El Senado tiene ante su consideración un proyecto que busca establecer como un delito usar Internet en contra del Estado o los ciudadanos. Entre otras restricciones, impone seis meses de cárcel o una multa de hasta $5,000 por obtener o divulgar información que se obtenga por medios electrónicos y que el Gobierno considere “confidencial y privilegiada”.
http://vocero.com/noticia-33909-medida_penaliza_uso_de_internet.html
Bonito pasito de la danza fascista. Que lo hagan, y a ver dónde andan los defensores de los derechos y las libertades civiles en la isla. Esto va en contra de la misma constitución que tanto defienden, la federal y su Carta de Derechos. Claro que todo eso no importa para ellos, pues los federales hace rato andan reorganizando lo jurídico y lo judicial a favor de la fascistización que sigue en curso, ampliando y consolidando la vigilancia y el castigo, pero siguen las resistencias de parte de muchas agrupaciones y organizaciones.
La lógica de tal medida es desmantelar la libre expresión en todas sus formas, incluida la prensa y cualquier otro tipo de publicación, pero también apunta al uso individual y “privado”. Es lo absoluto y absolutista sin pretensiones de montar fachada que disimule esa voluntad de poder total. Se prohíbe la oposición a menos que no sea algo muy encuadrado como lo de las “zonas de libre expresión” formalizadas por Bush. Es la lógica de la “seguridad nacional” en su límite más transparente.
Es la “libre expresión” enjaulada y vigilada por el aparato policíaco militarizado. La defensa en contra de esa tendencia del delirio autoritario que persiste y se hincha (tendencia que se fortalece especialmente a partir del 11S) no puede quedar solamente en manos de las instituciones establecidas y aceptadas, aunque juegan su papel. Tiene que llegar desde abajo, desde el punto de partida de la otra tendencia, por frágil que sea, la de la democracia radical, amplia, directa y desde abajo. En el ambiente actual de la isla, no me sorprendería que tal medida se apruebe, y no solo de parte de los senadores y los apoderados. Hay mucha clientela disponible.Ya veremos.
La ambigüedad y amplitud de tal formulación (“en contra del Estado o los ciudadanos”) va más allá de todo peligro de fascistización planteado hasta ahora descaradamente desde arriba, pero de eso se trata, pues eso es la normalización absoluta de las excepciones. Es la lógica dura del Patriot Act. El problema es que si se logra instaurar algo como eso, ya las luchas son otras, y lo Estatal se pone más espeso e impermeable. Lo único en contra de tal eventualidad que ya está en proceso, que no es virtual sino muy real, es la voluntad contraria de democracia radical que apenas late. Ya veremos, dijo el ciego … Cosas veredes que no crederes …