de comunicación, más del doble de los casos que todos los presidentes anteriores combinados. El gobierno afirma que todos estos casos son estrictamente asuntos legales y no políticos, y rechaza que los acusados sean “denunciantes” o “disidentes”. Afirma que son simples criminales que violaron no sólo las leyes, sino la “confianza pública”, en efecto, traidores.

Lo interesante de esta cronología es que indica en parte el proceso de una genealogía, la del desarrollo hipertrofiado del aparato de la llamada seguridad nacional. Hizo crisis con Nixon luego de haberse desgraciado inicialmente con el macartismo. Lo que se siguió estableciendo a pesar de todo como Estado paralelo y oculto sale a flote como Estado de Seguridad Nacional reforzado y reinante (fascistizado) bajo Bush II a partir del 11 de septiembre estadounidense, y se sostiene, mantiene y extiende bajo Obama, nacional e internacionalmente.  Lo que sigue su curso es la normalización de las excepciones (muy bien dispuestas en lo jurídico y formalmente legales, aunque sean inconstitucionales) que criminalizan las disidencias.

http://www.jornada.unam.mx/2013/08/05/mundo/027o1mun

American Curios
Los disidentes
David Brooks

Casi todos hablan de cómo creían en la retórica oficial de su país, en la misión de Estados Unidos como guardián mundial de la democracia, como faro de esperanza libertador, como ejemplo para la humanidad.

Casi todos recuerdan que por eso se sumaron a las filas de agencias de inteligencia, a las fuerzas armadas, al Departamento de Estado o a la FBI. Y recuerdan cuando, con esa noble dedicación, denunciaron y revelaron algo que parecía abuso, corrupción o violación de los ideales tan repetidos por los representantes y líderes del país, y fueron expulsados de sus mundos y algunos condenados por “traidores”.

Siete de ellos han sido o están acusados por el gobierno de Barack Obama según la Ley de Espionaje y otros por divulgar “secretos oficiales” vía los medios de comunicación, más del doble de los casos que todos los presidentes anteriores combinados. El gobierno afirma que todos estos casos son estrictamente asuntos legales y no políticos, y rechaza que los acusados sean “denunciantes” o “disidentes”. Afirma que son simples criminales que violaron no sólo las leyes, sino la “confianza pública”, en efecto, traidores.

Dos de ellos están en los titulares mundiales de la noticia: el soldado Bradley Manning, cuyo consejo de guerra está por determinar su condena penal por varios cargos, incluidos cinco según la Ley de Espionaje; el otro, Edward Snowden, a quien se acaba de otorgar asilo político en Rusia, por ahora ha logrado escapar de las autoridades estadunidenses y de cargos por esa misma ley.

Entre los otros cinco denunciantes está Thomas Drake, analista de alto rango de la NSA, quien expresó preocupaciones a sus superiores por violaciones a la privacidad de estadunidenses por parte de la agencia, y más tarde platicó con un reportero sobre abusos y prácticas de mala administración en la NSA. A pesar de que el caso criminal en su contra, de acuerdo con la Ley de Espionaje, se desestimó, sigue en la lista negra, como todos los denunciantes que trabajan en inteligencia o defensa, y con ello su carrera. El ex integrante de la fuerza aérea y analista de la CIA ahora trabaja en una tienda de Apple.

John Kiriakou, ex agente de la CIA, fue condenado a dos años y medio de cárcel por dar a periodistas, incluido uno del New York Times, los nombres de dos ex colegas que habían empleado tácticas de tortura en interrogatorios. Stephen Jin-Woo Kim, contratista del Departamento de Estado, enfrentó cargos por filtrar información al periodista James Rosen, de Fox News (quien después, se reveló, fue espiado por la FBI). Shamai Leibowitz, ex traductor de la FBI, filtró a un bloguero que promueve la paz entre Israel y Palestina transcripciones de intervenciones telefónicas de la embajada de Israel en Washington sobre esfuerzos para influir en la opinión pública estadunidens. Jeffrey Sterling, ex agente de la CIA, se declaró no culpable de filtrar información sobre planes estadunidenses de sabotaje de planta nucleares de Irán a James Risen, del New York Times. Risen ha rehusado identificar su fuente, y el gobierno de Obama ha logrado que un tribunal le ordene hacerlo o enfrentará la cárcel.

Otros denunciantes a lo largo de las últimas décadas han enfrentado graves consecuencias, sobre todo el fin de su carrera, aun en casos donde las acusaciones legales en su contra fueron desestimadas. El más famoso entre ellos, Daniel Ellsberg, quien filtró los Papeles del Pentágono en 1971, afirma que la persecución de quien se atreva a revelar secretos oficiales a la opinión pública es peor con Obama que en tiempos de Richard Nixon.

Aunque las autoridades insisten en que sólo están aplicando la ley, los críticos sospechan que más bien se trata de suprimir las libertades de expresión y de prensa, y sobre todo la disidencia dentro de las filas oficiales.

Muchos recuerdan que esta Ley de Espionaje fue empleada inicialmente como arma política contra disidentes cuando fue promulgada en 1917, cuando Estados Unidos entró a la Primera Guerra Mundial. Fue usada contra socialistas, anarquistas y pacifistas que se oponían a la guerra, entre ellos el líder y candidato presidencial socialista Eugene Debs (quien pasó cinco años en la cárcel), líderes anarcosindicalistas del gremio IWW, así como para deportar a Emma Goldman y cientos de extranjeros más que criticaban la política bélica en ese tiempo.

Tal vez para algunos en el gobierno lo que más preocupa es que se multipliquen expresiones como éstas, resultado de los “secretos” revelados: “He servido en el complejo militar industrial durante 10 años, primero como soldado en Bagdad, y ahora como contratista de defensa. Cuando ingresé, creía en la causa. Era ignorante, ingenuo y estaba engañado. Se ha comprobado que la narrativa profesada por el Estado, de la que hacen eco los medios establecidos, es falsa y criminal. Nos hemos convertido en lo que pensaba que combatíamos. Recientes revelaciones de valientes periodistas sobre crímenes de guerra, incluidas las guerras sucias de contrainsurgencia, terrorismo por drones, la suspensión del proceso debido, tortura, vigilancia masiva… han arrojado luz sobre la verdadera naturaleza del gobierno estadunidense… Algunos dirán que estoy haciendo algo irresponsable, impráctico e irracional. Otros dirán que estoy loco. He llegado a creer que la verdadera locura es no hacer nada. Mientras estemos sentados en la comodidad, ciegos ante las injusticias del mundo, nada cambiará… Yo sólo era un soldado, y ahora soy un administrador de bajo rango. Sin embargo, siempre he creído que si cada soldado arrojara su rifle al suelo, se acabaría la guerra. Por lo tanto, hoy arrojo el mío…” Esta es la carta de renuncia de Brandon Toy, administrador de un proyecto de vehículos de combate artillados de una división de General Dynamics, una de las principales contratistas del Pentágono.

“Aquellos que pueden ceder una libertad esencial para obtener un poco de seguridad temporal no merecen ni libertad ni seguridad”: Benjamin Franklin.

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El capitalismo es el auténtico problema

November 27, 2011 By Irizarry

 La verdadera prueba de su valor es lo que queda al día siguiente, de qué manera cambiará nuestra vida diaria.

Los manifestantes deberían enamorarse del trabajo duro y paciente: son el comienzo, no el fin. Su mensaje fundamental es: se ha roto el tabú; no vivimos en el mejor de los mundos posibles; estamos autorizados, incluso obligados, a pensar en alternativas.

 

Tarde o temprano se llega al hecho de que el Estado siempre es lo que está en juego, y siempre está en juego el capitalismo protegido y reproducido por ese Estado. Eso lo saben los que ocupan los puestos administrativos del poder, y si acaso no lo entendemos, que contesten ellos por qué hay tanta represión, y tantos esfuerzos de rechazo y desprestigio, en contra de lo que a todas luces es un movimiento aparentemente tan desarticulado. Tal vez el miedo sea su consigna: somos el 99%. En España y otras partes de Europa: Democracia Real Ya (el 15M, que precede al Ocupa Wall Street). Tienden a ir en contra de la mercantilización desastrosa de la vida cotidiana, en contra de las imposiciones y despojos del capital financiero y sus imposiciones presupuestarias en el Estado neoliberal (que acaban de desmantelar lo que quedaba de las redes de apoyo social), en contra de todas las regimentaciones fabriles que se nos imponen. Tal vez sea que esas consignas se levantan en medio de la crisis más profunda del capitalismo (de este neoliberalismo imperial) desde la tercera década del siglo pasado, crisis internacional (en los focos financieros y políticos del Norte occidental), y que esas consignas tienen como coincidencia revueltas y movimientos en varios países. Tal vez sea lo que las consignas buscan aglutinar a través de sus acciones (las marchas y las ocupaciones) y sus modos de comunicación y difusión (sus páginas electrónicas y el uso de los medios sociales de internet) (1). Todo eso, más allá de momentos iniciales de búsquedas, encuentros y acciones primeras, bien podría desatar revueltas que no tienen que ser pasajeras, si acaso desarrollan suficiente perspectiva como para coordinar y mantener reclamos con prácticas concentradas y consistentes que tengan valor estratégico antisistémico.

Ya se ha comentado que es una convocatoria muy amplia y novedosa (2) y su importancia percibida (en el contexto estadounidense) se mide también en los términos de la política y lo político existente como una dificultad en medio de los compromisos políticos institucionales imposibles que se siguen buscando (3). Provoca además alusiones e ilusiones de momentos revolucionarios de otra época (4), las revoluciones europeas de 1848, las revueltas del 1968. Hay además reclamos de inclusión de clase como medio y salida de esta manifestación imprevista de la crisis actual (5), y reformulaciones más radicales de los discursos políticos liberales clásicos, abundantes tanto en las declaraciones de los mismos movimientos como entre varios que los apoyan (6). Todo ello es racimo de esperanzas (¿para quién, para qué?), pero no es suficiente aunque sea necesario.

Sí, todo esto es cierto, pero no explica ni promete gran cosa todavía, aparte de lo que ha seguido siendo la existencia por ahora testaruda de la revuelta. El movimiento, la revuelta, existe, y eso es lo reiterado. El asunto es que plantear los derechos de la humanidad tiene que pasar por la recuperación y replanteamiento de lo que el capital y su Estado expropian y reconstituyen constantemente a su imagen y semejanza. Tarde o temprano se llega al hecho de que el Estado siempre es lo que está en juego, y siempre está en juego el capitalismo protegido por ese Estado, y eso lo saben los que ocupan los puestos administrativos del poder. Por eso reprimen con todas las justificaciones y excusas disponibles.

¿Cuáles compromisos de ajustes reformistas, que sean paliativos en contra del neoliberalismo (en su crisis de una reconstitución buscada), puede efectuar el capitalismo actual sin dejar de ser capitalismo? La revuelta actual parece concentrarse en los sectores que bien podemos llamar el ejército de reserva de mano de obra (post)industrial que el mismo capitalismo requiere, proceso inevitable que es parte de la redistribución de las divisiones del trabajo a escala internacional propia del neoliberalismo, y que produce todas las jerarquías, exclusiones y precariedades cotidianas que afectan a porciones crecientes de las poblaciones de los países industriales (en los Estados Unidos: una tercera parte de la población ya se considera pobre, en otros países industriales la proporción es mayor), lo cual incluye a las fracciones más cercanas a los desalojos y expropiaciones absolutas (7). ¿Es posible que otros sectores de clase (y de “raza” y “nación”) sean capaces de asumir esas consignas de igualdad, de respeto, de dignidad económica y política? ¿Olvidamos que las revueltas y las revoluciones del 1848 y del 1968 resultaron, en sus insuficiencias, incertidumbres y fracasos, en endurecimientos y restauraciones autoritarias, y que actualmente ya vivimos un proceso de fascistizaciones actualizadas? ¿Olvidamos –o no reconocemos- que lo que se ha fortalecido a corto plazo es la derecha fascistizada y fundamentalista, y sus correspondientes afiliados del centrismo derechista neoliberal en todas las variaciones conservadoras y neoconservadoras (a pesar de las retóricas de compromiso electoralista), en el momento actual de una crisis de representación latente y explosiva? ¿Quién se las cree?  Por otra parte y por eso: ¿qué se busca pescar en este río revuelto: apoyos electorales, justificaciones adicionales para ampliar los autoritarismos renovados? ¿Será posible un replanteamiento de los discursos y prácticas de las políticas y de lo político reinante, una conquista de lo diferente? A corto plazo y por ahora no parece ser probable, aunque puede que sea posible. Lo otro, indispensable, es que esta revuelta tiene que lograr la articulación sus dimensiones internacionales, multinacionales. Si el capitalismo es el auténtico problema, entonces hay que reconocer que ese capitalismo es neoliberalismo y que ese neoliberalismo es transnacional, multinacional. La resistencia no puede ser otra cosa.

No puedo dejar de pensar en un viejo filósofo y militante maldito, en medio de todo esto (8). No es asunto, decía él, de “ampliar” la política existente, sino de saber escuchar la política allí donde nace y se hace, de buscar sus nuevas formas, consecuencias y objetivos (alternativos). Toma de posición es y siempre ha sido todo esto. Podemos estar de acuerdo en que algo nace ahora, pequeño e indeseado bastardo para los institucionales y burócratas del poder (actuales y virtuales, deseosos de lo mismo a su manera). Decía ese filósofo militante además que la trampa número uno es el Estado, todas las asociaciones convergentes y sus réplicas posibles que se siguen encontrando y buscando en el ámbito ese Estado. ¡Esa voz nos llega desde 1978, cuando se constataba el surgimiento de nuevas formas y convergencias de luchas! ¿Qué ha pasado, que seguimos resbalando en los mismos desfiladeros (desde entonces, y antes y ahora)?

Esa es otra crisis subterránea que hay que plantear, recorrer y reconocer una vez más en este proceso actual, a nuestro modo y manera. Lo otro, lo que sigue si acaso ello no es posible, es tenebroso. Habrá que despojarse de los reciclajes permanentes del presente que impiden y desplazan el recuerdo, de las sedimentaciones de las Nociones Maestras de la Verdad a las cuales nos hemos acostumbrado, de las mediaciones mediáticas de los poderes, de los ecos de las sirenas que no mueren, si acaso es que queremos descubrir los próximos pasos de lo posible, y ello requiere reconocer que tarde o temprano se llega al hecho de que el Estado siempre es lo que está en juego, y siempre está en juego el capitalismo protegido por ese Estado. Hace falta otra cosa, y hay que darle su nombre, sin miedo. No son las revoluciones del 1848 en Europa lo que hay que evocar. Es la otra, la del 1871, la de la Comuna de Paris. Esto que vivimos dista mucho de ser revolucionario, pero es el fantasma de lo revolucionario lo que asusta (a todos) pues siempre es tendencia latente. Ya veremos. Se nos va la vida en esto.

http://www.elciudadano.cl/2011/11/26/44571/el-capitalismo-es-el-autentico-problema/

El capitalismo es el auténtico problema
¿Qué hacer después de las ocupaciones de Wall Street y de tantos otros lugares? Uno de los grandes peligros que acechan a los manifestantes es que se enamoren de sí mismos.
En San Francisco, donde se hicieron oír los ecos de la ocupación de Wall Street, esta semana un hombre se dirigió a la multitud para invitarla a participar como si se tratase de un happening al estilo hippie de los años 60 : “Nos preguntan cuál es nuestro programa. No tenemos programa. Estamos aquí para pasarla bien.” Los carnavales son baratos.
La verdadera prueba de su valor es lo que queda al día siguiente, de qué manera cambiará nuestra vida diaria.

Los manifestantes deberían enamorarse del trabajo duro y paciente: son el comienzo, no el fin. Su mensaje fundamental es: se ha roto el tabú; no vivimos en el mejor de los mundos posibles; estamos autorizados, incluso obligados, a pensar en alternativas.

En una especie de tríada hegeliana, la izquierda occidental ha dado un giro completo: después de abandonar el “esencialismo de la lucha de clases” por la pluralidad de las luchas antirracistas, feministas y de otro tipo, el capitalismo claramente está resurgiendo como el auténtico problema.

Por eso, la primera lección que debemos aprender es: no le echemos la culpa a la gente.

El problema no es la corrupción o la codicia, el problema es el sistema que nos empuja a ser corruptos.

Tenemos por delante un largo camino y pronto tendremos que ocuparnos de las preguntas difíciles. ¿Qué organización social pude reemplazar al capitalismo existente? ¿Qué nuevo tipo de dirigentes necesitamos? ¿Qué órganos, incluidos los de control y represión? Las alternativas del siglo XX no funcionaron.

Aunque es emocionante disfrutar de los placeres de la “organización horizontal” de las multitudes que protestan con solidaridad igualitaria y debates libres de final abierto, también deberíamos tener presente lo que escribió G.K. Chesterton: “El mero hecho de tener una mente abierta no significa nada; el objetivo de abrir la mente, así como el de abrir la boca, es volver a cerrarla sobre algo sólido”.

Esto vale también para la política en épocas de incertidumbre : los debates de final abierto tendrán que aglutinarse no sólo en algunos significantes maestros nuevos sino también en respuestas concretas a la vieja pregunta leninista: “¿Qué se ha de hacer?” Los ataques conservadores directos son fáciles de responder. ¿Las protestas son antiamericanas? Cuando los fundamentalistas conservadores afirman que Estados Unidos es una nación cristiana, uno debería recordar lo qué es la cristiandad: el Espíritu Santo, la comunidad libre e igualitaria de creyentes unidos por el amor. Los manifestantes son el Espíritu Santo, mientras que en Wall Street los paganos adoran ídolos falsos.

¿Los manifestantes son violentos? Es cierto que su mismo lenguaje pudiera parecer violento, pero son violentos sólo en el sentido en que Mahatma Gandhi era violento. Son violentos porque quieren cambiar cómo son las cosas. ¿Pero qué es esta violencia comparada con la violencia que se necesita para asegurar el funcionamiento sin sobresaltos del sistema capitalista mundial?

Por Slavoj Zizek
The Guardian
*Traducción de Elisa Carnelli

1. Vean, por ejemplo:

http://occupiedmedia.us/

http://wearethe99percent.tumblr.com/

2.  De Angela Davis: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=139958&titular=el-99%-una-comunidad-de-resistencia-
“En el pasado, la mayoría de los movimientos han apelado a comunidades concretas – trabajadores, estudiantes, comunidad negra, latinas/latinos, mujeres, colectivos LGTB [lesbianas, gays, transexuales, bisexuales], pueblos indígenas – o han cristalizado en torno a cuestiones específicas como la guerra, el medio ambiente, los alimentos, el agua, Palestina o el complejo penitenciario industrial. Con el fin de reunir a quienes estaban vinculados a estas comunidades y movimientos, hemos tenido que comprometernos en difíciles procesos de formación de coaliciones, negociando el reconocimiento por el que se afanan comunidades y reivindicaciones.
En una configuración asombrosamente diferente, este nuevo movimiento de “Ocupa…” se imagina a si mismo como la más amplia comunidad de resistencia: el 99% frente al 1%. Es un movimiento desarrollado desde el principio contra los sectores más opulentos de la sociedad: los grandes bancos e instituciones financieras, los ejecutivos de empresa, de salarios obscenamente desproporcionados respecto a las ganancias del 99%. Me parece que una cuestión como el complejo penitenciario industrial la recoge ya implícitamente esta congregación del 99%.”

3.  De Robert Reich: http://campaignstops.blogs.nytimes.com/2011/11/24/looking-beyond-election-day/?hp
“A vast gulf separates Tea Party Republicans from the inchoate Wall Street Occupiers. The former disdain government; the latter hate Wall Street and big corporations. The Tea Party is well organized and generously financed; Occupiers are relentlessly disorganized and underfunded. And if the events of the last two weeks are any guide, Occupiers probably won’t be able to literally occupy public areas indefinitely; they’ll have to move from occupying locations to organizing around issues.
But the two overlap in an important way that provides a clue to the first characteristic of the new politics. Both movements are doggedly anti-establishment — distrusting politically powerful and privileged elites and the institutions those elites inhabit.”

4.  De Roger Burbach, en Counterpunch: http://www.counterpunch.org/2011/11/22/a-global-revolt/
“Two comparable uprisings have rocked the course of history:

The revolutions of 1848 in Europe—known as the Spring Time of the Peoples—challenged monarchs, aristocrats and autocrats alike as Karl Marx and Frederick Engels penned the Communist Manifesto. Disturbances and revolutions occurred in more than 50 countries and thousands died with untold numbers fleeing abroad.
Then, exactly one century and two decades later, a broad anti-systemic movement roiled the globe on many fronts: the Tet offensive in Vietnam, the global anti-war movement, the student and worker uprising in Paris, the Prague Spring in Czechoslovakia, the riots in Chicago at the Democratic convention and the Mexican student protests that led to the massacre at Tlateloco Plaza.”

5.  De Ralph Nader: http://www.nader.org/index.php?/archives/2332-Let-Them-In!.html
“It has been said repeatedly that the Occupy Wall Street movement has no specific agenda. Look at their signs and banners. It is obvious; they want IN. They no longer want to be excluded, disrespected, unemployed, defrauded, impoverished, betrayed and in big and small ways OUT.They want justice, opportunity and, as the ancient Roman lawyer Marcus Cicero advocated for, the freedom to participate in power.”

6. De Michael Moore:

http://michaelmoore.com/words/mike-friends-blog/where-does-occupy-wall-street-go-here

7. Vean: http://monthlyreview.org/2011/11/01/the-global-reserve-army-of-labor-and-the-new-imperialism

8. Althusser

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Impedir la restauración neoliberal

July 6, 2011 By Irizarry

Las respuestas a la crisis aceleraron el desmantelamiento del acuerdo social y político que emergió de los años treinta. Se busca a toda costa restaurar el proyecto hegemónico anterior a ese acuerdo. El objetivo es abrir todos los espacios para incrementar la rentabilidad y utilizar todo el poder del Estado para lograrlo.

Ese “acuerdo social” anterior que se ha desmantelado fue consecuencia de las luchas en aquella crisis (la crisis de ellos que fue de nosotros). Hay que añadir que hay varios otros procesos ahora que tienden a mantener la vida de las dominaciones de los capitales de la globalización neoliberal. Con el desarrollo contemporáneo de los circuitos de acumulaciones de ganancias (“reales” y “ficticias”) que se negocian e imponen a nivel internacional y multinacional, se agranda el divorcio entre los modos de extracción de esas ganancias y las economías nacionales. Esta gente se autonomiza de sus economías nacionales y buscan fortalecer otras esferas de acumulación que no responden directamemte a la llamada economía “real” de los países que generan sus oportunidades de explotaciones, aunque siguen dependiendo de los mecanismos Estatales nacionales -y multinacionales- para reiterar su control. Esa es la redistribución y reorganización actual de las jeraquías de las soberanías, que no pierden la importancia de los Estados nacionales, pues en lo inmediato son esos espacios nacionales en donde se manejan los conflictos y las amenazas que irrumpen en el proceso global. El resultado real es que no importamos aunque tienen que seguir encontrando las formas y maneras de controlar nuestra existencia.

Varios efectos inmediatos: 1) Un autoritarismo Estatal acelerado y extendido: es lo que podemos seguir llamando la fascistización neoliberal, que incluye la respuesta policiaca militarizada ante las resistencias, pero no solo es eso sino mucho más, pues incluye el pretexto de las amenazas terroristas que justifican la hipertrofia de los aparatos represivos y de vigilancia, e incluye la reproducción más o menos eficiente de las estrategias ideológicas de aceptaciones sujetadas a los consumos económicos y políticos (podemos tal vez hablar de estrategias de colmena, de enjambre, y de saturaciones sostenidas), pues la fascistización siempre se mantiene desde abajo. Intenta manejar y contener la crisis de las inestabilidaes generadas por las estrategias de acumulación de los capitales, respuesta Estatal que se extiende a los espacios multinacionales y geoestratégicos de esas acumulaciones. 2) Un aumento exasperado de la precariedad de las condiciones de vida y de trabajo de la gente: las necesidades de la existencia y subsistencia de la gente (nosotros) se miden a partir de las oportunidades de las explotaciones que constantemente se desplazan y agudizan en función de las búsquedas de plusvalías adicionales, con todos sus excedentes de poder reinvertido. No importan los orígenes ni las consecuencias de esas ganancias, por lo cual son más las poblaciones desechables en lo económico y lo político, y se extiende nuestra crisis. Ello incluye la narcoestatización con sus juegos de espejos y manipulaciones de las guerras oficiales y Estatales en contra del narcotráfico, que solo sirven para reforzar los autoritarismos, pues no funcionan esas guerras como solución de salud pública sino como extensiones de las búsquedas del control. 3) La continuación de las especulaciones y manipulaciones financieras, aprovechando los escenarios multinaciones y nacionales que carecen de regulaciones y restricciones relativas (esas siempre se negocian y cancelan desde arriba, y si no hay resistencias fuertes y consistentes, pues sigue el relajo). En medio de todo esto la propaganda de “demasiado gobierno” solo sirve para seguir diminuyendo las protecciones maltrechas que quedan para las poblaciones que siguen en estado de inseguridad agravada, mientras se sigue saqueando la esfera pública a favor de los capitales neoliberales (servicios e infraestructura, protecciones sociales cada vez mas inseguras, escolarización privatizada a favor de lo tecnocrático neoliberal y en contra de toda posibilidad de pensamiento resistente, y todo lo demás que ya vivimos).

Los aparatos Estatales y de gobierno se ajustan a todo esto, lo generan y lo promueven, buscan reproducirlo y mantenerlo. Sus “clases” políticas (entrelazadas en sus burocracias formales e informales con las clases dominantes, como administradores y beneficiarios mediatos e inmediatos de los poderes, repletos de oportunismos y corrupciones) siguen negociando la persistencia de las muchas explotaciones renovadas que buscan mantenerse y extenderse. Se sigue creando un aparato de gobierno (de mantenimiento) financiero y político multinacional (y nacional, entrelazados siempre) que cobija todas estas dimensiones de las explotaciones neoliberales bajo legimitaciones inestables (pero muy viables todavía). Pero eso es también su crisis de legitimidad, la de ese Estado (hay mucha gente que ya no se las cree, aunque todavía hay suficiente), y esas crisis de legitimidad la tienden a resolver los aparatos represivos, y sin pena (y esa es la forma actual de los golpes de Estado lentos y prolongados, en lo cotidiano, saturados de las ideologías que dominan, golpes paulatinos y paso a paso cuando no pueden y necesitan ser brutales y contundentes) …

¿Qué se necesita para detener esto y hacer otra cosa? Que las resistencias devengan gobierno y Estado alternativo. Que se logre conquistar y construir desde abajo otro proceso de gobierno y de convivencia que tienda a ser contrario y alternativo ante los poderes en todas sus formas y sus procesos, no ya solo oposiciones que se puedan recuperar y reabsorber (no basta con protestas, pues a eso apuestan los poderes y sus administradores) sino prácticas alternativas de gobierno tendencial y posible desde abajo, que sean capaces de parir en su proceso otro modo de gobierno y sociedad, sin “proyecto” o “programa” preconcebido, algo que sea atrevido y capaz de desalojar todos los dogmas y doctrinas estatalistas que han ahogado a tantas revoluciones posibles. Que se haga todo esto entendiendo urgentemente que se nos va la vida en ello, y que se nos va la vida del planeta, pues aquí vivimos o lo intentamos, y sin eso no somos, y las explotaciones neoliberales solo consideran las ecologías como oportunidades de explotaciones ciegas y de corto plazo, y ya vemos las consecuencias, pues todas las ecologías siempre andan juntas. Y hay que saber que no basta con reclamar “oportunidades” desde dentro los procesos de las explotaciones que buscan recuperarse ahora.

Más de lo mismo, reciclado, conduce a más de lo mismo. Las formas viejas tienden a reaparecer en formas nuevas y continuadas, a menos que no se reconozcan esas formas viejas y se corten en su fuente, en su raíz. Eso es lo radical, que ahora es reclamo mínimo para subsistir. Ya veremos si somos capaces de lograr lo alternativo como proceso de búsqueda y encuentros, ahora, a pesar de nosotros y entre todos,  y en contra de los poderes que siguen existiendo. Lo radical es, también, la dimensión multinacional inmediata de las resistencias. Esto es global, por eso es cotidiano, eso de lo de los poderes. Las resistencias tienen que serlo también.

Lo último que hay que recordar: lo que tenemos ahora, el neoliberalismo en su crisis (que quiere ser crisis de reconstitución neoliberal), es nuestra culpa y responsabilidad. Ese neoliberalismo se ha instituido como posibilidad, desde arriba, como consecuencia de las derrotas de las luchas de resistencia que brotaron en las décadas de los ’60 y ’70 del siglo pasado. Eso lo hemos heredado. ¿Cuál legado hemos de dejar ahora, a partir de las resistencias que siguen buscando existir a pesar de lo que tenemos?

Ya veremos, dijo el ciego. Cosas veredes que no crederes. Hay que atreverse. Ellos desde arriba lo hacen y lo siguen haciendo, eso de atreverse porque no hay quien los detenga, y por eso estamos como estamos, porque no tenemos todavía suficientes atrevimientos contrarios que sean capaces de conquistar otra cosa, lo diferente. Pero puede que sí aparezca otra cosa. Ya aparece en muchos lugares (vean el movimiento de los indignados). Ya veremos. Buena suerte nos deseo, en contra de todas las trampas que siguen. Ya veremos.

 

http://www.jornada.unam.mx/2011/07/06/opinion/031a1eco

Impedir la restauración neoliberal

Alejandro Nadal

Una de las interpretaciones más populares sobre los orígenes de la crisis en Estados Unidos es que se produjo al estallar la burbuja especulativa en los bienes raíces. La bursatilización y la opacidad de los vehículos de inversión sembraron el caos en el mercado interbancario. Los grandes bancos empezaron a abrigar dudas sobre la solvencia de los demás, y eso congeló el crédito de corto plazo entre bancos, una de las piezas clave de una economía monetaria. El corolario de esta narrativa es que la crisis se hubiera evitado con un sistema regulatorio eficaz. Eso hubiera sometido la voracidad de los agentes en el sector financiero y el problema se hubiera prevenido.

El problema con esta interpretación es que faltan dos elementos importantes: los fenómenos en el sector real (no financiero) de la economía y las medidas de política macroeconómica. Lo cierto es que la economía estadunidense ya venía sufriendo un triple proceso de estancamiento de salarios reales, acompañado de sobrendeudamiento privado y un deterioro inexorable de las cuentas externas. La política macroeconómica impuesta desde los años ochenta fue la respuesta a estos problemas estructurales de la economía de Estados Unidos.

Desde esta perspectiva, la crisis tampoco proviene de los errores en la aplicación de la política monetaria bajo la férula de Greenspan en la Reserva Federal. Es cierto que a partir de la recesión de 2000 Greenspan instrumentó una política monetaria demasiado laxa, lo que provocó el colapso de 2007. Pero las raíces de la crisis se encuentran más allá de los errores de este personaje: la economía estadunidense estaba ya en malas condiciones y la respuesta de Greenspan en 2001 era la única que se podía aplicar para prolongar la vida de un esquema basado en el sobreconsumo y la recesión crónica. Desde esta perspectiva, la conducción de la política monetaria à la Greenspan permitió sacarle todavía más kilometraje a un vehículo ya condenado a malograrse.

La crisis es resultado directo de las contradicciones del neoliberalismo. Y aquí es importante especificar que el neoliberalismo corresponde a una fase de la evolución del capitalismo, en la que la expansión del sector financiero es consecuencia de la lucha para mantener los márgenes de rentabilidad que se habían experimentado en la décadas de los años “dorados” del capitalismo (años de la posguerra). Además, el neoliberalismo entraña la destrucción del acuerdo político salido de la década de 1930, un acuerdo que había atemperado el poder de la clase capitalista. Sin un análisis más preciso de estos dos procesos, es imposible entender la crisis actual y tampoco será posible encontrar una salida.

En los años setenta, las principales economías capitalistas comienzan a experimentar problemas en la tasa de ganancia. Ese fenómeno ha sido bien documentado, aunque la mayoría de los economistas lo ignore. La tasa de ganancia evolucionó desfavorablemente desde 1970 y eso provocó una respuesta doble. Por una parte impulsó la eliminación de todas las barreras a la colocación y desplazamiento de los capitales a nivel internacional y en el plano doméstico. Los años ochenta fueron testigo del desmantelamiento de las restricciones sobre flujos de capital heredadas del sistema de Bretton Woods. También se inició la desregulación que hasta entonces había controlado los peores excesos del sistema financiero a nivel nacional.

La otra respuesta vino por el lado de la reducción de los costos laborales. Para ello fue necesario imponer una férrea disciplina sobre la clase trabajadora. Los derechos laborales fueron atacados, y todo lo que representaba cierto poder sindical fue perseguido y estigmatizado políticamente. La globalización y la apertura comercial colocaron a las masas trabajadoras del mundo entero en competencia para ver quién trabaja por menos salario. El resultado fue una transferencia de ingresos hacia los estratos superiores, nunca antes visto en la historia del capitalismo.

Las respuestas a la crisis aceleraron el desmantelamiento del acuerdo social y político que emergió de los años treinta. Se busca a toda costa restaurar el proyecto hegemónico anterior a ese acuerdo. El objetivo es abrir todos los espacios para incrementar la rentabilidad y utilizar todo el poder del Estado para lograrlo.

En su afán, la clase capitalista ha podido sacar provecho hasta de la catástrofe. Pero le será muy difícil resolver las contradicciones de un sistema económico basado en la expoliación y propenso a la inestabilidad. Desde la izquierda queda claro que se debe buscar una salida que no sea la de rescatar un sistema enfermo, so pretexto de que no hay alternativas. Tanto en las economías capitalistas maduras, como en las (mal) llamadas emergentes, existen opciones diferentes que no sólo son factibles, sino que se han revelado como indispensables si se quiere evitar lo peor. Y hoy lo peor es la restauración del proyecto político del neoliberalismo.

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Epígrafe

Las agrupaciones políticas y las autoridades ejecutivas son incapaces de entender las implicaciones que tienen estos asuntos. A pesar de que recientemente han iniciado un reconocimiento parcial de los peligros más obvios que amenazan al ambiente natural de nuestras sociedades, parecen estar satisfechos con plantearse la contaminación industrial desde un punto de vista tecnocrático. Sin embargo, lo cierto es que solo un planteamiento que pueda enlazar lo ético con lo político -lo que yo llamo ecosofía- y que empate los tres registros ecológicos (el ambiente natural, las relaciones sociales, y la subjetividad humana) sería capaz de arrojar luz sobre estas cuestiones. […] Lo que está en juego es la manera en que vivimos en este planeta.

Félix Guattari (The Three Ecologies)

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