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El capitalismo es el auténtico problema

November 27, 2011 By Irizarry

 La verdadera prueba de su valor es lo que queda al día siguiente, de qué manera cambiará nuestra vida diaria.

Los manifestantes deberían enamorarse del trabajo duro y paciente: son el comienzo, no el fin. Su mensaje fundamental es: se ha roto el tabú; no vivimos en el mejor de los mundos posibles; estamos autorizados, incluso obligados, a pensar en alternativas.

 

Tarde o temprano se llega al hecho de que el Estado siempre es lo que está en juego, y siempre está en juego el capitalismo protegido y reproducido por ese Estado. Eso lo saben los que ocupan los puestos administrativos del poder, y si acaso no lo entendemos, que contesten ellos por qué hay tanta represión, y tantos esfuerzos de rechazo y desprestigio, en contra de lo que a todas luces es un movimiento aparentemente tan desarticulado. Tal vez el miedo sea su consigna: somos el 99%. En España y otras partes de Europa: Democracia Real Ya (el 15M, que precede al Ocupa Wall Street). Tienden a ir en contra de la mercantilización desastrosa de la vida cotidiana, en contra de las imposiciones y despojos del capital financiero y sus imposiciones presupuestarias en el Estado neoliberal (que acaban de desmantelar lo que quedaba de las redes de apoyo social), en contra de todas las regimentaciones fabriles que se nos imponen. Tal vez sea que esas consignas se levantan en medio de la crisis más profunda del capitalismo (de este neoliberalismo imperial) desde la tercera década del siglo pasado, crisis internacional (en los focos financieros y políticos del Norte occidental), y que esas consignas tienen como coincidencia revueltas y movimientos en varios países. Tal vez sea lo que las consignas buscan aglutinar a través de sus acciones (las marchas y las ocupaciones) y sus modos de comunicación y difusión (sus páginas electrónicas y el uso de los medios sociales de internet) (1). Todo eso, más allá de momentos iniciales de búsquedas, encuentros y acciones primeras, bien podría desatar revueltas que no tienen que ser pasajeras, si acaso desarrollan suficiente perspectiva como para coordinar y mantener reclamos con prácticas concentradas y consistentes que tengan valor estratégico antisistémico.

Ya se ha comentado que es una convocatoria muy amplia y novedosa (2) y su importancia percibida (en el contexto estadounidense) se mide también en los términos de la política y lo político existente como una dificultad en medio de los compromisos políticos institucionales imposibles que se siguen buscando (3). Provoca además alusiones e ilusiones de momentos revolucionarios de otra época (4), las revoluciones europeas de 1848, las revueltas del 1968. Hay además reclamos de inclusión de clase como medio y salida de esta manifestación imprevista de la crisis actual (5), y reformulaciones más radicales de los discursos políticos liberales clásicos, abundantes tanto en las declaraciones de los mismos movimientos como entre varios que los apoyan (6). Todo ello es racimo de esperanzas (¿para quién, para qué?), pero no es suficiente aunque sea necesario.

Sí, todo esto es cierto, pero no explica ni promete gran cosa todavía, aparte de lo que ha seguido siendo la existencia por ahora testaruda de la revuelta. El movimiento, la revuelta, existe, y eso es lo reiterado. El asunto es que plantear los derechos de la humanidad tiene que pasar por la recuperación y replanteamiento de lo que el capital y su Estado expropian y reconstituyen constantemente a su imagen y semejanza. Tarde o temprano se llega al hecho de que el Estado siempre es lo que está en juego, y siempre está en juego el capitalismo protegido por ese Estado, y eso lo saben los que ocupan los puestos administrativos del poder. Por eso reprimen con todas las justificaciones y excusas disponibles.

¿Cuáles compromisos de ajustes reformistas, que sean paliativos en contra del neoliberalismo (en su crisis de una reconstitución buscada), puede efectuar el capitalismo actual sin dejar de ser capitalismo? La revuelta actual parece concentrarse en los sectores que bien podemos llamar el ejército de reserva de mano de obra (post)industrial que el mismo capitalismo requiere, proceso inevitable que es parte de la redistribución de las divisiones del trabajo a escala internacional propia del neoliberalismo, y que produce todas las jerarquías, exclusiones y precariedades cotidianas que afectan a porciones crecientes de las poblaciones de los países industriales (en los Estados Unidos: una tercera parte de la población ya se considera pobre, en otros países industriales la proporción es mayor), lo cual incluye a las fracciones más cercanas a los desalojos y expropiaciones absolutas (7). ¿Es posible que otros sectores de clase (y de “raza” y “nación”) sean capaces de asumir esas consignas de igualdad, de respeto, de dignidad económica y política? ¿Olvidamos que las revueltas y las revoluciones del 1848 y del 1968 resultaron, en sus insuficiencias, incertidumbres y fracasos, en endurecimientos y restauraciones autoritarias, y que actualmente ya vivimos un proceso de fascistizaciones actualizadas? ¿Olvidamos –o no reconocemos- que lo que se ha fortalecido a corto plazo es la derecha fascistizada y fundamentalista, y sus correspondientes afiliados del centrismo derechista neoliberal en todas las variaciones conservadoras y neoconservadoras (a pesar de las retóricas de compromiso electoralista), en el momento actual de una crisis de representación latente y explosiva? ¿Quién se las cree?  Por otra parte y por eso: ¿qué se busca pescar en este río revuelto: apoyos electorales, justificaciones adicionales para ampliar los autoritarismos renovados? ¿Será posible un replanteamiento de los discursos y prácticas de las políticas y de lo político reinante, una conquista de lo diferente? A corto plazo y por ahora no parece ser probable, aunque puede que sea posible. Lo otro, indispensable, es que esta revuelta tiene que lograr la articulación sus dimensiones internacionales, multinacionales. Si el capitalismo es el auténtico problema, entonces hay que reconocer que ese capitalismo es neoliberalismo y que ese neoliberalismo es transnacional, multinacional. La resistencia no puede ser otra cosa.

No puedo dejar de pensar en un viejo filósofo y militante maldito, en medio de todo esto (8). No es asunto, decía él, de “ampliar” la política existente, sino de saber escuchar la política allí donde nace y se hace, de buscar sus nuevas formas, consecuencias y objetivos (alternativos). Toma de posición es y siempre ha sido todo esto. Podemos estar de acuerdo en que algo nace ahora, pequeño e indeseado bastardo para los institucionales y burócratas del poder (actuales y virtuales, deseosos de lo mismo a su manera). Decía ese filósofo militante además que la trampa número uno es el Estado, todas las asociaciones convergentes y sus réplicas posibles que se siguen encontrando y buscando en el ámbito ese Estado. ¡Esa voz nos llega desde 1978, cuando se constataba el surgimiento de nuevas formas y convergencias de luchas! ¿Qué ha pasado, que seguimos resbalando en los mismos desfiladeros (desde entonces, y antes y ahora)?

Esa es otra crisis subterránea que hay que plantear, recorrer y reconocer una vez más en este proceso actual, a nuestro modo y manera. Lo otro, lo que sigue si acaso ello no es posible, es tenebroso. Habrá que despojarse de los reciclajes permanentes del presente que impiden y desplazan el recuerdo, de las sedimentaciones de las Nociones Maestras de la Verdad a las cuales nos hemos acostumbrado, de las mediaciones mediáticas de los poderes, de los ecos de las sirenas que no mueren, si acaso es que queremos descubrir los próximos pasos de lo posible, y ello requiere reconocer que tarde o temprano se llega al hecho de que el Estado siempre es lo que está en juego, y siempre está en juego el capitalismo protegido por ese Estado. Hace falta otra cosa, y hay que darle su nombre, sin miedo. No son las revoluciones del 1848 en Europa lo que hay que evocar. Es la otra, la del 1871, la de la Comuna de Paris. Esto que vivimos dista mucho de ser revolucionario, pero es el fantasma de lo revolucionario lo que asusta (a todos) pues siempre es tendencia latente. Ya veremos. Se nos va la vida en esto.

http://www.elciudadano.cl/2011/11/26/44571/el-capitalismo-es-el-autentico-problema/

El capitalismo es el auténtico problema
¿Qué hacer después de las ocupaciones de Wall Street y de tantos otros lugares? Uno de los grandes peligros que acechan a los manifestantes es que se enamoren de sí mismos.
En San Francisco, donde se hicieron oír los ecos de la ocupación de Wall Street, esta semana un hombre se dirigió a la multitud para invitarla a participar como si se tratase de un happening al estilo hippie de los años 60 : “Nos preguntan cuál es nuestro programa. No tenemos programa. Estamos aquí para pasarla bien.” Los carnavales son baratos.
La verdadera prueba de su valor es lo que queda al día siguiente, de qué manera cambiará nuestra vida diaria.

Los manifestantes deberían enamorarse del trabajo duro y paciente: son el comienzo, no el fin. Su mensaje fundamental es: se ha roto el tabú; no vivimos en el mejor de los mundos posibles; estamos autorizados, incluso obligados, a pensar en alternativas.

En una especie de tríada hegeliana, la izquierda occidental ha dado un giro completo: después de abandonar el “esencialismo de la lucha de clases” por la pluralidad de las luchas antirracistas, feministas y de otro tipo, el capitalismo claramente está resurgiendo como el auténtico problema.

Por eso, la primera lección que debemos aprender es: no le echemos la culpa a la gente.

El problema no es la corrupción o la codicia, el problema es el sistema que nos empuja a ser corruptos.

Tenemos por delante un largo camino y pronto tendremos que ocuparnos de las preguntas difíciles. ¿Qué organización social pude reemplazar al capitalismo existente? ¿Qué nuevo tipo de dirigentes necesitamos? ¿Qué órganos, incluidos los de control y represión? Las alternativas del siglo XX no funcionaron.

Aunque es emocionante disfrutar de los placeres de la “organización horizontal” de las multitudes que protestan con solidaridad igualitaria y debates libres de final abierto, también deberíamos tener presente lo que escribió G.K. Chesterton: “El mero hecho de tener una mente abierta no significa nada; el objetivo de abrir la mente, así como el de abrir la boca, es volver a cerrarla sobre algo sólido”.

Esto vale también para la política en épocas de incertidumbre : los debates de final abierto tendrán que aglutinarse no sólo en algunos significantes maestros nuevos sino también en respuestas concretas a la vieja pregunta leninista: “¿Qué se ha de hacer?” Los ataques conservadores directos son fáciles de responder. ¿Las protestas son antiamericanas? Cuando los fundamentalistas conservadores afirman que Estados Unidos es una nación cristiana, uno debería recordar lo qué es la cristiandad: el Espíritu Santo, la comunidad libre e igualitaria de creyentes unidos por el amor. Los manifestantes son el Espíritu Santo, mientras que en Wall Street los paganos adoran ídolos falsos.

¿Los manifestantes son violentos? Es cierto que su mismo lenguaje pudiera parecer violento, pero son violentos sólo en el sentido en que Mahatma Gandhi era violento. Son violentos porque quieren cambiar cómo son las cosas. ¿Pero qué es esta violencia comparada con la violencia que se necesita para asegurar el funcionamiento sin sobresaltos del sistema capitalista mundial?

Por Slavoj Zizek
The Guardian
*Traducción de Elisa Carnelli

1. Vean, por ejemplo:

http://occupiedmedia.us/

http://wearethe99percent.tumblr.com/

2.  De Angela Davis: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=139958&titular=el-99%-una-comunidad-de-resistencia-
“En el pasado, la mayoría de los movimientos han apelado a comunidades concretas – trabajadores, estudiantes, comunidad negra, latinas/latinos, mujeres, colectivos LGTB [lesbianas, gays, transexuales, bisexuales], pueblos indígenas – o han cristalizado en torno a cuestiones específicas como la guerra, el medio ambiente, los alimentos, el agua, Palestina o el complejo penitenciario industrial. Con el fin de reunir a quienes estaban vinculados a estas comunidades y movimientos, hemos tenido que comprometernos en difíciles procesos de formación de coaliciones, negociando el reconocimiento por el que se afanan comunidades y reivindicaciones.
En una configuración asombrosamente diferente, este nuevo movimiento de “Ocupa…” se imagina a si mismo como la más amplia comunidad de resistencia: el 99% frente al 1%. Es un movimiento desarrollado desde el principio contra los sectores más opulentos de la sociedad: los grandes bancos e instituciones financieras, los ejecutivos de empresa, de salarios obscenamente desproporcionados respecto a las ganancias del 99%. Me parece que una cuestión como el complejo penitenciario industrial la recoge ya implícitamente esta congregación del 99%.”

3.  De Robert Reich: http://campaignstops.blogs.nytimes.com/2011/11/24/looking-beyond-election-day/?hp
“A vast gulf separates Tea Party Republicans from the inchoate Wall Street Occupiers. The former disdain government; the latter hate Wall Street and big corporations. The Tea Party is well organized and generously financed; Occupiers are relentlessly disorganized and underfunded. And if the events of the last two weeks are any guide, Occupiers probably won’t be able to literally occupy public areas indefinitely; they’ll have to move from occupying locations to organizing around issues.
But the two overlap in an important way that provides a clue to the first characteristic of the new politics. Both movements are doggedly anti-establishment — distrusting politically powerful and privileged elites and the institutions those elites inhabit.”

4.  De Roger Burbach, en Counterpunch: http://www.counterpunch.org/2011/11/22/a-global-revolt/
“Two comparable uprisings have rocked the course of history:

The revolutions of 1848 in Europe—known as the Spring Time of the Peoples—challenged monarchs, aristocrats and autocrats alike as Karl Marx and Frederick Engels penned the Communist Manifesto. Disturbances and revolutions occurred in more than 50 countries and thousands died with untold numbers fleeing abroad.
Then, exactly one century and two decades later, a broad anti-systemic movement roiled the globe on many fronts: the Tet offensive in Vietnam, the global anti-war movement, the student and worker uprising in Paris, the Prague Spring in Czechoslovakia, the riots in Chicago at the Democratic convention and the Mexican student protests that led to the massacre at Tlateloco Plaza.”

5.  De Ralph Nader: http://www.nader.org/index.php?/archives/2332-Let-Them-In!.html
“It has been said repeatedly that the Occupy Wall Street movement has no specific agenda. Look at their signs and banners. It is obvious; they want IN. They no longer want to be excluded, disrespected, unemployed, defrauded, impoverished, betrayed and in big and small ways OUT.They want justice, opportunity and, as the ancient Roman lawyer Marcus Cicero advocated for, the freedom to participate in power.”

6. De Michael Moore:

http://michaelmoore.com/words/mike-friends-blog/where-does-occupy-wall-street-go-here

7. Vean: http://monthlyreview.org/2011/11/01/the-global-reserve-army-of-labor-and-the-new-imperialism

8. Althusser

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Horizontalidad: Las trabajadoras y trabajadores de Argentina se apoderaron de las fábricas, las ciudadanas y ciudadanos de las calles – nadie parece extrañar a su jefe.

November 27, 2009 By Irizarry

El futuro se hace día a día, y está ya con nosotros. La pregunta es cómo se puede hacer mucho más fuerte. En el continente latinoamericano hay muchas tradiciones de lucha que se siguen afirmando, de acuerdo al momento y la circunstancia, según las historias específicas que tarde o temprano resultan ser las mismas, pues tienden a través de diversos caminos a la búsqueda de libertades y alternativas de vida que no dependan de los poderes. El artículo que ofrecemos a continuación es muy sugestivo. Es parte de esas tradiciones que persisten y que incluyen aprendizajes compartidos y colectivos.

Los movimientos sociales autónomos en Argentina son parte de un fenómeno global. Desde Latinoamérica y Sudáfrica, hasta Europa Oriental e incluso en los Estados Unidos y Canadá, la gente está creando el futuro en el presente. Estos nuevos movimientos se basan en democracia directa y consenso, y les brindan a todas y todos el espacio para ser líderes.

http://www.yesmagazine.org/issues/mas-democracia-en-america-latina/1777

Horizontalidad
Las trabajadoras y trabajadores de Argentina se apoderaron de las fábricas, las ciudadanas y ciudadanos de las calles – nadie parece extrañar a su jefe.

by Marina Sitrin
posted Jun 10, 2007

Los movimientos sociales autónomos en Argentina son parte de un fenómeno global. Desde Latinoamérica y Sudáfrica, hasta Europa Oriental e incluso en los Estados Unidos y Canadá, la gente está creando el futuro en el presente. Estos nuevos movimientos se basan en democracia directa y consenso, y les brindan a todas y todos el espacio para ser líderes.

Dentro de Argentina, también son un “movimiento de movimientos”. Son gente de la clase trabajadora tomando fábricas y gestionándolas de manera colectiva. Son la clase media urbana, o aquellos que recientemente han perdido ese status, trabajando para satisfacer sus necesidades en solidaridad con aquellos que los rodean. Son los desempleados, como tantas personas sin empleo alrededor del globo, enfrentando la posibilidad de no encontrar un trabajo fijo, pero aún así encontrando colectivamente formas de sobrevivir y volverse autosuficientes, utilizando la ayuda mutua y el amor. Son las comunidades indígenas autónomas luchando para liberar la tierra despojada.

Horizontalidad es la palabra que ha llegado a encarnar estos nuevos órdenes sociales y principios de organización en Argentina. Horizontalidad implica comunicación democrática en un nivel plano, e involucra—o al menos se esfuerza por—la creación no-jerárquica y anti-autoritaria, en vez de la reacción. Es un rompimiento con las formas verticales de organizarse y relacionarse.

Los movimientos sociales en Argentina se describen a sí mismos como autónomos, para distinguirse del Estado y otras instituciones jerárquicas. La palabra autonomía también describe una política de auto-organización llamada autogestión, y a la participación democrática directa.

Dicho sencillamente, rechazan la idea misma de alguien tenga un poder sobre cualquier otro. En cambio, trabajan hacia el objetivo de crear “poder con” el otro. Se organizan a sí mismos en cada aspecto de sus vidas, de manera a la vez independiente y en solidaridad con su entorno. Es un proceso de creación continua, crecimiento constante y desarrollo de nuevas relaciones, con ideas fluyendo desde estas prácticas cambiantes.

El Movimiento de Trabajadoras y Trabajadores Desocupados

Argentina tiene una larga y rica historia de rebelión, resistencia y auto-organización. Los movimientos recientes se desarrollaron en dos olas acumulativas que diseminaron ampliamente los nuevos conceptos organizativos en Argentina. El primero, un movimiento de las trabajadoras y trabajadores desempleados que emergió en los 1990s, adoptó tempranamente la toma de decisiones por consenso, pero tuvo poco apoyo de la clase media argentina. El colapso de la economía argentina en 2001 encendió una segunda ola de rebelión popular, durante la cual la clase media argentina, que perdía rápidamente su estatus, se alineó con la gente desempleada y sub-empleada. Y así la horizontalidad se extendió a través de las líneas de clase.

El rechazo emergente de las viejas formas políticas tomó conocimiento público en los ‘90s, cuando el movimiento de los trabajadores desempleados y otros movimientos populares comenzaron a organizarse contra los gobiernos locales y las corporaciones. Generalmente lideradas por mujeres desempleadas, tomaron las calles por miles, bloqueando las principales arterias de transporte para demandar al gobierno subsidios para las personas desempleadas. En un decisivo rompimiento con el pasado, esta organización no fue liderada ni administrada por líderes electos, ni por ningún líder en absoluto. En cambio, la gente en las calles decidía día a día y momento a momento qué hacer a continuación.

Durante los bloqueos, la gente utilizó formas directas de toma de decisiones, y comenzó a crear nuevas relaciones sociales. La gente y el movimiento reciben ambos el nombre informal de “piqueteros”, un término tomado de “piquete”, la táctica de bloqueo de rutas. A diferencia de formas previas de organización, donde siempre había un vocero del grupo (la mayoría de las veces sin su consentimiento), en estos piquetes tempranos la gente decidió que negociarían en el bloqueo mismo. Hay algunos casos de funcionarios del gobierno que viajaron en helicóptero hasta la ruta para negociar directamente con la asamblea en el bloqueo.

Rebelión y Asambleas

El momento definitivo para la segunda ola de cambios ocurrió en la rebelión popular del 19 y el 20 de diciembre de 2001, a menudo llamados “el 19 y el 20”. Millones de personas tomaron espontáneamente las calles a lo largo de Argentina, y sin líderes ni jerarquías obligaron al gobierno a renunciar, y entonces, a través de continuas movilizaciones, procedieron a expulsar cuatro gobiernos más, en menos de dos semanas. El incidente que precipitó esto fue el congelamiento por parte del gobierno de las cuentas bancarias de la gente.

Estos manifestantes no estaban demandando algo nuevo, sino que lo estaban creando. En estos días, muchos se refieren a este momento como una ruptura con el pasado, un rompimiento del miedo y el silencio profundamente instalados que constituían un legado de la dictadura más brutal en la historia de Argentina, en la cual “desaparecieron” 30.000 personas, a menudo torturadas de las formas más horribles.

La rebelión popular de 2001, estuvo compuesta por trabajadores y desempleados, la clase media, y quienes recientemente habían perdido su estatus de clase media. Fue una rebelión sin liderazgo, ya sea por partidos establecidos o por una elite emergente, un hecho que formó parte de la fundación de la horizontalidad y otras formas nuevas de organización. Precipitó el nacimiento de cientos de asambleas barriales que involucraron a muchas decenas de miles de participantes activos.

La gente en las asambleas barriales primero intentó descubrir nuevas formas de apoyarse uno al otro para satisfacer sus necesidades básicas. A menudo explican la organización de las primeras asambleas como un reencuentro, un hallarse unos a otros. La gente estaba en las calles, comenzaron a charlar entre sí, vieron la necesidad de juntarse y así lo hicieron, de esquina en esquina, de parque en parque. En muchos casos alguien escribía en una pared o en la calle, “Vecinos, reunión el martes a las 9 p.m.”, y una asamblea comenzaba.

Nuevos Grupos Reemplazan a las Asambleas

Los años posteriores a la rebelión han sido testigos de una disminución significativa en las asambleas barriales. Muchos miembros tempranos predijeron una declinación eventual de la participación y aún así sintieron que no sería una pérdida significativa. Explicaban que algo había cambiado en ellos como personas, y en cómo se relacionaban uno con el otro. Estos cambios no se podían deshacer, aún cuando la estructura de la organización cambiara.

Las asambleas que permanecen trabajan en una variedad de proyectos, ayudando a facilitar redes de trueque, creando cocinas populares, cultivando jardines orgánicos, y a veces incluso apropiándose de edificios—incluyendo las tomas altamente simbólicas de bancos abandonados, que transforman en centros comunitarios. Estos espacios ocupados alojan muchas cosas, incluyendo cocinas, pequeñas imprentas y áreas de cuidados diurnos. Pueden ofrecer ayuda extra-escolar para niñas y niños, acceso a Internet y uso gratuito de computadoras—incluso uno de ellos tiene un pequeño cine.

Un número de nuevos grupos han emergido, incluyendo grupos de ayuda a prisioneros políticos, organizaciones anti-represión, colectivos de artesanos callejeros, y grupos de estudiantes de secundaria. Todos estos comenzaron con el consenso básico de que se organizarían basados en la horizontalidad y la autonomía. Como los grupos anteriores, estas nuevas formaciones rechazaron absolutamente a los partidos políticos y a la organización jerárquica. La experiencia de las asambleas barriales continúa como una parte viviente de una continuidad global.

Las Relaciones Entre los Movimientos

Así como la rebelión popular encendió el crecimiento de las asambleas barriales, también inspiró a los movimientos de trabajadores desempleados. Una red creció entre éstos en diversos movimientos autónomos, una red que atravesó a las líneas de clases y a la identificación con la clase.

En la rebelión de 2001, la clase media consideraba el uso de los bloqueos de ruta por parte de los piqueteros como una molestia, en el mejor de los casos. Había un consenso general de que la gente desempleada fue las culpable por su propia condición económica y social, y que los métodos drásticos estaban justificados al reprimirla. Luego de la rebelión, se organizaron acciones conjuntas con grupos de clase media, incluyendo bloqueos de puentes y rutas. Las mismas personas de clase media que habían odiado a los piquetes por interrumpir su vida diaria, ahora estaban apoyando a los bloqueos como una acción necesaria para restablecer la viabilidad económica. Al mismo tiempo, muchos piqueteros que en el pasado habían visto a la clase media como parcialmente responsable por la difícil situación económica, estaban organizándose codo a codo con ella.

Espacios de Trabajo Recuperados

La docena, aproximadamente, de fábricas ocupadas que existían al comienzo de la rebelión de 2001 crecieron en sólo dos años hasta incluir cientos de lugares de trabajo, tomados y administrados por trabajadoras y trabajadores, sin jefes ni jerarquías. Casi cada lugar de trabajo se ve a sí misma como parte integral de la comunidad, y la comunidad los ve de la misma forma. Como dicen los trabajadores de Zanón, una fábrica de cerámicos, “Zanón es de la gente”.

Los sitios de trabajo van desde imprentas y metaleras a clínicas médicas, de fábricas de galletas, zapatos y globos, a un hotel cuatro estrellas y un diario. Los participantes en los sitios de trabajos recuperados dicen que lo que están haciendo no es muy complicado, más allá de los desafíos, citando el eslogan “Ocupar, Resistir, y Producir”. La mayoría de la gente involucrada en los movimientos de recuperación utiliza la palabra autogestión para describir lo que están creando, y cómo.

Este movimiento continúa creciendo y obteniendo ayuda en toda la Argentina, más allá de las amenazas de desalojo. Hasta ahora, cada amenaza se ha encontrado con una movilización del vecindario y de varios colectivos y asambleas para hacer fracasar los esfuerzos del gobierno. En el ejemplo de Chilavert, una imprenta, los miembros del centro de jubilados del otro lado de la calle, salieron y no sólo defendieron a la fábrica de la policía, sino que también insistieron en permanecer en la línea frontal de defensa. Las recuperaciones son inmensamente populares, y muchos por fuera de los movimientos los explican sencillamente, diciendo que falta trabajo, y que esta gente quiere trabajar.

Luego de un tiempo, los sitios de trabajo recuperados han comenzado a unirse entre sí, creando relaciones de trueque para sus productos, y lazos colectivos con el ámbito mundial de trabajo. Por ejemplo, una clínica médica proveerá servicios a las miembras y miembros de una imprenta como intercambio por los servicios de impresión de su material. Esto también ha sucedido en un nivel global.

Nuevos Movimientos Internacionales

Aunque movimientos de crecimiento tan rápido, diversidad y popularidad no carecen de precedentes, la mayor innovación en Argentina podría ser que grupos dispares están creando redes globales de intercambio y comunicación. Los movimientos de Argentina han hecho conexiones significativas con el MST (Movimiento de los Sin-Tierra) en Brasil, intercambiando experiencias y estrategias para las tomas de tierra, formas de medicina tradicional, y herramientas de práctica democrática.

Los Zapatistas se han involucrado regularmente en estos intercambios. Desde la rebelión de 2001, cierto número de personas de movimientos de trabajadores desempleados han sido invitados por los Zapatistas para pasar algún tiempo en las unidades autónomas de Chiapas, intercambiando ideas y experiencias. A pesar de los recursos limitados, el diálogo entre los diversos movimientos ha sido prolongado y variado.

Durante los últimos tres años en Buenos Aires, los movimientos autónomos han organizado un encuentro anual llamado Enero Autónomo. Los grupos vienen de toda Latinoamérica, incluyendo a Mujeres Creando de Bolivia, y grupos autónomos de Brasil. Los participantes también incluyen a varios colectivos y organizaciones comunitarias de Europa y los Estados Unidos. Este proceso de conexión ha ganado energía durante los últimos años, y todo indica que este crecimiento se está acelerando.

La horizontalidad y la democracia directa son modelos importantes para la creación de una nueva sociedad, un fundamento para el cual se construyen espacios de amor y de confianza. Desde este espacio de confianza y amor, utilizando las herramientas de la horizontalidad, una nueva persona—que es la protagonista de su propia vida—comienza a tomar forma. Esto no es por azar, es un proceso consciente de creación social. Las mujeres en particular han creado nuevos roles para sí mismas. Basado en este nuevo protagonista individual, aparece un nuevo protagonismo colectivo, el cual cambia el sentido de lo individual, y luego el sentido de lo colectivo. Desde esta relación surge la necesidad de nuevas formas de hablar, un nuevo lenguaje.

Las ideas y las relaciones no pueden ocurrir en un vacío. Toman su lugar en lugares reales, en “territorios” liberados de las estructuras jerárquicas, e involucran a gente real. Estos territorios son laboratorios de creación social. Los nuevos movimientos en Argentina son ejemplos de estos laboratorios.

Marina Sitrin es escritora, maestra, estudiante, soñadora, y auto-descripta militante, que ha participado en numerosos movimientos visionarios anti-capitalistas. Está trabajando en un nuevo libro, Democracias Insurgentes: Nuevos Poderes de Latinoamérica (Citylights Press, 2007). Este artículo se basa en Introducción al Horizontalismo: Voces de Poder Popular en Argentina (AK Press, 2006), una colección de narraciones en primera persona de las personas que han vivido y creado los eventos narrados aquí. Horizontalismo fue primero publicado en español por Chilavert, una imprenta recuperada en Argentina.

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Epígrafe

Las agrupaciones políticas y las autoridades ejecutivas son incapaces de entender las implicaciones que tienen estos asuntos. A pesar de que recientemente han iniciado un reconocimiento parcial de los peligros más obvios que amenazan al ambiente natural de nuestras sociedades, parecen estar satisfechos con plantearse la contaminación industrial desde un punto de vista tecnocrático. Sin embargo, lo cierto es que solo un planteamiento que pueda enlazar lo ético con lo político -lo que yo llamo ecosofía- y que empate los tres registros ecológicos (el ambiente natural, las relaciones sociales, y la subjetividad humana) sería capaz de arrojar luz sobre estas cuestiones. […] Lo que está en juego es la manera en que vivimos en este planeta.

Félix Guattari (The Three Ecologies)

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