El presidente del Senado, Thomas Rivera Schatz, dijo que ahora “que se siente la paz y se respira la decencia”pueden aprobar el presupuesto del País. (1)
“Los próximos frentes tienen que emanar del pueblo para que haya una verdadera transformación del país”, dijo el líder estudiantil Giovanni Roberto. […] “El llamado no puede ser a movilizarse a una actividad. El llamado debe ser a la organización desde abajo. No vale la pena convocar a manifestaciones desde un podio, hay que ir a la base. Aquí el llamado es a la organización masiva del pueblo”, dijo Giovanni Roberto, quien en las afueras del Colegio pidió que se creen asambleas comunitarias por sectores, porque la única forma de combatir el Gobierno es a través de un movimiento masivo del pueblo. (2)
Esa bandera al revés no es ofensa, sino signo internacional reconocido de advertencia de peligro, de situación peligrosa. Puede servir de advertencia ante las ofensas y amenazas que se siguen cometiendo impunes desde el poder, aquí y ahora exacerbadas como normalización continuada de excepciones, de los poderes excepcionales, dictatoriales. Vale la pena el recordatorio, por lo que se sigue perdiendo en la isla mientras persiste la parodia de la llamada democracia supuestamente amparada en la constitución estadounidense y su Carta de Derechos. Todo eso aquí sí que es “un papel” (eso decían las autoridades de los acuerdos ratificados que llevaron al fin de la huelga universitaria, que son un “papel”), tanto como es un “papel” la constitución puertorriqueña, en manos de los poderosos de turno.
Como este fin de semana se celebra el 4 de julio, pues vale la pena usar esa bandera como recordatorio. Recordatorio además debe ser de algunas de las palabras de aquella declaración famosa de 1776 que se celebra en esa fecha: “que cuando una forma de gobierno se haga destructora de estos principios, el pueblo tiene el derecho a cambiarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio ofrecerá las mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad.” Esos “principios” que requieren defensa incondicional aluden a la existencia y subsistencia misma de la gente, y como son la existencia y la subsistencia misma de la gente las que el Estado (y su gobierno) neoliberal ponen en juego, pues resulta que el derecho a reformar o abolir ese Estado (y su gobierno) adquieren una primacía y una prioridad inevitables …
La “paz” que quiere celebrar e imponer el poder es la paz del neoliberalismo, pero es una paz sin decencia, indecente, tan indecente como lo es el comportamiento de los legisladores (y su gobierno) que imponen a quemarropa el plan de expropiaciones neolberales en la isla. El problema es que no puede haber paz neoliberal que sea decente, pues la paz del neoliberalismo requiere imponer unos intereses minoritarios muy estrechos contra la mayoría de la gente, y para eso hay que gobernar con desprecio y falta de respeto, con impunidad impuesta y forzada, con gobierno que sea insensible e impermeable ante los reclamos y acciones de la gente. Cuando se les va de las manos el proceso, cuando hay revuelta y resistencia ante lo que ya no se puede tolerar, entonces ese Estado (y su gobierno) neoliberal recurren a lo de siempre: la represión abierta y la intimidación, y las retóricas y propaganda del miedo y de la autoridad que pretende ser incuestionable. Y es inevitable que se les vaya de las manos, pues lo que pretenden con su neoliberalismo descarado es la expropiación de lo poco que nos queda en la isla. Eso no puede ser sino un proceso muy autoritario, de un poder arbitrario incrementado y concentrado en muy pocas manos, cada vez más unilateral, sin que se consideren ni se respeten derechos y libertades que se han adquirido. Esos derechos y libertades puede que sean en muchos casos frágiles y formales, pero al menos así existen por ahora, en su deterioro. Contra eso irrumpen las resistencias, que para ellos los de arriba siempre son irrespetuosas porque son inaceptables.
Se pueden refutar en detalle las defensas del autoritarismo endurecido, tan repletas de falsedades, que ahora salen a flote una vez más, pero basta con uno que otro ejemplo. Resulta que, de acuerdo a los voceros del poder, son unos “200 socialistas y separatistas” los responsables por la huelga universitaria, y a ellos les debemos todas nuestras desgracias actuales. Olvídense de que esa huelga ha sido un proceso amplio, transparente, plenamente participativo y democrático, innovador en las formas que ha logrado para comunicar sus intenciones y acciones, que evitó caer en las trampas de las provocaciones e intmidaciones, y que en todo momento insistió abiertamente en negociar peticiones justas y razonables, de buena fe. Todo eso está ampliamente documentado, y es irrefutable. Ese libreto de los “200 socialistas y separatistas” no se puede sostener si es que vemos cuál ha sido el proceso de la huelga. Ante los 2oo hubieran podido soltar a los 100 (ese tenebroso conjunto policíaco que parece ser la única respuesta ante el narcotráfico y los consumos que lo mantienen …), pero es que no eran 200, sino millares de gente sin afiliaciones políticas de pastiche, dentro y fuera de la universidad, y esa ha sido su fuerza. Optaron los de arriba, en sus desconciertos, por la evasión, la intimidación y el desgaste, pero eso tampoco funcionó. Se llegaron a firmar acuerdos que pusieron fin a la huelga, acuerdos que se violentaron inmediatamente por los administradores y los legisladores de turno, por los poderosos y su gobierno.
La decepción, lo engañoso, no viene del movimiento estudiantil, sino de los que en todo momento han querido suprimirlo. Son los acuerdos “un papel” (nos dice el gobierno), y con ello niegan lo que tanto defienden, los procedimientos adecuados y aceptables, la honestidad, la integridad y la transparencia. Sale a flote, indudable, su intención y su estrategia persistente, la del neoliberalismo que no puede ser sino autoritario, por lo despiadado. Todas la agresiones tácticas del momento actual (la cuota que se le impone a l@s estudiantes, los castigos y represalias que se quieren sostener, el alabado voto “secreto” como garante de la “libre expresión” universitaria que se ha impuesto dudosamente y sin debate, a puerta cerrada) son pasos concertados para acelerar la implantación de una estrategia en crisis, pues han irrumpido las resistencias. ¿Que la universidad está en probatoria, en riesgo de perder su acreditación? ¿La culpa es de los estudiantes? Pues no … El desmadre administrativo y de gobierno no lo causa la huelga. Acaso ha sido el desmadre administrativo y de gobierno, y las premisas y pretensiones neoliberales que guían las políticas de presupuesto del sistema escolar y universitario, lo que conduce a la huelga … Entonces, con respecto a la universidad y al movimiento universitario, hay que preguntarse quién habla con verdad, y la respuesta es que no es el Estado (y su gobierno) quienes dicen lo verdadero. ¿Y por qué sigue cerrada la universidad? ¿Quién se beneficia?
¿Y el circo de calamidades de la legislatura? Querían “paz” y “decencia” para poder aprobar el presupuesto, y muchas otras maldades, y para ello no se podía tolerar la presencia de la prensa, así que desalojaron a los periodistas. Tuvieron que dar marcha atrás al desalojo de la prensa, aunque de mala gana y con muchas restricciones impuestas. No olvidemos que hace rato que se legisla a macanazos en defensa de los privilegiados en la isla, pero este incidente marca ruptura y es incremento incluso desde dentro del autoritarismo persistente de este gobierno, que se mueve en dirección de mayor arbitrariedad, prepotencia e impunidad. No rinde cuentas ante nadie esa legislatura, ni su gobierno, a menos que no sea ante los intereses de los poderosos que apoyan entusiastas sus legislaciones y procedimientos.
De ese lodazal no sale nadie limpio. Aunque se quiera justificar la agresión en contra de la prensa con la pretensión del sosiego necesario para poder legislar, se obvia tal vez que los primeros desordenados son los mismos legisladores, tanto por sus comportamientos como por los efectos de las leyes que imponen. Lo que pasa es que eso no les afecta a ellos, pues son intocables. Han llegado a ser clase política compenetrada con los grandes intereses de los capitales neoliberales y sus asociados. Las consecuencias de sus leyes, el desorden que imponen en la vida cotidiana de la gente, no les importa.
Y entonces, frente a la falta de acceso ante un Estado (y su gobierno) impermeables, llegan los estudiantes, y otras organizaciones y grupos ciudadanos, a presentar sus agravios, que son los de la gente, a la legislatura. Se les recibe y se les despacha como ya hemos visto en la prensa en estos días, con un motín policíaco indiscriminado que se desborda a las calles cercanas. Se les recibe con la única voz que parece tener este estado (y su gobierno) neoliberal, con la violencia. Que no sorprenda el abuso policíaco cuando el abuso del poder es la norma de gobierno. Qué curiosa ironía es que el derecho de pedir al gobierno la reparación de agravios sea parte de los derechos constitucionales federales y de Puerto Rico. Apoyando el motín policíaco se levantan las voces de siempre que justifican con disparates y desaciertos los comportamientos del poder, evocando los miedos consagrados, pero resulta una vez más que el incidente está muy bien documentado. Acaso el poder lo que quiere son las “zonas de libre expresión” impuestas bajo el gobierno del segundo Bush, jaulas separadas donde los manifestantes podían “expresar” sus quejas y reclamos … Eso no es libre expresión, sino represión por exclusión, eso es silenciar las voces disidentes, que en este gobierno (y su Estado) no se toleran. Vaya democracia la que supuestamente tenemos, que es la de los pocos y para los pocos, la de los guerrilleros (esos sí que son) del neoliberalismo …
¿Acaso exageramos? ¿No está en juego la existencia y la subsistencia de la gente? En muchos y demasiados sentidos, eso es cierto. Si vemos la tendencia clara de las legislaciones y las intenciones del Estado (y su gobierno), se entregan de manera acelerada los recursos de la isla al mejor postor. Se pretende despojar lo que más o menos queda de las ecologías naturales ya maltrechas, mientras se desmantela lo que sobraba, para ellos los de arriba, del Estado de asistencia (que nunca fue regalo, sino conquista en medio de los desajustes de las crisis capitalistas). Lo triste es que las políticas concentradas en la Ley 7 y encarnadas en la infame Junta de reconstrucción fiscal, que se convierte en un poder superior y paralelo de facto, no encaran las raíces de los problemas económicos, pues los ciclos de crisis que persisten no se superan restringiendo los gastos. No es asunto de gastos, sino de ingresos. Eso lo sabemos (3) y se ha repetido muchas veces. Es asunto de estrategias de desarrollo equilibrado que no estén atadas a los intereses inmediatos de quienes se quieren seguir lucrando de las situaciones financieras actuales y de un “modelo económico”, que ya está desgastado y en plena decadencia. El pillaje y la rapiña neoliberales no sacan esta situación del atolladero estructural en que se encuentra. El neoliberalismo lo que hace es agravar los problemas existentes y crear muchos otros problemas nuevos para la gente, y solo puede pretender imponer sus soluciones (que buscan garantizar la acumulación de los capitales privilegiados) mediante un autoritarismo cada vez más rampante. Entonces, si bien el gobierno actual representa a saciedad tales posiciones, no es el problema solamente el gobierno actual, sino el neoliberalismo … ¿Acaso exageramos? ¿No está en juego la existencia y la subsistencia de la gente? Todos y cada unos de los conflictos abiertos y sangrantes que vivimos se pueden rastrear muy nítidamente a una raíz común: el neoliberalismo. Su Estado (y gobierno) tienen una misión clara: imponer las políticas y programas neoliberales. Entonces …
Los únicos que pueden cambiar esta situación son la gente, a pesar de los macanazos y los gases lacrimógenos que defienden la impermeabilidad del Estado y su gobierno, Estado (y su gobierno) que no son del pueblo. La posibilidad de asambleas comunitarias por sectores, capaces de gestar un movimiento masivo del pueblo es algo que hay que contemplar e impulsar, pues si las resistencias no son capaces de devenir en movimiento amplio, multifacético y multisectorial, creativo e insistente, no hay salida posible ante esta aceleración de autoritarismo. Como siempre, la posibilidad de democracia, y la satisfacción de las necesidades de convivencia de la gente, son cosas que se conquistan desde abajo. No se pueden delegar, ni se puede dejar que se expropien cuando apenas están latentes. Que no se dejen perder estas revueltas entre las acusaciones de “ultrademocratismo”, pues esa democracia es su fuerza.
No puede ser solo otra gran marcha, ni asambleas ni manifestaciones. Tiene que ser movimiento sostenido, y si tenemos suerte evita las vanguardias y los catecismos. ¿Hace falta color o bandera? Pues que sea blanca, no porque se rinden, sino porque buscan la victoria de la paz de una convivencia distinta que esté en sus propias manos, y no en manos de burócratas o políticos de turno. Puede que l@s estudiantes sean una vez más maestr@s en esto. Ya conocemos las palabras de los enemigos. A ver si ahora escuchamos las voces amigas.
Lo otro, lo que tenemos, es la Banana Republic puertorriqueña que vivimos, en manos de los anexionistas, con su Estado (y gobierno) paranoico, sordo y ciego ante la gente, impermeable. Qué ironía inevitable es esa. No pueden dejar de ser lo que son, neoliberales y neoconservadores fundamentalistas a ultranza. No pueden dejar de ser arbitrarios, prepotentes, autoritarios y revestidos de impunidad, como los pequeños dictadores que alegan no ser, como los dictadores impuestos a conveniencia en esas “repúblicas bananeras” de las que quieren distanciarse con desprecio mientras imponen lo mismo aquí.
Cuando una forma de gobierno se haga destructora de los principios de convivencia en democracia, de respeto y de defensas de las libertades y derechos de la gente, el pueblo tiene el derecho a cambiarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio ofrecerá las mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad. Cómo es que 200 socialistas y separatistas hayan sido capaz de movilizar 11 recintos durante casi dos meses, a pesar de todos los ardides y obstáculos que se les quiso imponer, eso es algo no ya misterioso sino incluso milagroso. La trama imaginaria de los 200 no puede explicar el proceso de resistencias del cual hemos sido testigos y que ahora amenazan con multiplicarse. Tal vez por eso es que recurren a lo único que saben los de arriba, a pesar de que lo niegan, que no es sino la implantación de estrategias represivas revestidas de la propaganda de siempre.
Esa otra bandera está no solo al revés, sino pisoteada. La nuestra está hecha añicos. A la bandera de la foto le pusimos flores, por aquello de mitigar un tanto la peste que sale de lo actos y premisas del poder delirante, delirio que no es otra cosa que su lógica inevitable del Estado (y su gobierno) neoliberal, pues esos extremos y excepciones que se normalizan son la única manera de sostener al neoliberalismo. Esto no es efímero ni se puede explicar a partir de deficiencias de personalidad (que probablemente se exacerban en situaciones como la que vivimos). Esto es estructural y de largo plazo. A ver hasta dónde podemos llegar, siendo ahora lo que somos, la Banana Republic de Puerto Rico. Solo la gente puede cambiar esto, desde abajo.
Quien tenga ojos, que vea …

La Policía repartió macanazos, golpes, empujones y gases lacrimójenos. (Primera Hora/Andre Kang) (4)
(1) http://www.elnuevodia.com/violenciaenelcapitolio-733059.html
(2) http://www.primerahora.com/convocaronconcentracionencontradelosabusosdelgobiernodeluisfortuno-397849.html
(3) Véase, por ejemplo: http://www.nytimes.com/2010/06/28/opinion/28krugman.html
Krugman es economista respetado y prestigioso que ha escrito varios libros sobre la crisis actual. En este texto insiste en que el problema puede verse en los gastos inadecuados, que conducen a ingresos insuficientes. En otras y pocas palabras, el problema y la prioridad es la creación de empleos, que es lo que genera ingresos en todos los niveles. Y esto no lo dice un “socialista”, ni un “chavista” o “castrista”, sino un economista estudioso de los desequilibrios inevitables del neoliberalismo, que nos han llevado una vez más a una ecomomía depresiva:
We are now, I fear, in the early stages of a third depression. It will probably look more like the Long Depression than the much more severe Great Depression. But the cost — to the world economy and, above all, to the millions of lives blighted by the absence of jobs — will nonetheless be immense.
And this third depression will be primarily a failure of policy. Around the world — most recently at last weekend’s deeply discouraging G-20 meeting — governments are obsessing about inflation when the real threat is deflation, preaching the need for belt-tightening when the real problem is inadequate spending.
(4) http://www.primerahora.com/macanazosygaseslacrimogenosalosestudiantesenelcapitolio-397252.html